La enfermedad te trastorna. La vida, tal y como la llevabas, ordenada, desordenada, poco importa, se detiene. Irrumpe la enfermedad, lo altera todo. De nada valen previsiones ni proyectos. Tus obligaciones, de pronto, son otras. El tiempo se mide de otra manera. Aparece la espera. No tienes atención más que al dolor…Aparece el miedo… a perder la vida; el mierdo y la certeza de la vida no vivida o vivida a medias. (Miguel Sánchez-Ostiz; Vivir de buena gana; pag. 23)
Pensando en buenos amigos cuya vida ha dado un cambio quizás más grande porque la enfermedad inesperada ha surgido en un hijo joven, adolescente todavía, como quien dice, iniciando la-su vida.
Sólo queda la espera y el cariño.
ASI MISMO ES.