Viblioteca

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No sé si el Foro de las industrias culturales y su encuentro alternativo me han causado un efecto de descoloque que ha afectado también al terreno lingüístico o si la duda ortográfica entre

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v y b procede de la realidad o de la cena que mantuvimos con una buena amiga.

En cualquier caso y para estar seguro de que no ha sido debido todo ello a efectos nocivos me retiro a descansar durante unos días.

Nos vemos a la vuelta.

Ginebreando

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Sin comerlo pero si bebiéndolo inauguramos por puro azar y casualidad la coctelería del reabierto Café Boulevard.

Para la segunda ronda pasamos todos a la aparente transparencia del Gin Tonic.

Nos conocíamos de antes por caminos diferentes. Fue un lujo de conversación y de ambiente convertidos, al mismo tiempo, en los imprevistos guardianes de la salida de emergencia.

Así que pasen 30 años…

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Es el tiempo que aproximadamente ha transcurrido desde que acabamos la carrera.

No habíamos estado los que estuvimos presentes juntos desde entonces.

No suelo ser o no era amigo de este tipo de re-encuentros, pero he de reconocer que fue un auténtico placer aunque arrastremos a estas horas el jet-lag de la noche vivida sumado al cambio de hora.

Intentaremos que se repita y gracias a Gloria e Isabel por hacer posible que nos re-encontremos.

Alegría

Robado a Neus Arqués, le pediré disculpas en persona en breve, y que comparto como ‘minifilosofía’ vital.

En mi vida hay tres retos importantes:
– identificar, entre el ruido, aquello que considero relevante,
– compartirlo y
– que lo dicho sea relevante para otros.

¿Adminitración clandestina?

Las personas que superéis cierta edad recordaréis, aunque todavía se pueden ver de vez en cuando, los pasquines y panfletos que regaban nuestras calles dejando en parte huérfanos algunos bosques.

La clandestinidad, historias del ‘abuelo cebolleta’, llevaba en ocasiones a lanzar o repartir de la manera más cuidadosa posible la información que se quería hacer circular en forma de hojas volanderas, carteles, panfletos varios y demás.

Con la llegada de lo digital y la posibilidad de que todo el mundo exprese sus ideas esas formas clandestinas parecen haber desaparecido, aunque quizás todavía algunos tienen ramalazos de otros tiempos.

Así, este fin de semana ha ido apareciendo cuidadosamente repartido un llamémosle ‘panfleto sin firma’.

No en papel barato, sino en couché. No en blanco y negro, sino a todo color.

Su espacio de acción parece centrarse en la comarca de Urdaibai.

No lleva firma aparente a la vista. Por lo menos, no en la portada.

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En sus interiores tampoco encontramos ninguna referencia clara del autor, autora o atores del mismo.

Sólo un perfecto bilingüismo y una loa a los parabienes de una infraestructura no sostenible en sus modelos presupuestarios presentados hasta la fecha.

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Parece que hasta ahora, ninguno de los estudios, de los 12 a los que se hace referencia, ha sido capaz de encontrar el equilibrio económico.

Sólo al final encontramos una referencia. Un correo electrónico. La capacidad de convertir lo digital en marca, en identificación encuentra en este ‘panfleto anónimo’ un exponente claro.

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Después de lo visto yo me conformaría con que el ‘monarca absolutista de Vizcaya’ nos dijera contra qué partida presupuestaria ha ido el ‘panfleto’ y cuánto nos ha salido a los ‘súbditos’ vizcainos.

El que se esconde es porque algo teme.

Actualización

Me he desayunado hoy con El Correo viendo una referencia explícita a una entrada reciente de este blog en la que reflexionaba en voz alta y personal (este blog sólo refleja las opiniones de un servidor más allá de la coyuntura profesional concreta que se da en cada momento y que permite por suerte no tener que estar obligado a decir amén amén a algunas ‘ruedas de molino’)sobre un ‘panfleto’ que ha visto recientemente la luz.

Soy capaz de creerme incluso que la Diputación no esté detrás de la iniciativa. En cualquier caso en la entrada referida yo no mencionaba explícitamente a la Diputación como institución.

Lo que ahora me llama la atención, siempre viene bien una segunda vuelta en las conversaciones y reflexiones, es el correo electrónico que figura al final del documentillo: guggenheimbilbao@bizkaia.net.

¿Supone ello que la ‘casa madre’ habrá permitido la utilización de la marca o volverán sus gestores a ‘marcar huevos’?

 

Zonas de sombra

Todos tenemos en nuestras vidas algunas zonas de sombra. No necesariamente son zonas vergonzosas; hasta es posible que sean las partes de nuestra historia uqe más nos enorullezcan, las que al cabo del tiempo nos hacen pensar que, a pesar de los pesares, se justificó nuestro paso por la tierra, pero que como forman parte de nuestra intimidad más íntima, no queremos compartirlas con nadie. También pueden ser zonas ocultas porque nos resultan vergonzosas, o al menos porque sabemos que la sociedad que nos rodea en este momento las rechazaría como odiosas o monstruosas o sucias, aunque para nosotros no lo sean. (Héctor Abad Faciolince; El olvido que seremos; Seix Barral; pag. 228)

Momentos

Porque, en definitiva, miras atrás y ¿qué queda? Momentos.

Aquella excitación sobrenatural, magnífica, de reconocer un alma gemela en otra persona, de abrirle delicadamente los pétalos a una amistad. Un amigo nuevo era un tesoro, un camino, un descubrimiento, una aventura compartida. ¿Lo sigue siendo? ¿Lo tenemos presente? Yo, sí.

Momentos. Excelente artículo de Maruja Torres ayer en El País semanal

La vida hay qe tomarla como viene….

Así empezaba, creo recordar, una canción de hace unos años.

No recuerdo cómo seguía, pero me vale este inicio que es el que me ha venido a la cabeza para re-situarme.

La vida, nuestra vida, que es al mismo tiempo la vida de nuestras relaciones, de los otros-tú que nos rodean se encuentra siempre en continua evolución relacional.

Al igual que una constelación donde todo se mueve en un ámbito relacional en nuestra vida cualquier cambio significativo en el otro-tú incide en la propia.

A veces es un simple roce que modifica puntualmente nuestra trayectoria. Otras supone un contacto más fuerte que nos resitúa en una nueva órbita de la que quizás no nos volvamos a mover o quién sabe.

No depende sólo de nosotros, sino también de la vida de los otros.

En ocasiones lo único que queda por hacer es mantenerse en posición de espera,

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aguardando noticias y sintiéndose cobijado por la constelación relacional en la que cada uno nos movemos.

Algo de ello hay en este momento vital, donde la salud de otra persona se resquebraja y todos paramos motores a la espera o resituamos el rumbo.

Estos procesos generan al mismo tiempo nuevas constelaciones, refuerzan a veces las existentes y resituán nuestro universo planetario, permitiéndonos releer de nuevo nuestra vida estelar y relacionar, retomando rumbos…

Sólo el ser humano es capaz de ayudar al ser humano e infundirle ánimos cuando está en apuros. Eso es lo que he aprendido –dijo con voz ronca y vehemente-. Y no en la facultad, sino aquí, entre los enfermos, entre cientos de enfermos. Es falso que no se pueda recibir ayuda de nadie. Sólo hay que buscar a la persona adecuada cuando estamos solos y ya no queremos vivir. Ya sabe, al igual que se dona sangre a otra persona del mismo grupo sanguíneo… No sólo se puede donar sangre. Se pueden dar otras cosas, cosas más importantes. (Sándor Márai; La hermana; pag. 187-188)

Sólo una nota final. ¡Bien por la sanidad pública!, Osakidetza en este caso. Por su profesionalidad técnica y humana, tan importante la una como la otra, que más allá de lo que pase permite afrontar la vida en este caso con algo más de sosiego.

 

Escarbando en la vida

Tras las obras de casa estamos ahora en período de reacomodo y recolocación.

Una de las tareas es reordenar la biblioteca y estoy aprovechando para subir los libros con calma en aNobii.

Muchos de los libros tienen su historia que a veces el tiempo ha ocultado o convertido temporalmente en olvidadiza.

La semana pasada me reencontraba con un album de fotos que me regaló una buena amiga que lo sigue siendo y hoy me encuentro con otro cuya dedicatoria viene fechada en el cumpleaños de un año en el que mi vida dio un importante cambio de rumbo: 1985.

Dice así:

¡Felicidades!

Espero que te sriva para cuando tomemos el próximo café. Con todo cariño….

Pasados 25 años seguimos tomando café y compartiendo mesa a veces mano a mano y algunas otras con más gente.

Quizás el libro sirvió para algo….

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No viene nada mal que estos recuerdas y experiencias vividas afloren estos días.

 

 

¿Nos vigilan?

Lo que se ve que antes no se veía.

Lo que parece querer mirar fijamente.

Está ya en la periferia de nuestras vidas.

Queriendo indagar lo aparente.

Nunca podrá ver dentro de nosotros.

por mucho que sea un ojo mirón con intención de indiscreto.

Preferimos los ojos que miran de frente no de arriba abajo.

Ojos a los que también mirar para ver.

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Trogloditas

Los humanos, por lo menos algunos hombres, somos así.

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Ayer estábamos comiendo en Lakua cuatro hombres hambrientos.

Mientras comíamos hablábamos al mismo tiempo de comida. No ya de la que estábamos haciendo, sino de la de la cena como sintiendo ansia de comer por comer o de comer para matar la ansiedad de un cierto ritmo infernal.

Comíamos y al mismo tiempo hablábamos de aumento de kilos como si el apetito saciado fuera a tapar el resto de nuestras carencias.

A ratos somos así aunque también tenemos nuestro corazoncito envuelto en cuerpo animal.

Los cajones

Una de las cosas más duras que tenemos que hacer cuando alguien se nos muere, o cuando nos lo matan, es vaciar y revisar sus cajones…Abrir los cajones es como abrir rendijas en el cerebro del otro: qué era lo que más quería, a quién había visto…qué había comido o comprado…, qué fotos o recuerdos atesoraba, qué documentos tenía expuestos y cuáles en secreto…Yo recordaba que muchas veces mi papá me había dicho que todo ser humano, la personalidad de cada uno es como un cubo puesto sobre una mesa. Hay una cara que podemos ver todos (la de encima); caras que pueden ver algunos y otros no, y si nos esforzamos podemos verlas también nosotros mismos (las de los lados); una cara que sólo vemos nosotros (la que está al frente de nuestros ojos); otra cara que sólo ven los demás (la que está frente a ellos); y una cara oculta a todo el mundo, a los demás y a nosotros mismos (la cara en la que el cubo está apoyado). Abrir el cajón de un muerto es como hundirnos en esa cara que sólo era visible para él y que sólo él quería ver, la cara que protegía de los otros: la de su intimidad. (Héctor Abad Faciolince; El olvido que seremos; Seix Barral; pag. 224 y 226)