Dos citas:
Las ciudades son laboratorios en los que se desarrollan las formas y los medios para la convivencia humana pacífica y para el diálogo y el entendimiento transculturales. Las ciudades fueron siempre lugares donde vivían juntas personas extrañas. Eso es, en el fondo, lo que define a la ciudad: el lugar donde los extraños conviven permanentemente manteniendo sus diferencias y sin dejar de ser extraños unos para otros. (Zygmunt Bauman; Múltiples culturas, una sola humanidad; pag. 29)
La perspectiva de poblar el mundo con personas más generosas e inducir a la gente a que se cuide más entre sí no figura en el panorama de la utopía consumista. Las utopías privatizadas de cowboys y cowgirls de la era consumista nos muestran en cambio un mundo con mucho ‘espacio libre’ (libre para mí, por supuesto), un tipo de espacio libre donde el moderno consumidor líquido, empecinado en su carrera de solista, siempre necesita más y nunca tiene suficiente. El espacio que necesita el moderno consumidor líquido, y que debe defender con uñas y dientes, sólo puede conquistarse desalojando a otros seres humanos, precisamente la clase de seres humanos que sí se ocupan de los demás o necesitan de sus cuidados. (Zygmunt Bauman; Vida de consumo; pag. 75-76)