Escribe Manuel Dávila Galindo:
Por principio, para los amantes de los libros (sic), la pregunta más básica tendría que ser: ¿Es el libro electrónico un mejor formato que el libro que el papel? La respuesta en los hechos es simple: si. ¿Esa superioridad es motivo suficiente para cambiar la tracción de una costumbre? La respuesta vuelve a ser muy simple: no.
Más allá de superioridades e inferioridades, porque al fin y al cabo la superioridad se acaba demostrando cuando lo aparentemente mejor pasa a ser realmente utilizado, parece que los internautas siguen prefiriendo el papel.
No es cuestión de señalar qué es mejor o peor e este caso. Es, simplemente, constatar qué es lo que prefieren las personas que se manejan por internet. Así como la dieta mediterránea se dice que es mejor, ello no es óbice para que los estadounidenses prefieran la comida basura. No siempre, en el fondo casi nunca, coincide lo que parece ser mejor con el uso de parte del público.
El dato de preferencia se mantiene por lo menos en los tres últimos años, 2016, 2017 y 2018 constante de manera persistente. El 63% prefiere el papel y el electrónico es más preferido por las mujeres que por los hombres.
- Son los más jóvenes, junto con los más mayores, los que más prefieren el papel.
- Los más mayores son también los que más prefieren el soporte electrónico. Es el grupo con menos indiferentes ante la elección de soporte.
- En ningún caso, ni por edad ni por sexo, el soporte electrónico es preferente para más de un cuarto de la población.
- Más allá de la oferta y las bondades, las preferencias, y recordemos que es entre los internautas, siguen siendo por el papel.