36 horas…. o lo que nos dure.
¡ESTAMOS DE BODA!
36 horas…. o lo que nos dure.
¡ESTAMOS DE BODA!
Tercera parte de consejos que los amigos de «El Libro y su mundo » nos han facilitado. Aquí y aquí los anteriores.
Interesante también en los mismos el «toque norteamericano» y la adecuación a los estilos y modos de vida de aquel país.
Llega uno cansado y feliz de día y medio de trabajo a caballo entre Hendaya e Irún, cerrando planes editoriales, repensando líneas a futuro, compartiendo charla y palabra apurando, en todos los aspectos, hasta la última gota y, después de dos días interesantes y con buen sabor de boca y con pocas horas de sueño que ya recuperaremos uno se encuentra con este correo para terminar redondo que, espero Juliana me perdone que haga público.
Los editores de libros que también son editores de prensa, de revistas y que sirven en muchas ocasiones a canales de comercialización distintos deberían tomar ejemplo de esta nueva, en apariencia, propuesta de trabajo que va a llevar adelante Planeta Agostini y que el quiosquero nos cuenta.
La verdad es que, casi, parece increíble. ¿No se atrevería alguien a hacer algo semejante con las novedades de los libros?
Se sigue teniendo una visión relativamente romántica del librero incluso entre personas que parecen conocer el sector.
Quizás sería bueno que además de las loas y las fantasías las personas que escriben, con cariño que no me cabe duda, sobre la figura del librero también dijeran, por ejemplo, el tiempo que supone el estar abriendo y cerrando cajas que no van a ningún sitio, la dificultad que todavía existe para disponer de una información a medida de las novedades de los temas que interesen a una librería, el poco interés de muchos editores por facilitar este tipo de tareas y exigir la presencia automática de sus novedades en los puntos de venta, la dificultad para saber en muchos casos con exactitud el estado y situación de un libro pedido.
Todo ello forma parte del perfil del «librero detective» que suele dejar poco tiempo para el «librero gastronómico» que prueba y degusta para después recomendar.
Creo que a Javier Rioyo le gusta más la dimensión gastronómica que detectivesca , pero la primera no existe sin la segunda.
En cualquiera de los dos casos la dimensión formativa es imprescindible, tanto la del gusto como la de las perspicacia.
Actualización: Ecos venezolanos
Ya me adelantaba César lo que hoy viene publicado en El Correo que resulta mejor en la versión papel que en la digital al incluir en la primera un gráfico llamativo que la digital no recoge.
Aunque el propio artículo lleva por título «Y aún dicen que la cultura es cara» en el cuerpo del mismo se afirma por dos veces que así es. Ya hemos mantenido aquí en más de una ocasión que todo dependen del «valor» y sí que parece dejarse entrever que se la considera más barata que los precios del ocio y el consumo.
El artículo deja interrogantes abiertos de interés que no siempre el género periodístico ni el espacio del que se dispone pueden cerrar y que resumiría en dos que tampoco pretendo cerrar, ojalá le dé a César por seguir la serie.
El primero sería si, en el fondo, estamos comparando realidades de las mismas dimensiones. Dicho de otra manera: ¿los gastos en consumo, ocio y cultura pretenden satisfacer la misma parcela vital, las mismas necesidades?
El segundo es que comparamos mediaciones de la cultura, del ocio y del consumo con un precio y a las mismas les damos una única valoración, necesario a veces por el afán clarificador pero que, también puede llevar a simplificar, aunque César con inteligencia no lo pone fácil en los ejemplos que pone, pero creo que un libro, por ejemplo de la Antidieta quizás esté más cerca del ocio y consumo, aunque el soporte se considere como perteneciente a la industria cultural que un campamento de verano en el que se pueda vivir una experiencia intercultural o de conocimiento de otra realidad.
Para uno, siempre tiene más valor hablar de estos temas que del último modelo de…..
Ese “¡ya hemos comprendido el mensaje!” que las burocracias de los partidos lanzan cuando los ciudadanos se han manifestado, suele ser, y lo ha sido esta vez, la fórmula hueca que oculta el cinismo de quienes no quieren moverse de sus posiciones. (José Ramón Recalde; Fe de vida ; Tusquets, pag. 342)
Recojo este ejemplo como podría haber seleccionado algún otro. Entiéndase, por lo tanto como señal de una crítica que puede ser generalizada a muchos otros medios de comunicación que a veces en los artículos que reproducen confunden editores con libreros .
El titular que leemos, en este caso, demuestra un doble desconocimiento y un sesgo que llaman la atención por el nivel de desinformación o de formación necesaria, en este caso, para abordar una noticia. Muestra:
– Un desconocimiento del cambio legal: la ley no obliga vender los libros al precio que marca la editorial. Si, además el precio es libre ¿cómo se va a marcar un precio?
– Da por supuesto que siempre que haya un descuento el libro será más barato sin ser consciente que el descuento hace referencia a un precio, pero no tiene ningún valor si hacemos comparación de precios. Un 25% de descuento de mil siempre nos dará un producto más caro que uno que cuesta, sin descuento 600 euros.
– El titular deja entrever que los únicos que podían hacer descuento eran los «híper». ¿Es desconocimiento o interés?
Es curioso que se produzca un nivel de desinformación importante teniendo en cuenta que, en muchos casos, los medios periodísticos tienen también intereses en el sector editorial. ¿No funcionará bien la información dentro de los grupos?
Está bien que en la blogosfera se generen cadenas de reflexión y pensamiento. Me llega a mí desde Mak y con todo lo injusto que es seleccionar y no volviendo a poner en el post alguno de los que Mak ha escogido, hoy, me quedaría con los siguientes:
– El blog del futuro del libro de José Antonio Millán del que siempre aprendo nuevas visiones, planteamientos y sugerencias sobre este sector que compartimos.
– Un trío que vale por uno y que desde lenguas distintas, gallego y catalán, ofrecen visiones de valor, también sobre el sector y sobre la vida: Brétemas de Manolo Bragado, Tirant al Cap de Joan Carles Girbés y El Llibreter de….. un buen librero.
– Un periodista que se ha iniciado no hace mucho de aprendiz de blogero. Me encanta sobre todo cuando aborda la cotidianeidad, Juan Cruz en Mira que te lo tengo dicho.
– No suele postear más de una vez a la semana. Tuve el honor de conocerle gracias a un buen amigo común. Como ya he dicho en alguna ocasión que blog y vida van muy juntos para mí, éste quizás sería el mejor reflejo: Albert Figueras.
– In Memorian el blog de Pedro de Miguel Letras enredadas un ejemplo de fina ironía en la brevedad.
¿Puede una obra y su forma de lanzamiento cambiar el mundo editorial?
Según Vázquez-Figueroa parece que sí.
Sueno un poco a pretencioso y a cierta autopropaganda .
No todo entra sólo por los ojos o por el bolsillo. El olfato también juega
Ya escribimos y recogimos por aquí cómo en Japón el envío de una novela por móvil parecía haber aumentado las ventas.
Parece que en China ocurre algo parecido.
Uno ya no sabe si tendrá que ver con lo cultural, con lo étnico o con lo visual.
Sí está claro, en cualquier caso, que estas afirmaciones no parecen generalizables en la medida que el fenómeno se da en relación a determinados ámbitos poblacionales y determinados géneros literarios, pero aún con todo eso supone una tendencia que probablemente guarde también relación con el aumento de lectura en pantalla.
Está claro que esta afirmación que hicimos en su momento se debe matizar, aunque mantenemos lo de los oculistas.
Parece que en España las administraciones públicas no se gastan excesivos dineros
en las ayudas a las familias con la vuelta al cole. Habitualmente,
estos datos son de parte, es decir, interesados en cierta medida y se
supone que habría que compararlos y contextualizarlos en función de
otros gastos e inversiones del estado y de los propios costos de la
vuelta al cole.
Quizás los periódicos puedan suponer una ayudita a esta vuelta al cole como, por ejemplo, ocurre en Portugal.
¡Fíjense en el lema: ¡Regresar a las aulas no cuesta nada!
¡Atractivo! ¿No?
Se
podría empezar con el material de papelería y luego, por qué no, seguir
con los libros de texto. Por ejemplo, el País podría repartir los de
Santillana, La Razón los de las editoriales religiosas y Vocento los
específicos de las distintas Comunidades. Es sólo un ejemplo para
ilustrar no vayan a ser que los medios que no aparezcan se sientan
discriminados. Aquí sí que el soporte papel supondría una cierta
ventaja sobre el soporte digital. ¿No les parece?
Sonriamos un poco con humor proveniente de Inglaterra en un día de fiestas en Bilbao calado calado por las aguas que cuando caen en estas fechas siempre traen el recuerdo de las inundaciones de 1983 que se produjeron por estas fechas.
La nueva ley de la lectura, del libro y de las bibliotecas metía prisas en relación al Depósito Legal y así en su disposición adicional primera de cía que: El depósito legal tiene por misión fundamental la preservación de la cultura, haciendo posible que cualquier persona pueda acceder al patrimonio cultural, intelectual y bibliográfico, así como coadyuvar a la protección de los derechos de autor en el ámbito de la propiedad intelectual. La observancia de la obligación de constituir el depósito legal es una condición imprescindible para garantizar el derecho de acceso a la información de todos los ciudadanos, y deberá realizarse en los términos establecidos en la normativa que resulte de aplicación; por lo que el Gobierno, en el plazo máximo de un año, remitirá un proyecto de ley para adaptar la normativa vigente a la realidad del Estado de las Autonomías, a la aparición de nuevos soportes y a los cambios producidos en el sector editorial.
Las declaraciones de la directora de la Biblioteca Nacional sobre la nueva normativa y la dificultad de aplicarla siguen dejando en cualquier caso un elemento en el aire el concepto de soporte.
Pensamos que aquí es utilizado según la acepción 4 del diccionario de la RAE que dice: Material en cuya superficie se registra información, como el papel, la cinta de
vídeo o el disco compacto. Nada se dice aquí de los discos duros y parece más bien querer decirse que el soporte permite movilidad y reproducción.
Pero qué ocurrirá cuando no hay muchos soportes sino sólo uno y lo que en cambio sí hay son muchas miradas sobre una información que descansa en un único soporte.
En ADN podéis leer algunas de las cosas que se me ocurrieron recuén vuelto de vacaciones.
En cualquier caso, vuelve a ser una muestra más de las prisas y del escaso rigor y coherencia del texto legal.
Siguen los movimientos de compra dentro de la lengua. Ahora Televisa compra Atlántida . Ya son los grupos de comunicación quienes van comprando algunas editoriales y no al revés.
En breve parece que en España aparecerá un nuevo periódico , barato barato,y dicen que a la «izquierda» de El País que surge, también de la imagen y no del papel.
¿Saldrá antes de las elecciones?
He leído con sumo interés el libro de Manuel Pimentel . Me ha parecido sugerente en unas ocasiones, práctico e incluso muy práctico en otras, poco riguoso en sus citas en unas terceras como es por ejemplo la información que recoge en el apartado sobre librerías sin hacer ninguna referencia a las fuentes de información.
Y me ha parecido demasiado «pegado al papel» y poco atrevido en la reflexión y propuestas ante los nuevos soportes y formatos.
Algo quizás básico que no se acaba de apuntar claramente: ¿qué inversión inicial es necesaria para aguantar un cierto tirón en función del modelo y tamaño editorial que se quiera llegar a tener?
Con todo interesante por atreverse a ir un poco más allá de la mera reflexión del papel cultural del editor.
Quedan un par de interrogantes: ¿no encontró una editorial fuera de su grupo para la publicación del libro o habrá una apuesta estratégica de empezar una serie de «libros sobre libros» al estilo de Fondo de Cultura? El segundo, ¿el esfuerzo mediático de presencia se corresponde con el lanzamiento del libro o con un posicionamiento de marca?