Librerantes: lo pequeño puede ser sostenible

Siempre he seguido con atención e interés a Raquel Blanco que ha ido dejando huella en este blog. Es una de las personas que con más mimo se ha preocupado de las librerías y de, desde lo concreto, darles visibilidad y cariño.

librerantes

Lleva ya un tiempito metida en una nueva aventura con Librerantes, una ‘distribuidora atípica’ centrado en el mimo, lo aparentemente pequeño y apostando, también por las librerías, algunas. Dicen…

No podríamos hacer lo que hacemos sin la complicidad de los libreros que se interesan por nuestros libros, que los mantienen vivos, presentes. Vaya ello por delante, junto a nuestro más sincero agradecimiento.

El Cultural ha dedicado un amplio artículo al proyecto Librerantes.

diecinueve editoriales caseras, minúsculas, que en ocasiones no publican más de tres libros al año, pero que gracias a una innovadora plataforma de distribución, una suerte de cooperativa cultural llamada Librerantes, están logrando subsistir. 

Resalto algunas líneas que me parecen sugerentes en el proyecto y que vienen reflejadas en el artículo:

  • distribuir libros al por menor, encontrando a cada título su “lugar natural”. Cada libro tiene que tener sentido, y ciertos libros solo tienen sentido en ciertas librerías
  • “sentido común” al relacionarse con los libreros.
  • 100 librerías – 19 microeditoriales.
  • muchas de mis editoriales, cuando crezcan, se irán. Es lo normal y yo lo entiendo.
  • “no existen devoluciones injustificadas. Los libros se colocan en las librerías con precisión y se cuidan y no hay masificación ni burocracia empresarial.
  • ha situado a todas estas editoriales en un mapa común.
  • la parte realista del negocio la represento yo, la distribuidora, que es la que se encarga de vender los libros”.

Nos debemos un café tranquilo en Madrid, pero… es culpa mía que hace tiempo que no me he acercado a la capital.

Nota de cierre: Cuando en el año 2014 Raquel nos envió su Estado de ánimo para Trama editorial escribió al final: Me gustaría añadir que  tengo el firme convencimiento de que nada en este sector está completamente inventado. Y que eso, de alguna forma, es bueno para todos: nos permite crecer en algunos casos, reinventarnos en otros. Que haya tanto por hacer es positivo, muy muy bueno. 

¿Era ya un aviso a navegantes?

Logística del libro… ¿aprendiendo del comercio electrónico?

libroblancologistiacomercioelectronicoLa Asociación Española de la Economía Digital, mira que hay nombres curiosos, ha publicado recientemente el Libro blanco de logística para comercio electrónico.

Seguro que los logistas y distribuidores de este sector que llamamos el del libro encuentran en el mismo algunas pistas que les pueden ser de utilidad.

Me sigue encantando ver, aquí también, el maravilloso concepto de ‘logística inversa’ que es, al fin y al cabo, una forma de poner un nombre pomposo a un error, que puede tener motivos distintos y que acaba generando costos.

En la introducción del libro se dice:

Entendemos la logística como uno de los pilares de cualquier estrategia comercial, no sólo por la importancia que tiene el momento de la entrega en las compras online, sino por lo que ha trascendido en su capacidad de generar una experiencia enriquecedora para el comprador. Pero en esta obra no hablamos sólo de entrega, la logística es parte integral de una buena atención al cliente, de la gestión eficiente de los costes de una empresa, de la estrategia de internacionalización de una empresa, de la política de fidelización, y un largo etcétera. Es un elemento transversal que debe ser considerado con mucha atención, por la importancia que tiene a la hora de mejorar los resultados de una empresa, y por el impacto negativo que puede suponer si no se gestiona correctamente.

¿Creéis que se entiende así en el sector del libro?

Cuando la falsa gratuidad se convierte en noticia o de como Amazon emplea estrategias engañosas

Ya hubo una noticia sobre Amazon hace unos días que me llamó poderosamente la atención. Los medios, algunos, se hicieron eco de la información que la compañía facilitaba sobre cuál iba a ser el día con más pedidos de este año según sus estimaciones.

Es curioso que se informe sobre esto, por le mnos a mí me lo parece, cuando al mismo tiempo es una compañía que parece seguir dando pérdidas.

Vamos, que no hay ejemplos más cercanos y cotidianos al parecer para contar miles de casos parecidos.

La información que he leído el viernes y sábado vista en este contexto me causa todavía más estupor y un grado de cierta indignación ciudadana difícil de medir. Ahora algunos medios se hacen eco del hecho de que esa misma compañía ofrece durante unos pocos días un libro gratis.

Peor, casi, me parece todavía que la autora esté encantada con esta iniciativa de cultura gratis en la que es de suponer que la editorial, Planeta, que ha publicado en su momento el libro algún papel habrá tenido en esta jugada.

Alguien, por lo tanto, más allá de las obscenidad de la propuesta debería aclarar si ha entrado en la negociación, me refiero a Planeta y a la autora y si piensan que es el modelo a seguir.

A la autora le parece bien que su obra tenga ‘acceso libre’. Quizás no se haya enterado que ese acceso existe desde que se publicó el libro en la red de Bibliotecas que, además, no tienen fines mercantiles en torno a la lectura.

Los libreros que por otro lado negocian con Planeta o con uno de sus hijos, Tagus, en torno a un nuevo modelo de negocio quizás deban reflexionar si son estos los campos de juego en los que les interesa estar.

Recientemente han aparecido algunas declaraciones claras de algunos libreros en relación a la total vulneración de las reglas de juego por parte de Amazon.

amazon_sector_libreroMuy probablemente el sector, editores, libreros, distribuidores, escritores, bibliotecarios…, callará. ¡Ojalá me equivoque.

Muy probablemente habrá lectores encantados.

Yo solo digo además de lo anterior que el camino de ‘gratis total’ amén de serias dudas sobre su legalidad es mal camino para las empresas culturales y, desde luego, un buen argumento para que la gente se descargue lo que quiera de donde quiera porque ‘si ellos lo ofrecen gratis por qué no vamos nosotros a intentar conseguirlo también’.

Cuando lo global esconde lo local. Sobre el Primer Congreso del libro electrónico

El jueves y viernes pasado se celebró en Barbastro (Huesca) el Primer Congreso del Libro Electrónico.

A nada que se enrede en los medios se verá que el eco ha sido, en mi opinión, mayor que lo que allí ocurrió que en resumen fue ‘CASI NADA NUEVO BAJO EL SOL’.

Buena organización, buen ambiente. Barbastro lo facilita. Poca gente, no más de 100 a parte de los ponentes. Poco tiempo para el debate, como si este diera miedo o se mantuviera en estos tiempos de red y conocimiento compartido la antigua estructura de ‘ponentes saben, público escucha’.

Alguna mesa o ponencia sin siquiera turno de preguntas. Curiosamente las dos en las que Amazon tuvo participación.

Hubo que esperar al segundo día para disfrutar de una mesa, más allá de algún verso libre, con concreción, ironía, buen tono, practicidad y realismo. Me refiero, en concreto a la de Tecnología para la edición de libros electrónicos.

Gracias a Jaume, Pablo, Valentín y Emiliano, por descubrirnos y decir a la cara que o el sector es un poco más serio con este tema o seguiremos sin poder hablar de verdad de la transición compartida hacia lo ¿digital o electrónico?

La foto para ellos

mesaconcregoY una primera reflexión que iremos ampliando en sucesivas entradas:

Quien mucho abarca, poco aprieta. Cuando se quiere hablar de todo, se esconde lo importante o relevante. El intentar seguir vendiendo un todo (libro) como si valiera para cada uno de los subsectores o situaciones ayuda a aclarar poco por no decir nada.

Así no es extraño que alguien afirmara, más o menos, que lo mismo podríamos estar hablando de yogures o de zapatos.

Y algo que es más importante. se debería reflexionar con más nitidez sobre cómo mientras uno de los escritores reflexionaba en clave de industria cultural y del tiempo y del trabajo que supone la cultura, los vendedores de cacharreía con familia numerosa acaban intentando vendernos el ‘pan y circo’ de la industria del entretenimiento.

Más entretenida es siempre la buena e inteligente conversación como la que pude disfrutar en el Trasiego, local muy recomendable por cierto, con Donatella, Lucía y Paula.

Un último detalle curioso. Hubiera sido de agradecer ya que el Congreso se pudo seguir en directo en el ‘mundo mundial’ que también hubieran llegado a la sala algunos de los comentarios y opiniones que, por ejemplo vía twitter, se iban dando al mismo tiempo.

En cualquier caso diré que personalmente le he sacado jugo. El encuentro, la conversación, el contraste con personas allí presentes me ha merecido la pena.

Pero ¡cuidado! esto es casi lo que ya se lleva años diciendo del Liber y todos sabemos cómo está esa Feria profesional.

Esperemos que por estos lares, donde se respira mejor aire y lejos de las presiones del tandem Madrid-Barcelona todo vaya tomando otro rumbo.

Yo, aún dicho lo dicho, repetiré.

Enhorabuena a Fernando por lanzarse, a los libreros de Huesca por mojarse, a las instituciones por soltar la pasta y a Google y a Amazon, ambas empresas muy del sector ;-), por apoquinar también.

Iremos ampliando con dichos y ‘susedidos’.

Señor Lassalle ¿qué hay de lo mío?

En marzo del 2012 el señor Lassalle presentó el Plan Estratégico General de la Secretaría de Estado de Cultura 2012-2015.

En el mismo se señala que una de sus finalidades es dar cumplimiento al mandato constitucional de garantizar el derecho de acceso de todos los ciudadanos a la cultura y de promover la misma en la sociedad española, y que pretende ser un método de gestión transparente por objetivos.

Igualmente se indica que el mismo se desarrollará a través de Planes Operativos Anuales.

En marzo de este año el señor Lassalle presentó en la Comisión de Cultura del Congreso un informe de evolución y de los resultados del plan operativo del año 2012

Hast aquí todo normal más allá de lo que ya señalamos en su momento.

Lo curioso empieza cuando en la página del Ministerior debajo del Plan General no aparece ninguna información del desarrollo de los planes operativos. Feo, feo y poco trasparente. Dónde consulto o dónde puede consultar un ciudadano lo ya realizado y lo que se pretende llevar a cabo este año.

El Plan General de 124 folios nos es mas que una especie de corta y pega de Objetivos, estrategias y proyectos sin saber muy bien ni cómo se ha elaborado, ni qué análisis de situación se ha tenido en cuenta, ni cómo se van a evaluar los proyectos ni cuánto dinero se va a dedicar al mismo.

Dando un vistazo con cierto detenimiento al mismo se me ha ocurrido que podría ser de utilidad para el sector del libro entresacar aquellas líneas de actuación que tengan que ver con el mismo o con algunos de sus subsectores ya que, y lo digo por experiencia, una de las formas a veces de marear a los agentes es llenarlos de papeles sin que estos sepan a qué atenerse.

Con esta pequeña guía de entresaca, por lo menos, escritores, editores, distribuidores, libreros, bibliotecarios, lectores podrán acercarse donde el señor Lassalle, si es que les deja, y preguntarle: Señor Lassalle qué hay de lo mío, cómo va, cuánto hay de partida presupuestaria, cómo se va a evaluar. Señor Lassalle qué se ha hecho de esto en el 2012 y en el 2013.

Así que hemos reducido los 124 folios a 6 en los que creo se refleja lo que tiene que ver con el sector y se convierte además, siempre que se supiera qué es lo que la Secretaría quiere hacer cada año en una buena guía para presentar subvenciones ya que se supone que siempre serán mejor valoradas aquellas que se alinien con el plan.

Aquí os dejo el documento resumen. Enlace a documento.

El sector del libro: ¿modelos de representación e interlocución caducos y desfasados?

Ya adelanté que iba a comentar algunos aspectos de ‘la oleada sobre el panorama del libro’ que quizás hubiera sido mejor titular sobre el ‘sector del libro’ porque el libro y su estado, en cualquier caso, es más fruto de lo que hace o deja de jacer el sector, desde el escritor al lector, que de su propia capacidad de decisión.

De hecho siempre hablamos del ‘libro’ sin preguntarles nunca nada a ellos.

Me interesan, sobre todo, algunos aspectos: los más relacionados con el propio sector y sobre los que las empresas y las instituciones, que dicen que las representan, pueden tener campo de maniobra propio.

Al estudio, en la medida además que es cualitativo, creo que le falta un apartado de conclusiones atrevido que refleje en poco más de un folio las propuestas que sean consecuencia del mismo. Todo ello dicho desde el respeto a quienes se toman la molestia de hacerlo de forma desinteresada, aunque en este terreno creo que hay matices entre los componentes que van desde casi el desinterés total hasta los que sueñan con sacar tajada. Pero este es arena de otro costal.

El hecho de que en algunas preguntas se reflejen solo los datos absolutos y en otras acompañadas de porcentajes lleva, por lo menos a mí, a un cierto equívoco a la hora de leer las tablas.

Pero, vayamos al toro de la representatividad sectorial.

La mayoría de los encuestados parecen opinar de manera indirecta que el actual sistema institucional no tiene una representación adecuada.

Las responsables del estudio afirman: La creación de una institución que represente a todas las empresas del sector cuenta con el apoyo mayoritario de los encuestados.

Institución únicay que sería necesario la creación de una institución única.

Las consecuencias son de calado y el debate no es nuevo en la medida de que ya desde hace muchos años hay empresas que juegan con diferentes sombreros según tomen el papel de libreros, editores o distribuidores.

Voy a poner un ejemplo de actualidad.

Creo que no es ningún secreto que por ejemplo Planeta tiene el sombrero de editor y el sombrero de librero o que, por situarnos en otra dimensión, a Astiberri editorial y Joker librería les ocurre algo parecido o, finalmente, el grupo Elkar que tiene editoriales, distribuidoras y librerías.

Si nos situamos o pensamos la posición en la que se encuentras estas empresas ante la, por ejemplo, demanda de los libreros a Amazon no me dirán que su situación no raya la esquizofrenia o la incoherencia. Se puede escoger la que se quiera.

En la medida en que son las instituciones, una en este caso, Cegal la que habla queda desdibujada la posición real y los intereses de las empresas.

Desde esta óptica y desde la de la simplificación aparente de la toma de decisiones o de la oferta de servicios al tejido empresarial el caminar hacia una única entidad podría parecer claro más todavía si analizamos la compleja organización que se da en Cegal, donde caben desde gremios autonómicos, provinciales o asociados a nivel particular, la Federación de Editores donde como por ejemplo el caso de Euskadi parece que la pertenencia de un gremio impide la entrada del otro y no abarca todo el territorio en su representatividad o, finalmente la de Fande que agrupa tres asociaciones que parecen moverse más por el perfil profesional que por el territorial.

En cualquier caso los encuestados señalan algunas pegas

Institucion_21. La suficiente representatividad actual (la más minoritaria)

2. La heterogeneidad del sector

3. La diferencia de intereses según en qué parte de la cadena se esté.

Quiero centrarme en estas dos últimas y señalar las siguientes reflexiones que propongo también para discusión.

1. Cada vez tengo menos claro que los intereses los marquen el lugar de la cadena en la que uno se encuentre porque por un lado hay empresas que están en varios lados y porque los intereses son más económicos que de lugar en la cadena aunque vengamos manteniendo, yo incluido, un discurso que creo que hace aguas sobre, por ejemplo, el papel de las librerías o de los ‘editores independientes’.

2. Es cierto que el sector es heterógeneo, pero lo es por tamaño y por intereses y quizás no tanto por ser librero, editor o distribuidor. Dicho de otra manera. Se supone que no debería haber heterogeneidad, sino complementariedad y mejora en todo lo que se refiere a procesos de normalización y creación de ventaja competitiva en el sector. Me gustó, en esta línea que la presentación de Cegal se hablará de herramientas a favor del sector del libro. Ahí, más allá de las dimensiones de las empresas y del lugar en la cadena de valor, se supone que se pueden crear sinergias.

3. Otra cosa distinta ocurre en todo aquello que podríamos llamar ‘movimientos paralelos’. ¿Están, por ejemplo, muy preocupados los editores de jurídico, ni siquiera hablo ya aquí de libro, de trabajar en procesos de normalización o sus tiros ya apuntan hace tiempo en otro sentido?

Yendo un poco más allá: ¿En un proceso de este tipo se debería mirar solo a la cadena de valor o a todo el ecosistema que se mueve en torno al libro? Es decir: ¿deberían también incluirse las empresas de servicios o sectores, por ejemplo, como las revistas culturales?

cadenadevalor_2En cualquier caso, para abrir este melón sí que existen los agentes y los posibles interlocutores.

Este creo que debería ser el primer melón a abrir.

¿Discutible? Sí

¿Fácil? No

Y, para ponerlo más complicado, añado una última reflexión a través de una cita de Thierry Discepolo en La traición de los editores:

¿De verdad hay que garantizar ‘la igualdad de los ciudadanos’ ante la literatura de Huch Laurie, el esoterismo y las recetas dietéticas? ¿O ante los libros de gran formato y las guías prácticas? Esos expertos que se acaloran con las subidas y bajadas del mercado editorial, con los peligros de la sobreproducción, la migración a las grandes superficies, a las tiendas Relay y otros depósitos de best-sellers, ¿hablan alguna vez de libros? ¿No habría que volver a centrar la oferta editorial que necesita ser protegida, en torno a una literatura menos milagrosa y de ciencias menos ocultas? En torno a un tipo de edición que apenas se beneficia de las estrategias del marketing… (pag. 77)

El libro y su sector, ¡qué panorama!

Se presentó ayer en la Feria del Libro de Madrid la Primera oleada sobre el sector del libro en España elaborado por el Laboratorio de ideas sobre el libro.

Dedicaré varias entradas a lo largo de la semana que viene a comentar algunos aspectos del mismo que me parecen muy preocupantes.

De hecho creo que más que una oleada es un tsunami lo que el informe esconde y, como bien dice Riaño, el sector y el libro sale claramente perdiendo.

De todo ello ya iré escribiendo con un poco más de calma.

Vayan por delante algunas notas previas:

1. Agradecer el informe, el que se haya hecho con recursos propios, sin subvención que yo sepa y felicitar a quienes ‘pierden su tiempo’ o lo invierten.

2. Creo que hubiera sido importante incluir en el informe la encuesta, el cuestionario, que sirve de base al mismo.

3. Una segunda sugerencia para próximas oleadas si es que no nos vemos definitivamente arrastrados. El perfil de las personas que contestan a la misma es muy distinto. Ello puede aportar riqueza, aunque no excesiva, en el sentido de que, por lo que recuerdo, la mayoría de las preguntas eran cerradas; pero al mismo tiempo es probable que fuera interesante en algunos casos ver si existen diferencias significativas en las respuestas entre lo que puedan, por ejemplo, contestar los editores y los libreros; o, también, lo que ambos colectivos contesten frente a consultores, tecnólogos y demás. Los puntos de vista desde donde uno se sitúa siempre son importantes. Y, en este sentido y aunque sea un estudio cualitativo los porcentajes de los subsectores participantes creo que están claramente sesgados hacia la investigación y los servicios y no hacia la cadena de valor.

areastrabajoHay así, por ejemplo más gente del ámbito universitario que de las librerías lo cual hace que muchas de las conclusiones presentadas haya que cogerlas con pinzas o atentos a segundas lecturas.

Sirva esto como aperitivo y vaya con ello un primera conclusión-hipótesis disruptiva con el propio estudio.

1. Los resultados del estudio piensan más en los agentes que se mueven en torno a la cadena de valor que en la propia cadena. Para tener lecturas y opiniones más claras sería por lo menos conveniente situar las respuestas que la cadena ofrece (escritores, editores, distribuidores, libreros) y contrastarla con quienes ofrecen servicios a la misma.

En cualquier caso, lo dicho. Hay elementos sugerentes y preocupantes porque en cualquier caso rezuma de fondo una visión pesimista.

En próximas entradas intentaré abordar los siguientes aspectos:

-¿Sector del libro o sector editorial?

– El paternalismo del estudio hacia los libreros

– La estructura institucional

– Las bibliotecas y su papel

– La aparente o cierta sobreproducción

– El falso precio único.

Editores: muchos y mal avenidos

Diario Kafka entrevistaba recientemente a los, dicho con cariño, ‘Pili y Mili‘ del mundo editorial y, entre una cosa y otra, la entrevista merece la pena, Daniel dice:

Pues somos muchos editores y mal avenidos, en el sentido de que, aunque no hay grandes antipatías o piques, sí hay un gran vacío a la hora de establecer sinergias que no pasen de lo puramente coyuntural. Creo que lo único que puede salvar a los pequeños de la ruina, la nula visibilidad, o de la vida en la escasez permanente es que se unan al menos en lo más básico, es decir, en establecer relaciones de diversa índole tanto en España como en América Latina.

Todo un diagnóstico con grandes expectativas de futuro.

ripSi al mismo le añadimos lo que ayer señalaba Ana Garralón en facebook

Después de una semana en Bogotá, regreso a mis labores librescas. La editorial Trotta abandona su propia distribuidora (Melisa), el gran distribuidor Breogán nos manda una carta de que cierra para remodelarse. Mientras cierra, Trea y Doce Calles atienden directamente sus pedidos; la distribuidora Librodis también parece con problemas, mientras se sabe algo, Actas también atiende directo. Y 451 editores, que despidió a sus editores deja también la distribuidora. Si en cuestiones de información y distribución el trabajo de librería nunca fue fácil, ahora nos vamos a tener que tener una varita mágica para localizar libros…

Vemos que el panorama se presenta apasionante.

Charlando recientemente con algún librero y distribuidor parecía que había algún movimiento de ‘llamada a los estados generales del libro’ y, al mismo tiempo se señalaba que el mismo solo sería posible si desaparece del horizonte algún sargento chusquero.

Probablemente no sean sólo los editores los mal avenidos. El estado de malestar parece extenderse y quizás esté cerca de ser epidemia y esto suele requerir ya otro tipo de tratamiento después de haber ido dejando cadáveres por el camino.

Así que parece que es todo el sector el que está en la encrucijada si es que nos creemos sistémicas y de interdependencia. Sino, ya se sabe. Como hasta ahora y como si nada pasara.

El exceso que era y sigue siendo

Otra de hace diez años que….

Obviamente, con la avalancha de novedades mensuales que ofrecen las editoriales para su comercialización, no hay espacio físico que pueda abarcarlas. Ni las más grandes megastores norteamericanas o europeas podrán, en algún momento, tener todos los libros que salen al mercado. deberán seleccionar o, peor aún, devolver a los almacenes del editor esas novedades cuando todavía no han cumplido unas pocas semanas en las mesas de exhibición. Siguiendo el razonamiento, en las librerías (grandes o pequeñas, profesionales o espacios de libros en centros comerciales o supermercados) sólo podrá haber un reducido número de libros ofertados, en tanto la enorme mayoría de los títulos publicados dormirán su sueño, rara vez interrumpido, en los almacenes de las editoriales o pasarán por las máquinas de reciclado de papel. Esto es una realidad hoy, y será una pesadilla para el mundo editorial en muy poco tiempo. Nudelman, Ricardo en Varios; El libro y las nuevas tecnologías; Solar editores; pag. 137)

Esa cosa que hay que le dicen

La frase me la proporcionó una estupenda amiga con soltura de verbo e ingenio a raudales para dejarte clavado en cualquier momento con una expresión inesperada y certera.

esacosaquehayqueledicen

De qué va ‘Esa cosa que hay que le dicen‘. Pues del libro, la lectura, lo que se mueve en torno a ella y con algunas pizcas de cultura y política.

Ahora que ando con tiempo, por ahora, había pensado que quizás para alguien fuera útil el ofrecer diariamente información que recojos sobre los temas señalados de distintos, blogs y páginas que sigo.

Quienes deseen suscribirse verán que diariamente se actualiza la información y quizás les pueda valer para tener un vistazo general de lo que para un humilde servidor es más significativo informacionalmente entre lo que se mueve por las redes.

Se admiten sugerencias de fuentes. Sólo pido que sean sindicables para poder seguirlas con facilidad.

Y el título.. Creo que casi sobran las explicaciones. Se dicen tantas cosas sobre el libro, el sector, la lectura. Tan distintas. Tan poco contrastadas en ocasiones que al final parece que hablamos de ‘eso’, de ‘Esa cosa que hay que le dicen’ que casi ya ni sabemos lo que es o que creemos que nos lo sabemos tan bien que estamos ciegos para otras miradas.

Lo dicho: cualquier sugerencia será bien recibida.

Espero que mi amiga y algún otro que se quedó con la copla de la ‘frasecilla’ no se enfaden por su uso.

http://paper.li/f-1357590569

El decrecimiento inevitable del sector del libro

La Federación de editores acaba de adelantar los datos de Comercio interior del libro del año 2011.

Un amigo que me manda la información me comenta que le parece un adelanto de cienciaficción. Conoce más que yo el día a día del sector y no lo voy a poner en duda.

Hay algunos datos que me llaman poderosamente la atención y algunos que no aparecen y que seguro que se saben cuya ausencia me hace sospechar y pensar con ello que lo presentado tiene algo de ilusión.

Algunos de los datos que merece la pena tener en cuenta dudando de si son deseo o realidad.

1. Aumenta el número de títulos publicados y disminuye el número de ejemplares. Apaenetmente más variedad y menos ejemplares. No nos dicen, por ahora, cuántos de estos han vuelto a los almacenes haciendo un viaje de ida y vuelta innecesario.

2. Son las publicaciones en castellano las que más aumentan en los últimos cinco años. Parece que las lenguas minorizadas mantienen una postura más racional en cuanto a títulos producidos.

3. En teoría son las librerías el canal que mejor aguanta el tirón en los últimos cinco años. No sé si creérmelo por lo menos no cuadra en exceso con mis contrastes cualitativos con algunos libreros y con personas que trabajan en la cadena de comercialización y distribución. Suponiendo que así fuera se podrá decir que los editores, algunos, tienen la tendencia a ‘maltratar’ al canal que más factura dándoles unas condiciones que poco tienen que ver con la de otros canales.

4. Nos diecen también los datos que cada vez los editores venden menos al consumidor final. No sé si será verdad, pero mejor hubiera sido que nunca hubieran vendido nada así que todavía queda camino por recorrer en el decrecimiento.

Supongo que el adelanto de información tiene que ver con el curso de la Menéndez Pelayo que hoy se inaugura, no por el tema, sino por ese mantra editorial que hace siempre coincidir la información con eventos ya antiguos en su formato.

El 2012 no parece que vaya a venir mejor así que ya va tocando, tocaba ya hace mucho, pensar en decrecer, en organizarse de otra manera, en ser más eficaces yen tirar menos salvas y menos libros a la papelera para ajustar con ello precios y oferta y hacer así que el lector no pague algunos importantes desajustes del sector.

Lecturas del día 29 de mayo

  1. En defensa de una diplomacia cultural para España
  2. Trabajador cultural: un puesto cualificado, estable… y en peligro
  3. Nosotros editamos, nosotros distribuimos
  4. Leer es viajar (desde el Retiro)
  5. ¿Da para vivir?
  6. Consejos para invertir en la Feria del Libro de Madrid
  7. Consejos sobre cómo desarrollar recursos y servicios móviles en una biblioteca (Parte II)

Detalle del cartel de la Feria del Libro de 1944

Cuando la exageración lleva a la no credibilidad

o cuando se convierte la parte en todo.

Me encuentro con este titular en El Periódico de Aragón:

La piratería del libro amenaza 80.000 empleos

No sé quién habrá conseguido colar ese titular que tiene eco en todos los periódicos de El Periódico, pero alguien les ha metido gato por liebre o miedo por no adaptación.

Es cierto que las cifras de empleo en el sector tanto en el editorial, el de la distribución y el de la librería vienen bajando de manera suave pero constante en los últimos tres años.

Ahora bien situar todas las causas del peligro en un único factor es ingenuo o perverso. Siempre el sector ha tenido además, y parece que la sigue teniendo en ocasiones, la insana costumbre de echar balones fuera.

Me ha parecido sugerente la referencia que recoge LecturaLab con algunas reflexiones del editor de Chamber Four en relación a los errores que comenten los editores. Señala los siguientes:

  • Los editores están ahogando a las librerías independientes. Ellos controlan el precio de los libros que editan pero permiten a Amazon venderlos con descuentos de hasta el 50 por ciento del precio de tapa. Los libreros independientes compran sus libros al por mayor por encima de esos precios.
  • En vez de pelear contra Amazon, los editores se vuelven contra las bibliotecas, y todavía no han entendido qué es lo que hacen las bibliotecas.
  • Un editor actualmente está ayudando a Amazon a colocar sus libros en las librerías de cemento y ladrillo. Una vez más, ellos no se preocupan por las librerías independientes.
  • Todos han apoyado la SOPA (Stop Online Piracy Act) [Acta de cese a la piratería en línea] aun cuando está probado que la piratería no afecta sus ganancias.
  • La edición en tapa dura como primer modelo de negocio es arcaico.
  • Ellos mienten sobre los costes y los beneficios de los eBooks.

Hablaba también ayer con un librero y de manera indirecta me reconocía la escasa capacidad o lentitud de los mismos para actuar ‘glocalmente’.

No hay que mirar sólo al lobo que puede tirar la casa de los tres cerditos (editor, distribuidor, librero). Hay que seguir mirando cómo se mejora la casa y además, si se puede, nos enrollamos con el lobo que quizás al final sea un cordero.

Y añado dos atinadas reflexiones de Rodríguez&Gil en El paradigma digital y sostenible del libro:

– La industria del libro en nuestro país adolece de opacidad e incomunicación, de ocultamiento y secretismo, síntomas todos, en general, de las industrias y sectores en retroceso y decadencia. (pag. 25)

– El verdadero problema de la industria editorial y del sector del libro en su conjunto no es la tan mencionada ‘transición digital’, materializada hasta ahora en la competición por la cacharrería, sino el de comenzar a pensar en digital, y en disponer de una hoja de ruta para implantar producto en el mercado. La idea de ‘estructurar el consumo para organizar el mercado’ debería ser la clave del proceso. (pag. 34)

Sirva todo esto también como pequeño homenaje a personas y empresas que son capaces de adaptarse, pelear y arriesgar como Concha y Fredi con quienes estuve no hace mucho por Oviedo y cuya empresa ha enfilado ya la última década para llegar a los 100 años.

Crisis del sector del libro. Quiénes la sufren

¿Hay crisis o no hay crisis en el sector?

Hace unas fechas, con datos referidos al año pasado, se nos quería hacer creer que no había crisis en el sector. sería además interesante señalar que los datos de comercio interior habitualmente sólo hablan de facturación, pero no de costo de producción ni de beneficio empresarial.

Ayer El Periódico en un interesante artículo parece que nos va acercando a la realidad y además indica algunas de las claves a la hora de saber realmente lo que pasa:

– La resistencia del sector a reconocerlo.

– La opacidad informativa en un sector que quizás debería ser ejemplo de transparecia.

– Si es cierto que el impacto principal va a caer en las grandes superficies demostrará que los modelos de creación de ‘comunidades lectoras’ y de larga cola de clientes y libros habituales e históricos en este sector ya antes de las teorías ‘internetianas’ siguen siendo válidos.

– Veremos si la reducción de novedades es cierta  y si al final se ha llegado a un cierto consenso tácito. Liber en octubre será un buen momento para el test.

Y, como siempre algo que sigue sin tener sentido, pero que tanto parece gustar en este sector:

No tiene sentido, dice, «dedicar tiempo y dinero a transportar libros que no se venden». (Xavier Mallafré)

¿Leemos lo que queremos?

La tiranía del exceso y la concentración

Pensemos por un momento que somos parte de ese 50% de la población que dice leer con cierta asiduidad, aunque ésta, en algunas ocasiones, sea sólo la de un ratito al trimestre.

Démonos una vuelta por cualquier librería y observemos, en la mayoría de los casos, qué es lo que atrae nuestra mirada, qué es lo que podemos ver, cuántos títulos de esos casi 346.000 como mínimo que se declaran “vivos en catálogo” podemos encontrar habitualmente expuestos.

Nuestra elección, aunque no seamos conscientes de ello, viene claramente mediatizada por lo aparente, lo que se nos muestra, que en muchas ocasiones oculta o dificulta la visibilidad de otras obras y títulos tal vez de no menor interés.

En un reciente artículo, el escritor Fernando Aramburu afirmaba que “poco puede en apariencia hacer un escritor, con el solo ejercicio de la palabra escrita, para introducir cambios y mejoras en la realidad; pero en su mano está, no obstante, analizarla y reproducirla en sus libros, dejando de ella su testimonio particular”. Ése es el primer paso de todo un proceso, pero ¿llegará esa palabra escrita y reproducida en libros al lector, o quedará tapada por otras palabras con más influencia?, ¿llegan todas las palabras y voces en igualdad de condiciones?, ¿es posible o sería deseable que todas tuvieran la misma posibilidad de estar al alcance del lector para que sea él quien decide cuál escoge y selecciona? Parece que esto sería lo deseable.

¿Se ha parado usted a pensar alguna vez cuál es el recorrido de un libro hasta situarse ante de sus ojos? Los libros no “nacen” ni “florecen” por generación espontánea en las librerías, como si de un bosque autóctono y salvaje se tratara. Hay manos y cabezas, editores, distribuidores, comerciales, libreros… que se ocupan y preocupan, y no de manera ingenua —el dinero y el poder siempre juegan— de realizar un proceso de selección que, obviamente bajo criterios siempre arriesgados, ponga a disposición del lector una oferta avalada por la profesionalidad de quienes, de una u otra forma, intervienen en ese proceso de selección, pero también hay profesionales que —de manera igualmente carente de ingenuidad— ponen en juego estrategias tendentes al ocultamiento y desbordamiento de libros, de forma que, al final, la selección última por parte del lector se ve extraordinariamente dificultada y, por tanto, expuesta a maniobras publicitarias y comunicativas sólo al alcance de los económicamente más poderosos.

El Plan Vasco de la Cultura señala, en relación al asunto que nos traemos entre manos, algunas acertadas llamadas de atención francamente interesantes, como la verticalización en la cadena de valor o, dicho de otra manera, la concentración de poder de grupos empresariales sobre editoriales, distribución y puntos de venta, fenómeno fuertemente arraigado en el sector del libro, tanto entre empresas del ámbito de la CAPV como del resto del Estado. En el eslabón de las librerías, la tendencia general parece también clara: las librerías pequeñas pueden quedar a expensas de las librerías en cadena, auténticas gestoras de la demanda. Nos hemos acostumbrado ya a las grandes pilas de libros (en palets o expositores específicos, tanto da) que se imponen a la variedad de las mesas de novedades, que pasan automáticamente a un segundo plano: ese fenómeno es algo más que un esfuerzo comercial suplementario; configura un tipo de demanda mayoritaria que, a su vez, define una determinada filosofía editorial y de distribución.

Así de sencillo. Así de grave.

Lo que estos procesos de concentración tienden a eliminar es la propia noción de rentabilidad a escala cultural, para centrarla únicamente en el terreno económico, supeditando la deseable recuperación y rentabilización de la inversión a la lógica de la acumulación y de la pugna por el liderazgo económico y estructural. Obviamente, todos los agentes de la cadena del libro operan en el terreno de la industria cultural, y, por tanto, en el de la economía de rentabilidad, pero no todos lo hacen de la misma manera: hay industriales que defienden su propia independencia y la del conjunto del tejido del sector, por entender la diversidad como un bien cultural y económicamente deseable, y los hay que consagran la mayor parte de sus esfuerzos a las maniobras de concentración, persuadidos de las bondades de un sistema abocado, en mayor o menor medida, al oligopolio. El lector es, generalmente, ajeno a esta pugna de filosofías industrial-culturales, pero, objetivamente, sus posibilidades de elección vienen mediatizadas por ella.

Llegados a este punto, merece la pena que detengamos esta mirada panorámica sobre una especificidad de la industria del libro en euskera que, en apariencia, contradice lo hasta ahora afirmado acerca de la tendencia a la concentración: J.M. Torrealdai viene señalando repetidamente en sus estudios lo que califica de excesiva atomización de la industria editorial en lengua vasca, al menos en el eslabón editorial. Es radicalmente cierto que el número de editores en euskera es excesivo, pero también lo es que la concentración de la producción sigue las pautas de la producción editorial en el resto del Estado. Sea como fuere, y dadas las peculiaridades de esta parte de la industria editorial vasca, el tema merece una reflexión específica que nos comprometemos a hacer y publicar en un artículo posterior.

El ya mencionado Plan Vasco de la Cultura indica también que “el sector es cautivo de las empresas distribuidoras” y que “un sector cultural digno de ese nombre, y el sector del libro lo es, implica una estructura de producción, distribución y difusión bien distinta a la que hoy disponemos”, ya que la distribución es el déficit mayor de las industrias culturales vascas.

Quizás haya llegado el momento de tomar cartas en el asunto con seriedad en el sector del libro, si queremos que tanto las librerías como la creación y edición independiente y, por supuesto, los lectores disfruten de los canales más adecuados de distribución y difusión tanto internos como  externos que permitan acceder, no a la mayor cantidad de oferta, sino a la oferta más plural, creativa y de calidad, independientemente del tamaño del catálogo del editor y de la librería que expone su producto.

Ello sólo es posible mediante una apuesta de distribución independiente de los grandes grupos editoriales de aquí y de allende nuestras fronteras, con una marcada sensibilidad plurilingüe, con un oferta de calidad y variada, muy profesional y profesionalizada, innovadora y respetuosa con las apuestas de los editores y los libreros y que intente, desde su visión global del sector, ofrecer criterios de racionalización de la producción editorial.

Estos aspectos, en apariencia tan pragmáticos, a medio plazo no tendrán sólo repercusión sobre el buen funcionamiento industrial del sector, sino también, y sobre todo, en lo que tiene relación con su valor simbólico como industria cultural referente. Un sector que quiera darse a conocer y que quiera atraer la producción cultural de valor encontrará su mejor tarjeta de presentación en su eficacia y en su independencia.

En fechas recientes, el responsable, de una importante editorial gallega escribía: “Hoy el dilema ya no está entre leer o no leer, la apuesta de futuro es leer para comprender de forma crítica el mundo con las palabras de los otros”. Pero para que ello sea posible es necesario que las palabras lleguen y sean ofrecidas con suficiente visibilidad, que los mediadores del mercado no ejerzan censura ni impidan que esas palabras se escuchen.

Se empieza por no llegar a la visibilidad, y se termina por no crear.

Ése es el peligro.

Pero todavía hay tiempo para alternativas.

La librería: comercio de proximidad

Como si de defender el ‘mens sana in corpore sano’ se tratara el informe Attali en su decisión 193 recomienda:

Intégrer dans les plans locaux d’urbanisme des obligations de diversité commerciale en faveur des commerces de détail ou de proximité.

Y a continuación se señalan dos tipos de establecimiento:

L’intensification de la concurrence par les prix dans le commerce de détail, de l’alimentation à la librairie, pourrait en effet nuire aux établissements de distribution de proximité, dont les capacités financières et les surfaces de vente sont insuffisantes pour mener une politique de prix bas.

Me interesa, sobre todo, el concepto de diversidad comercial que, en el caso de la librería, debería tener reflejo, también en una diversidad de propuesta y selección de fondo.

Vuelve también a estar presente la importancia del comercio como elemento integrador de las ciudades y de vida.

Quienes se mueven por Bilbao saben de sobra que uno de los principales sectores posibilitadores del cambio en Bilbao La Vieja es precisamente ese comercio joven y creado además mayoritariamente por gente joven con un alto componente por la apuesta de creación y cultura que  va intentando poco a poco asentarse en la ciudad incluyendo, además, propuestas novedosas y frescas.

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Prometemos darnos una vuelta. ¿Alguien más se anima?

Distribución en Catalunya. Reacciones

Ya dijimos que el baile no había hecho nada más que empezar.

Tenemos ya las primeras reacciones con discurso , también las recoge Joan Carles que, al mismo tiempo, plantean nuevas preguntas.

1. ¿Es todo sólo cuestión de ‘capital’?

2. Parece que la medición pasa principalmente por volúmenes de facturación.

3. Ha habido diálogo lo cual está bien, pero que muy bien, pero no se explica con claridad qué es lo que se ha puesto encima de la mesa.

4. ¿Dónde debe situarse la diversidad y quiénes deben ser los garantes de la misma?

5. Curiososo que no se hable de las librerías.

El sector en muchas ocasiones parece seguir siendo reactivo y no proactivo.

Los libreros y la distribución en Catalunya

Lo ya anunciado ayer en relación a los cambios de distribución que se van a dar en Catalunya y en el Estado va a traer cola. Mucha cola.

La distribución, sin entrar por ahora en muchos matices, es el eslabón clave que puede asegurar tanto la eficiencia como la eficacia en el servicio en el sentido de poner en el menor tiempo posible, en las mejores condiciones y en las cantidades adecuadas los ejemplares o productos solicitados en el punto de venta o en la casa del cliente.

En los últimos años se han ido produciendo algunos movimientos, quizás el más significativo haya sido la creación de UDL en el sector de la distribución. Pero, hasta ahora, parece que, en el fondo, nada ha cambiado.

Los libreros catalanes solicitaron ayer mismo, llevan tiempo gestionándolo, ayuda para el estudio y viabilidad de la creación de una plataforma de distribución del libro en catalán. No hemos hecho nada más que empezar a catar el melón y ya hasta nuestros vecinos se hacen eco.

Viene al pelo de todo este asunto la cuarta idea que Julen adelantaba:

Las personas son la clave y hay tres roles a atender: quienes detentan el poder constituido de los sistemas de información en la empresa, quienes detentan el poder constituyente (early adopters) y quienes tienen ascendencia sobre sus pares (sean directivos o no).

la clave fundamental para el cambio de ciclo de la distribución y, en gran parte, del funcionamiento interno del sector está en la información en quién la gestiona, en cómo se gestiona y quién tiene las capacidades de toma de decisión.

Si el otro día me pudieron conseguir este libro en Bilbao porque los libreros entre algunos de ellos han empezado a hacer transparente su información, buscando fórmulas de coopetencia que permiten entre otras posibilidades consultar la disponibilidad de existencia en este caso, por qué no se pueden ir dando más pasos en este sentido.

¿Quién tiene miedo a perder cuota, posicionamiento y falso poder?

Actualización. Me parece que tiene interés la reflexión que Teresa de la LIB hace por sensata y por conocimiento de otros mercados y modelos de funcionamiento.