¿Aquellos locos libreros…?

Los amigos de Tipos infames y de Pequod ¿están locos?.

¡No! Han tenido por ahora la suerte de poder ser libreros y así poder huir de ‘los falsos albores’. Así nos lo cuentan en el Huffington Post gracias a Pilar Portero.

Cito a Bauman en El retorno del péndulo que nos sigue poniendo alerta ante los discursos vendepeines de ‘el futuro ya está aquí’.

La historia de la humanidad está salpicada de falsos albores y (en consecuencia) la historia del pensamiento rebosa de falsas esperanzas. Tal vez incurablemente, nos imbuye el deseo (explícito o reprimido, aunque irreprimible) de vislumbrar en cada nueva oportunidad el anuncio de que los problemas o malestares actuales quedarán atrás. Esta inclinación se ha instiucionalizado en la era moderna … mediante la idea del progreso, aparejada al culto de la ciencia y la tecnología. Todos o casi todos los avances tecnológicos son anunciados y públicamente aplaudidos como un remedio para el dilema que nos aqueja en el momento de su aparición. Sin embargo, aunque esa promesa no suele cumplirse, es preciso acelerar el ritmo de circulación, envejecimiento y reemplazo de las supuestas/putativas novedades para que se mantenga viva la fe en la resolución de problemas mediante el progreso impulsado por la tecnología, ese motor sine qua non de la sociedad de consumo. (71-72)

Así que ante esa creencia ciega de algunos en los falsos albores, qué es la locura sino, mejor mantener el princio de realidad de ser librero.

Así que, por un lado, en Tipos infames, aun reconociendo la cara B

han logrado que su librería sea un lugar libre de estrés, tan cómodo como el salón de tu casa y en el que enriquecerte intelectualmente mientras haces amigos

y en Pequod rompiendo la lógica de la inmediatez apuestan por el largo aliento que suele ser lo que lleva en ocasiones aparejada la felicidad…

“Veo abrir y cerrar librerías en seis meses. Esto es un proyecto de largo recorrido que me da para vivir feliz, básicamente, aunque yo creo que en breve voy a empezar a ganar un sueldo decente. Para que el negocio funcione hay que darse un plazo de cinco años”, explica convencido de que la apuesta vale la pena.

 

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El gran hermano digital. ¿Mejor apagados que encendidos?

Ayer, después de tiempo, él dice que lleva una vida que es un sinvivir, pude tomar una cerveza con cierto sosiego con Imanol Zubero.

En la conversación, suele ser habitual en ocasiones, se cruzó un libro por medio; en esta ocasión, el de Roberto Casati, Elogio del papel. Contra el colonialismo digital.

Por un lado guardaba la opinión del director de La Vanguardia Marius Carol publicada el sábado pasado con el título El colonialismo digital.

En la misma dice:

Casati nos advierte que el colonialismo digital se impone como verdad absoluta -o te digitalizas o desapareces- e invita a cuestionar a las grandes corporaciones empeñadas en introducir su tecnología para crear posibilidades de negocio, no sólo para vender a sus lectores tabletas o teléfonos, sino principalmente para introducirse de la manera más directa posible en la mente del lector y crearle nuevas necesidades.

El autor reivindica el libro de papel como objeto que pone una frontera a las intrusiones constantes, a las posibilidades de distracción, y defiende la lectura atenta para la comprensión de los textos. A Casati le preocupa el mundo de la escuela, donde afirma que los nativos digitales no existen, sino que estamos ante niños acostumbrados a interaccionar con pantallas e interfaces electrónicas porque es lo que encuentran a su alrededor. La tecnología apenas aporta mejora académica: no existen atajos digitales para una educación de calidad.

La digitalización nos facilita la vida, pero deberíamos proteger el papel como tecnología que nos ofrece la pausa y la reflexión como alternativa.

En el mismo periódico y el mismo día había un artículo de Manuel Castells. El título lo dice todo: Vigilados y vendidos.

Dos párrafos del mismo:

En ese mundo digitalizado y conectado, el Estado nos vigila y el Capital nos vende, o sea vende nuestra vida transformada en datos. Nos vigilan por nuestro bien, para protegernos de los malos. Y nos venden con nuestro acuerdo de aceptar cookies y de confiar en los bancos que nos permiten vivir a crédito (y, por tanto, tienen derecho a saber a quién le dan tarjeta). Los dos procesos, la vigilancia electrónica masiva y la venta de datos personales como modelo de negocio, se han ampliado exponencialmente en la última década por efecto de la paranoia de la seguridad, la búsqueda de formas para hacer internet rentable y el desarrollo tecnológico de la comunicación digital y el tratamiento de datos.

¿Cómo evitar ser vigilado o vendido? Los criptoanarquistas confían en la tecnología. Vano empeño para la gente normal. Los abogados, en la justicia. Ardua y lenta batalla. Los políticos, encantados de saberlo todo, excepto lo suyo. ¿Y el individuo? Tal vez cambiar por su cuenta: no utilice tarjetas de crédito, comunique en cibercafés, llame desde teléfonos públicos, vaya al cine y a conciertos en lugar de descargarse pelis o música. Y si esto es muy pesado, venda sus datos, como proponen pequeñas empresas que ahora proliferan en Silicon Valley.

Por medio, entre el sábado y el encuentro de ayer, una noticia de El País invitando a la ‘conexión permanente en el ámbito educativo’ que provoca que Imanol se remueva inquieto, ya me lo adelantaba ayer, y escriba en su blog. Léanlo entero.

Yo recojo el final que me lleva al principio y al libro de Roberto Casati. Termina Imanol escribiendo:

Sólo recogeré aquí tres de sus ideas (refiriéndose a Elogio del papel de Roberto Casati):

1. El colonialismo digital es una ideología que se resume en un principio tan simple como peligroso: «Si puedes, debes». Si es posible hacer que una cosa o una actividad migren al ámbito digital, entonces debe migrar. Pero esto es más que cuestionable. Como cualquier otra tecnología, la digitalización puede resultar emancipadora en algunos casos, pero no en otros.

2. La lectura está amenazada, nos la roban. El ordenador ha contribuido a erosionar el tiempo de lectura de libros. De la lectura en profundidad, que no surge de manera natural: hay que aprender a practicarla y, una vez aprendida, hay que protegerla. Si leer significa aislarse para profundizar los nuevos dispositivos electronicos, sobrecargados de aplicaciones que nos invitan a bifurcar nuestra atención, no nos ayudan en nada, Esta es la tesis bien fundamentada de Nicholas Carr en Superficiales). El libro de papel presenta ventajas cognitivas: la linealidad facilita la comprensión, su calidad de objeto aislado, de objeto en sí, no conectado, facilita la atención.

3. La escuela presenta la característica de ser un ámbito protegido, en el seno del cual habría que aprender a procesar la información y no contentarse con buscarla o recibirla. Habría que defender este espacio protegido y resistirse a la introducción incondicional de instrumentos que favorecen (casi exigen) el multitasking y elzapping. Ya usan estas tecnologías digitales fuera de la escuela; por eso, debería resultar interesante que los estudiantes fueran al colegio para hacer cosas muydiferentes de las que se hacen habitualmente en la sociedad.

Como conclusión: «La escuela debe, en cierta medida, resistirse a las tecnología distrayentes, precisamente porque ya cuenta por sí misma con la inmensa ventaja de ser un espacio protegido en el cual el zapping está excluido por definición; ventaja que le permitiría no tener que correr tras el cambio tecnológico y, al mismo tiempo, generar, gracias paradójicamente a sus inmensas inercias, el verdadero cambio, que es el desarrollo moral e intelectual de los individuos».

Este fin de semana buscaré largos momentos de desconexión para leer a Casati y, también, a Luis Landero.

Librerías. ¿Compromiso en el fondo y en la forma?

A principios de febrero Eva Orue escibió en Infolibre un amplio artículo sobre las librerías cooperativas que recomiendo y que lleva por título Más que vender libros.

Los dos subtítulos

  • Las librerías cooperativas luchan por asegurar su viabilidad económica sin traicionar su compromiso social
  • Incluso con matices, hay un compromiso en el fondo (editorial) y en la forma (societaria)

me parecen pertinentes y acertados ya que avivan un debate que creo que es importante sobre modelos de empresa, papel cultural y su compromiso, qué y cómo vender y desde qué estructuras societarias hacerlo.

Aparecen en el artículo algunos conceptos que creo sugerentes y recojo aquí:

– Economía social

– Empresa política

– Compromiso ético

Katakrak, La Caníbal, Buc de llibres aportan sus reflexiones y la pregunta sigue latiendo…

¿Es la librería es un arma de transformación (social, económica, cultural) cargada de futuro?

Un imaginario, en cualquier caso, sugerente que también busca ir más allá de los libros.

De Malasaña a Vallecas o de Arrebato a Muga

Conocí a Pepe Olona de Arrebato este noviembre en Santa Cruz de Tenerife.

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A la gente de Muga no la conozco, pero estoy seguro que si han pasado por el encuentro con Raquel Blanco son una librería con su encanto.

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Foto de chiquitinacuento

Estos días pasados ambas librerías han sido entrevistadas. Arrebato en Culturamas y Muga en Jot Down.

Os invito a leeros las dos entrevistas completas, pero os dejo aquí algunas frases-citas que creo forman parte de su encanto y de su sugerente imaginario librero particular.

Arrebato tiene ya 10 años de vida y Muga se acerca a los 14 así que no son unos recién llegados y han nacido, al mismo tiempo, con la vorágine digital ya en marcha.

– Nuestra idea… continuar mostrando aquellas editoriales que no iban por caminos convencionales, combinadas con libros de segunda mano en los que nos permitía no someternos a las leyes de mercado. (Arrebato)

– Trabajamos la poesía que va por canales independientes. (Arrebato)

– Se editan muchas cosas, hay una exageración a nivel de edición y se edita demasiada basura. Hay que saber distinguir mucho porque hay mucha edición, demasiada edición, y hay que saber poner un poco el freno. Y por otro lado, está este canal independiente que a nosotros nos gusta más. (Arrebato)

– ¿Qué es esto de Muga? Igor: Yo diría que es una librería, pero a veces no lo tengo claro…

– … vas con tus prejuicios, como alguien que ve el mundo del libro desde fuera, con esa fascinación. Me imagino a toda la gente joven que está ahora abriendo librerías así, con esa misma ilusión. En nuestro caso es cierto que tuvimos suerte cuando empezamos, y también nos dimos cuenta muy rápido de que había que deshacerse de la idea romántica de librería que teníamos. (Muga)

– Poco a poco, entonces, vas entrando en contacto con lo que tienes a tu alrededor. Y vas definiendo el proyecto. Es más importante escuchar lo que necesita la gente, saber hacer esto, que generar el tipo de librería ideal que te gustaría. Así, nos fuimos convirtiendo rápidamente en una librería de barrio, en el buen y en el mal sentido de la palabra. Porque tú no nos has conocido en esa época, pero llegamos a tener prensa, papelería, a hacer fotocopias… (Muga)

– a partir de un determinado momento de lo que nos dimos cuenta es de que la gente lo que quería de nosotros era, aparte de atender esa demanda, que fuéramos profesionales, que supiéramos de libros. (Muga)

– Nosotros teníamos que provocar que Muga, aparte de tener los libros, fuera un lugar de encuentro. Y creo que esto lo fuimos consiguiendo, adaptándonos.

– Si el precio del libro está pensado para proteger a editoriales, librerías y creadores de tamaño medio y pequeño y no funciona y siguen cerrando librerías y editoriales… Algo hay ahí que da qué pensar. (Muga)

– Creo que el libro corre el riesgo de convertirse en un signo de distinción. Consumo libros porque me lo puedo permitir, formo parte de una élite. Y no lo digo en sentido peyorativo. El lector de libros como parte de una élite cultural. Son élites que existen naturalmente. (Muga)

Y ahí dejamos un tema de debate abierto….. planteado por los libreros de Muga

Hay como dos mundos en choque, y no creo que solo sea en el sector del libro. Hay una idea más tradicional sobre lo que representa el pertenecer a este mundo, y otra idea que tiene presente todo lo que está pasando, las nuevas tecnologías. Hay también un debate abierto entre nosotros, si las librerías somos cultura o no, si nos tendrían que proteger o no, si somos intermediarios de valor o no lo somos. Lo que está pasando es como un cambio de paradigma.

En Euskadi, algunas librerías son, por suerte, algo más que libros

Danele Sarriugarte ha publicado hace unos días un artículo en euskera en Argia con el título Liburuak baino askoz gehiago del que, por su interés, por lo menos para mí os ofrezco una traducción.

Centros de cultura: se está creando una nueva hornada de espacios culturales; las librerías, pero entendidas como centros culturales.

Para los ciudadanos vascos que pilló en su juventud la década de los ochenta y noventa leyendo y escuchando, los «gaztetxes» y el movimiento que los rodea, en lo que a cultura y música se refiere, han sido una pieza clave para que algunos brotes florezcan, cierta gente se conozca y conspiren juntos, en pocas palabras, para que dieran algunos conciertos, se compusieran algunos canciones y nacieran algunos grupos que han sido míticos para los que hemos llegado después.

Lees el libro Kafe Aleak [Granos de Café] con la nostalgia de siempre, tecleas en youtube unas palabras por enésima vez para escuchar una canción de BAP, y ves en esa foto de toda la vida, en blanco y negro, a Eneko Abrego cantando y bailando sin camiseta. Te cuentan, también por enésima vez, cómo formó el grupo Anari, y como si eso no fuera suficientemente doloroso, los de Elgoibar de una generación mayor te traen a la memoria el viejo «gaztetxe» que derribaron cuando apenas tenías catorce años: eso sí que era un edificio. Sin remedio y lleno de envidia estás a punto de admitir que cualquier tiempo pasado fue mejor, aunque hayas visto la película parisina de Woody Allen, y lo que es más importante, aunque trates de desvirtuar el pasado y conozcas a los mayores que viven aquí.

¿Por qué se te adjudicaría esta era digital tan cómoda y casera? ¿Por qué sino para ser miembro de una generación que solo mencionan para echarle en cara su pasividad y para condenarla por todo lo que no hace? ¿Por qué tener en casa, además, los discos/casetes/fanzines de hermanos y hermanas, primos y amigos mayores? ¿Por qué estar condenados a convertirnos en aficionados anacrónicos de todo eso?

No te preocupes. Tú también tendrás qué dejar a tus sucesores. Ya que en los párrafos anteriores he dejado completamente a un lado a los que hoy en día siguen dando la cara en la calle. Me he aproximado asimismo a los «gaztetxes» que siguen mutando y funcionando, demostrando que el grupo-objetivo que llevan en el nombre va mucho más allá de la variable de edad; incluso reivindicando que el posible miembro de un «gaztetxe» es indeterminado. Y sobre todo, porque me he olvidado de un tipo de espacio que  una nueva hornada ha creado el año pasado y en los últimos tiempos: las librerías, entendidas como centro cultural. Y digo una hornada nueva, porque su tradición no es tan corta, y para no caer en el poco estratégico y monumental error de no tener en cuenta a los predecesores.  Porque la librería Anti de Bilbao y el espacio Zuloa de Vitoria, entre otros, llevan años trabajando. En esta época mercantilista en la que la cultura, la literatura y el pensamiento no son más que píldoras con precio, hay muchos que siguen creyendo que los espacios que las venden deberían ofrecer algo más, para que las píldoras sigan golpeando, para que no pierdan su utilidad pedagógica, inductora y revolucionaria.

Así, la librería de San Sebastián KaXilda (guiño a  la anarquista Casilda Méndez), la cual expresa sus principios con el propio nombre, abrió las puertas de su nuevo espacio (esperemos que para largo), el año pasado, a finales de octubre. Teniendo que dejar de repente el sitio estrenado en el número seis de la calle Arroka y tras aposentarse durante varios meses en un local mucho más pequeño, finalmente han afincado la amplia y magnífica sede en el número dos de la misma calle. En sus baldas podemos encontrar en el acto esos libros que son difíciles de conseguir sin pedirlos por adelantado y esperar, también conocer propuestas desconocidas gracias a los que se sientan al otro lado del mostrador. Se puede comer algo o tomar un café, también reunirte con los amigos sin necesidad de tomar o comprar nada; para hablar, coser o reflexionar.

La Hórmiga Atómica de Pamplona viene con aires renovados, convertida en Katakrak,  surgida de la confluencia del  cambio que se quiere provocar en la ciudad y de la apropiación de la onomatopeya equivalente a la ruptura con la intención de que significante y significado sean uno.  Hace algo más de un año pusieron en marcha una campaña de crowdfunding para financiar el enorme local de la Calle Mayor al que habían echado el ojo y para poder renovarlo y acondicionarlo con trabajos comunitarios. Habiendo sobrepasado la cantidad de dinero mínima, el 30 de diciembre de 2013 pusieron en marcha la enorme sala que se puede utilizar como cantina, librería y espacio para charlas de todo tipo.  La idea del comunitarismo era algo que tenían en mente e introducido en su estilo desde el principio, el pulmón pamplonés quiere ser un lugar para desarrollar ese funcionamiento diferente. No se nos olvidará fácilmente el día que trajeron a Silvia Federici, la pensadora feminista que ha trabajado con energía los caminos del comunalismo.

Por último, volviendo a San Sebastián y yendo por la plaza Easo hasta la calle Zabaleta de Gros, Garoa creó una nueva espora en julio, en el número 34. La que durante mucho tiempo ha sido y aún es una librería de referencia en Zarauz, la que fue testigo de encuentros con Jorge Oteiza y Federico Krutwig cuando la regentaba Flor Illaramendi, la cogieron hace casi cuatro años los hermanos Agirre, hijos de Illarramendi.  Con el concepto Paperezko [de papel en euskera] comenzaron con el proceso de convertir de manera oficial la antigua librería en laboratorio cultural, acercando charlas, músicos, cine, amigos y teatro a los libros. También han querido expandir la iniciativa a la capital dando así un paso adelante. En la planta de abajo, exposiciones, sofás y la oportunidad de charlar tranquilamente sobre un suelo blanco y espacioso. En la de arriba, en cambio, ambiente cálido y una mesa con doce joyas de la literatura, que cambian cada mes y  tienen La buena novela de la escritora francesa Laurence Cossé, escogida entre otras por miembros de un comité secreto.

Que duren muchos años. Y tú, contemporáneo, disfrútalas con saludo, gózalas y compártelas.

Un ejemplo todas ellas de un imaginario librero que con sus variantes, pero con claridad en todos los casos, contextualiza el libro en espacios culturales, alternativos, críticos con su entorno y en los que la palpabilidad juega un papel claro.

Nota final:

Gracias a Alex Barandiaran por su traducción

El imaginario librero -10

Venimos de aquí (acceder)

Y, a ese espacio, dentro del imaginario, se le solicita algo más que la mera actividad, que el mero cúmulo de ‘acciones y/o actos’ que se hacen.

 “Yo me dedico a mi oficio, ¿comprendéis? Soy librero, voy de aquí para allá, veo a un montón de gente, vendo los libros, descubro talentos ocultos bajo montañas de papel……Yo propago ideas. El mío es el oficio más arriesgado del mundo, ¿entendido?, soy responsable de la difusión del pensamiento, incluso del más incómodo. –Señala en dirección a la casa de Oporinus-. Ellos escriben e imprimen, yo difundo. Ellos se creen que un libro vale por sí mismo, creen en la belleza de las ideas en cuanto tales….Una idea es válida en tanto que se difunde en el lugar y en el momento adecuados, amigo mío[1].

 Se le pide, en consecuencia, que sea:

  • Dinamizador
  • Generador de Debate intelectual
  • Refugio
  • Fomentador
    • De la lectura

En este sentido dice Antonio Basanta:

 Mi experiencia personal y profesional me ha demostrado todo lo contrario. Y con rotundidad que, sin una red tupida, profesional y dinámica de librerías, la construcción de la sociedad lectora se torna en un objetivo inalcanzable. Que sin la presencia de lo que vosotros representáis, en términos de independencia, pluralidad, libertad y pasión, condiciones todas ellas fundamentales para que la lectura exista leer en plenitud se convierte en una utopía o en un fraude.

  • De la cultura.

Vamos a abordar con un poco más de detenimiento esta dimensión en el siguiente punto, teniendo en cuenta, por supuesto, todo lo señalado en este punto que ahora terminamos y siendo conscientes también de que hay elementos que se solapan e interrelacionan.

Referencia cultural

Quizás podamos llegar a pensar que las librerías son demasiado autoexigentes con ellas mismas o, quizás han ‘mamado’ de experiencias y modelos, como el alemán y el francés a la hora de poner en valor esta dimensión cultural y de compromiso, al mismo tiempo con el entorno.

Seguiremos

[1] (Luther Blisset, Q, Debolsillo, pag. 496-497)

Librerías: transitando del soporte a la experiencia

librerias_del_soporte_a_la_experiencia

Hasta el 21 de febrero esta obra sólo era accesible para los usuarios de lectyo.

A partir de hoy está disponible para todo el mundo.

El objetivo que he pretendido es

Ofrecer algunas pistas, y sobre todo interrogantes, que nos ayuden a plantearnos a través de nuestras propias respuestas qué sabemos o no sobre nuestros clientes y cómo podemos disponer de algunas herramientas sencillas que nos puedan facilitar un análisis de sus perfiles, así como algunas posibles líneas de actuación.

Si queréis conocer algo del contexto de la publicación podéis acceder a una presentación que ya colgué por aquí.

Acceder a la publicación.

Librerías twitteras

Hoy sábado en Bilbao hace un tiempo ‘pasado por agua’. Así que una vez cumplidos los agradables rituales matinales del desayuno con prensa,

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de la compra semanal y de la maravillosa terapia de preparar comida para la ‘familia ampliada’ a base de unas ‘carrilleras de cerdo a mi modo y manera’ que mañana degustaremos…

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No está de más si tienes ganas de enredar y ver y comprobar que hay también por suerte librerías enredadoras darte una vuelta por esta lista que he creado de librerías twitteras en España. Por ahora he recogido a lo largo de estas últimas semanas a 160, pero estoy convencido de que hay muchas más.

Si las vais encontrando y os apetece me las podéis ir haciendo llegar vía comentarios o con un mensaje directo indicando su nombre de usuario para que la incluya.

Libreros_tuiteros¿Utilidades?

Varias

1. Chascarrillear de manera informal que viene de cine en días lluviosos

2. Analizar y aprender de buenas prácticas

3. Ver qué editores, autores y demás interactúan.

4. ‘Vigilar’ a la competencia 😉

5. Interactuar

6. Pasar el rato…

Cada uno se puede hacer el menú a su medida.

Disfrutad

Propuestas de políticas públicas para el sector del libro a 6 manos

Ayer se presentó el Informe sobre el Estado de la cultura en España. La salida digital (ICE-2014) de la Fundación Alternativas.

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Junto con Manuel Gil y Manuel Ortuño, con quienes comparto tarea de editor en la Revista Trama&TEXTURAS y grande compañeros de trío para todo, elaboramos el capítulo relativo al sector del libro que lleva como título El libro: crisis analógica y emergencia digital.

Recojo aquí solamente las Propuestass de políticas públicas que formulamos al finalizar el artículo abiertas a matizaciones y nuevas sugerencias:

Desde el punto de vista de las políticas públicas de apoyo al libro, las lagunas e ineficiencias son claras. Un sector que representa el 1,3 por 100 del PIB nacional y que representa el 38,1 por 100 del total de la aportación al PIB de la cultura, necesita de unas políticas públicas muy activas que nos atrevemos a resumir en las siguientes líneas:

1. La incentivación de la demanda del libro debe ser un reto compartido entre industria y administraciones.

2. Se hace imprescindible el aplicar unas políticas públicas de apoyo a la digitalización de contenidos muy intensas.

3. Apoyo a la creación de proyectos piloto de mejora de procesos, de optimización de la tecnología, de soluciones y servicios innovadores, para superar un modelo de negocio que arrastra ineficiencias que no por conocidas están resueltas.

4. Ante la crisis generalizada y de larga duración que vive el sector de librerías en nuestro país, y que repercute directamente en las disfunciones del ámbito editorial y de la facilidad de los ciudadanos por acceder a los bienes culturales, se impone repensar y diseñar un plan de defensa de la librería, tal y como vienen desarrollándose en otros países vecinos.

5. Generación e impulso de procesos de cooperación intrasectorial entre los diversos actores para superarlas ineficiencias que se arrastran,promover proyectos de colaboración y tejer redes que sirvan de germen de actuaciones futuras.

6. El conjunto de las bibliotecas públicas del país, con independencia de los niveles de la administración pública de la que dependan, junto con aquellas redes de bibliotecas de carácter privado pero de interés público, deberían ser objeto preferente de atención por parte del Estado, para mantener y reforzar las políticas de adquisiciones y, simultáneamente, desarrollar sistemas homologados de préstamos y acceso a la lectura. Un acuerdo nacional sobre el préstamo digital sería una política que debería ser impulsada por los poderes públicos.

7. La administración debería jugar el papel de catalizador estimulando el desarrollo del sector mediante políticas innovadoras, el estímulo de los proyectos compartidos y las fusiones empresariales igualmente debería ayudar con claridad a la implantación de modelos de excelencia y calidad que en otros países empiezan a ser comunes.

8. Es necesario plantearse, desde lo público, una revisión y adecuación de la Ley del Libro al nuevo ecosistema, las distorsiones del ordenamiento tanto con las librerías como con las bibliotecas así parecen aconsejarlo. En este sentido, el reinterpretar esta ley con los nuevos datos que el escenario digital plantea, es una necesidad importante.

9. Dejamos para el final una reflexión delicada, y es el trato fiscal que hasta la fecha ha tenido el libro en comparación a otros sectores de la cultura. Pensamos que le corresponde al propio sector reflexionar con seriedad sobre si los mensajes que ha lanzado en relación a este hecho son los más adecuados para un coherente alineamiento con el resto de las empresas y sectores culturales. No debemos olvidar que una de las consecuencias más claras de lo digital es la sutil desaparición de barreras entre las propias creaciones. Ello puede traer como consecuencia, y como ya ha empezado a ocurrir en algunos foros, que en el entorno digital se empiece a dejar de hablar de libro.

Justo también ayer tuve conocimiento del Plan de Fomento de Industrias Culturales 2015 elaborado por la Secretaría de Estado de Cultura.

Busque y comparen las medidas y propuestas  del Informe de la Fundación y del Plan del Ministerio. Ya saben, en estos tiempos líquidos, como el agua y el aceite.

Librerías con ‘algo más’ o, a veces, algo más con ‘librería’.

Nos ha encantado el artículo Librerías con trastienda de Eva Armas en la Revista AD y los guiños que se hacen entre otras a

Tipos Infames

Chico Ostra

La Fábrica

Walden

+Bernat

Ubik Café

Monpassa

Ocho y Medio

A Punto

El artículo nos ha hecho recordar un texto de Jordi Llavina, Mi primera librería, publicado en La Vanguardia el 27 de abril de 2005. En el mismo decía:

La librería del señor Rosselló (el mote era cal Ceferino) disponía, pues, de su correspondiente trastienda por debajo del nivel de la calle y, en el solaz abstraído de tantos días de mi adolescencia, hasta diría que por debajo del nivel del mar (ahí empecé a familiarizarme con Julio Verne, por ejemplo). Uno bajaba ocho peldaños y se encontraba en un espacio de unos veinte metros cuadrados, abovedado como una bodega para caldos añejos pero con mucha más luz y sin humedad ninguna. La literatura acolchaba las paredes rugosas de estuco.Una gran tabla dispuesta sobre caballetes ocupaba la parte central, y ahí se acumulaban novedades editoriales. A finales de los setenta, lo de las novedades no era una locura como ahora. Eran los tiempos de Laia, Bruguera, amén de las ya clásicas Edicions 62, Proa o Lumen. Recuerdo que el día de San Silvestre de 1981 descubrí, en ese sótano de las delicias, a Joan Vinyoli. Antes había hecho lo propio con Salvat-Papasseit y Espriu, y al poco vendrían Cernuda, Eliot, Ferrater, Ginsberg. Como es lógico, he conocido librerías mucho mejor surtidas, modernas, globales, laberínticas, aquí y allá, así en París como en la tierra. Y, no obstante, ninguna como esa primera librería, con su mote que sabía a tenderete de golosinas, Cal Ceferino.

 

Quizás algunas de las librerías que aparecen en el artículo hayan sido para vosotros vuestras primeras librerías o formen parte de la trastienda vital personal. Cada una de ellas, como nosotros son librerías y espacios con presente y futuro, que sufrirán sus vaivenes como todas las pymes, pero que demuestran también que hay muchos caminos y formas de hacer y de ser.

El artículo empieza así:

Hace tiempo que las librerías son las grandes olvidadas de nuestras ciudades. Los avances tecnológicos y la escasez de tiempo con la que vamos hoy en día han logrado que estos comercios tan especiales que huelen a cultura se hayan quedado por el camino. Por eso, sus dueños han dado una genial vuelta de tuerca y han conseguido reinventarse en magníficos rincones en los que deleitarse con un café, un curso, un vino o un trozo de tarta.

Seguir leyendo 

El imaginario librero -9

Venimos de aquí (acceder)

Podríamos por lo tanto señalar que se ha ido produciendo una evolución de dentro hacia fuera.

  • Un primer estadio que podríamos denominar de ‘espacio cultural’. Lo es por el hecho de ofrecer productos culturales.
  • Un segundo estadio que podríamos denominar ‘espacio cultural activo’. No sólo se ofrece producto cultural en el espacio, sino también actividad en torno al producto y los distintos agentes que intervienen. Lo denominaremos a continuación como ‘Algo más que actividad cultural’.
  • Un tercer estadio que podríamos denominar como ‘agente cultural activo’. No sólo se interactúa en el espacio, sino que, por un lado, se sale fuera del mismo para y en el propio espacio se interactúa no sólo en torno al libro, sino a otros fenómenos y realidades culturales. Y que aquí le daremos el nombre de ‘Referencia cultural’.

Algo más que Actividad cultural

Vayamos por pasos para decir por qué hablamos de ‘algo más que Actividad cultural’.

En la medida en que el aspecto cultural ha salido reflejado con claridad, también era de esperar que saliese un pequeño abanico de actividades en torno a la cultura. Y así se habla o se señalan entre las mismas:

  • Presentaciones
  • Conferencias
  • Talleres
  • Lecturas
  • Charlas
  • Cuentacuentos

Ahora bien, no parece, suficiente con ese listado de posibles actividades a llevar a cabo para señalar esa dimensión cultural. Se habla del propio espacio librero como Espacio cultural.

En esta línea se sitúa, por ejemplo, la intervención del parlamentario Costa Palacios en la Comisión de Cultura del 11 de junio de 2014 cuando dice en relación a las librerías:

Son un espacio cultural de primer orden que cuenta con un amplio programa de actividades culturales que encuentran en estos locales el sitio idóneo para desarrollarse. Es indudable que bastaría con que solo se tuviera en cuenta esta función cultural para que estuviéramos obligados a defenderla. 

La actividad, por lo tanto, toma sentido en el espacio en el que se desarrolla.

Seguimos aquí (Acceder)

¡Me gustan los libros! A favor de la lectura en papel. ¿Te apuntas?

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Terminé ayer de releer Una muerte muy dulce de Simone de Beauvoir.

Escribe:

El poder de los objetos es conocido, en ellos la vida se petrifica con uuerza mayor que en cualquiera de sus momentos.

Recientemente también César Coca escribía en su espléndido blog:

No todo en la vida son contenidos. La forma también es relevante. Los tecnópatas no siempre lo saben.

En el mundo del libro digital las previsiones aparecen últimamente como equivocadas y atascadas. El papel sigue representando el 80% de las ventas mundiales.

Así que el futuro que es el presente de dentro de unas horas sigue siendo mayoritariamente en papel.

Nada será, como el presente ya indica, lo que fue. Pero este mismo presente parece señalarnos algunos caminos como:

– La importancia de la librería y lo palpable y el único canal que por ahora retiene a los lectores.

– La importancia de los nuevos modelos de negocio micro y cooperativos. En los nuevos escenarios que por ejemplo dibuja Enrique Bustamante me interesa sobre todo el papel de las pymes.

– El peligro que corren las ballenas del sector. Cada vez quedan menos.

– Que parece mejor y más sano, según Alberto Manguel, tanto para el sexo como para la lectura lo real y palpable que lo virtual.

En esta línea y con estos guiños llegan a veces campañas y propuestas amables como la que nos ha hecho llegar Leticia de Santos y que lleva por título Me gustan los libros.

Nos cuenta:

«Me gustan los libros» nace de la necesidad de crear un movimiento a favor de la lectura en papel, que defienda la tradición de la imprenta, las bibliotecas, las librerías, la belleza de compartir un libro, lo perdurable, las cubiertas bonitas, las notas de amor en los márgenes, en definitiva, el amor a los libros y a la cultura.

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¿TE ANIMAS?

No queremos dejar la ocasión de acordarnos de dos iniciativas más palpables.

De una de ellas ya hemos hablado por aquí. Fue lanzada por ANTI Liburudenda y faltando todavía unos cuantos días ha duplicado las expectativas.

Y la segunda, que son dos, es de nuestra amiga Alejandra Díaz Ortiz y compañía, la gente de Visual y Proyecto Gorrión. Por este lado un estupendo fanzine de collage.

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Y la segunda que a encontrado su acomodo en La Turrona y que nos permite poner un punto y final a contracorriente de los discursos dominantes modelo partido único.

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Así que quienquiera que se venga. Seguimos buscando gustadores y amantes de lo palpable.

En Cáceres las librerías animan la agenda cultural

¡Cáceres, como Teruel, también existe!

Hay librerías y libreras y libreros que en algunas ocasiones llevan tiempo batallando y, en otras, se han animado recientemente a la pelea.

Conozco ya desde hace unos cuantos años a María Vaquero de Todolibros. Disfruté hace un par de años de una maravillosa velada conversacional.

Así que no sólo por ella, sino por el resto de librerías que aparecen en el reportaje en Hoy de Cristina Núñez como Psicopompo, Cervantes o Nobel nos hacemos eco de su dinamismo y ganas.

Aunque María Vaquero no lleva la cuenta de la agenda cultural, tiene citas frecuentes. Las dos últimas presentaciones, la de Mari Cruz Vázquez, que dio a conocer ‘El Rastro del Caracol’ o la del Capitán Extremadura, de Esteban Navarro, consiguieron reunir un número considerable de lectores. María Vaquero también se traslada con su maleta cargada de libros fuera. Estuvo en el espacio cultural de la calle Clavellina, donde Rafael Santandreu presentó el libro ‘Las gafas de la felicidad’, que ha arrasado en ventas.

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El imaginario librero -8

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En esta línea, Antonio Mas señalaba ya en el año 1993:

“la difusión pasiva se refiere fundamentalmente a la que se realiza a partir de la simple exhibición del libro….no es desdeñable la contribución que realizan los puntos de venta pasivos por el simple hecho de mostrar el libro, ponerlo al alcance de cualquiera y desposeerlo de su aureola mítica”

En conclusión: la vertiente cultural pasiva se mantendría en todas aquellas librerías que mantienen sus puertas abiertas, ofrecen un aceptable fondo editorial e intentan asesorar a sus clientes a la hora de elegir sus lecturas.

Podríamos, quizás, decir que la vertiente cultural pasiva queda “de puertas adentro” y marcada más por los libros recibidos que por la posible interrelación con el entorno.

En la medida que la librería y los libreros abren sus puertas para salir, comunicarse con el entorno y adecuar su oferta de espacio, de servicio, de relación, de libros al mismo es cuando se puede empezar a hablar de una dimensión cultural activa de la librería.

Por lo tanto, la librería estará actuando activamente, desde el punto de vista cultural, si es capaz de entrar y mantenerse, en los sistemas comunicativos de su entorno. Con una presencia constante, individual y colectivamente,  en ese universo comunicativo, en la doble dirección de dar y recibir, estaremos dando sentido y rentabilizando la política cultural de la empresa librera y de los libreros.

Es, por lo tanto, teniendo en cuenta ambas dimensiones, pero sobre todo avanzando hacia la que supone la dimensión cultural activa, desde donde queremos ir haciendo el planteamiento.

Esta doble dimensión, pasiva y activa, se ve recogida con claridad en las respuestas que hemos ido recibiendo, pero quizás ya con un avance claro, con un pasito más sobre lo señalado con anterioridad. Se da por supuesto y ni siquiera se menciona esa visión ‘más pasiva’ del espacio como mero expositor y todo lo que se plantea supone con claridad una proactividad que en algunos casos se realizará en el propio espacio y en otros será necesario ‘salir fuera del espacio’ para interactuar.

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e-liburutegia. Cifras que… ¿generan conocimiento?

Han pasado poco más de dos meses y desde el servicio de bibliotecas nos vuelven a poner algunas cifras encima de la mesa. No me atrevo ni a llamarlo dato y mucho menos información y conocimiento que supone ya, en ambos casos, una clara contextualización.

El titular de la nota de prensa que los medios que he visto hasta la fecha simplemente ‘cortan y pegan’ dice así:

eLiburutegia supera los 5.000 libros prestados

Los matices son importantes y utilizar ‘supera’ en ligar de ‘alcanza’, ‘realiza’… indica probablemente un elemento de valor. Se ‘superan’ las metas o los abjetivos o, también, los obstáculos o dificultades. No sabemos si esa cifra de 5.000 era un objetivo o una dificultad.

Pero me vais a permitir hacer otro tipo de lecturas de las cifras que la nota de prensa nos facilita y plantear así otros titulares que es probable que generen valoraciones distintas.

Titular 1:

El préstamo digital es utilizado en los dos primeros meses por el 0,6% de los socios de la red de bibliotecas.

Titular 2:

La biblioteca digital en sus primeros 70 días de funcionamiento presta de media 66 libros al día.

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27 Febrero. Taller con Luis Collado y Jorge Portland. Metadatos. Qué son y cómo ayudan a vender

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TITULO Metadatos. Qué son y cómo ayudan a vender
Descripción Una correcta gestión de los metadatos en el quehacer editorial facilita una mejor descubribilidad online así como una más productiva comercialización de los contenidos digitales. El Taller pretende poner a disposición de los asistentes los conocimientos y algunas herramientas que les faciliten estos aspectos.
Contenidos §         Qué son los metadatos.

§         Para qué sirven los metadatos.

§         Clasificación y tipos de metadatos.

§         Gestión y uso de metadatos. Herramientas. La importancia de los estándares de metadatos.

§         Buenas prácticas en el uso de los metadados.

§         Problemas y errores más comunes, las posibles soluciones.

Objetivos §         Entender la importancia de los metadatos, desde el punto de vista editorial

§         Cómo trabajar con los metadatos en el flujo editorial.

§         Identificar las mejores prácticas en el uso de los metadatos, en mi actividad editorial

§         Conocer trucos y herramientas para un uso más correcto y cómodo de los metadatos.

Profesor Luis Collado

Con más de 14 años de experiencia en el mundo editorial, trabajando tanto con libros en papel y sus primeras herramientas tecnológicas asociadas, como con su digitalización y su disposición comercial en formato electrónico.

Ha sido Director General de la División Universitaria / Profesional en Pearson Educación y Director de Marketing y Ventas en McGraw-Hill, antes de incorporarse a Google para llevar el proyecto de Google Books en España y Portugal.

Ya en Google también ha trabajado  en el lanzamiento de Google Play Books en España, Portugal y 18 países de Latinoamérica

Jorge Portland

Consultor independiente especializado en estrategias digitales y nuevos flujos de trabajo en la industria editorial.
Experto en metadatos y su gestión.
XML aplicado a la industria editorial.
Asesoramiento para la digitalización y etiquetado de fondos editoriales, evaluación de las estrategias digitales adecuadas para cada fondo editorial.
Dedicado a la innovación en el campo editorial.

Amplia experiencia en el proceso editorial. Puesta en marcha de una colección. Labores de Editor de Mesa. Lectura de originales y redacción de informes de lectura. Experto en maquetación, así como conocimiento de diseño de libros. Seguimiento de la producción de libros.

Duración 4 horas
Fecha 27 de febrero de 2015 de 16:00 a 20:00
Lugar de celebración Arce
Precio 75 euros

50 euros socios espacio Texturas

Más comisiones de inscripción

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Importante  Se ruega puntualidad.

Para cualquier duda o sugerencia contactar con promociontramaeditorial@gmail.com

Paraula de llibreter

El Gremi de llibreters de Mallorca ha puesto en marcha la campaña Paraula de llibreter.

Paraula de llibreter

El objetivo es fomentar la lectura y acercar las librerías tradicionales a los lectores a través de las redes sociales.

Colaboran en la campaña el Consell de Mallorca y la comunidad de blogueros de las ilsas Mallorcablogs.

Se trata de la primera campaña online de fomento de la lectura que se lleva a cabo en Mallorca y se quiere aprovechar en la misma «la gran plataforma que suponen las redes sociales a la hora de difundir los libros como una parte indispensable del patrimonio cultural».

El objetivo de la campaña es recordar a los lectores la importancia de las pequeñas librerías y los libreros tradicionales, generar tráfico hacia las redes sociales del Gremio de Libreros y poner en valor la figura del librero. Para que esto sea posible, además de la difusión de las actividades y las reseñas de los bloggers, también se pueden encontrar en la web semejanzas de los miembros del Gremio, consistentes en una breve descripción de su historia como librero, así como las actividades que realicen las librerías que participan en la campaña de fomento de la lectura.

Pues ¡suerte y ánimos!

Y una cita de Antonio Basanta:

Sin una red tupida, profesional y dinámica de librerías, la construcción de la sociedad lectora se torna en un objetivo inalcanzable. Que sin la presencia de lo que vosotros representáis, en términos de independencia, pluralidad, libertad y pasión, condiciones todas ellas fundamentales para que la lectura exista leer en plenitud se convierte en una utopía o en un fraude.

El imaginario librero -7

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En la presentación y defensa del mismo, el parlamentario Yuste Cabello afirmaba:

Las librerías son más que comercios, son agentes culturales que dinamizan las ciudades y que están fuertemente implicadas en el fomento de los hábitos de lectura, son lugares implicados en la vida cultural de la ciudad que contribuyen a fortalecer los barrios, que ayudan a generar empleo y que colaboran con la economía local.  

Y a la hora de entrar en las propuestas concretas se decía:

Queremos que ese plan al menos incluya las siguientes medidas. Primero, recuperar el papel de la librería como espacio de gestión cultural y el papel del librero como prescriptor y mediador cultural. Segundo, crear un sello de calidad para las librerías que actúen como motor cultural de su entorno.  

Las referencias anteriores no nos deben llevar a la simplificación de pensar que toda librería, entendida como espacio abierto al público en el que se comercializan preferentemente libros tenga una dimensión cultural plena. La misma, sin conciencia y sin ser definida no tiene sentido. Quizás al mismo tiempo, se pueda afirmar lo que ya en el año 1994 escribía Valeriano García Barredo:

“Si el componente cultural no existiera y si la parte mínima, pero muy valiosa, de su reconocimiento social no existiera, la inmensa mayoría de los libreros no ejerceríamos como tales”. 

En cualquier caso es interesante señalar cómo con el tiempo se ha ido produciendo una reflexión y un avance sobre esta dimensión cultural, su significado y su concreción que ha transcurrido probablemente muy paralela en el tiempo a la propia evolución conceptual sobre la librería y la acción cultural.

En los inicios de esta línea de reflexión hay un reconocimiento, o por lo menos en nuestra opinión debe haberlo, a lo que podríamos denominar el desarrollo de una dimensión cultural pasiva. Sólo por el hecho de dedicar amplios espacios, situados en muchas ocasiones en zonas comerciales importantes, independientemente del tamaño de la población, a la exposición del libro, se reconoce esta dimensión cultural.

¿Cuál es el número de escaparates que de forma gratuita, en lo más céntrico de las ciudades, en barrios menos cultos -por lo que tiene más mérito- o en los pueblos, muchos de ellos sin bibliotecas, estamos ofreciendo las librerías? ¿Quien nos lo ha agradecido?”.(Valeriano García Barredo) 

Vendría, pues, esta dimensión marcada básicamente por el espacio (ubicación, escaparate, estanterías, muebles…) y el soporte, el libro.

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Jakinbox. ¿Un ejemplo para el sector del libro desde el del teatro? Buscando la reflexión extramuros y superando el ombliguismo.

Si el sector del libro se considera por lo menos en una parte importante una industria cultural o parte del sector de la cultura quizás debería mirar con más frecuencia lo que ocurre precisamente en ese entorno y ver para tomar ideas o analizar lo que hacen otros sectores.

Suele ser bueno el mantener pues conversaciones trasversales o el preguntar a personas que trabajan o investigan sobre otros ámbitos de la cultura sobre cómo nos ven.

Algo de esto es lo que ha hecho Eskena, asociación que agrupa a un número importante de Compañías teatrales de Euskadi.

Ha solicitado a profesionales que tienen relación más o menos intensa con el mundo de la cultura, pero desde miradas distintas al teatro, algunas reflexiones sobre la situación y el futuro de las artes escénicas.

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Y el ramillete de opiniones es sugerente y colorista.

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