
Hablaré de más cosas porque han sido cinco días deliciosos; pero me apetece centrar el tiro deltítulo en el alojamiento donde nos han vuelto a acoger y a tratar con esmero, cariño y profesionalidad: El Balcón de Mogarraz
Disfruté la tarde del jueves de una vuelta por Salamanca antes de
acercarme a la sierra al día siguiente. Siempre se pueden descubrir nuevos rincones o personas que siguen manteniendo tradiciones de siempre que disfrutábamos de niños.

El hotel en el que pasé la noche, tenía una buena oferta con desayuno, estupendo, incluido. Fue el Meliá Las Claras. Buenas habitaciones, buena atención y en esta tarde de agosto fácil de aparcar en las cercanías así que poco más se puede pedir.
La cena en una vinoteca cercana al hotel que ya conocía de alguna visita anterior: Vinodiario. Terraza agradable y tranquila, atención amable y ricas raciones. Escogí en esta ocasión unas papas con mojo verde y un magré de pato.

Después de bien dormir y mejor desayunar iniciamos ya nuestro periplo por la Sierra. Lo primero dejarme ver por el Balcón de Mogarraz y saludar a Tomás y Marga. ¿Casualidad o buena memoria? Tuvieron el detalle de ofrecerme la misma habitación que disfruté hace siete años. Con su balconcito hacia la plaza bien florido de hortensias.
Y a partir del aterrizaje ha empezado el periplo de viernes sábado domingo. Acompañado además de buenos guías de la zona y amigos que me han paseado por La Sierpe, Linares de Ríofrío, Sequeros con quienes he descubierto algún vino de Salamanca como el blanco Viña Salamanca y he compartido familia, cartas, piscina y buenos ratos de conversación.


Sin dejar de lado, después de tenernos que aprovisionarnos de ‘chubasqueros de urgencia’ a dos euros, del paseo por el Camino de las raíces. No pudimos hacer entera la ruta porque el tiempo no acompañaba, pero fue una buena ocasión para ver arte en la naturaleza de la mano y compañía de alguna de las personas hacedoras de la ruta.


Endrinal y su piscina han sido otro de los puntos de parada.
Tiempo para baños y peleadas partidas de mus de las que salí perdedor.
Desde Mogarraz sale también otra bella ruta El camino del agua. De poco más de siete quilómetros que se pueden ventilar

en dos horas y un poquito más y que además de acercarnos al rum-rum del agua pasa por Monforte de la Sierra.
Las posibilidades de hacer pequeñor recorridos por la zona, entre 6 y 12 quilómetros, son innumerables.
Estos dos caminos son sólo un pequeño ejemplo de las posibilidades.
Ya el domingo sin la compañía salmantina me acerqué a Miranda del Castañar, puebo que recordaba bien de la visita anterior y donde gracias a los consejos de Tomás y Marga disfruté de la terraza de La Mandrágora

Pero lo dicho. Además de los amigos salmantinos que han sido unos excelente guías sin una buena base como la de El balcón de Mogarraz nada hubiera sido lo mismo.
La tertulia de ayer tras la cena, porque además se come de maravilla, hablando de lo divino y lo humano, de todo lo que me quedaba por ver y a la que al cabo de un rato también se sumó una pareja sevillana, mientras el teléfono sonaba a altas horas con alguna noticia curiosa, ha sido un final estupendo para estos días.
A Marga y a Tomas les he prometido que volveré.
Si alguno tenéis ocasión de hacerlo sólo un consejo sobre todo si os gusta el ambiente tranquilo, el buen trato sin alharacas y florilegios y el contcato con la naturaleza: Acercaros.



Se me olvidaba.
Por aquí el cerdo tiene vía libre, casi, aunque sea por las tradiciones,

y hasta un pequeño museo que han montado los de Ibéricos Calama
