Librería Cámara, una librería con historia… y parte importante de mi historia

No negaré que a la Librería Cámara por las personas que han pasado por ella y por lo que algunas, Santi de manera especial, han supuesto en mi vida le tengo un cariño especial. Ya estaba presente en los recuerdos de mi infancia y así lo recogí en Mi mapa íntimo de librerías.

Así que cuando veo una referencia a la misma, como es el caso, no pierdo la ocasión para hacerme eco de ella y acompañarlo, a veces, de alguna anécdota.

Como los años van pasando, se tiene a veces la tendencia a echar la vista atrás para volver a reconocer momentos vividos y aprendizajes recibidos.

Me referiré en esta ocasión a dos de ellos que indican el talante que ha acompañado a la librería Cámara porque el poso queda…

Cuando allá por el año 1987, un servidor inició junto con otros cuatros socios su primer proyecto librero Geuk, librería especializada en Trabajo Social y Animación Sociocultural  pudimos mantener una larga conversación con Santi, donde además de escucharnos y darnos su opinión sobre el proyecto de ‘librería especializada’ que nos traíamos entre manos nos ofreció algo que en aquellos tiempos era casi sagrado: los contactos de todos los proveedores con los que ellos estaban trabajando.

Y no sólo eso, que era el vínculo informacional que permitía el acceso de una sola vez a lo más preciado, sino que comprometió su confianza, al decirnos que cuando llamáramos podíamos decir que la información nos la había facilitado él.

Quizás los jovenzuelos no sean conscientes del regalo y aval que ese detalle suponía para unos pipiolos que nos iniciábamos con más voluntad que acierto en ocasiones en las lides libreras.

En el año 1997, 11 años después y hace 20 años, cuando ya me encontraba, con más de 11 socios en el segundo proyecto librero, Librópolis,

Libropolis_Libreriadiferente

que tendió a la desaparición por, entre otros motivos, la primera burbuja tecnológica, Santi me ofreció la posibilidad de ir a Madrid como director ejecutivo de CEGAL y me regaló una segunda y doble lección:

  • Del fracaso se aprende.
  • Hay personas que son más válidas para la prospectiva que para la cotidianidad.

Las personas que me conocen, me habrán escuchado esta historia más de una vez.

Hoy, domingo sosegado tras una comida y charla con amigos donde afloran a veces los recuerdos, los guiños y los toques al corazón, vuelvo a leer en Ah un guiño de tradición, modernidad y buen hacer a Cámara, ahora guiada por Javi.

Me parece que es un momento, todos lo pueden ser, para la confidencia y el reconocimiento.

 

 

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