Ha sido entrar él en la frutería y volver a la infancia.
Recordar con nitidez a Luis con su chaqueta y pantalón azul marino en la pequeña carbonería que existía hace ¿50 años? en Doctora Areilza casi esquina con Aladema de Urquijo.
Volver al color negro, a su capuchón de saco sobre la cabeza y la espalda para echarse sobre ella los sacos de carbón.
Verlo llegar a casa y ver cómo el pasillo se forraba de papel periódico para que pasara con los sacos hasta la carbonera. Recordar cómo hablaba con ama.
Uno, en aquellos tiempos era Josetxu. Así me recordaba.
La última vez que le había visto fue hace siete años. Sigue siendo el hombre feliz y cariñoso. Quizás de andar más lento.
Me manda recuerdos para la madre que se los daré en cuanto le vea.