Ayer acabé el día viendo y disfrutando la última película de Woody Allen ‘Si la cosa funciona‘ donde el azarjuega un papel clave en la vida de los personajes.
Ayer, día de Santa Cecilia patrona de la música pasé la mañana por azar acompañando a las Juventudes Musicales en la clausura del 30 Concurso permanente de Jóvenes Intérpretes.
Disfruté y me emocioné con la interpretación que hicieron Isabel Villanueva, viola y Fernando Arias, violonchelo de la obra de Emilio Mateu, en estreno absoluto, Ariel, espíritu del aire.
La obra empezaba con esas palabras de Shakespeare: Somos de la misma sustancia que los sueños.
Me trajeron a la memoria las palabras de Ernst Bloc sobre los sueños soñados despierto:
¡Con qué abundancia se soñó en todo tiempo, se soñó con una vida mejor que fuera posible! La vida de todos los hombres se halla cruzada por sueños soñados despierto, una parte de ellos es simplemente una fuga banal, también enervante, también presa para impostores, pero otra parte incita, no permite conformarse con lo malo existente, es decir, no permite la renuncia.
Esta otra parte tiene en su núcleo la esperanza y es transmisible.
Quizás uno de esos sueños de esperanza es lo que decía ayer Jorge Drexler en El País Semanal:
No hay nada más acertado para dar la vuelta al fundamentalismo que la música y los instrumentos.
Pingback: Leer. Fernando Pessoa. La frase | cambiando de tercio