Citaba ayer mi librívoro personal:
«Uno muere cuando deja de preguntarse. El verbo de la vida es preguntar, tener una pregunta, lanzar el punto interrogativo hacia lo alto, anubado o despejado. Preguntar para forzar la soledad, en voz baja mandar lejos la pregunta, porque es el soplo y no el grito lo que va lejos. Preguntar, porque no preguntar es la rendición».
[Erri de Luca, Tras las huellas de Nives, Siruela]
A la pregunta del título me encontré con la siguiente respuesta el domingo paseando por Santander.
El verlo además en una librería de dos libreras conocidas me hizo particular ilusión.
Ahora ya a la noche me ronda otra pregunta: ¿a dónde me llevarán las palabras?
No sé si en el siguiente escaparate encontraré la respuesta.
Intentaré en cualquier caso ir más allá de las palabras que personas amigas me hacen llegar a veces para poder estar y compartir las palabras con las ellas directamente como hoy a la tarde he podido hacer y agradecer.
Al fin y al cabo somos en parte conversación o conversaciones, promiscuas a veces.