Seguimos desinflando la posibilidad de librería evolucionada a imprenta

Marc sabe mucho más que yo sobre el tema de las maquinitas que imprimen a ‘medida’. También sabe más sobre sitios donde merece la pena ‘dejarse caer para disfrutar del tiempo sosegado

De hecho estuvo en la última Feria de Londres y la foto que incluí en la entrada anterior de librerías-imprenta es suya.

Como ha trabajado en el terreno directamente. Creo que sus comentarios a vuela pluma casi casi tal cual me han llegado merecen la pena para ‘soñar’ un poquito menos.

Ahí van:

Además, hay un elemento que hay que tener en cuenta en todo esto, y es el del ajuste entre oferta y demanda.

Supongamos que yo voy a la librería y me dicen que me pueden imprimir el libro en la máquina, pero que tengo que esperar 4 horas porque aquel día se despertaron todos los estudiantes y todos esperan imprimir su libro. Como la máquina va al ritmo al que va, hay cola: mayor demanda que oferta. Yo no pienso esperarme 4 horas, puedo volver mañana, pero entonces se rompe la lógica de esta máquina que es la instantaneidad. Entonces sí que tiene más lógica que esté en el distribuidor (en la biblioteca me parece la opción más lógica). En todo caso, no de cara a público, porque precisamente la idea de la programación en producción es que esos desajustes entre oferta y demanda se vayan reconfigurando y amortiguando con una buena programación, cosa que no puedes hacer estando de cara al público.

La otra es que no haya demanda, entonces es peor porque todos los costes fijos siguen sumando y la máquina no produce.

Lo habitual es que continuamente tengan picos de demanda en forma de montaña rusa, pero no me suena del todo bien que en una librería (aunque la máquina fuera muy silenciosa) se dediquen a hacer programación dinámica para atender una demanda incontrolable y «bamboleante».

Elucubrando (porque muchos no son seguros) algunos números acerca de la EBM.

Si hace un máximo de 12 libros por hora, son un total de 96 libros por jornada laboral estándar. SIN PARADAS (que las habrá). A eso se le llama a la velocidad «en vacío» de la máquina, es decir, la capacidad mecánica: la respuesta al «a cuánto va la máquina?». Pero en el mundo real, los inconvenientes (ajustes, atascos, paradas técnicas, cargas de materia prima -cola, papel, tóner, cambio de cuchillas para afilar-etc.) arrastran esa capacidad en vacío hacia abajo. Por mucha previsión que tengas siempre aparecen esos inconvenientes en el camino. En POD se suele contar un 60% de la capacidad en vacío como realmente productiva, mientras que ese 40% es para todo lo demás. Yo vi en la Feria de Londres que se les atascaban bastante las hojas de interior en la bandeja de recepción. Eso también significa que el técnico estaba todo el rato pendiente de evitar esos atascos, con lo cual agregas otro tema de coste, y es el de la persona que debe estar pendiente todo el rato. Pero de eso hablamos luego. Total: el 60% de 96 libros (redondeamos a 100) sería 60 unidades diarias.

Contando que cada libro lo vendiéramos a un promedio de 20 € (tirando hacia arriba), estaríamos facturando diariamente 1.200 €, en un mes, con jornadas de 8 horas a 25 días serían unos 30.000 € como máximo. Pero hay que empezar a restar gastos asociados: materia prima (papel, cola, tinta o tóner), -tendrá coste de click como todas las máquinas digitales? DEBERÍA- cuchillas y otros. Estos son los asociados al proceso de fabricación, pero hay otros indirectos que habría que ver cómo se repercuten por máquina: que los archivos estén en condiciones y preparados para esta máquina y su proceso de preimpresión (la lógica de la producción es: «si entra basura, sale basura», así que para no restar todavía más en que la máquina imprima mal, todos los títulos (el millón que dicen, y más que en el futuro podría haber) deben estar estrictamente ajustados y perfectamente preparados para el proceso. Y eso no es baladí, porque no se puede dejar en las manos de la editorial. En teoría todo el mundo sabe hacer un PDF con un programa de maquetación común y tal, pero en la realidad los problemas existen, y sólo el que está en contacto con el proceso productivo puede estandarizar los documentos: fuentes que saltan, incompatibilidades de archivos y soportes, diagramas que se pierdes, rips que no entienden nada, colores que hay que convertir a tramas…), así nos damos cuenta que es necesaria una figura que haga esa función, que no sabemos si es la que estará pendiente de que las cosas se impriman bien (como si la máquina fuera independiente) o esto se hará desde una central (en NY o donde sea, de modo que la máquina sea como una terminal de una «red de máquinas» cortadas por el mismo patrón). Hay que ver y saber su modelo de negocio, del que no dicen nada, pero me cuadra más esta segunda opción, o algo parecido, al menos por ahora. De forma que hay un coste de revisión de archivo asociado a la máquina, eso seguro. Pero no tenemos ni idea de cual puede ser.

Hay otro elemento a tomar en cuenta, para mí es el más importante y el que menos definido tienen, y es el tema técnico: es muy dificultoso saber el coste del servicio técnico si se nos para la máquina (por eso decía antes si había coste por click, que normalmente lo incluye). Hay que tener en cuenta que máquina parada significa que esos 1.200 € diarios empiezan a bajar a una velocidad espasmódica (uno no lo sabe hasta que está metido en el ajo), y si la pieza está en EEUU, ni te cuento los días que puedes estar bloqueado. Esas cosas pasan, y al desconocer cuál es su concepto en este aspecto se debe tender siempre al peor escenario posible. La máquina parece ya que empieza a estar estandarizada, pero no deja de ser un beta, con lo que creo que todavía los costes de las paradas (más o menos frecuentes) serán elevados. Es el riesgo de subirse a un coche nuevo: la pintura todavía no está seca.

Dicen que la máquina cuesta 170.000 €, a mi me han hablado de otra cifra, más cercana a los 120.000 € y un poco más. Uno no puede pagar una máquina de estas a 10 años vista, primero porque no es un valor elevado (se entiende, comparativamente), y segundo porque son máquinas que se desfasan muy rápido tecnológicamente, así que un pago a crédito debe ir de la mano de una amortización máxima de 4 años (y estoy apuntando a algo que no creo, por largo). Esto no es un coche que uno paga y luego lo hace durar hasta que revienta: ésta máquina hay que pensarla más como un walkman, que se tira al llegar el discman, que se renueva al llegar el iPod y así. Si costara 160.000 €, se hablaría de unos 40.000 € al año. Eso es lo que habría que pagar/amortizar anualmente.

Luego imagino que habrá una parte en que se repercutan los costes indirectos: el espacio que ocupa, energía, luz, algo de almacenaje de materia prima, conexión internet, insumos varios… pongamos un 20% de los gastos -creo que puede se un poco más, pero tiremos por ahí-. Así que los números podrían ir (seguro que no nos acercamos mucho, pero es una idea tomando en cuenta cosas que están alrededor):

– Facturación mensual aproximada: 30.000 € (20 € libro x 60 al dia x25 dias: 1.500 libros/mes)

– Coste de materias primas: en esencia papel: hay que cubrirse, el desperdicio de la máquina es ENORME (usa hojas A4 para libros finales de 13×21 -MÁS DEL 50%!!-, y el papel es más caro yendo a distribuidor que al fabricante porque no puedes comprar «toneladas», luego habría cola, tóner y demás): yo pondría unos 5 € por libro de RM, ergo: 7.500 €/mes.

– RRHH: dicen que solo debe haber alguien más o menos pendiente de la máquina, que puede hacer otras cosas mientras ésta trabaja, pero viendo el nivel de atascos, preparación del siguiente libro, carga y descarga de material (y no cuento si debe preparar archivos!!), creo que debe haber 1 persona fija pendiente de la máquina. No me cuadra lo otro. Así que eso también lo debemos meter: y depende de lo «cabrón” que uno sea, pero si tenemos a alguien por 20.000 € brutos al año, que no es ningún sueldazo, pero podría tener lógica dado que hay que tocar algunos temas técnicos y por tanto debería estar algo cualificado, más el 25% en prestación social, estamos hablando que nos cuesta 25.000 € en salarios. Unos 2.000 € al mes.

– Pago/amortización: decíamos unos 40.000 € al año, más un 5% de interés, son unos 3.500 € al mes.

– Otros gastos asociados: si un 20% del precio del libro son esos gastos indirectos, nos da que 5 € son para eso: otros 7.500 € al mes.

Sumemos: 7.500 € + 2.000 € + 3.500€ + 7.500 € = ya estamos en más de 20.500 €. Para una facturación de 30.000 € tirando a lo alto. Las cifras empiezan a parecer menos espectaculares, según yo lo veo…

La propuesta de que sean los distribuidores los que amorticen suena más interesante…

Un comentario en “Seguimos desinflando la posibilidad de librería evolucionada a imprenta

  1. Concluyente, y lamentable porque la idea de tener una imprenta efectiva en la librería es extraordinariamente seductora. De hecho remite a los principios de la Galaxia Gutenberg en este final augurado pero no cumplido. Habría que pensarlo tal vez de ese modo, como una librería editorial, sobre todo si la «maquinita» es capaz de volcar diversos formatos, incluido revista. Ahí tendría sentido el «a medida», a la del librero editor, que podría expandir sus PDF, ya revisados y probados, por una red de librerías/distribuidoras/bibliotecas similares.
    Eso sí, los números son los números y, con todo, lo peor es lo del ruido.
    Aunque yo empecé como aprendiz en una librería llamada Librería Taller y el Taller consistía en una offset y una fotocopiadora (1977). Las teníamos en una habitación aparte donde no causaban molestia alguna y era uno de los lugares más frecuentados de la librería. Así que tampoco es para tanto.
    A mí una imprenta «portátil», por llamarla de algún modo, que tenga versatilidad y calidad editorial me parece un invento maravilloso.

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