Cuando se habla de fomento de la lectura se suele omitir en ocasiones los posibles intereses particulares convirtiendo de esamanera una propuesta empresarial particular que puede ser loable en un cierto canto al ‘bien general’.
Así nos hemos encontrado recientemente con el siguiente titular: Planeta lanza una red social de profesores para el fomento de la lectura entre los alumnos.
Quizás hubiera sido más excanto un titular que dijera: Planeta lanza una red social de profesores para fomentar la compra y lectura de sus libros entre los alumnos.
Lo de Planeta no es nada más que un ejemplo de cómo los editores tienen a cubrir con halo de bondad lectora estrategias comerciales que en este caso además quizás sea un nuevo intento de entrar en el mercado escolar durante mucho tiempo vedado al primer grupo editorial español.
Y ya hablando de redes sociales. ¿No sería mejor crear una red social entre iguales? Es decir: una red de profesores para que ellos mismos se animen a leer y otra de alumnos para que lo hagan entre ellos.
Al menos a estos concedámosles que van con la marca por delante porque en otras redes, como Quelibroleo o Librofilia, de pronto aparece Casadellibro como a hurtadillas por todos los rincones.
Y contentos, porque el entusiasmo sin dinero es como fuegos artificiales, ilusionan y divierten pero no calientan.
Por cierto, de pronto se me ocurre que también es una excelente oportunidad para que los profesores enseñen a los alumnos a moverse en el mercado del libro: a buscar, a comparar ediciones, a patear ferias, a distinguir entre contenido y continente, a fatigar bibliotecas…
Luis: concedamos, concedamos. Es curioso de todas maneras que en el ejemplo que pones de ‘a hurtadillas’ sea también una empresa del grupo Planeta la que aparece
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