Sugerente e interesante el estudio realizado por el Servei de Biblioteques de la Generalitat de Catalunya sobre los no usuarios de bibliotecas que, al fin y al cabo, es casi la mitad de la población.
Algunos detalles que me parecen sugerentes y que el estudio resalta.
- Para un tercio de la población la biblioteca se haga lo que se ha en ella queda fuera de su interés.
- La biblioteca sólo es asociada con ‘tecnología digital’ por el 2% de la población.
- Sus hábitos culturales, no parecen diferir del resto de la población y así habían escuchado música y visto audiovisuales el día anterior más de lo que habían leído. No son por lo tanto unos bichos raros.
Reforzando esta cruda idea del ‘pasotismo’ de una parte importante de la población en torno a las bibliotecas está también la constatación, sobre la que reflexiona Julián Marquina, cuando señala que en Madrid los ciudadanos no tienen en cuenta a las bibliotecas en los presupuestos participativos.
De hecho, si no he entendido mal:
- ninguna propuesta relacionada con las bibliotecas pasaría a una siguiente fase de discusión por no haber alcanzado el 2% de los votos necesarios para ello.
- entre las propuestas más votadas, sobre ese bajo porcentaje, ninguna parece tener que ver directamente con lo digital. La inmensa mayoría de las propuestas tienen que ver con la creación de bibliotecas, ampliación de horarios, apertura 24 horas y apertura en fines de semana. Además de mejorar la dotación de las mismas (sobre todo de libros, CDs, DVDs y libros en braille), mejorar sus presupuestos, personal de seguridad, aparcamientos de bicicletas en sus puertas, bibliotecas de verano en las piscinas, enchufes en cada puesto en las bibliotecas, dispensadores de agua, máquina automáticas de autopréstamo de libros…
Dos preguntas abiertas para la reflexión:
- ¿No estaremos creando una burbuja en torno a lo digital que poco tiene que ver con las escasas demandas de los usuarios en torno a las bibliotecas?
- Un servicio público que genera estos niveles de interés y participación ¿no puede acabar siendo dejado en segundo plano por los políticos por su escaso nivel de atracción de votos?
Ahí lo dejo. Me da la sensación de que vivimos cada vez más lejos de la calle ciudadana y es loable el reconocimiento que de alguna manera se hace de este alejamiento cuando se piensa en los no usuarios y en los niveles de interés que generan las bibliotecas.
No nos equivoquemos: los aliados de las bibliotecas no deben ser los editores, sino los ciudadanos.
Si casi el 50% ‘pasa’ y no hay demandas… ya sabéis lo que acabará pasando con los presupuestos…
¡Qué pena que los políticos solo vean los presupuestos en relación con los votos y no con el retorno social y el valor que las bibliotecas imprimen a la sociedad!. Respuesta complot: no les interesa tener ciudadanos activos intelectualmente. Respuesta posible: estos politicos que sufrimos hoy en día son el resultado de una sociedad sin bibliotecas. ¿Qué futuro queremos?. Debemos empezar ahora a trabajar el mañana.