Escribí por aquí en marzo de 2014:
no es de extrañar que desde determinadas lógicas de mercado los editores independientes políticos también quieran hacer política independiente librera desde su librería. O, por lo menos intentarlo.
En julio, hace dos meses, me hice eco de algunas editoriales que abren librería.
No es un fenómeno exclusivo de España. En Estados Unidos también parece que se da, o, por venirmos más cerca y no cruzar el charco, en Polonia.
Me llama quizás la atención que el fenómeno esté tomando forma y concretándose entre aquellos que podríamos llamar ‘editores independientes’, aunque también algunos de los grandes hacen sus pinitos con estructuras y propuesta especiales a ‘modo de laboratorio‘ o con una línea clara de actuación como, al parecer, es el caso de Amazon.
Estamos pues, al parecer, lejos de los funerales libreros que algunos agoreros señalaban.
Es cierto que el fenómeno no es nuevo y de siempre han existido estas sugerentes figuras de mestizaje. Marcial Pons con más solera o Joker serían dos claros ejemplos
¿Los motivos? Supongo que muchos y variados. Ahí van un ramillete de posibilidades por las que se da este fenómeno abierto a nuevas incorporaciones y a la corrección e incluso supresión de alguna de las propuestas.
- Considerar que hay fondos que no tienen la ‘debida presencia’ en las librerías.
- El valor cada vez mayor que va tomando la presencia física como elemento de relevancia social. Estar en la red cuesta poco, lo palpable supone una mayor apuesta.
- La oficina abierta casi como espacio de conversación y trabajo compartido y accesible.
- Respuesta a la sensación de carencia de algunos títulos, no necesariamente coincidentes con el fondo propio, en la red librera.
- Mayores márgenes de venta.
- La necesidad de tener el pálpito de primera mano con el público y/o de poder encontrar desde la calle otro tipo de sinergias y actividades con otros sectores de la cultura.
- Mayor incardinación (glocalización) de la marca…
Seguro en cualquier caso que todas ellas, como el resto de librerías y de establecimientos culturales están encantados con las nuevas medidas de supresión del IBI que como cantos de sirena empiezan a oírse por Valencia o Barcelona.
Creo que en este tipo de medidas conviene hilar fino fino de verdad. Por un lado, saber cuál es el impacto real de las mismas y, por otro, quizás más importante, tener una justificación, por el lado de la excepcionalidad o de la diferencia de valor, que no deje lugar a dudas, que yo las tengo si es ‘pan para todos’, del sentido de la medida.
Interesante reflexión sobre una realidad que hoy se convierte en una necesidad. Evidentemente los diseños de e-commerce y el uso de las nuevas tecnologías son imprescindibles para que los editores conozcan y contacten directamente con sus lectores.
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