Interesante poder conocer los primeros datos de funcionamiento del préstamo digital en Catalunya.
Parece que en este primer mes han conseguido 10.200 préstamos.
Interesante compararlos con los de Euskadi en el primer mes que se situaban en 1.696.
Alguien saldrá diciendo: ¡Es que son más habitantes! Ya, ya, pero aún así los ratios son demoledores sobre población general. Para que las cifras de Euskadi alcanzaran en proporción el nivel de Catalunya deberían haber andado en torno a los 3.000 préstamos. Es decir: casi el doble.
Si queréis, lo podemos mirar desde otro ángulo: después de 7 meses de vida, es decir, pasado ya el período de gracia de los 100 días, se han conseguido en Euskadi 12.000 préstamos y que sólo han atraído a 5.500 usuarios.
No voy a entrar en otros temas que ya he abordado con anterioridad.
Y ahora podemos empezar a tirar del hilo y preguntarnos:
– ¿Qué aporta realmente una plataforma propia que se intenta vender como la panacea a bombo y platillo?
– ¿Qué aporta un mayor número de títulos si el nivel de préstamo es menor?
– ¿Qué aporta un mediador externo monotemático y entorpecedor de nuevas propuestas e ideas?
– ¿A cuánto nos sale el préstamos en Euskadi y en Catalunya?
Seguimos, por otra parte, sin conocer el estudio de buenas prácticas que se encargó en su momento y que debía haber sido presentado en febrero. ¿Se aborda, por ejemplo, en el mismo todo el tema de la preservación de ebooks?
Quizás sólo quede decir con humildad ¡Visca Catalunya! que con inteligencia, ya lo dejó entrever Carme Fenoll en el II Congreso del libro electrónico donde con toda claridad señaló las prioridades presupuestarias y las cantidades dedicadas mientras Francisca Pulgar se escondía sin poner ni una cifra encima de la mesa.
Así nos va… Mal camino y, quizás, malos compañeros para el mismo.
La confirmación de que los datos, efectivamente, los carga el diablo o el propio enemigo interno.
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