Quizás este inicio de semana viene influenciado por las ricas croquetas de chorizo de Pamplona del restaurante Los Fueros que tomé ayer de aperitivo en una media ración compartida y acompañadas con un txakolí Itsasmendi 7 y un verdejo de Marqués de Riscal.

Unas croquetas gourmet, pensadas para personas con gusto delicado y exquisito paladar.
En fechas recientes, el 21 de marzo para ser precisos, Antonio Rivero Taravillo dejaba caer como quien no quiere la cosa esta reflexión en su muro de facebook:
El estado de la cuestión: hay poesía, prosa y, finalmente, subprosa que no tiene la calidad de esta y se disfraza de aquella. Es la subprosa la que con alguna excepción últimamente está en las listas, no vayamos a equivocarnos. No hay que cerrar los locales de comida rápida, lo que hay que hacer si se tiene paladar y ambición de salud es no entrar en ellos.
El viernes, en una sugerente e interesante sesión de trabajo reflexionábamos en algún momento sobre la importancia de cultivar y educar el gusto ya que no lo traemos de serie.
A primeros de marzo, el periódico Hoy titulaba: Los lectores gourmet mantienen a las pequeñas editoriales locales.
Servidor prefiere situarse más cerca de lo gourmet y sibarita que de los ‘locales de comida rápida editorial’ que pueden, por encontrar un símil, representar las cacareadas plataformas de autoedición que quieren convertirnos a todos en ‘cocinillas’ de la escritura.
Mejor poco, pero siempre rico, que la comida-lectura basura. Porque ni en comida ni en lectura da todo igual. Y ya puestos, la verdad es que prefiero cambiar de plato para cada lectura que no tener que tomar todo en la misma bandeja de autoservicio.
¡Buena semana!