La ley del cine se ha aplazado. Parece que el mundo del cine quiere hacer las cosas con más tiempo y tranquilidad que el que se ha tomado el mundo del libro.
La lectura lenta viene con prisas legales. Las rápida imágenes piden sosiego. A los del libro parece no desagradarles la ley. Eso dicen en público. Los del cine dicen en público, con claridad, que no les gusta nada.
¿No se debería hacer primero una ley marco de las industrias culturales?