Como algunas ya sabréis he pasado unos días disfrutando de la Costa Brava catalana, la Garrotxa, Girona y pudiendo conversar y echar un tiempo con buenos amigos y amigas entre las que ante el 1-O hay de todo como en botica, pero siempre, por suerte, un ingrediente base: el sentido común y el seny, quizás algo alterado por lo convulso del momento.
Ayer, el buen amigo Roberto Gómez de la Iglesia con quien de vez en cuando comparto mesa, mantel, buena conversación y con quien me une la gran confianza de tener que haber cantado en alguna ocasión las verdades del barquero, escribió un texto que comparto en víspera de un día en el que quizás conviene dejar algunos pelillos en la gatera para centrarse en lo importante.
Queridas amigas, queridos amigos catalanes. Todos sabemos que en el 78, en vez de abordar los problemas territoriales relevantes, (básicamente en Euskadi/Navarra y Cataluña) para evitar tensiones se procedió al café para todos (con aciertos y algunos desaciertos que hoy hemos constatado en el sistema autonómico). Por cierto, en la redacción del texto constitucional no se dio cabida a los nacionalistas vascos pero sí estuvieron los catalanes (que no parecían muy preocupados por la ausencia de aquellos, además de considerar el Concierto Económico una antigualla).
Todos sabemos que el Estado, con gobiernos en Madrid de diferentes colores (bueno 2 y medio en realidad) y diferentes apoyos (incluidos nacionalistas vascos, catalanes, canarios…) sigue sin completar las transferencias pactadas en los estatutos de autonomía (en Euskadi siguen pendientes 37).
Que el último Estatut fue enviado al constitucional por el PP, pero que la vieja guardia del PSOE le dio en el Congreso hasta en el carné de identidad.
Que durante largos años el Honorable y sus séquitos sacaron buen provecho de las relaciones con Madrid mirando a menudo con cierta desafección realidades como la vasca, que vivió momentos muy duros.
No recrimino nada. Creo en el derecho de cada pueblo, territorio o comunidad de vecinos a decidir lo que quiere ser. Pero creo ante todo en la libertad del individuo y en que ningún proyecto nacional está por encima de esta. Y comunidad y bienestar colectivo no son necesariamente sinónimos de construcción nacional.
No me gusta el choque de trenes que veo. Las posiciones radicales, las manipulaciones informativas, los amigos que te exigen que te retrates (aunque lo que quieren es que opines como ellos, si no o estás manipulado o eres un manipulador).
Creo profundamente en la diversidad y en las identidades dinámicas de los territorios construidas sobre lo diverso. Por eso me siento muy de donde soy pero no tengo ningún sentimiento nacional. En todo caso creo en las identidades múltiples (que se refieren no sólo a lo territorial sino también a lo laboral, a lo afectivo-sexual, a lo ideológico…). Tengo un arraigado sentimiento hacia mi familia, hacia mi gente, hacia mi trabajo, hacia las personas con las que me encuentro en los proyectos en Euskadi, en Madrid, en Buenos Aires o en Lima, porque me encanta la gente.
Y hacia mis amigas y amigos catalanes. Pero no creo en patrias (aunque me parezca estupendo que otros sí).
Tenéis derecho a decidir qué queréis ser. Pero no tenéis el derecho a exigirnos que nos parezca bien cómo lo estáis haciendo. Y eso no significa, ni de lejos, aceptar las trampas y desprecios que vienen de otros lugares (creo que de eso los vascos, incluso los nacidos fuera…, sabemos un poco).
Solo quiero desearos lo mejor, que esto no fracture vuestra convivencia, ni vuestra relación con quienes no somos catalanes, y con quienes no somos independentistas.
En Euskadi tenemos muchas cosas sin resolver, pero vamos ganando en madurez. Y en ese sentido me gusta cómo lo plantea el Lehendakari Urkullu. Ya todos sabemos que Euskadi y Cataluña requieren otro tipo de encaje en el Estado. Pero hay que hacerlo desde la persuasión y el diálogo. Para hablar de buenos y malos habría que ver dónde ha estado cada uno en los últimos 40 años. Quizá entonces veremos que no es oro todo lo que reluce.
Suerte amigas y amigos catalanes. Que el 1-O os ilumine. Yo ya desconecto del tema. Veré las noticias y seguiré queriendo estar con quienes no piensan como yo, que es mucho más divertido que estar con los que piensan igual que tú.
Eso sí, lunes iré a La Caixa a ver qué tengo que hacer con los Planes de Pensiones.
Un abrazo con una amplia sonrisa. Voy a prepararme un poco de espetec para cenar.