Leo con asombro y tristeza que un grupo de ultras ha intentado agredir a Santiago Carrillo y a otros participantes de un acto que se estaba celebrando en la Librería Crisol de la calle Juan Bravo de Madrid.
Leo, también con agrado, en medio de este ataque a la libertad de expresión, la condena unánime de los dos partidos mayoritarios a la que también se une la de Izquierda Unida.
Aplaudo y me uno a la rápida respuesta de los libreros españoles a través de CEGAL y hago mías las palabras de Paco Puche: El librero deberá ser un agitador social con su presencia activa y beligerante en el entorno urbano y social circundante, a través siempre de la cultura, y por medios relativos al libro. (Francisco Puche; Un librero en apuros. Memorias de afanes y quebrantos; Genal; pag. 45-46)