El 23 de diciembre del año pasado los editores, a través de su Federación, asumieron la gestión del ISBN asumiendo un doble objetivo:
• La Federación pretende mejorar la calidad, cantidad y homogeneidad de la información sobre los libros.
• Los servicios que presta la Agencia pasarán a ser de pago a partir de julio de 2011, este cambio facilitará, simplificará y abaratará la gestión del ISBN.
Dudo que a fecha de hoy se haya conseguido ninguno de los dos objetivos planteado.
Es curioso, además, como se plantea el tema de pago y facilitación. La frase resulta curiosa ya que parece señalar que lo que no pagabas antes lo pagas ahora, pero aún así te saldrá más barato.
Desconocemos cuánto dinero, que ese sí nos ha costado a todos, ha puesto el Ministerio en manos de la Federación para este proceso de privatización hecho, fundamentalmente, con dinero público. Es decir: lo público regala dinero al sector privado para que éste se lleve un servicio que antes era público.
Hasta la fecha que yo sepa no se paga, aunque tampoco se sabe el por qué y en la propia página se anuncian unas tarifas que siguen sin conocerse.
Y tampoco parece que el servicio haya mejorado sustancialmente. Basta ver para ello la contestación que le llegó a Eva Orue.
Todo parece seguir siendo más de lo mismo, basta ver el final de la contestación
De momento, efectivamente, las cosas siguen como estaban antes del acuerdo pero yo creo que en unos meses la FGEE aprobará algún plan concreto hacia una colaboración (sinergia sería una palabra más de moda) entre la Agencia del ISBN y Dilve sobre este asunto.
y que incluso a los editores les interesa más su ‘propia base de datos’ que una de servicio público.
¿Para este viaje hacían falta estas alforjas y el dinero que se les ha regalado a los nuevos gestores de la base?
No está el tiempo como para lanzar ‘salvas reales’
hola. Muy acertadas tus reflexiones, pero hay un punto en el que no me siento reflejado. Muchos editores somos, antes que nada, lectores. Y por ello nos interesa tener en buenas condiciones un servicio púlbico como era el isbn. Además de por lo siguiente:
La página de dilve dice que dilve es gratuita para los asociados en la fgee, lo cual hace pensar que los demás podríamos acceder a ella pagando. Pues no, los demás no podemos estar en dilve ni pagando.
Muchos editores no formamos parte de la fgee. Primero porque no nos dejan, directamente. Segundo porque aunque nos dejaran no podríamos pagarlo, o no nos compensaría.
saludos, Jesús. Editorial milrazones http://www.milrazon.es
Hola Jesús no acabo de ver claro cuál es el punto de las reflexiones que hago en el que no te sientes reflejado.
Un saludo
Totalmente de acuerdo con esta entrada. De hecho, asistí a la charla que el director de la agencia dio en este pasado Liber y salí de allí boquiabierta, confundida y con más preguntas que cuando entré. Pero me he propuesto darles aún algo más de tiempo y ver cómo evoluciona su gestión. Pero este comentario está motivado principalmente por la frase «y que incluso a los editores les interesa más su ‘propia base de datos’ que una de servicio público.», y es que me gustaría aclarar que DILVE no es una base de datos pública, sino privada. Pertenece a la FGEE y no permiten acceder a ella si no eres, como es nuestro caso, una editorial agremiada. Y, si no estoy equivocada, la plataforma también ha sido financiada, al menos en parte, con dinero público.
Hola Txetxu,
En realidad sí se sabe cuanto dinero público se dio a la FGEE para la gestión de la Agencia. Venía en el Convenio que se firmó, que salió publicado en el BOE. Ya dije en su momento, amparado en serie de artículos legales que leí sobre la figura administrativa del Convenio, que en realidad la administración había otorgado un contrato de servicios sin sacarlo a concurso, como es preceptivo.
Pero en una charla en el pasado Liber del directo de la Agencia, este comentó que la Federación y el gobierno están negociando un nuevo convenio, en el que se reflejarán los precios a cobrar. Pero que no saben cuándo estará disponible (seguramente saldrá con nocturnidad y alevosía, ¿o están esperando a un posible cambio de color en el gobierno para meter en el convenio más cosas?). Lo que sí es seguro que en ese nuevo convenio ya no habrá contrapartida económica por parte de la administración hacia la FGEE. Vamos que el año que viene no les darán un duro. Y esperan poder sostenerse económicamente de lo que se cobre por venta de ISBN. Pero no lo pueden hacer público hasta que se firme ese nuevo convenio. Una locura…
Dilve, como entidad creada por la FGEE, no es una entidad de servicio público. Es cierto que piden estar agremiado para darse de alta en Dilve, de otra forma imposible. Cosa que me parece de una atrocidad insana, porque por una herramienta que tiene visos de ser útil está secuestrada por la FGEE.
Y es que este es el meollo del asunto: en este país el sector editorial está secuestrado por la FGEE y por sus gestores, que no suelen mirar por el bien general del sector sino que tan sólo miran por sus propios intereses personales y de las dos o tres empresas que les mantienen.
Y los demás editores mucho protestar pero no hacen nada.
Saludos
Jorge Portland
Hola Jorge. Es cierto que algo sabemos de cuánto costó. Aquí va el enlace al acuerdo:
Haz clic para acceder a BOE-A-2010-12474.pdf
Ahora sería interesante revisar los compromisos que las partes adquirieron
hola Txetxu. Pues lo que me choca es la misma frase que a Amalia, lo de que a los editores nos interese más una base de datos nuestra que un servicio público. En el caso de milrazones no es así, en el de sinerrata, como se ve, tampoco. En el isbn se reflejaban todos los libros que lo solicitan, en dilve las cosas son distintas. El isbn era «mío» (y de todos), dilve es «de ellos» (nada más).
Es decir, el problema que encuentro en tu entrada (de lo más oportuna, por lo demás) es que identificas a la fgee con «los editores». Y no son exactamente la misma cosa, como se aprecia en los dos comentarios anteriores, el de Amalia y el de Jorge, además de, espero, en el mío.
Saludos, Jesús
Estaría muy bien saber cómo funciona el tema en otros países. ¿La I no es de «International»?
Además, añadir que hay otros profesionales preocupados por el tema además de editores y libreros. Sé que pocos se acuerdan de los que trabajamos en bibliotecas cuando se habla de este tema, pero también nos estamos viendo perjudicados (y, de rebote, todos los ciudadanos) por el mal funcionamiento de la base de datos del ISBN, una herramienta básica para nuestras adquisiciones bibliográficas… No quiero ni pensar en qué pasará si empeora mucho más mientras todo el mundo se vuelca en una BBDD a la que no tenemos acceso.