Llevo desde el miércoles por México, con X y no con J que ayer entre Mariachi y Mariachi me dieron una buena reprimenda.
Están siendo días intensos y provechosos de trabajo.
Pero hace ya unos meses, desde la vuelta del verano que me supuso un kit-kat vital, me tomo el día a día o así lo intento desde otro punto de vista.
1. Tengo ya clara conciencia de que no se puede llegar a todo y que los voluntarismos valen para poco.
2. Los proyectos, las tareas pasan, pero las personas permanecen. En mi retiro veraniego fui consciente de que al repasar la historia personal quedan las personas, pocas en el tiempo, todo lo demás queda desvanecido o difuminado.
3. Todo es menos importante de lo que nos parece. Si damos mucha importancia al aparente ‘hacer’ vamos desdibujando nuestro ser.
4. Me ha llegado el momento de estar más a la escucha y a la espera que de trajinar y trajinar. Ello no quiere decir que no se labore, pero sí que se haga desde otro punto de vista.
5. No me interesan los tiempos relacionales cortos, las citas entre horas, sino que apuesto por los sosiegos conversacionales.
6. Cada viaje o encuentro sigue siendo una nueva oportunidad de conocer al otro y de conocerme a mí mismo, siempre que haya tiempo suficiente para el intercambio y la emoción además de compartir el trabajo si es lo que toca en ese momento.
7. Mi cabeza es limitada al igual que mis emociones y son pocas las personas que tienen cabida en mi recuerdo diario. Prefiero lo poco y bueno que la aparente abundacia relacional.
8. Ya me lo dijo mi hermano hace tiempo con una camiseta que todavía conservo y que el domingo volvíamos a recordar en larga conversación y paseo: MÁS NO ES MEJOR.
Así que hoy desde la FIL de Guadalajara viajando también lejos y cerca hacia el interior de uno mismo.