Esta viñeta de El Roto creo que es un buen reflejo de las propuestas que algunas personas realizan sobre el futuro del sector del libro. Unas, alucinantes, y otras, quizás alucinatorias. Probablemente nos lleven al no-lugar o, lo que aún es peor, a ningún sitio.
Carlos A. Scolari señala con cierta claridad, en el reciente La lectura en España. Informe 2017 que resulta imposible realizar predicciones o visualizar escenarios más allá del corto plazo. Lo que sí se puede hacer es analizar con detenimiento otras transformaciones precedentes de ese ecosistema para comprender su dinámica. (185; Carlos A. Scolari).
Vivimos un momento, como señala Rüdiger Safranski, que es como si estuviésemos en un volcán en erupción porque está moviéndose todo. Es por ello quizás más sugerente intentar comprender el hoy y el corto plazo en relación a lo precedente que intentar, que siempre es posible, plantear un futuro sin pasado y, casi, sin presente.
Hay, quizás una pregunta importante a hacerse ya en el hoy, pero que da la sensación que genera miedo al abrir un vacío sin aparente respuesta.
Acerco la misma duda metódica, la pregunta quizás sin respuesta, que se plantea Evelio en La reinvención de la… ¿»biblioteca»? donde parece que queremos atisbar un futuro sin saber cómo nombrarlo y que nos vale lo mismo si pensamos en bibliotecas o en libros.
¿en qué momento podemos decir que la “reinvención” se ha convertido en una “redefinición”?
La duda sobre cómo y qué nombramos no es nueva y, se suele decir, que lo que no se nombra, no se conoce.
Quizás lo que ocurre en algunos de los planteamiento futuribles e interesados de algunas personas es que nos quieren imponer sus intereses. No está de más recordar el ‘aviso a navegantes’ de Alvin Toffler que recoge Lorezo Soccavo:
“Si vous n’avez pas de stratégie, c’est que vous faites partie de la stratégie de quelqu’un d’autre.”
Así que mientras unos se atreven a afirmar lo que vendrá, otros, quizás con más modestia, fruto del conocimiento, nos ofrecen con más humildad algunas ideas para ‘mirar el futuro’.
Termino con una cita de Sherry Turkle en su libro En defensa de la conversación, que me parece sugerente:
No hay que subestimar nunca el poder de un nuevo objeto evocativo. La historia del uso que hacemos de las tecnologías que nos permiten llevar un registro de nosotros mismos o un registro cuantificado para reflexionar sobre nosotros está todavía en sus albores. Utilizados intencionadamente, pueden dar lugar a una reflexión que nos acerque a nosotros mismos. Pero no pueden conseguirlo por sí solos. Las aplicaciones te pueden dar un número, sin embargo, solo las personas pueden aportar una narración. La tecnología puede exponer el mecanismo, pero es la gente quien tiene que encontrarle un significado. (101)
Esforcémonos pues por crear nuestras propias y múltiples narraciones que pueden también ser compartidas.