En el blog de José Luis Orihuela leo una interesante reflexión de Juan José García Noblejas sobre la existencia en una librería de una sección de «libros lentos».
Idea base que podría tener algunas variantes interesantes como, por ejemplo:
– Reflejar y recoger aquellas apuestas que la librería hace y que por lo tanto no devolverá, aunque no tenga en inicio un alto índice de ventas. Esta sería la apuesta por la permanencia.
– Reflejar y recoger aquellos libros que además del criterio anterior suponen la necesidad de dedicarle un «tiempo lento» para la lectura. Que requieren una «atención exclusiva» o concentrada. Esta sería la apuesta por el tiempo intenso.
– Reflejar y recoger aquellos libros que como muy bien definió Raquel y la gente de A Mano permiten varias miradas o lecturas en función, entre otras cosas, del punto de vista definidio por la edad o la situación vital del lector. Esta sería la apuesta por el tiempo extenso y diverso.
– Reflejar y recoger aquellos libros que reflexionan sobre el sentido del tiempo, la vida y la velocidad. Esta sería la puesta del tiempo reflexivo.
Cómo me gustan estas reflexiones tan pausadas y tan próximas. Recordar, recuperar, volver, deberían ser siempre disciplinas del vivir.