La Fundación Germán Sánchez Ruipérez, con la subvención de la Junta de Castilla y León ha editado esta guía escrita y coordinada por Antonio Marcos, librero y hacedor de uno de los mejores boletines semanales que funcionan por este rico y plural mundo de las librerías como es el que elaboran en Letras Corsarias.
Hoy sólo quiero dar razón de su existencia y sentirme también feliz de aparecer en ella y notar que a veces lo que uno hace y propone es recogido y parece útil.
Esa idea, además, del ‘mientras tanto’ entre el hoy y el mañana es algo que en Texturas nos gusta mucho.
En la página 22 se puede leer:
El consultor editorial Txetxu Barandiarán, uno de los actores del libro más atentos a la creación y cierre de librerías a través de su blog Cambiando
de tercio, publicaba recientemente unos números «con la cuenta de la vieja, escritos en una servilleta», que pudieran servir de orientación para conocer los gastos y los beneficios de una librería y cuántos libros hay que vender para conseguir los objetivos. Cada caso es particular: depende mucho del precio de los alquileres en tu ciudad o incluso en la zona donde vayas a abrir; de si es un proyecto individual o tienes socios; de si es un pequeño local donde exponer tus fetiches editoriales o si vas a tener todas las novedades; de si vas a solicitar una licencia de hostelería o no… Los casos son infinitos, pero resultan útiles los datos que ofrece Barandiarán: una librería con un tamaño medio, regentada por una sola persona, con un horario partido de siete horas y media de trabajo, debería vender unos noventa y cinco libros al día para ganar un sueldo de alrededor de mil quinientos euros, lo que implicaría una facturación de ciento cincuenta mil euros. Estas cifras, teniendo en cuenta un precio medio de los ejemplares e imaginando que solo vendes libros y no otro tipo de material asociado (papelería, tazas, pósteres, etc.), cuyo margen es mayor. Si trabajas con otra persona y mantienes las demás variables, suma ochenta mil más de facturación. Son datos orientativos, pero algo nos indican: hay que vender muchos libros para que todo vaya bien. Y, bueno, ya sabemos que la gente no compra libros. O eso dicen por ahí.
Leeré, con la calma que se merece la propuesta y reflexiones de Antonio y los libreros entrevistados que seguro que serán sugerentes y enriquecedoras y os presentaré en unos días mi síntesis personal.
Gracias por el eco, Txetxu. Ya comentaremos, un abrazo.