La ralentización de los formatos digitales. Tres notas

No es igual leer para repetir el mundo que leer cuando se tiene la motivación de cambiarlo. (Remedios Zafra; El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital; Anagrama, p. 223)

1- La Fundación Telefónica ha presentado recientemente el informe Sociedad digital en España 2017.

Ya en el informe del 2014 dejaba entrever con cierta claridad que el libro se mantenía inexpugnable al avance digital.

En el que ahora nos ocupa se dice:

Pero no en todos los ámbitos se impone lo digital. La lectura de libros sigue estando asociada al formato tradicional para el 77% de los usuarios, frente al 27,3% que utiliza el libro digital. (140)
E incluso en otros sectores se produce un ligero retroceso reflejo en parte de una evolución discontinua con incidencia clara de otros factores que choca con la unidimensionalidad y excesiva linealidad que tanto gusta al ‘solucionismo tecnológico’.

2- En Estados Unidos el comparativo de los 10 primeros meses Enero-Octubre 2016 y 2017 señala con claridad que el papel es el soporte que más crece en dólares y aumenta su peso porcentual en relación a los otros soportes. El audiolibro es el formato con menor presencial t su subida es a cuenta de la bajada del ebook.

 

3- Una última referencia para la reflexión y la constatación de que todo es más complejo de lo que parece. En las predicciones para España que Deloitte ha realizado para 2018 en lo referido a modelos de suscripción al libro, frente al vídeo, la música, los juegos y las noticias, y sus posibles modalidades ni se le ve, ni se le espera.

 

¿El novedoso sistema de la lectura por suscripción?

La aparente modernidad nos va saturando de mensajes nuevos, aparentemente, y también contradictorios.

Se nos dice que escuchar es leer, que las nuevas tecnologías nos permiten ahora que leamos todo lo que queramos con un sistema de suscripción de pago fijo mensual. No siempre querer es poder.

Nos dicen también que ahora leamos con la oreja porque con el estress de estos tiempos no hay tiempo para nada, ni siquiera para leer que al igual que para escuchar buena música requieren tiempo y cierta lentitud.

Gabriel Zaid ya puso en valor el tiempo del lector cuando escribió:

El costo de leer se reduciría muchísimo si los autores y los editores respetaran más el tiempo del lector. Si no se publicaran los textos que tienen poco que decir, o están mal escritos, o mal editados. (Crítica del mundo cultural, pag. 58)

Volvamos a la reinvención de la rueda y los novísimos modelos de pago único y lea usted lo que le plazca.

Hoy me he encontrado en El Correo una noticia referida a la Librería Goya de Bilbao que cumple 75 años y que ¡oh curiosidad! tuvo sus orígenes en el año 42 precisamente con un modelo de suscripción mensual.

Dice la noticia:

Los orígenes de Goya nada tuvieron que ver con la papelería, los lienzos y los lápices. «Nació como un pequeño negocio de alquiler de libros», cuenta Alejandro. «Lo fundó en 1942 nuestro abuelo, Jesús Prieto, que era funcionario y no tenía una gran vocación empresarial». En realidad lo concibió como un servicio. «Se llamaba Biblioteca Circulante troya», detalla Susana, «Los clientes pagaban siete pesetas al mes y podían leer todos los libros que quisieran».

La idea era interesante, pero económicamente no muy viable. Pasados quince años, las pérdidas habían alcanzado las 40.000 pesetas.

Hoy que leo en los medios la afirmación un tanto a la ligera de que el audiolibro de aquí a cinco años supondrá un 30% del mercado, prefiero echar la vista atrás para comprobar que algunos no aciertan nunca.

Quizás dentro de cinco años o de 10 haya que decir también…

La idea era interesante, pero económicamente no muy viable.

Para algunos, en cualquier caso, nada cambiará.

Abrirán un nuevo circo.

 

Incertidumbres digitales

Hoy a la mañana recuperaba esta cita para facebook:

Vivir en la era de la incertidumbre exige una mentalidad nueva, un plus de creatividad. La idea que nos vendieron de que el mundo iba a ser cada vez más fácil es una verdad a medias. A medida que aumentan las ventajas crecen los riesgos. Y hoy el mayor de todos ellos es vivir sin certezas absolutas. Ésa es la esencia de la democracia. (Salvador Pániker en César Coca ; Entrevista con la cultura; Bassarai, pag. 124)

A la tarde me reencuentro con esta serie de entrevistas realizadas por IBE-TV que llevan como título general incertidumbres digitales y en la que tengo el honor de haber sido incluído.

Mañana se inaugura Liber. Habrá quien pretenda convencernos de sus certezas digitales que mutan también según sus propios intereses…

Yo me acercaré con la actitud que refleja la reflexión de Pániker intentando atisbar los riesgos ante algunas de las falsas certezas.

 

Leer y comprar libro electrónico parece ser la práctica digital menos frecuente entre los jóvenes

El ONTSI, Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información acaba de publicar el Estudio sobre uso y actitudes de consumo de Contenidos Digitales en España .

En fechas recientes José Antonio Millán se hacía eco de un artículo de The BooksellerIs the e-book a dead format?

Hay algunas afirmaciones en el propio estudio suficientemente claras:

  • En ámbitos como la música los ingresos por contenidos digitales ya han superado a la distribución física, tendencia que se va a ver replicada en el resto de sectores, excepto en el libro electrónico.(14)
  • A pesar del incremento de la lectura en dispositivos digitales, los estudios consideran que el libro electrónico seguirá teniendo un papel secundario frente al libro en papel. (15)
  • El libro electrónico consolida su papel secundario en relación al libro en papel. (62)

Y hay, también algunas tablas en mi opinión clarificadoras.

  • Consumo de contenidos digitales por edad (21)

En la horquilla de 16 a 34 años el consumo, que tiende a ser mayor que en las otras franjas de edad, del resto de los contenidos (fotos, APPs, Leer noticias, RSS, películas, música, webs, compartir ficheros, videojuegos) superan ampliamente a leer e-books.

  • Pago por tipo de contenido y por edad (47)

Si ya veíamos antes que el uso no es excesivo, el pago por contenido de libro electrónico se ve superado en la franja de 16 a 34 de manera amplia por películas, música, videojuegos e, incluso aunque en menor medida, por contenidos formativos.

  • Intensidad de consumo por nivel de ingresos (47)

El propio estudio lo afirma: el impacto del nivel de ingresos es claro. Sería quizás interesante y es posible que la información exista, pero quizás no sea estadísticamente significativa cruzar el nivel de ingresos con edad y tipo de contenido.

Sí disponemos del dato de…

  • Gasto medio anual por tipo de contenido en euros (49)

Cerraré con una anécdota que tiene el valor de anécdota y que no pretendo elevar a categoría, pero sí dejarla para invitar a la reflexi´pn

Mi hijo, 25 años, sale mañana de viaje y se ha pasado por una librería para comprarse un libro de papel para su periplo.

Se ha venido con Música de mierda de Crals Wilson, editado por Blackie Books.

Lo que me ha llamado la atención, en una persona que básicamente consume música y cine en digital y en abundancia; la música también en numerosos conciertos, ha sido el comentario que ha hecho al entrar a casa:

¡Qué edición más cuidada!

Lorena Fernández, una millennial, como ella misma se definión en su artículo publicado en el número 31 de Texturas escribió en referencia a los soportes físicos:

ya no son meros objetos en serie. Me los he apropiado y ellos se han apropiado de un pedacito de mi memoria y de mis recuerdos. Tienen grabadas historias: cuando los compré, cuando los compartí con alguien, cuando un día especial estuvieron ahí y se significaron. Son mi magdalena de Proust.

Quizás la pregunta planteada al principio de esta entrada… no esté de más.

Quizás, la pantalla, nos lleve hacia otras categorías contenidos.

 

 

 

¡Cuidado! ¿Quieren dirigir nuestras emociones aprovechando nuestras lecturas…?

El Grupo Planeta ha puesto en marcha la plataforma Oh!Libro, donde, al parecer, los usuarios pueden buscar lecturas según la valoración emocional de otros lectores.

Ya se sabe que las llamadas a las emociones y a los estados de ánimo pueden tocar el corazoncito y a veces provocar que ‘nos dejemos llevar’.

La simpleza del planteamiento hace pensar que quien ha pensado la idea y la ha puesto en práctica ha tenido una vida emocional poco intensa y rica, reduciendo las posibilidades a un ‘sota, caballo y rey’.

Si además somos capaces de ver y leer la propuesta con esta cita como trasfondo…

El objetivo de los que crean las aplicaciones es relacionar la vigilancia con la sensación de que nos cuidan. Si nuestras aplicaciones nos «cuidan», no nos centramos en aquello que toman de nosotros. En el mundo tal y como lo analizó Foucault, cuando colocas cámaras en las esquinas de las calles, deseas que la gente las vea y construyan una personalidad acostumbrada a la vigilancia. Saber que las cámaras están ahí hace que te «portes bien» tú solo. Pero en nuestro nuevo régimen de datos, el objetivo es que nadie sea consciente de que nos vigilan, o que al menos nos olvidemos de que lo hacen al cabo de un instante. Este régimen funciona mejor si una persona se siente libre para ser «ella misma».De ese modo, aportan al sistema «datos no adulterados». (Sherry Turkle; En defensa de la conversación; Ático de los libros, pag. 347)

quizás pensemos que hay una doble o triple intención bajo ese halo de ‘propuesta y bondad’. Control, simplificación del comportamiento para hacerlo más controlable e interés meramente comercial… aunque algunos nos vengan con el cuento de la cultura…

Txetxu Barandiarán: «Debemos mover el foco desde los soportes hasta los lectores»

Con motivo del encuentro Librerías 400 años después, celebrado en mayo de 2016, Pedro de Alzaga me realizó una sosegada y amplia entrevista.

Me gusta y comparto el titular que ha seleccionado y que he escogido para titular esta entrada.

Escribe Pedro: Txetxu Barandiarán es un consultor y asesor cultural que tiene las ideas muy claras sobre el futuro del sector del libro, en el que ha desarrollado gran parte de su carrera profesional, sobre el resto de un sector cultural que describe inmerso en profundos cambios y paradojas. No obstante, un mensaje optimista prevalece en su discurso: «Todas aquellas empresas e instituciones que han sido capaces de girar su punto de vista del soporte al área de conocimiento acabarán ganando». Barandiarán lamenta el poco tiempo que la situación actual deja para la reflexión sobre la obra cultural -«Me da cierto vértigo esta rapidez continua y esta huida hacia delante que deja poco tiempo para el poso que toda experiencia necesita»- y espera un futuro «lleno de conversaciones enriquecedoras para las personas (…) y de espacios físicos donde nos podamos encontrar».

Aquí podéis ver y oír la entrevista.

Gustosamente escucharé y leeré otras opiniones y sugerencias sobre lo dicho y planteado en la misma.

Se exagera cuando se habla de la muerte del papel

La edición de Kosmopolis se ha celebrado esta semana pasada del 22 al 26 de marzo en Barcelona.

Leo un par de crónicas amplias, una en Nuvol y otra en Pliego suelto.

Me quedo con las siguientes notas-reflexiones de lo leído. Seguro que habrá muchas más opiniones y acentos…

  • Paul Holdengräber.“Creo que si observamos lo ocurrido en el siglo XX, se podría resumir como un gran error. Uno de ellos fue el fin de las utopías sociales, y el siglo XXI pareciera llevarnos al fin de la utopía tecnológica”.“No tengo teléfono móvil ni lo necesito, aunque no estoy en contra, pero mi vida tiene que ser real. Soy analógico”.“Ya casi nadie camina ni viaja a pie, en mi caso lo hago porque es algo existencial para mí”.
  • Carles Sora.  La realidad virtual está permitiendo que se generen nuevas narrativas, que las historias se cuenten replanteando su propia naturaleza y dejando a un lado ámbitos que pasarán a ser tradicionales, como la animación, la poesía o el arte.
  • Dan Franklin, estratega digital que trabajó en Canongate Books y Penguin Random House, nos habla en su conferencia acerca del “estancamiento al que parece haber llegado la innovación en el mundo de la edición digital” actualmente. “Estamos en el valle de la desilusión y las editoriales no acaban de conectar con los lectores”, sugiere Franklin. El boom vivido en 2011 –con el auge de los ebooks, la autopublicación y los nuevos formatos electrónicos– ha perdido fuelle y el mercado parece estar sobresaturado de contenidos digitales.

«Se exagera cuando se habla de la muerte del papel. No hay nada como las ventas de libros «.

  • Jean Echenoz: “No entiendo muy bien la idea de crisis. No pienso que haya cambiado demasiado la situación de la edición y las librerías en los últimos diez años. Quizá ha habido un cambio en las herramientas, pero no hay más cambios que hayan intervenido en nuestra práctica”.
  • Evelio Cabrejo reflexiona en su conferencia acerca de la existencia de una “lectura” anterior a la lectura de textos escritos. Una lectura que se realiza durante la primera infancia a partir de los textos orales a los que el niño se expone a través de su madre y de su entorno más cercano. Cabrejo defiende que este acto de lectura, basado en el ritmo y la musicalidad de la palabra, es inherente a la puesta en marcha del pensamiento, de la representación del otro y de la cultura misma.
     “El bebé se apropia de la lengua oral. Roba lo que escucha para construir su propia voz”.
  • Lynne Segal. “El envejecer no tiene tanto que ver con el miedo a la muerte, sino con el miedo al cómo nos ven los demás, a sentirnos inútiles, invisibles, desplazados”

 

Libro digital y mercados de lengua mayoritariamente inglesa. Situación dispar

Interesantes los datos que presenta 

Los datos hacen referencia al número de libros electrónicos vendidos por distintas plataformas en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

La posición dominante de Amazon, excepto en Nueva Zelanda es clara, pero hay variaciones de peso que algún motivo tendrán entre, por ejemplo, Apple y Kobo según cuál sea el país.

% ejemplares Amazon Apple Kobo Barnes & Noble Nook
Estados Unidos 86,26 9,36 0,26 4,12
Reino Unido 90,98 7,80 1,23
Canadá 59,26 14,96 25,78
Australia 62,70 30,85 6,45
Nueva Zelanda 0,00 66,64 33,36

Del mismo modo, hay variaciones importantes entre el número de ‘libros’ comprados por los ciudadanos de los distintos países que parece indicar distintos niveles de penetración del libro electrónico y que parece guardar una cierta relación con el número de habitantes.

Quizás acabe siendo cierto que aquí también el tamaño (poblacional) importa.

No hay que fijarse sólo en el ‘amigo americano’.

 

La inconsistencia, por ahora, de los algoritmos como ‘entes propositivos’. Espejitos de colores

Quizás mi amigo Jorge tenga parte de razón cuando me dice que : Me da que tienes un problema con los algoritmos…

El hecho es que parte de las propuestas que me hacen tanto instagram como facebook me tienen desorientado y hacen aumentar mi excepticismo ante la posible capacidad propositiva de interés basada en el big data y en los algoritmos.

En el caso de instagram es bastante frecuente que me sugiera como posibles intereses de conexión personas que puede que estén dadas de alta pero que no han publicado nada.

En facebook ocurre algo parecido al ofrecerme también como posibles conexiones de interés personas que pueden llevar más de un año sin haber puesto nada en su perfil.

Así que fruto de la primera constatación escribía hoy en Facebook:

Es curioso, el algoritmo de Instagram me invita a seguir a gente que no pública. Es como invitarte a caminar hacia la nada digital.
¿Será una premonición de lo que nos espera con los algoritmos?

En el mientrastanto entre lo escrito en facebook y esta entrada he podido terminar el número 31 de Texturas y devorar el sugerente y provocativo artículo de Joaquín Rodríguez No data, Big Data, Small Data, Another dataescrito a raíz de la polémica suscitada en el IV Congreso del Libro electrónico de Barbastro.

Joaquín escribe:

Especialistas en inteligencia artificial y hechiceros de los datos nos dicen que mediante el análisis del comportamiento digital de los usuarios, del examen de la traza que sus prácticas digitales dejan tras de sí –ya sean sus hábitos de compra en la Red, sus preferencias temáticas de lectura, sus pautas de consulta y subrayado, su velocidad de lectura, su propensión a compartir unos contenidos u otros, que son las cosas que a día de hoy denotan nuestro rastro personal en la Red–, cabe pronosticar y predecir el comportamiento lector y las preferencias de compra de un individuo determinado. Es posible que el algoritmo que sintetice esas normas de comportamiento vaticine con acierto la eventual conducta de unos pocos, pero el problema es que descuida el de la inmensa mayoría…. Los evangelistas del Big data saben que dejamos indicios digitales tras cada visualización, compra o intercambio, que esas muestras son mensurables y pueden revelarnos, potencialmente, patrones de comportamiento. El problema se produce, claro, cuando el supuesto Bigdata no es más que un pequeño y triste Little data, suficiente quizás para calmar las ansias mercantiles de los editores y publicitarios, pero radicalmente insuficientes cuando pensamos en políticas públicas de fomento de la lectura,

espejitos-de-colores

Cuando uno ve el escaso valor que tienen las propuestas que por ahora nacen de la explotación de muchos datos y al mismo tiempo constata que otros venden como panacea de la tendencia futura lo que hacen florecer, como por arte de magia, de unos pocos datos, piensa que los ‘espejitos de colores’ siguen estando muy presentes como propuesta para la decisión empresarial.

Y como brillan, todavía parece que siguen atrayendo.

Sobre libros, conversación, y más. ¿Qué piensa la opinión pública vasca?

El Gabinete de prospecciónn sociológica del Gobierno Vasco acaba de hacer público el Anuario de la opinión pública vasca 2016.

Quien piense o crea que lo vasco, los vascos, o los que vivimos en Euskadi somos ‘raras avis’ puede no sacar ninguna conclusión de los datos y seguir pensando o creyendo que los mismos son determinantes y parte de la esencia de ‘lo vasco’. Quien crea que puede sacar algún provecho le puede resultar interesante una mirada sobre los mismos. El informe, en sus más de 200 páginas recoge un número importante de datos y realiza algunos comparativos temporales que resultan, en mi opinión, sugerentes.

Me voy a centrar en resaltar los datos que se ofrecen en relación a libro-lectura, las relaciones personales y la lectura de noticias.

En relación al futuro de la lectura de libros y prensa, no parece que el cuestionario especifique si en soporte papel o digital, los entrevistados tienden a ser ligeramente pesimistas cuando miran la situación a cinco años vista. Son más los que piensan que disminuirá (35%) que los que piensan que aumentará (16%).

futuro_tiempo_lectura

Parece que en 1996, el personal era más optimista sobre el futuro de la lectura de libros y prensa ya que un 42% pensaba que aumentaría frente a sólo un 7% que creía que disminuiría.

comparativo-lectura-96-2016

Peor parece presentarse la situación en lo que hace referencia a las relaciones con los otros cara a cara. Frente al 12% que piensan que aumentarán, hay un 47% que creen que disminuirán. Sherry Turkle, da unas cuentas explicaciones en su libro En defensa de la conversación  sobre esta posible evolución y sobre las consecuencias que puede traer el equivocar conexión con contacto (pag. 44).

relaciones-cara-a-cara

En relación al seguimiento de las noticias, la Televisión sigue siendo el rey ya que es el único canal que mantiene su posición frente a radio y periódicos.

Sería interesante poder saber si existe alguna posible correlación entre lectura y escucha.

noticias_comparativo

¿Lo que de todo esto me parece lo más preocupante?

La posible pérdida del tiempo dedicado a las relaciones personales que, indirectamente, nos aleja de la toma de conciencia de la situación de los otros y de  la sociedad de los cuidados que requiere mirada y escucha.

Lectura… quizás no todo es lo mismo

No voy a entrar en si es galgo o podenco, en si es papel o digital, pero sí que me parece que requiere una reflexión sosegada lo que afirma Emilio Lledó en una reciente entrevista en El Mundo cuando dice:

en este tiempo nuestro existe también una educación inmovilizadora cada vez más extendida. Es la que tiene que ver con el ámbito de las redes sociales y de los teléfonos móviles. Eso podría conducirnos a una sociedad inmovilizada. Los flashes momentáneos que generan las redes sociales impiden el pensamiento, lo anestesian. Pues pensar es una forma de dotar al individuo de fluidez, de agilidad, de amplitud. Lo opuesto al sedentarismo de los mensajes instantáneos. El mejor reflejo para representar esta idea es el libro y la lectura. Ellos, los libros, ofrecen siempre una posibilidad de diálogo. Pero cada vez hay menos interés por dialogar.

Quizás la doble afirmación de McLuhan: el medio es el mensaje y, también, el medio es el masaje reflejan con claridad la intencionalidad de la pantalla: sedentarizarnos y acomodarnos con el suave arrullo del masaje que relaja la mente. Quizás, y digo sólo quizás. Reflexionar sobre ello, sobre el hecho de que es probable que no sea lo mismo el dónde y el qué se lee si lo que queremos es más fluidez, agilidad y amplitud, no estaría de más.

El reflexionar, digo.

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A veces, la industria, tiene demasiada prisa, la tecnológica más que la cultural y parece no tener tiempo para lo que quizás sea lo importante.

Vida conectada. ¿A dónde nos lleva la pantalla?

Algunas notas breves siguiendo la estela de dos estudios.

El primero realizado por Accenture para Ametic, Comunicaciones, Media y Tecnología 2016 Digital Consumer Survey España

Dos notas, una en texto y otra en gráfico. Personalización, imagen y aplicaciones son los caminos que parece marcar la pantalla.

La creación de contenidos personalizados es una demanda constante de los consumidores digitales. Esto introduce una complejidad en cadena. Las compañías que sepan “automatizar” la producción, distribución y personalización de los contenidos, conseguirán disponer de estos en menor tiempo y con una mayor calidad, lo que supondrá una mayor fidelización del cliente. Cuando los consumidores ven un video explicativo no quieren que sea genérico quieren que les hable a ellos.

aplicaciones_imagenEl segundo informe, audiencia de internet octubre-noviembre 2016, de la AIMC (Asociación para la investigación de los medios de comunicación)usos_internet indica con bastante claridad las actividades de mayor crecimiento y, por lo tanto, donde los usuarios dedican su tiempo. Por orden de crecimiento: Aplicaciones, Redes sociales, mensajería instantánea. Alejadas en general todas ellas, de lo que podríamos considerar contenidos tradicionales de la cultura que tienden por lo general al estado plano en lo referente al aumento del tiempo dedicado.

Esto sin entrar tan siquiera en hablar de la calidad.

La comida sofisticada, no se suele encontrar en la cadena de comida rápida…

Sectores culturales y soportes. Cuando la industria esconde a la cultura ¿quién gana?

Los señores del sector de los contenidos que acaban tomando nombre de libro, prensa o revista parecen estar contentos con la posible bajada del IVA que repercutirá en aquellos productos digitales que tomen el nombre de libro, prensa o revista.

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Hace ya mucho tiempo que en estos terrenos no hablamos de cultura, sino de intereses. La pela es la pela. Hace ya mucho también, antes de que llegara lo digital, que ya vivíamos confusos y confundidos entre los contenidos, los soportes y los lenguajes (textuales, gráficos, musicales, plásticos…) pero alejándonos paulatinamente del discursos de las calidades, lo digo en plural.

Siempre mejor y más necesario el Marca, IVA reducido, que la audición de un coro, que aunque sean muchos, no son hinchas de nada más que de la música.

En cualquier caso esto no es ya problema sólo de soportes. Parece que las palpables y analógicas ferias, según Juan Villoro, son también un fenómeno de la industria y no de la cultura.

La feria es un fenómeno de la industria, no de la cultura. Por supuesto que puede tener derivados culturales, como el originado en un encuentro casual de dos personas que se ponen a discutir sobre un título, pero en general la Feria del Libro está aquejada de gigantismo. Es una máquina de vomitar actividades y confunde la estadística con el éxito.

Y todo esto yo creo que está bien, siempre que llamemos a las cosas por su nombre. Al pan, pan, al vino, vino, a los espacios de negocio, ferias de negocio a los contenidos culturales contenidos culturales sea cual sea su lenguaje y su soporte, a los bodrios, sean modo libro, prensa, cd… o lo que toque, bodrios y por tanto penalizados con el 21% o más para ver si así cada vez son menos.

Mientras esto no lo vayamos teniendo claro… las cartas seguirán estando marcadas…La industria gana… Al fin y al cabo era de lo que se trataba ¿no?… La cultura pierde…

 

Educar… un viaje… hacia lo mejor de uno mismo

Faustino Guerau afirmaba en La vida pedagógica que «La “mala educación”, desde mi punto de vista, no existe, es una flagrante contradicción. La educación, si ocurre, es siempre “buena”».

Sabía bien de lo que hablaba porque su trabajo se desarrollaba en los ‘márgenes educativos’ del sistema de enseñanza, en la calle y con los expulsados del sistema.

guerau_libros

Hoy, por esas casualidades de la vida se me ‘cruzan’ dos reflexiones en torno a la educación de dos personas a las que aprecio mucho, Antonio Rodríguez de las Heras y Lorena Fernández. Hombre y mujer. Mayor y joven, así que se amplía el campo de visión, de juego y los puntos de vista.

Antonio como todos los sábados nos ofrece su reflexión en bez que en esta ocasión lleva por título Sedentarios y viajeros.

Lorena ‘dio doctrina’ el 1 de diciembre en Mondragon Unibertsitatea reflexionando sobre la transformación digital en la educación.

Os invito a leer los dos ‘textos’, yo sólo dejo caer por aquí algunas miguitas…. que a mi me han sugerido además de nuevas reflexiones sobre el ámbito educativo que es, en el fondo, de donde un proviene, ciertos paralelismos con lo que ocurre en sectores relacionados con la cultura.

  • Hay que encontrar formas para que la educación en Red sea un viaje (aprendizaje) por un territorio (contenidos) que hay que recorrer y no parcelar. El viajero valora la compañía en el viaje, en especial la del guía que conoce bien el territorio que hay que atravesar (maestro), pero no necesariamente la disciplina del grupo turístico. Así que estamos en esta transición de cambio de valores con respecto a la consideración de la educación en Red y ante el reto de que esta educación viajera no se quede en una reproducción de la que tiene lugar en el aula.
  • Empresas tecnológicas son los «camellos» de la transformación digital. Regalan primero la droga en los entornos educativos para conseguir adictos en los entornos empresariales.
  • La transformación digital es una parte tecnológica y tres partes humanas.
  • Profesorado: personas que aman lo que hacen, que están en el «campo de batalla». Ningún cambio se puede hacer sin ellas, ni contra ellas.

Ahí lo dejo… ¡Feliz sábado! y leed, si lo conseguís encontrar, a Faustino Guerau. Merece la pena.

 

La trampa del algoritmo

algoritmo_estadisticoEn todas las etapas de la vida ha habido trampas, tramposos y trileros, o, si lo prefieren ‘ventajistas simplificadores’ de lo humano.

Una de las modalidades recientes quizás sea, por lo menos en el sector del libro y la lectura, la de los ‘tramposos del algoritmo’ que algunos parecen querer convertir en nueva religión, panacea y camino por el que deben ir nuestras lecturas e, incluso, nuestra vida.

Nos dicen, siempre a futuro, que «Llegará el día en que la distinción entre lo creado por el ser humano y lo creado por algoritmos será imposible de detectar».

Hay algunos otros que, en cambio, ya parecen venir curados dle espanto, al parecer, de los algoritmos. Supongo que ya habrán sido en su momento fieles seguidores de su doctrina. Ahora afirman: «Buscábamos algo mejor que un algoritmo para recomendarte libros y lo hemos encontrado: personas».

Probablemente, esta nueva tendencia del algoritmo es reflejo de una visión conservadora y conservante de la realidad de la vida. La tecnología al servicio de los conservadores.

Daniel Innerarity lo ha afirmado con bastante claridad en un reciente artículo en El País. Escribe:

Los algoritmos que se dicen predictivos son muy conservadores. Los algoritmos predictivos no dan una respuesta a lo que las personas dicen querer hacer sino a lo que realmente hacen sin decirlo. Son predictivos porque formulan continuamente la hipótesis de que nuestro futuro será una reproducción de nuestro pasado, pero no entran en la compleja subjetividad de las personas y de las sociedades, donde también se plantean deseos y aspiraciones. Apenas registran, por ejemplo, la aspiración personal de dejar de fumar y continúan haciéndonos publicidad de tabaco, dando por supuesto que seguiremos fumando; en el plano colectivo, tampoco ayudan gran cosa a la hora de formular ambiciones políticas, como la lucha contra la desigualdad, que contribuyen a reproducir. ¿Cómo queremos entender la realidad de nuestras sociedades si no introducimos en nuestros análisis, además de los comportamientos de los consumidores, las enormes asimetrías en términos de poder, las injusticias de este mundo y nuestras mejores aspiraciones de cambiarlo?

En una línea parecida apunta, en mi opinión, Antonio Rodríguez de las Heras cuando dice:

Así que prever es indispensable para nuestra evolución, para navegar por el mar de incertidumbre del futuro. Otra cosa es, sin embargo, cómo se transmiten estos escenarios imaginados. Ahí es donde puede haber el engaño de predicar un tiempo futuro con la contundencia de la certeza, pues generalmente detrás de este determinismo hay intereses ideológicos para mantener o alcanzar un modelo de sociedad, o el convencimiento ilusorio por parte del predicador de creerse que acaba de volver de visitar el futuro, o simplemente inconsistente charlatanería.

Ayer David Gelernter, uno de los grandes genios de la computación, señalaba en XLSemanal:

No hay mente en la máquina, no hay presencia de ánimo. No hay nada. La verdadera cuestión es otra: ¿hasta qué punto nos dejamos engañar por las capacidades de un ordenador? ¿Sucumbinos a su magia?

Quizás nos venga mejor, y vuelvo a A.R. de las Heras nuevas formas de mirar como las que nos ofrece la cultura. La cultura enriquece sin fin el conocimiento, porque cada mirada revela una posibilidad de ordenar el mundo (incluye, excluye y relaciona); es, por tanto, creadora. Y, al mismo tiempo, poner en valor a personas y perfiles secularmente minusvaloradas, arrastrando penurias de consideración social y económicas, (que) se habrán convertido en imprescindibles para una sociedad equilibrada del conocimiento: el inventor, el poeta y el maestro (tecnología, cultura y educación).

 

“El libro digital ha muerto”. Algún día tendremos que acostumbrarnos a titulares así.

Javier Rodríguez Marcos ha escrito un inteligente artículo en El País que me da la sensación que va a traer como consecuencia el aumento de las dosis de tilas y valerianas entre algunos que viven del cuento del futuro que reinventan permanentemente porque no van acertando casi ninguna mientras, al mismo tiempo, por el camino van quedando regueros de intentos de empresa del futuro digital que han ido pasando a mejor vida y son ya ‘pasado digital’.

Recojo algunas de las afirmaciones que se hacen en el artículo y que comparto:

  • Los apóstoles del futurismo harían bien en contar con las predicciones de los mil de Fráncfort (hechas en 2008).
  • Casi la mitad de los españoles confiesa no leer nunca. …  Parece difícil que un nuevo formato les haga cambiar de gusto.
  • La cuestión es saber quién tendrá no más cultura sino más memoria con la que producir imaginación.
  • ¿Nos daría igual un cuadro que una inyección que produjera los mismos efectos que ese cuadro? Algo así se preguntaba Wittgenstein.

Lo dicho: el libro digital tiene los días contados.

 

Obras que no sabremos si son libros y algoritmos poco prácticos

Sugerentes las declaraciones de Edward Nawotka, director de Publishing Perspectives, aparecidas hace unos días en El Periódico.

Algunas notas sugerentes a las que añadimos de nuestra cosecha un punto de picante en negrita

  • Entre los mayores cada vez se lee más en digital por comodidad, por el tamaño de letra y porque viajan. Los jóvenes, en cambio, vuelven al libro impreso y el vinilo porque es la tendencia ‘chic’. Hay por ahí quien pregona al mismo tiempo que el libro en papel será meramente decorativo.
  • Vendrá una nueva generación de de contenidos en formatos que nos podremos preguntar si son libros. Se tratará de ofrecer experiencias. Algo de esto ya lo dejó caer por Barbastro hace un par de años José Antonio Millán en la conferencia de clausura.
  • Solo los grandes podrán sostener grandes librerías en lugares privilegiados. Esto hace tiempo que lo sabemos pero ahí siguen las librerías que quizás han sido capaces de convertirse algunas de ellas en un lugar privilegiado aunque no ocupen un espacio central en la trama urbana.
  • Los algoritmos no podrán predecir si un libro tendrá éxito, no: la mentalidad humana es demasiado complicada. Siempre hay algunos que se siguen creyendo capaces de simplificarla.
  • La autopublicación, un mercado para libros que no son escritos de forma profesional… Hay gente que tiene suficiente con la distracción que le ofrece ese libro barato. Una nueva ecuación del valor interesante: autopublicación= no profesional= no valor = barato.
  • Los niños cuando están delante de una pantalla encuentran cosas más interesantes que los libros. Algo parecido si no exactamente igual dijo hace no muchos días Luis Collado en Bilbao.

Por aquí, mientras tanto, ya se sabe…. espejitos de colores…

 

Futuros balbuceantes, y pasados escondidos…

Hay algunas afirmaciones y predicciones que me siguen maravillando.

Yo no sé qué va a pasar mañana con mi vida y, al mismo tiempo, hay personas que dicen saber lo que va a pasar dentro de 20 años, qué se va a vender o se va a dejar de vender, o qué papel van a jugar determinados objetos o soportes y cómo va estar presente la tecnología en nuestras vidas que, al mismo tiempo, no sabemos si seguirán estando presentes y vivientes dentro de 20 años.

Puede ser, siguiendo el hilo de alguna de las reflexiones que plantea Víctor del Río en La pieza huérfana. Relatos de la paleotecnología que quienes creen predecir el futuro, o eso nos quieren hacer creer, en el fondo ‘fantasean sobre la apariencia que tendrá el mundo dentro de unos años mientras las transformaciones remueven el suelo que pisamos‘ (pag. 11) y más adelante, como una llamada de aviso para los humanos actuales y no para los y lo que está por venir.

«No hace falta arrastrar a la tecnología hacia la ficción porque es en sí misma ficción. Los eventos de la tecnología se proyectan en el mundo de una fantasía que prefigura formas de vida y que tiene manifiestos vínculos con el pensamiento utópico. Pero esa afirmación sería una ingenuidad si no la acompañamos de una referencia al hecho de que el principal motor de la producción tecnológica es económico, y que al proyectarse como ficción no hace sino liberar un antiguo espectro que procede del romanticismo» (pag. 24)

Si lamirada al futuro que algunas personas nos presetan parece estar cargada de trampa, parece que también nos hacemos trampa cuando miramos hacia atrás. Así parece señalarlo Antonio Rodríguez de las Heras en el artículo, Pecado original, que ayer escribió en bezdiario.

Escribe Antonio:

Con mis alumnos recorremos la evolución tecnológicaque ha dado como resultado este mundo digital, este mundo en red. Es una buena lección. La industria militar y las guerras, el control de los poderosos, el consumismo, el gigantismo apabullante empresarial, las injustas y persistentes desigualdades…  constituyen la orografía para este flujo de la evolución humana junto con el empeñoso caudal del ingenio también humano.

Quizás cuando miramos hacia atrás o cuando otros pretenden señalarnos su camino como único hacia delante, mientras al mismo tiempo, intentan esconder su pasado seamos conscientes de que nos cuesta trabajo asimilar plenamente la gran revolución del pensamiento que supone ver el mundo y todas sus cosas, incluidos los humanos y sus obras, como procesos evolutivos, tal y como señala Antonio Rodríguez de las Heras.

Maneras de negar, en el fondo, el protagonismo de nuestras vidas.

Según AIMC, los internautas prefieren leer en papel

En Bilbao, con motivo de la reciente celebración de la tercera edición de la jornada de trabajo de la Asociación de Escritores de Euskadi comentaba con alguna persona que cada vez, sobre todo por superar el modo mirada ombiguista avestruceña, me interesan más las visiones de la jugada relacionadas con el sector del libro que vienen de fuera del sector.

Hoy a la mañana he visto unos datos de un reciente estudio de la AIMC (Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación) sobre los hábitos de lectura de los internautas. En el titular se puede leer:

Interesante es comprobar, además, que ya no son los más jóvenes los que prefieren el soporte para la lectura electrónica. Es decir: parece que se empieza a romper, si es que ha existido alguna vez, una posible correlación entre edad y soporte (más joven, más electrónico)

Si esto fuera así, pongo condicional, por si acaso se abren algunos interrogantes interesantes.

  1. ¿Va la lectura en digital unida fundamental a la crisis económica? Leo en digital porque cuesta menos, pero a mí lo que me gusta es leer en papel.
  2. ¿Hay otro tipo de intereses empresariales, de lobby, pagados por terceros por mantener discursos que siguen buscando la ‘hegemonía digital’ aunque no sea lo que los usuarios desean?
  3. Luis Collado, además de sentirse feliz por ser reconocido por primera vez como librero, dejó entrever en las jornadas referidas, la dificultad de llegar a la lectura electrónica a través de un soporte y de una oferta que se adapta mejor a la pantalla que lo que puede hacerlo el texto. Si esto es así, yo creo que sí, y además ya mantenemos que cada uno lea en lo que quiera, deberíamos tender quizás a potenciar con más claridad y a mejorar la oferta de la lectura en lo que la gente parece querer: el papel. Además, parece que los jóvenes lo quieren más con lo que estaríamos apostando así por el futuro de los lectores y de la lectura.
  4. El libro electrónico tiene ya 45 años de historia y es quizás el primer caso de nueva tecnología que no ha conseguido en ese tiempo superar a la antigua tecnología. 45 años después de la publicación del primer libro electrónico,  los libros impresos siguen siendo dos veces más populares que los libros electrónicos. ¿Futuro incierto para lo que después de 45 años es ya difícil considerarlo como nuevo?

Hay más datos sugerentes en el estudio como, por ejemplo el porqué de la preferencia de un soporte sobre otro, los géneros literarios o la ‘frecuencia’ lectora.

 

Salud y transición digital del libro. ¿Qué es lo que está mutando?

Hace ya muchos sábados que sigo a Antonio Rodríguez de las Heras en bez, así que ha sido todo un regalo la invitación que me han hecho para compartir en ese medio algunas reflexiones sobre la transición digital del libro y que hoy han visto la luz en forma de artículo.

A fecha de hoy no parece que el tan cacareado cambio o tránsito hacia lo digital haya cumplido las expectativas ni el camino que pretendieron marcar, en un momento concreto, ni algunas grandes empresas de consultoría, ni los deseos de algunos otros, ni los miedos de la mayoría.

Las imágenes no desaparecerán. Es la naturaleza del mundo digital en que vivimos. (Susan Sontag)

Un reciente informe del Banco Mundial afirma que La vida de la mayor parte de la población mundial permanece en gran medida inalterada por la revolución digital (pag. 18). Por lo tanto,  lo que a continuación señalo nada alterará, más bien tienda a confirmar, la idea de que lo digital tampoco ha provocado transformaciones  sustanciales en el libro porque probablemente la  crisis del sector ha tenido más que ver con la crisis económica y con los cambios de valores que con la evolución a lo digital.

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