Siempre hay espacio y tiempo para la sorpresa, muy pero que muy agradable en este caso.
Comida prevacacional en el Laua situado en el pequeño pueblo alavés de Langarika.
Comedor para nosotros solo. Éramos 11. Y los platos degustación que disfrutamos superaron al número de comensales.
Podría hacer, visto además el clima distendido de la comida el intentar asignar un plato a cada uno de los comensales, pero… lo vamos a dejar para otra ocasión.
Lo que sí os voy a facilitar son algunas fotos del condumio.
Empezamos con una txistorra de bonito.
Sehuimos con unas anchoas con guacamole.. y a partir de aquí empieza el desfile que vino acompañado de dos vinos: el Kefrén, vino de autor
y el Ostatu Laderas del Portillo
Lo dicho vamos con el desfile que nos va a dejar una entrada casi de rosario que miedo me da a los cantares que algunos puedan sacar; pero como la comida fue tranquila y pausada, de las de tres horas mínimo en mesa que es buen tiempo para comer, conversar, reir y disfrutar pues ahí va el rosario de platos en imágenes.
Quizás me anime a invitar al que sea capaz de acertar el mayor número de ellos o todos..
Antes de empezar señalar que la atención fue impecable, con algún detalle en relación a mantener el precio del vino que estábamos bebiendo en cierta sintonía de elegancia y cuidado.
Se me olvidaba que antes de entrar nos precalentamos, mientras íbamos llegando con un txakolí alavés, Xarmant.
Allá vamos:
Seguimos tras la Txistorra y las anchoas con
Dejamos para el final una muestra de la última copa ya en Vitoria antes de regresar para Bilbao donde llegué ya sin mucha gana de cenar ;-).
Si tenéis ocasión y tiempo es uno de los sitios que merece una escapada. Mejor aún si es con buena compañía como la que disfruté en la comida.
¡Chapeau para quien tuvo la idea del sitio que alguno y alguna más conocía, pero se lo tenía calladito!