Releía en el número 37 de If de Octubre de 2005 la reflexión que de nuevo traía a la palestra Alfons sobre la «Infoxicación». En la misma, entre otras cosas, afirmaba que:
La cantidad de tiempo que podemos dedicar es cada vez menor, porque debemos repartir la cantidad finita de tiempo del que disponemos a más elementos de información. Nuestra atención es “el” recurso escaso..Hay que diseñar instrumentos para reducir el ruido informacional y aumentar la productividad del tiempo de atención del que disponemos. (Alfons Cornella; Infoxicación en If 37 Octubre 2005)
Después de leerlo, me paré un momento y escribí cuál es mi remedio casero para intentar, que no conseguir siempre, que esto no me ocurra.
Este es el resultado
Vivo, en gran parte de la información, la gestión de la misma y la posibilidad de generar conocimiento innovador en el sentido de que pueda ser útil, usable y operativo.
Por lo tanto debo incluir en mi propio ritmo de trabajo un tiempo diario para la gestión de la misma que abarca más de la mitad de mi jornada para poder aplicar así los principios de que no hay mejor práctica que una buena teoría y el de predicar con el ejemplo.
Qué medios utilizo para no sentirme desbordado o cómo y en qué distribuyo mi tiempo. Ahí van algunas ideas:
– Leer y contestar sólo dos veces el correo al día, al inicio de la jornada y a media tarde. Las personas con las que trabajo y me conocen, si hay algo urgente, ya saben cómo localizarme (messenger, móvil….)
– Seguimiento de blogs. Me he establecido un tope de 50 de los cuales recibo las actualizaciones a las cuales doy un vistazo al inicio de mañana y al final del día, guardando aquello que me parece más interesante para una lectura más tranquila y/o una posible explotación posterior.
– Seguimiento de secciones específicas (cultura, economía, opinión…)de unos 10 periódicos que recibo, en todos los casos menos en dos, vía suscripción correo electrónico. Lo que me interese recibe el mismo tratamiento que los blogs
– Seguimiento diario de 8 webs con el mismo tratamiento.
– Semanalmente, seguimiento de 4 suplementos culturales y de 6 webs más que voy revisando ordenadamente, más menos, entre un conjunto de seleccionadas.
– Escritura y blog una hora. Momento de repasar, escribir, pasar a esquemas parte de la información guardada. Así como más menos señala Enrique Dans, en función de unos centros de interés, seleccionados, las noticias, los artículos, los libros, correos de otras personas, charlas esporádicas, entradas de blogs se convierten en posibles fuentes de generación inicial de información y conocimiento que pueden tener otro valor en el momento en que son contextualizadas o cruzadas con otras.
– Dos horas de lectura específica de artículos largos o libros divididas más menos en tres tiempos de duración distinta: pasar parte de las lecturas a mi fichero maestro, lectura de algún artículo o parte del mismo y lectura de libros, alternando, normalmente, entre ensayo y ficción, entendidas ambas en sentido amplio y casi como un juego.
– Como el tiempo es el que es y mientras no pueda ser más que, quizás, tampoco sería bueno, esta es mi distribución y el “tope” de fuentes que de una manera más menos lógica puedo llegara controlar y seguir.
Detrás de esta operativa hay, por supuesto, algo más importante por detrás que en este caso ha sido la realización previa de un S.I.E. (Sistema de información empresarial)