Visto ya más en detalle el informe de hábitos de lectura y compra de libros me reafirmo en lo ya escrito con anterioridad y en el hecho de que no se mide ni se atiende al concepto señalado, sino otras cosas más de interés para una parte del sector. Evelio, no iba descaminado en su sensación.
Dicho de otra manera. Aquí es lo mismo comer hamburguesa de comida rápida, menú del día o a la carta. Esto es indiferente. Queremos saber cuánto comes, no qué, cómo has conseguido la comida y si la comes en plato fino, vajilla de papel o en ambas. Al rico batiburrillo.
Todo lo demás al estudio le da básicamente igual.
Sí tiene un interés especial a la ‘dieta por obligación’ que fija el dietista, el ‘libro de texto’, influenciado muy a menudo por los ‘laboratorios’ (editoriales), donde más que existir una ‘compra voluntaria’ se produce una ‘obligación de compra’. No estaría de más hacer un tratamiento mucho más independiente y menos contaminante de este apartado.
Con todo, creo que en el informe hay algunos datos que me han parecido sugerentes.
Empiezo por el que más me ha llamado la atención. El crecimiento porcentual en lectura de dos colectivos: los parados y las ‘amas de casa’. Estoy convencido que en el mismo pueden existir razones colaterales y nuevas que lo justifiquen, pero, en cualquier caso creo que son interesantes.
Las amas de casa y los parados aumentan, desde el 2010, un 10% como lectores de libros en tiempo libre y este avance convierte a los parados en más lectores que los ocupados.
Este aumento, aunque menor, también se da entre los jubilados, en torno a un 4%, mientras que los colectivos más ‘activos’, ocupados y estudiantes, se mantienen prácticamente planos.
Además, esa evolución de lectura, tiene su incidencia también en la compra y son también porcentualmente las amas de casa y los parados quienes más crecen. En torno al 11%.
Es claro que aquí hay o puede haber nuevos públicos que están en crecimiento y que en uno de los casos, los parados y también las ‘amas y amos de casa’, en la medida en que entendamos que puedan ser colectivos no remunerados, podría tener una atención y unas políticas específicas que además tendrían un claro carácter igualador.
Seguiremos desbrozando.