Hoy, a las 7 de la tarde, con una fiesta por la salud de la literatura, inicia su andadura una nueva librería en Barcelona. Obaga, ubicada en la calle Girona 179

La librería quiere llegar a ser un espacio de diálogo de la literatura con otras disciplinas artísticas y para ello ofrecerá un espacio permanente de exposición para pintores, ilustradores, collagistas, grafiteros, fotógrafos y otros artistas visuales en el que podrás presentar sus obras al público. El comisario encargado de la gestión de este espacio será el collagista Ignasi Mateovol esdevenir també un espai de diàleg de la literatura amb altres disciplines artístiques, és per això que oferirà un espai permanent d’exposicions on pintors, il·lustradors, collagistes, grafiters, fotògrafs i d’altres artistes visuals, podran presentar al públic les seves obres. El comissari d’aquest espai serà el collagista Ignasi Mateo.
Carol Porta y Dioni, impulsor de la revista literaria digital Rosita, en segundo plano son los artífices y gestores de esta nueva librería de 80 metros cuadrados que espera ofrecer entre 6.000 y 8.000 títulos con secciones de ensayo, poesía, literatura infantil y juvenil y con microsecciones de feminismo o literatura de humor.
¡Larga vida!
Y una reflexión desde la práctica de Chistian Thorel responsable de la librería Ombres Blances de Toulouse, en Tocar, dudar, hojear, editado por Trama editorial en su colección Tipos móviles.
La librería resiste a su manera la presión mediática, la reemplaza. El consejo del librero sigue teniendo valor prescriptor, pero ahora se ha convertido además en la marca de una confianza, de un compromiso amistoso, en el objetivo de una conversación. Todos ellos se esfuerzan por compartir y convencer. Con prudencia y modestia. El interior de la librería y su café son más que nunca lugares de encuentro en los que el equipo, todos y cada uno de sus miembros, disfruta estableciendo nuevos vínculos. A los encuentros y debates se suman ahora los clubs de lectura, y también los cafés literarios o filosóficos. La vida de los libros es también la vida de la urbe, y librerías y lectores velan por seguir siendo en ella actores de primer orden. (pag. 67)