No suelo hablar mucho de bibliotecas y bibliotecari@s en este blog. Pero siempre que se da la ocasión para un encuentro, una conversación o una lectura descubro elementos que me resultan sugerentes.
Las pinceladas que van a continuación surgen de tres fuentes informacionales que, curiosamente, han tenido cada una un soporte distinto.
Por orden cronológico:
– La primera medió con la palabra hablada y el cara a cara y tiene relación con Fernando Juárez y algunas de sus reflexiones en las Jornadas de Liburutekia. Las mismas, a decir verdad, me resulta más fácil contextualizarlas porque hemos compartido algunas conversaciones más y seguiremos compartiendo en breve alguna otra con invitado incluído. Ya he dicho en alguna ocasión que me gustan los tríos.
– La segunda medió a través de lo audiovisual y es de ayer a la tarde. Fue al escuchar a Daniel Innerarity en la apertura del Congreso sobre Cultura Digital. Fui recogiendo lo que me llamó la atención de manera particular en twitter.
– La tercera, mediada por la textualidad en pantalla, ha sido hoy a la mañana al leer una entrevista a Carme Fenoll.
De estas tres fuentes y partiendo, en primer lugar, de algunas de las reflexiones que Daniel Innerarity desgranaba ayer señalando el ‘exceso de contenidos que lo digital produce’, la ‘infoxicación’ que trae como consecuencia y cuáles pueden ser algunas pistas para enfrentar ese exceso como la selección, el diseño de información y la valoración de la misma
creo que las dos líneas de actuación que proponen Carmen y Fernando cuadran bien.
Carmen señala con fuerza el papel de ‘prescriptor’, pero no habla, y esto es lo que me parece más interesante, sólo del libro, sino de ‘precriptor principal de cultura de su territorio’.
Els bibliotecaris haurien de ser els agents principals prescriptors principals de cultura del seu territori. Els ciutadans haurien de percebre que són capaços de recomanar-los un llibre, una pel·lícula, una obra de teatre… Més enllà de la discussió de si digital o paper, m’agradaria que les biblioteques fossin imprescindibles perquè són actualment l’únic espai de convivència, per la seva trajectòria i pel seu naixement, per a tenir cura de la democratització de l’accés a la cultura.
Y por el territorio y las personas que lo habitan llego también a las reflexiones habladas de Fernando, aunque alguna vez las ha trasladado al texto escrito o tecleado. Me interesa en este caso sobre todo, que es cuando le escuché lo que me llamó la atención, el concepto de Tecnología para la vida cotidiana.
Creo que en ese doble juego de ‘prescripción amplia en lo cultural’ y de uso cotidiano de la tecnología para ‘realfabetizarse’ en el día a día se encuentra la horquilla de las funciones bibliotecarias ante el ‘exceso’ de lo digital y ante la pérdida de sentido, en algunos casos, de los soportes y mediaciones culturales tradicionales.