Amiga Josune. Ahora toca terminar la obra. Un beso muy especial para ti.
Ayer a la noche escribí el silencio.
No tenía más palabras.
Sabíamos que iba a llegar. Estaba ahí, esperando a la vuelta de la esquina más inesperada, pero estaba. La muerte como compañera no querida, pero con la que te sabes que te vas a topar.
Fue ayer a la noche.
Hoy ha sido una tarde rara.
Quizás esperada o sabiendo que iba a llegar.
Ahora, ya cuando ya ha entrado la noche sólo queda el silencio…
Hoy, al levantarme, leo palabras de buena gente, de amigas y amigos que reconfortan y comparto.
Una comprensión mínimamente cabal del devenir de nuestra vida individual nos hace conscientes de hasta qué punto nuestras supuestas trayectorias y logros son posibles gracias a las trayectorias y logros de personas que nos abrieron caminos, a cuyos hombros nos encaramamos o con las que compartimos proyectos. Por eso hoy se debe hablar aquí de Víctor Urrutia Abaigar.
Ha muerto hoy Víctor Urrutia, sociólogo, profesor de la UPV/EHU, escritor. Tuve la suerte de trabajar con él a lo largo de cuatro años. Por tarde que me fuera del Rectorado, la luz de su despacho seguía siempre encendida. Llevó escolta muchos años, para vergüenza de mi país. Era un hombre de palabra llana y con muchas más razones para llamarse cristiano que algunos amanerados estetas como yo.
Te nos has ido. Te has escapado entre los dedos de nuestras manos. Apenas hace un rato y me cuesta hablarte en pasado. Me cuesta incluso escribirlo. Pero es un pequeño homenaje que quiero brindarte. Te lo debo.
En realidad hablábamos de muchas cosas cuando compartíamos mantel y escoltas en los tiempos de persecución de ETA, cuando la falta de piedad esclerotizaba a una sociedad vasca narcotizada. Como director de tesis hemos compartido muchas horas de reflexión sobre la violencia política, el terrorismo, el papel de la Iglesia y de los partidos políticos. Como sociólogo ha dedicado muchos años a tratar de entender cómo funcionan las sociedades, a descubrir sus grandes problemas, a realizar un diagnóstico acertado y a proponer políticas y soluciones. A Víctor le dolía la sociedad vasca que miraba para otro lado, la «quiebra moral».
Era un apasionado de Cantabria. En su refugio de Ucieda paseó cada rincón de nuestra querida Cantabria. Conocía cada collado, cada valle, cada río, cada uno de esos espacios mágicos que conforman nuestra región y que siempre se entrelazaban entre nuestras conversaciones sobre actualidad política. Siempre accesible a todos y cada uno de nosotros fue bálsamo para nuestros miedos y alimento para inquietudes.
Andoni Unzalu:

Pello Salaburu:
Para mí era, por encima de todo, un amigo y una buena persona. Generosa, abierta, humilde en sus comentarios. Cercana. Sabía, esto es cada día más raro, callar y escuchar.
Un socialista íntegro, pero sobre todo un buen hombre.
Yo veo en Víctor un prototipo del ideal, de la esperanza que me hago del hombre (y de la mujer) del nuevo siglo: que ponga los Derechos Humanos por delante de las legítimas y diversas opciones políticas, religiosas, sociales, culturales etc. Vivimos en un mundo multicultural, multiétnico, en una sociedad plural.
ABC
El Correo.
Recordamos hoy a nuestro amigo, el sociólogo y profesor universitario Victor Urrutia fallecido ayer. Lo hacemos agradeciendo su imprescindible aportación para el conocimiento de la historia de nuestro barrio y su infatigable disposición para difundirla. El pasado 15 de noviembre de 2016 nos ofrecía una de sus memorables charlas bajo el título «Iralabarri, pionero del urbanismo social en Bilbao»
Recuerdo un viaje compartido en coche a Madrid hace años, muchos años cuando ambos andábamos trabajando allí. Salimos en coche, tras enseñarle el quiosco que más pronto abría a las mañanas en Bilbao y que sigue siendo de los primeros en levantar la persiana. Conversar y disfrutar del viaje para siempre poder volver a hilar en el siguiente encuentro.
En uno de los últimos que tuvimos él seguía queriendo captar la vida para seguir disfrutándola.
Hasta la vista amigo.
Loli, Gorka, Josune… ¡Abrazos!