Se rumorea por los mentideros de Madrid que un Panfleto está a punto de salir a la calle y de llenar nuestras ciudades y conciencias de ideas subversivas y malintencionadas.
Corren igualmente rumores que algunas fuerzas vivas quieren aniquilarlo, hacerlo desaparecer de la circulación utilizando todo tipo de estratagemas.
Será bueno que hagáis correr la voz del NO NOS CALLARÁN.
En esta ocasión los que van a hablar son:
Parte 01: PANFLETO
LEOPOLDO ALAS CLARIN. El arte de leer.
Parte 2: OPÚSCULO
JAUME VALLCORBA. Homenaje al mérito editorial.
JASON EPSTEIN. El camino hacia la revolución digital.
ROBERT DARNTON. La biblioteca: tres Jeremiadas
NEUS ARQUÉS. Cuando escribir ya no es suficiente.
ALVARO SOBRINO. HE ESCRITO UN LIBRO … ¿y ahora qué?
DUPUIS & PAYOT & PERAS. ¡Los blurbs se plantan en sus libros!
ERIK BRYNJOLFSSON. La cola más larga: la cambiante forma de la curva de distribución de ventas de Amazon
Parte 3: LIBELO
JULIETA LIONETTI. De eso no se habla.
MANUEL GIL. Falacias y mixtificaciones del precio fijo.
VIRGINIO NUÑEZ. El precio fijo y único del libro.
Parte 4: DAZIBAO
Miguel Martínez-Lage, In Memoriam
Parte 5: PASQUIN
JOAQUIN RODRIGUEZ. Acta de la reunión celebrada el 29 de octubre de 2010 en el Castillo de Dux, Duchkov, República Checa (antigua Bohemia).
JUAN ANGEL JURISTO. Excavaciones librescas.
AGUSTIN DELGADO. Cálida si gélida.
Parte 6: OCTAVILLA
MICHAEL SAVITZ. Confesiones de un vendedor de libros usados
Parte 7: PROSPECTO
Libros (reseñas y novedades)
Todas ellas personas peligrosas y revolucionarias.
Si el número llega a tus manos escóndelo. Compártelo en todo caso en la célula, pero no te fíes de los lobos con piel del cordero.
¡TE DENUNCIARÁN!
Y si no lo consigues… no digas luego que no te hemos avisado….
Se me olvidaba la cita final:
Finalmente, la responsabilidad hacia sí mismos y tal vez (espero que no parezca excesivo) hacia la sociedad civil consiste sobre todo en producir y difundir buenos libros, es decir, de practicar bien el oficio, con conciencia. Creo que actuar con conciencia es también saber olvidar -al menos cuando nos hallamos desnudos frente al texto desnudo- las implicaciones económicas del libro y decidir sólo conforme a un criterio ético.
Aun sin tomarse demasiado en serio, como decía Giacomo Feltrinelli, con la humildad y la conciencia de ser ‘un vehículo de mensajes’, el editor debe ser capaz de ‘encontrar y clasificar los mensajes adecuados y recibir y trasmitir textos que estén a la altura de la realidad. Por tanto, el editor debe zambullirse en la realidad, aun con el riesgo de ahogarse […] y puede afrontar su trabajo a partir de una hipótesis muy aventurada: que todo, absolutamente todo, debe cambiar y cambiará’. (Marco Cassini; Erratas. Diario de un editor incorregible; pag. 32-33)