La Fundación Santillana y la Fundación Alternativas organizaron el pasado martes el IV Foro de Industrias Culturales en Madrid.
Entre los muchos ponentes en la misma, quizás demasiados, tuvo una intervención estelar aunque algo tenebrosa el señor José María Lassalle, Secretario de Estado de Cultura.
El tono de la misma y el hecho de no dirigirse nunca directamente al público fueron lo de menos.
El no mirar al público lo achacó a lo molesto que era un foco debido a su miopía.
Ya hoy, con dos días pasados desde esa justificación mioppe, sigo con la duda de si la miopía era solo de carácter físico o iba un poquito más allá.
Tenía mis dudas sobre si alguna de las afirmaciones hechas en un tono imperativo las había recogido bien en su momento cuando las tuiteé.
Parece que no iba excesivamente descaminado ya que La información también recoge en entrecomillado lo siguiente:
«No hay mayor opacidad en la financiación que la subvención nominativa, otorgadas sin control y sin transparencia«.
El sector del libro sabe y va a sufrir directamente la desaparición de un plumazo de prácticamente todas las subvenciones nominativas.
Digo prácticamente todas porque por lo menos en el primer borrador de presupuestos al que tuve acceso se recogen en su página 17 dos partidas nominaticas. Una para la Federación de Editores con un importe de 193.600 euros y otra a la OEPLI con un importe de 5.000.
Todos los demás han desaparecido por arte de ‘birli birloque’.
El asunto no es baladí y abre algunos interrogantes.
1. La justificación de opacidad indica por un lado una escasa confianza en los propios mecanismos internos del Ministerio para el control de las subvenciones y deja la duda de dónde se debe situar la opacidad ya que el control de las subvenciones por lo que me ha tocado es doble cuando se hace con seriedad. Por un lado, una auditoría externa y por otro los propios controles del Ministerio.
2. Hay un segundo elemento más importante por lo menos en relación al sector del libro y es el trato desigual: ¿por qué los editores sí y los demás no? Las asociaciones sectoriales en el mundo del libro juegan por lo menos un doble papel: el de referentes de interlocución clara con la propia administración y un trabajo amplio de acciones de puesta en valor del libro, la lectura aportando en muchas ocasiones a través de sus acciones información de valor y actuaciones de carácter cultural que aún pudiendo en ocasiones ser ‘de parte’ cobran todo su sentido en la proyección social que tienen y en la defensa del tejido empresarial y cultural.
3. Es posible que esto el señor Lassalle no lo vea o no lo quiera ver porque se ha situado debajo de un foco que le molesta.
4. El carácter además arbitrario de porqué sí unos y otros no creo que esté demasiado alejado, me refiero en este caso a los editores, del hecho de que CEDRO, donde los editores tienen una clara presencia, no se haya sumado al rechazo del modelo del Canon digital que sí ha sido firmado por otras entidades de gestión. Aquí sí que me parece que hay una clara opacidad tanto del Ministerio como de una parte del sector del libro.
5. La aparición de una partida nominativa en los presupuestos supone un reconocimiento expreso a la institución o asociación a la que se le concede y una obligación al mayor control que la que puede ofrecer un falso recurso a la concurrencia competitiva de proyectos que a saber cómo terminará en su gestión y en la que da la sensación que ‘todo puede ser lo mismo’.
En fin, todo suena a bastante tenebroso y da miedo no solo el tono que Lassalle empleó para ‘reñirnos’ y darnos una lección con su voz y sus formas fuera de tono de antipolítica.
También puede ser que el miope sea yo y que sea el único que entrevea otras intenciones en determinaas medidas.
El tiempo lo dirá.
http://elpais.com/cultura/2012/11/20/actualidad/1353442141_077344.html