Vivir

Hay días especiales.

Hay sorpresas inesperadas.

Te dicen que es A y es B.

Nos marchamos de aquí sin comprender la existencia. Sin comprender enteramente las normas del juego, y habiendo perdido la partida. Entonces, ¿qué diablos es vivir? Una inmejorable oportunidad den entender la vida, proporcionada por la casualidad de nuestro nacimiento. (Anjel Lertxundi; Los trapos sucios; pag. 238)

Y al llegar a casa después de un largo día pasado en Madrid me espera la sorpresa que es casi como un guiño al tiempo, al cariño, a lo pequeño que esconde lo más grande.

¡Estupendo regalo para acabar el día!

Iniciamos una nueva vuelta al sol.

Querer y ser querido

Siempre hay días especiales, vísperas, también, de los mismos en los que merece la pena acercarse a los lados gratos y amables de la vida.
Así que hoy mientras venía andando ahora mismo desde el Euskalduna de disfrutar y de reir de una presentación aparentemente seria que Mikel Martínez y Patxo Tellería han convertido en amena y divertida, venía dando vueltas a la cabeza y poniendo personitas en un mapa mental que iba creando según iba haciendo el camino.
Al llegar a casa vuelvo a abrir Vivir de buena gana de Miguel Sáchez-Ostiz y leo:
Es una suerte ser consciente de que la has tenido y de que has conocido gente que te ha demostrado su afecto y que esos afectos te han sostenido. Querer y ser querido, es un aprendizaje que dura toda una vida, parejo al de dar y recibir. (pag. 182)
Y mi cabeza sigue dando agradables vueltas.

Luz y vida

¡Curioso nombre para una librería que la historia ha convertido en dos!
He disfrutado de un estupendo fin de semana por tierras burgalesas.
La excusa era asistir a La Noche Blanca que desde hace unos años viene celebrándose el último sábado de mayo con una  programación que se extiende por el casco de Burgos y que, además, de cara a su preparación buisca la implicación, por lo menos, de los más jóvenes.
Me habían hablado mucho y bien de una librería familiar que en su origen tuvo un único propietario, el abuelo de Álvaro II, su padre también se llama Álvaro y sigue siendo librero, y que el tiempo y los temas familiares ha convertido en dos ‘Luz y vida’. Una la regenta el tío de Álvaro II y la otra los ‘Álvaro’.
A ella me acerqué (c/ Laín Calvo 38). Pequeña. Coqueta. Con sobreplanta. Bien situada y se palpaba la buena atención. De las que suelo decir que amén de encontrar o que te encuentren lo que quieres siempre te podrás encontrar con alguna sorpresa.
Tenía en este caso en la cabeza el último de Marai, La gaviota, y allí estaba; pero ¡oh! estaba en uno de las escaparates y la llave se la había llevado el padre que había salido en ese momento a tomar un café con un cliente.
Comida en Castrojeriz en El Mesón. Rica, rica. Precioso pueblo y preciosos los alrededores. ¡Estupendo queso a menos de cinco quilómetros! y descubrimiento también de un acuerdo entre pequeños y diferentes para utilizar el Camino de Santiago como eje: Posadas del Camino que poco a poco se va construyendo y haciendo camino. Así que en Castrojeriz El Mesón y La Posada parecen estar en buenas manos.
En la tarde-noche ya en Burgos Álvaro II estuvo solícito y atento, como lo ha estado su padre hoy a la mañana en la Catedral. ¡De casta le viene al galgo!.
Lo que a la mañana se había quedado en el escaparate se convirtió a la noche en un regalo inesperado. Así que desde aquí de nuevo gracias.
Burgos me ha resultado una ciudad amable, cómoda, tranquila, bella. Más de una vez ha sido punto de encuentro con otras personas y amigos.
Hoy he terminado la jornada al mediodía antes de volver a Bilbao acompañando la comida con un crianza de Ribera sugerente en su nombre ‘El arte de vivir
que me daba incluso para filosofar en la comida y pensar que quizás las morcillas que había comprado antes en Casa Quintanilla debían dedicarse o no al famoso dirigido a algunas personas de ¡Que les den morcilla!
Volverá en breve porque no sólo la ciudad sino su entorno merecen la pena.

Comunicación

Los hilos que posibilitan la comunicación entre personas son finos y delicados. A veces, casi sin saber por qué, se rompen y sin darnos cuenta de la ruptura la distancia va aumentando.
A veces también para cuando nos damos cuenta la distancia entre las puntas es demasiado grande como para volverlos a unir.
No parece que en este caso la comunicación sin hilos funcione.
Sólo cabe la solución de intentar tejer de nuevo con calma y paciencia, pero para ello quizás sea bueno antes, parar.
Hay que saber parar, aceptar que estás más cansado de lo que crees y ganar tiempo, cuando crees perderlo, sin hacer nada. Hay que saber por dónde está el camino de regreso. (Miguel Sánchez-Ostiz; Vivir de buena gana; pag. 350)

Si vas a orinar no entras

 Foto de LuCHOeDU
Me lo contaban hoy a la mañana y no me lo creía.
Echábamos risas sobre el hecho en sí y más que habríamos podido hacer si hubiera estado o incluso hubiera sido el causante Juan Carlos Eguillor.
El espacio: la Alhóndiga de Bilbao.
El motivo: el acto-homenaje a Juan Carlos Eguillor.
Algunas personas llegan tarde y ven imposibilitada su entrada a la sala como si de una sesión de ópera o de teatro se tratase.
A los funerales, a no ser que la iglesia esté llena, no se suele negar la entrada; pero parece que en los ritos laicos la norma es más estricta y si llegas después del inicio no puedes entrar.
Entre risa y risa la persona que me lo contaba vio como alguien apurado salió a orinar recibiendo el aviso de que si lo hacía no podría volver a entrar.
Juan Carlos, por lo que nos contó su sobrino Borja Cobeaga, se podía haber encontrado perfectamente en esa tesitura. No por necesidad de micción, sino porque, al parecer, era difícil que parar quieto en un sitio y así nos lo contaba.
Enfin ¡vivir para ver! pero sin moverse del sitio. No vaya a ser que luego no puedas volver.

Timidez, desconfianza, afectos…

Pasemos página yendo de lo político a lo importante, aunque todo suele estar relacionado.
Pienso ahora en personas concretas, también en mí releyendo a Miguel Sánchez-Ostiz con esta sana manía de acompañar los libros de su hojita de notas que luego releo y a veces traigo aquí.
– Hay gente que no es que sea tímida o reservada, solo es desconfiada, teme que le vuelvan a hacer daño o que se lo hagan, a secas. (pag. 69)

– Los afectos, su existencia, tejen unas redes sutiles que nos sostienen. Funambulistas, sí, pero con red. (pag. 157)
Redes quizás sutiles, pero reales, bastante más que las digitales

Los peores resultados

El PSE ha cosechado sus peores resultados en Euskadi desde el año 95. Los peores en total de votos y en porcentaje de votos sobre el total de los mismos.
Nunca le había votado tan poca gente y nunca se había producido un descenso tan brusco de unas elecciones a otras en ese ‘continuum’ de Generales, Autonómicas, Municipales.
Lo ocurrido requiere una reflexión profunda y con cierta distancia.
No soy politólogo, pero he vivido con una cercanía mayor el proceso que va desde las Municipales del 2007 hasta las actuales.
Supongo que el número de razones que intentan explicar lo ocurrido será numeroso aunque seguro que tristemente será superado por el número de aparentes justificaciones sin razón ni excesivo fundamento.
El PSE había conseguido en los últimos comicios una cierta ‘movilización épica’, casi heroica, de sectores desencantados, no militantes del partido y animosos colaboradores del mismo que con el rum-rum del tiempo se han visto, nos hemos visto dejados de lado o pidiéndodnos que interpretáramos músicas distintas a las acordadas.
La memoria política tiende a ser corta amen de en muchas ocasiones estar viciada en su hacer diario por lo que se denomina generalmente aparato, poco permeable a modos de hacer y crecer distintos a la ortodoxia del ‘siempre lo mismo’.
No diré que sea la única causa, pero sí creo que juega un papel importante.
Un camino iniciado se sesga de raiz sin excesivas explicaciones, quizás más necesarias en un momento donde los políticos que son considerados como un serio problema habían encontrado en este caso un camino de diálogo crítico y constructivo.
Sólo queda ver porque no hay tiempo para mucho si seguirán en su castillo o volverán a tender puentes. En algunos casos será ya tarde. En otros puede que todavía haya tiempo.
La política épica se acaba en Euskadi. Quizás Bildu tenga una legislatura para hacer épica de su participación institucional. Los demás deberán trabajar en la normalidad que habitualmente se encuentra entre los ciudadanos y no en la sede de los partidos.
El panorama que queda tras las elecciones me parece terriblemente sugerente. Sólo con que todos den juego a la fuerza más votada en cada caso para permitirle que intente formar gobierno con sus pactos correspondientes o con el riesgo de gobernar en minoría nos sitúa ante un panorama nuevo e interesante.
Y un último detalle sólo en relación a las tres capitales ya que no he sido capaz de encontrar datos más precisos. La participación se situó en las mismas entre 5 y 7 puntos por debajo de la media estatal. Esto, con todo el ruido que meten los partidos aquí en Euskadi sí que les debería hacer reflexionar con seriedad sobre el modelo excluyente por hartazgo hacia el que se van deslizando.
Finalmente me quedo con cierta pena en el cuerpo al ver ayer la expresión de tristeza y abatimiento de un buen tipo metido en estas lides y que se ha pegado un buen topetazo. Espero que su humanidad le ayude a superarlo en lo personal.

Mañana será ya el el día a día cotidiano

Después de visitar un alojamiento en extremo humilde, acabamos en su casa, en Catavi, en el descalabrado poblado minero que aún conserva el casino, el teatro… Una casa modesta que fue medianamente lujosa, de algún ingeniero de las minas de estaño. Quien ahora vive en ellas lo hace de una manera modesta, austera. Un estilo de vida y un estilo también de hacer política. Es la misma persona que, interpelada en un control militar o policial, no hace gala de su condición de cargo público electo. Hay que saber cómo viven los políticos en lo privado, cómo es su día a día. ( Miguel Sánchez-Ostiz; Vivir de buena gana; pag. 257)

Garoa

Ayer terminé la tarde en Zarautz.
Un correo recibido unos dás antes me invitaba a un ‘fin de seman librero’.
La gente de Garoa, como bien dicen en su web, refundaban la librería fundada en el 73. Así que fue buena ocasión para conocer al fundador. Con los refundadores ya hemos mantenido más ‘toma y daca’ conversacional.
Ahora les toca a ellos la tarea y se les ve con ganas.
Tenía que escoger entre la propuesta del viernes o la del sábado, hoy, que es cuando harán la inauguración.
Aprovechando que ayer presentaban Los trapos sucios, en castellano, Etxeko hautsa, en euskera, la última obra de un ‘autor local’ Anjel Lertxundi a quien conoz y aprecio aproveché para acercarme.
 Agradable espacio donde convive el propio marco que le da la solera, un amplio espacio infantil, jugando con el blanco y el negro y con un sótano abierto para exposiciones de artistas que contaba en esta ocasión con una exposición de esculturas de José Luis Lasa.
En la presentación evidente la complicidad tejida en años, en conversaciones y en el hecho quizás también importante de que el propio editor se convierte en el traductor de Anjel al castellano.
  Después los vinos y cañas, la conversación sosegada en una tarde agradable, oyendo los últimos sones de la campaña, mezclados con las fiestas de Santa Marina y nuestra propias palabras.
Volver con olor a mar, mientras la cabeza va dando vueltas de los extraños mecanismos que tejen y destejen las relaciones…..

Buena compañía

Ha sido un día largo. Satisfactorio en su conjunto.

Cuando volvía para casa viniendo de Zarautz se me iba haciendo la boca agua según pensaba lo que me iba a hacer compañía en mi solitaria llegada.

Contar la estancia en Zarautz queda para mañana que ahora mismito me voy en buena compañía.

Buenas noches. Me voy con ellos para que no estén solos y yo tampoco.

Terreno resbaladizo

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Cualquier persona de Bilbao o la mayoría de ellas sabrán unir con cierta facilidad la imagen con el título de la entrada.
Con Calatrava en Bilbao parecemos movernos casi siempre en entornos no excesivamente seguros y que varían en función de la climatología. A más agua más peligro.
Ha sido una mera ocurrencia de hoy al mediodía cuando paseaba por el borde de la ría. Sin saber muy bien porqué me ha venido la idea a la cabeza.
Quizás por el temor latente de que una reunión que tenía a la mañana pudiera haberse deslizado hacia territorios inhóspitos. Cosa que no ha ocurrido y en la que, además, me he encontrado a gusto.
Era, al final, un terreno menos aparente, pero más seguro.
Así que me paseaba con la idea que Anjel Lertxundi recoge en su Vida y otras dudas
Una mañana maravillosa. Cada cual busca donde y como puede los motivos que le permitan extraer del día rendimientos como la alegría (pag. 209)
cuando me he topado con la famosa pasarela y automáticamente se me ha activado el estado de alerta: ¡Cuidado!
Por si acaso no he cruzado por ella. Dicen las malas lenguas que en breve podremos cruzar la ría a nado. Será un cambiar de lado más fresco. Mientras tanto podremos ver a partir del 22 cuántos frescos cambian de lado.

Identidad y conflicto

Me parece una sugerente reflexión la de Alberto Manguel en su libro La ciudad de las palabras en la última semana previa a las elecciones, pero pensando sobre todo en el día después.
Ahí va:
En última instancia, los lectores quieren tener palabras para nombrar, no cun conjunto dogmático de preceptos, sino leyes capaces de cambiar con el desarrollo de la experiencia individual y colectiva. Quieren palabras para nombrar las ventajas que proporciona la paz, pero también palabras para nombrar la confusión, la destrucción y la desesperación que nuestra ambición ocasiona. Las diferentes identidades de la tribu, la lengua, la religión y las filosofías puede proporcionar un punto de encuentro, porque a veces la idea unificadora de la identidad de una sociedad es precisamente la causa del conflicto. En lugar de reunir nuestras diferentes características y nuestras diferentes hablas bajo el dominio de una lengua común pero restringida, quizá sea posible entretejer todas ellas y transformas la maldición de Babel en un don de muchas lenguas. Como lecturas diversas, esas lenguas que existen simultáneamente pueden iluminar nuestras propias circunstancias (como en la obra de Kunuk), y también las de nuestros vecinos (como hace Trevor en sus relatos), trascendiendo la idea de exclusividad o propiedad. Quizá puedan ayudarnos a seguir el consejo de Kafka de aspirar sin poseer, de construir sin trepar a la cima: es decir, de saber sin exigir la posesión exclusiva del conocimiento. Quizá seamos todavía capaces de tales cosas. (pag. 124)

Confianza y desconfianza

Ha sido un día intenso de reuniones. No siempre sale todo como uno espera y desea, pero está bien tener por el camino ciertas des-ilusiones que pensadas con calma tampoco van más allá.
En la comida, poco antes de despedir a una persona hablábamos, quizás mejor hablaba, sobre las posturas de partida que uno adopta ante el otro. Sobre la confianza o la desconfianza en la relación.
Suelo tender al ‘buenismo relacional’ y me encuentro más a gusto así aunque me he llevado más de un sopapo.
Leo a Miguel Sánchez-Ostiz en Sin tiempo que perder:
La confianza en las cosas, en la vida, es algo que se puede perder sin remedio. Hay quien tiene una desconfianza instintiva en las relaciones tanto sociales como comerciales, y que cree que el prójimo, por el hecho de serlo, miente en cuanto abre la boca. Gente difícil siempre.

La confianza se pierde y también se gana, más incluso que se recupera. Lo perdido raras veces regresa. Una amistad perdida está perdida para siempre. Hace falta una grandeza humana que no está al alcance de cualquiera para desvanecer los resquemores, los agravios, para saber el motivo del encono. Hace falta creer en el perdón. Y eso es difícil. No se lo puedes exigir a nadie y es mejor no pedirlo, cuando ni siquiera se sabe en qué consiste. (pag. 62)

Vivir de buena gana

Salgo pronto a la mañana a pasear lloviznando en la salida, seminublado a mitad del recorrido y llego a casa con sol que así es como parece que ha quedado la tarde.
El tiempo, lo venía pensando cuando llegaba del paseo se puede mostrar caprichoso y dubitativo en el despertar mañanero.
Termino la lectura del libro de Miguel Sánchez-Ostiz hoy a la mañana antes de empezar una jornada de reuniones..
Le comentaba recientemente a una persona que cada vez disfruto más con los dietarios, diarios, refleciones puntuales sobre lo vivido que algunos autores nos regalan que es lo que me ha ocurrido con tres libros de Miguel: este mismo, Cuaderno Boliviano y Sin tiempo que perder.
Uno no se sabe si creer en las casualidades, pero había anotado hoy a la mañana una referencia del final del libro para incluir aquí que se me ha cruzado con un texto de Kepa Murua leído al mediodía que ha sido un buen sustituto de la comida.
El fragmento de Miguel:
La gente que he conocido me ha dado mucho, más de lo que supongo, ya me iré dando cuenta. (pag. 385)
Kepa escribe un texto precioso que aquí podeis leer entero.
Os dejo aquí un fragmento del mismo:
Aprendí que el silencio cimenta
la relación de padres e hijos
como la vida posee
una amplitud de miras
cuando se ve el mar
desde una ventanilla
de un coche verde y viejo.
Aprendí que en la cabeza
se escucha una música
que una vez que se olvida
vuelve como el sonido
del mar ligero.
Y que no se debe temer
a la muerte si se trata
a la vida con esmero.
Quizás a él como a mí le haya costado descubrir lo que su padre le dio y le dejó, pero esto sé que lo podremos los dos hablar con más calma algún día.
También con el tiempo uno se va dando cuenta de lo que otras personas le han dado. Muchas veces para cuando nos damos cuenta ya no hay tiempo de dar recíproco.
Si podéis no dejéis de leer el libro de Miguel.
Por aquí irán cayendo fragmentos de vez en cuando.

Jurisdiccionalidad y dobles raseros

Leído ayer en El Correo:

Munilla elude de nuevo opinar sobre el libro de Pagola e insiste que es jurisdicción del Vaticano

¿Mantendrá ese mismo criterio para el resto de los temas o no tendrá problema en enfangarse?

Es curioso y peligroso cuando alguien confunde su propia posición con lo jurisdiccional. Suele ser reflejo de una clara tendencia al inmovilismo o a la falta de criterio.

Seguridad

Difícil vivir sin anclajes, sin saber a veces dónde tirar el cabo o encontrar un punto o un puerto fijo a donde volver y recalar.
Tendemos a pensar que nos movemos en una aparente libertad como si cada uno tejiera su propia ruta, pero todos buscamos un puerto que nos dé seguridad aunque a veces nos rebelemos contra él.
Acaso, mi mayor pecado, lo que ha estragado sucesivamente mi vocación haya sido una debilidad consistente en un inmediato asentimiento a las ofertas de la institucionalidad, una fácil claudicación ante los gozosos embates de la seguridad estabilizadora’ (Joseba Buj; De nuestra sola incumbencia; pag. 70)