Por una biblioteca inclusiva

Interesante el trabajo y las propuestas que desde hace unos años realiza la Fundación Biblioteca Social.

¿Un ejemplo?

El último documental realizado que lleva por título Crecer leyendo. Por una biblioteca inclusiva desde la infancia

Me encuentro en su patronato personas a la que aprecio y respeto profesionalmente. Con alguna de ellas he trabajado en proyectos relacionados con la lectura y las bibliotecas.

Coincide la visión hoy de este documental con la lectura del artículo de Julieta Lionetti en el número 37 de Texturas en el que escribe: Deberíamos empezar a juzgar frívolas las discusiones centradas en si es mejor leer en pantallas o en papel. O si es lo mismo, porque lo que importa es el acceso a los «contenidos». Lo tomo en cuenta en la parte que me toca.

Y aquí, de nuevo, se constata que las bibliotecas con sus profesionales y su capacidad de incidir y relacionarse con el entorno son la mejor opción.

Rectificar es de sabios… ¡Enhorabuena a quien toque en el Gobierno Vasco!

Señalé en fechas recientes, hace cuatro días para ser exactos, que las fichas del catálogo colectivo de bibliotecas que coordina el Gobierno vasco enlazaba a través de la imagen con las fichas de los libros en Amazon.

Está claro por la rapidez de reacción que algo o alguien no había actuado muy adecuadamente y, por lo menos, se ha avanzado un paso: ya no llevan a la ficha, aunque las imágenes siguen siendo de Amazon. Basta ver al clicar la url generada.

La modificación, diré que rápida y ágil, me alegra por lo menos por un par de motivos:

  • Sigue habiendo personas en la administración capaces de tomar cartas en los asuntos que les corresponde.
  • No siempre la administración es lenta.

Y eso, está bién.

Ya cuando la ruta lleve a repositorios ya existentes dentro del Estado pues lo celebraremos a lo grande.

En cualquier caso, un paso que valoro.

¿Es consciente el Gobierno Vasco de estar haciéndole el juego a Amazon desde su servicio bibliotecario?

13 de marzo. Actualización

Las imágenes, por lo que acabo de comprobar no llevan ya directamente a la ficha de Amazon, pero… siguen siendo imágenes de Amazon.

En cualquier caso es un paso… que merece mi reconocimiento. Sé que a veces las cosas de palacio van despacio.

Publicación original

Me gusta trastear por la redes y estos mundos del internet. Te acabas en muchas ocasiones encontrando informaciones, situaciones o relaciones inesperadas que en muchas ocasiones sorprenden.

En algunas de ellas, una vez que las descubres dudas que pueda ser un asunto meramente casual. Esto por lo menos me ocurre cuando hay empresas por medio.

Uno de los últimos descubrimientos fruto de este trasteo ha sido el lazo de unión que existe entre Gobierno Vasco, concretamente el servicio de Bibliotecas, y Amazon.

Que desde páginas públicas que todos pagamos se lleve directamente a productos, libros en este caso, que se comercializan en Amazon y que este se haga con un único clic me parece que no es de recibo.

Desconozco si este hecho se produce por descuido, por desidia, porque el proveedor de servicios se la ha colado, por…. Pero el hecho cierto es que sucede y que me parece, personalmente impresentable.

¿Dónde ocurre esto?

En el catálogo de la Red de Bibliotecas de Euskadi

El asunto es relativamente sutil. Aparentemente nada se ve, pero basta acceder a la ficha de un libro con portada para comprobar que al pinchar en la imagen del mismo, nuestro viaje digital termina en Amazon.

He testado 100 portadas fruto de búsquedas distintas, que no se pueden enlazar ya que generan una URL que caduca, y las 100 llevan a Amazon.

Alguien debería darle una vuelta a esto y, desde luego, no dejarlo pasar.

¡A alguien se la han colado! Y, los detalles son importantes ¿no?

Seguiremos la evolución para ver si alguien toma cartas en el asunto…

 

 

 

Librerías: las nuevas casas conspiradoras de los lectores.

Me tomo la licencia, que espero Eduardo Laporte me permita y perdone, de hacer un ‘dos en uno’ con los titulares que hoy me encuentro en el suplemento Territorios de El Correo y que estas dos imágenes reflejan.

Pocas veces en la historia del periodismo cultural en España las librerías abren a toda página un suplemento y reciben en su interior, en las dos primeras páginas, un tratamiento de tal amplitud.

Por parte de las librerías, es de agradecer  el tratamiento recibido con una centralidad en la periferia, que, aunque parezca una contradicción, es quizás poner con inteligencia el foco donde se mueve una parte importante de lo interesante y sugerente en este sector y, agradezco personalmente, el que se me pidiera opinión que en este esplédido artículo queda perfectamente recogida.

Opinion_artículoMe he permitido pues unir la ‘casa refugio-acogida‘ y el elemento conspirador en el título de la entrada.

Añadiré que creo además de interés constatar que con la red (como medio), pero fuera de ella, en el espacio físico real, es donde acaban pasando cosas y para esto las librerías y las bibliotecas siguen siendo, si se trabaja con sentido y ciertas dosis de militancia cultural, insuperables para ser la referencia cercana y empática con los lectores, aunque todo ello pueda tener algo de sanamente ‘quijotesco’.

Así que si tienes ocasión, lánzate a la búsqueda del periódico. Es posible, también, que salga reproducido en otros medios regionales del grupo Vocento.

 

Los no usuarios de bibliotecas… no son bichos raros. Los usuarios… tampoco

Sugerente e interesante el estudio realizado por el Servei de Biblioteques de la Generalitat de Catalunya sobre los no usuarios de bibliotecas que, al fin y al cabo, es casi la mitad de la población.

Algunos detalles que me parecen sugerentes y que el estudio resalta.

  • Para un tercio de la población la biblioteca se haga lo que se ha en ella queda fuera de su interés.
  • La biblioteca sólo es asociada con ‘tecnología digital’ por el 2% de la población.

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Bibliotecas… ¿para qué?

Una interesante pregunta ¿no?

Mañana en Donosti, de la mano de Donostia Kultura, el Koldo Mitxelena de la Diputación y Tabakalera empiezan a celebrar un conjunto de actividades en torno al Día de la Biblioteca que es el 24 de octubre.

Me han invitado a participar el viernes en una mesa redonda para contestar precisamente a esa pregunta.

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Me parece siempre positivo que las personas y las propias instituciones nos atrevamos a preguntarnos por el sentido de las mismas, por sus finalidades, por ver si responden realmente a algo o se han convertido por el simple paso de los años en entes muertos, falsamente sacralizados e idolatrados, llenos incluso de personas vivas, pero en los que al final la forma puede sobre el fondo y lo externo, la apariencia y los discursos trasnochados pueden acabar haciendo imposible la vida.

Tengo algunas pinceladas preparadas de datos e imágenes cogidos de aquí y allá que creo pueden resultar sugerentes para la conversación.

Aquí os los dejo y que cada uno las interprete como quiera…

Lectores de Revistas Culturales: más que usuarios de Bibliotecas y menos que compradores de librerías

El estudio de Hábitos Culturales también se ocupa de los lectores de Revistas culturales (página 182 y siguientes).

Ya adelanto que los ciudadanos se acercan a las revistas menos que a las librerías, pero más que a las bibliotecas. Por lo menos, en el último año. El 31,9 de los ciudadanos parece que ha tenido por lo menos una vez una Revista cultural entre sus manos, mientras que sólo el 25,6 han traspasado las puertas de una biblioteca. Y en este sentido es francamente preocupante el poco interés que las mismas despiertan entre los ciudadanos.

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Podemos señalar también que la franja de edad más lectora de Revistas culturales se sitúa entre los 25 y los 55 años y va unido con claridad a niveles de estudios superiores y más específicamente a los universitarios.

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Digo todo esto porque en el reciente Liber ARCE presentó algunos de los resultados de un reciente estudio que han realizado sobre el perfil de los lectores de revistas Culturales y que en estas primeras percepciones es bastante coincidente. Se pueden consultar unas primeras notas y un perfil genérico en el catálogo que ARCE ha publicado recientemente.

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Hablaremos con más calma sobre el mismo una vez que lo leamos y que se haga público.

El 23, viernes de la semana que viene, me han invitado a participar en una mesa redonda en Tabakalera que, no sé si intencionadamente o por casualidad lleva el título de Bibliotecas ¿para qué?

La verdad es que algunos datos no lo ponen fácil. Quizás, como acertadamente señalaba P en un comentario y enlazaba a un interesante artículo, se valoran los principios, pero no los servicios.

En el fondo es un proceso muy común en los procesos de institucionalización donde la mediación se absolutiza y hacer perder el sentido a la práctica que le dio origen. Se pretende mantener su defensa en un función de unos principios convertidos en discurso  que al final es vacío y que está alejado realmente de las demandas o que no tienen ningún interés para la ciudadanía.

Quizás resulte que al final su función principal sea siendo la de ‘guarda y custodia’.

Lo dicho: por seguir provocando y por ir preparando algunas reflexiones para el viernes 23.

Y, ya ven que en todo esto, lo digital parece pintar poco.

Ir a la librería y comprar: un hábito cultural más frecuente que ir a la Biblioteca

Pues sí, pues sí. Se comprará poco. Cada vez menos, pero aún con ello hay más personas que compran libros (36,9%) que las que pasan por las bibliotecas (25,6%).

Y dónde compra el personal. Pues mayoritariamente en esas librerías que parece que cierran pero que siguen atrayendo a más usuarios que las bibliotecas. Así que nos encontramos con el fenómeno curioso en parte que se sustenta públicamente una institución que atrae aun número de usuarios inferior al necesario para que una librería se mantenga, pero aún con todo lo mantenemos entre todos.

Junto a ello un dato alentador y esperanzador. ¿Qué franja de edad es la que proporcionalmente más acude a las librerías frente a otro tipo de establecimientos? ¡Los peligrosos nativos digitales! Curioso

lugardecomprayedad

La situación de las bibliotecas, por otra parte, es tan patética, ya me perdonarán que hasta los amigos son más prestamistas que los espacios públicos.

Obtenciondelibros

Quizás las librerías, sobre todo aquellas que juegan un papel de referencia entre sus compradores-lectores, podrían ser agentes culturales dinamizadores a favor de las bibliotecas. Esto sería más fácil o contaría con un mayor nivel de motivación para las librerías si luego las bibliotecas realizaran, por lo menos como contrapartida, las compras en las mismas. La parte privada del sector poniendo en valor e intentando dinamizar a la parte pública.

Las librerías dicen algunos que cierran por falta de clientes y mantenemos instituciones con el dinero de todos que atienden a menos clientes que los que pasan por la librería. Resulta a veces difícil de entender.

Aún con todo quizás librerías y bibliotecas que son dos realidades distintas puedan tejer redes y quizás desde lo pequeño y desde visiones en red y compartidas que apuestan por el público más asiduo en ambos casos que es el joven se puedan ir construyendo nuevos presentes-futuros.

Lo dicho. Por provocar un poco.

Las librerías y su visión, también, como red compartida. Conviene no echar balones fuera

El reciente cierre de la librería Sintagma en el Ejido, por un lado, y unas declaraciones de Cristina Sanmamed de la Puerta de Tannhauser por otro me llevan a una reflexión que, creo, debería ser una clara línea de acción para las librerías.

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Las bibliotecas y la lectura castigadas en los presupuestos de 2015

¿Qué les habrán hecho las Bibliotecas y la Lectura a este gobierno para verse ninguneadas ante la además cacareada subida presupuestaria en cultura, un 4%?

Vaya aquí casi en la cabecera mi agradecimiento a los puntos de vista e informaciones de Paula Corroto, Peio H. Riaño y Karina Sáinz Borgo sobre este galimatías presupuestario por incidir en detalles y visiones que en los medios ‘tradicionales’ han quedado escondidas en el baúl de los recuerdos. Léanles y tendrán información de la buena con matices y acentos distintos entre ellas mismas.

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Se reduce el gasto cultural, pero no el uso o consumo. ¿Puede aprender algo el sector del libro?

La Generalitat de Catalunya acaba de hacer públicos unos datos del primer semestre relacionados con el gasto (dinero) y consumo (tiempo, uso) cultural que dan pie para algunas reflexiones.

1. El 56,5% han reducido su consumo cultural. Dato coherente con la tendencia que van marcando las encuestas de hábitos del Ministerio. Internamente la consecuencia es clara para el conjunto de los sectores: o reducen su tamaño o consiguen moverse en unas mejores cuotas de rentabilidad o abren nuevos mercados, sino el futuro será complicado o habrá una canibalización interna peligrosa. Algo de esto pasa tanto con las librerías como con la producción editorial. Menos pastel, pero el número de jugadores parece no cambiar sustancialmente. Desde luego nunca hasta la fecha de manera voluntaria o fruto de un plan de racionalización y/o estructuración.

2. El consumo digital se dirige hacia lo gratuito. No hacia lo ilegal necesariamente que es lo que algunos desearían para seguir haciendo ruido. El 60% de los usuarios ha aumentado su consumo. Hay por lo tanto, menos gasto y menos tiempo para gastar porque cubro una parte con oferta gratuita.

3. El 60% busca ofertas y las mismas parece que incentivan el consumo. O. dicho de otra manera, sí parece que pagando menos todavía se puede movilizar a público.

4. El 30% ha aumentado sus visitas a bibliotecas. Sigue por lo tanto, como posible hipótesis, el aumento de la brecha entre lectura y compra. Más lectura no quiere decir más compra en tiempos, sobre todo de recesión.

 5. Si alguien sigue pensando que los ‘problemas del libro, las librerías y demás’ se pueden abordar y solucionar de espaldas al resto de los sectores culturales se seguirá equivocando. Los públicos son los mismos y ocurre que tiene menos dinero, menos tiempo para el gasto y, probablemente, más cansancio vital.

¿Se abordará algo de esto en el Liber o se seguirá en un proceso de ombliguismo?

Bibliotecas y librerías tejiendo redes

El Departament de Cultura de la Generalitat y el Gremi de Llibreters de Catalunya han firmado recientemente un acuerdo que permitirá a partir del mes de octubre vender libros en algunas bibliotecas de la red.

Desconozco el texto exacto del acuerdo y me baso en la información que proporciona Bernat Ruiz en Núvol.

En el ruido de las redes he podido leer acusaciones veladas en la línea de que este paso supone una posible privatización encubierta de la red de bibliotecas. Quizás el sonsonete se arrastra a la sombra de la firma anterior de las Bibliotecas con el Club TRESC.

Yo, personalmente, no creo que haya nada de eso y mi valoración, en principio, es positiva por varias razones.

1. Supone una apuesta por el trabajo coordinado entre dos realidades, bibliotecas y librerías, que actúan, cierto que con fines distintos, sobre el público lector.

2. Supone tejer redes y apostar por la cercanía y el servicio.

3. Supone maximizar inversiones sostenidas en parte con dinero público como es el caso de Lliberdrac.

4. Supone poner en valor lo cercano, sea librería y/o biblioteca.

5. Se empieza con una prueba experimental siguiendo la sabia máxima de ‘hacer los experimentos con gaseosa’. En esta línea sería donde quizás hubiera hecho una sugerencia en la línea de probar también en ámbitos bibliotecarios donde no existen librerías de cercanía para analizar si en estos casos la demanda de servicio es distinta.

6. Creo que traerá como consecuencia una mayor visibilidad y venta de los pequeños editores que a menudo ‘viven clandestinamente’ en las librerías.

7. Ayudará, indirectamente y con el tiempo, a racionalizar las propias compras de las bibliotecas.

8. Servirá para tejer redes y provocar análisis transversales y sin complejos que tienen siempre el gran valor de movernos o poner en duda nuestro punto de vista.

Y un par de sugerencias:

1. Recoger la opinión de los usuarios (ciudadano-lectores) cuando se ponga en marcha sobre la calidad y el sentido de la propuesta.

2. Reflexionar también sobre cómo pueden las librerías desde sus espacios acercar las bibliotecas a los ciudadanos.

Leía hace poco una frase que me parece sugerente:

Las librerías son de los lectores, no de las editoriales.

Si este es el punto de vista que se mantiene en el proyecto y ‘no nos hacemos trampas en el solitario’ algún fruto saldrá.

 

 

 

¿Está funcionando el préstamo digital en Bibliotecas? Cartagena: algunos datos

En fechas recientes vio la luz un manifiesto que reivindicaba El derecho a leer en electrónico.

El ámbito de los derechos, la realidad así nos lo muestra, es un terreno resbaladizo. Si los derechos humanos son pasados ampliamente por el forro de los caprichos de algunos y si ni siquiera existe en la mayoría de los países una referencia clara al derecho de acceso a la cultura, todo el resto de supuestos derechos o reivindicaciones quedan de alguna manera descontextualizados o pueden acabar sonando a peligrosas ‘peticiones’ de parte.

Hoy mismo he leído un par de sugerentes artículos relacionados con el libro electrónico y las bibliotecas.

En el artículo de Pablo G. Bejarano en Eldiario.es, parece, en parte, que se sitúa la pelota en el tejado de los editores.

Elena Cabrera, en El Confidencial, urga en la duda que puede surgir ante el nuevo futuro papel del bibliotecario en una situación en la que parece que ‘todos podemos ser bibliotecarios’.

Sigue siendo curioso la escasez de cifras que se aportan sobre la evolución y situación de realidades que ya existen en España y los resultados que están teniendo hasta la fecha.

La Red de Bibliotecas de Cartagena lleva por lo menos dos años ofreciendo el servicio de préstamo en digital. A través del mismo se pueden hacer unas consultas que creo son sugerentes. La red de bibliotecas de Euskadi, por ejemplo, ofrece también información sobre los más prestados en papel.

En su momento, que quizás debería a empezar a ser ya, sería de sumo interés ir analizando préstamos comparados frente a inversiones hechas y tipo de libro prestado a través de cada uno de los soportes.

En el caso de Cartagena y a lo largo de estos dos años, estos son los diez libros más prestados, sobre un catálogo de 808 títulos.

prestamo_cartagenaSeñalar también, a título informativo, que un tercio del catálogo, aproximadamente ha tenido más de dos préstamos y 341 libros, un 40% del fondo, no ha sido todavía solicitado en préstamo.

Datos que por lo menos deben hacernos ver que es un terreno en el que se debe avanzar con cautela en cuanto a inversiones y política se refiere.

Queda, por lo tanto, mucho por ver y analizar. En cualquier caso, los datos ayudan y son los que sitúan a los teóricos discursos en su dimensión real, económica y de sentido.

Todo lo demás es fuego de artificio interesado de algunos y/o quizás un intento de subvertir la prioridad de los derechos.

pasdecultures

 

Lecturas del día 4 de junio

  1. Los consejos sobre internet que tu abuela tenía que haberte dado
  2. Nuevo informe IFLA sobre préstamo de ebooks
  3. Feria del Libro de Madrid: se necesitan clientes
  4. De la música a los libros: aprendiendo de los errores de otros
  5. Por qué los libros de texto serán sigitales y se distribuirán desde una única plataforma