Pues sí, pues sí. Se comprará poco. Cada vez menos, pero aún con ello hay más personas que compran libros (36,9%) que las que pasan por las bibliotecas (25,6%).
Y dónde compra el personal. Pues mayoritariamente en esas librerías que parece que cierran pero que siguen atrayendo a más usuarios que las bibliotecas. Así que nos encontramos con el fenómeno curioso en parte que se sustenta públicamente una institución que atrae aun número de usuarios inferior al necesario para que una librería se mantenga, pero aún con todo lo mantenemos entre todos.
Junto a ello un dato alentador y esperanzador. ¿Qué franja de edad es la que proporcionalmente más acude a las librerías frente a otro tipo de establecimientos? ¡Los peligrosos nativos digitales! Curioso
La situación de las bibliotecas, por otra parte, es tan patética, ya me perdonarán que hasta los amigos son más prestamistas que los espacios públicos.
Quizás las librerías, sobre todo aquellas que juegan un papel de referencia entre sus compradores-lectores, podrían ser agentes culturales dinamizadores a favor de las bibliotecas. Esto sería más fácil o contaría con un mayor nivel de motivación para las librerías si luego las bibliotecas realizaran, por lo menos como contrapartida, las compras en las mismas. La parte privada del sector poniendo en valor e intentando dinamizar a la parte pública.
Las librerías dicen algunos que cierran por falta de clientes y mantenemos instituciones con el dinero de todos que atienden a menos clientes que los que pasan por la librería. Resulta a veces difícil de entender.
Aún con todo quizás librerías y bibliotecas que son dos realidades distintas puedan tejer redes y quizás desde lo pequeño y desde visiones en red y compartidas que apuestan por el público más asiduo en ambos casos que es el joven se puedan ir construyendo nuevos presentes-futuros.
Lo dicho. Por provocar un poco.
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Me alegro sinceramente de que ir a las librerías sea un hábito cultural más frecuente que ir a las bibliotecas. Pero hay un error de apreciación en el artículo al suponer que los que van a las librerías sean personas diferentes a las que acuden a las bibliotecas. También sería más justo pensar que es en parte gracias a la labor de las bibliotecas que las librerías siguen manteniendo cierta cuota, cuando menos, de compradores que hayan podido conocer ese autor o ese libro concreto en las bibliotecas y luego se animen a comprar para su uso personal o para regalar. No tiene ningún sentido que hoy en día todavía las librerías y editoriales piensen que venden menos porque existen las bibliotecas, cuando es todo lo contrario. Cómo yo tampoco creo que editoriales y librerías estén en el sector exclusivamente por, y únicamente, negocio, creo que ya es hora de que bibliotecas, editoriales y librerías remen juntas hacia el horizonte de una sociedad más informada y culta.