En fechas recientes vio la luz un manifiesto que reivindicaba El derecho a leer en electrónico.
El ámbito de los derechos, la realidad así nos lo muestra, es un terreno resbaladizo. Si los derechos humanos son pasados ampliamente por el forro de los caprichos de algunos y si ni siquiera existe en la mayoría de los países una referencia clara al derecho de acceso a la cultura, todo el resto de supuestos derechos o reivindicaciones quedan de alguna manera descontextualizados o pueden acabar sonando a peligrosas ‘peticiones’ de parte.
Hoy mismo he leído un par de sugerentes artículos relacionados con el libro electrónico y las bibliotecas.
En el artículo de Pablo G. Bejarano en Eldiario.es, parece, en parte, que se sitúa la pelota en el tejado de los editores.
Elena Cabrera, en El Confidencial, urga en la duda que puede surgir ante el nuevo futuro papel del bibliotecario en una situación en la que parece que ‘todos podemos ser bibliotecarios’.
Sigue siendo curioso la escasez de cifras que se aportan sobre la evolución y situación de realidades que ya existen en España y los resultados que están teniendo hasta la fecha.
La Red de Bibliotecas de Cartagena lleva por lo menos dos años ofreciendo el servicio de préstamo en digital. A través del mismo se pueden hacer unas consultas que creo son sugerentes. La red de bibliotecas de Euskadi, por ejemplo, ofrece también información sobre los más prestados en papel.
En su momento, que quizás debería a empezar a ser ya, sería de sumo interés ir analizando préstamos comparados frente a inversiones hechas y tipo de libro prestado a través de cada uno de los soportes.
En el caso de Cartagena y a lo largo de estos dos años, estos son los diez libros más prestados, sobre un catálogo de 808 títulos.
Señalar también, a título informativo, que un tercio del catálogo, aproximadamente ha tenido más de dos préstamos y 341 libros, un 40% del fondo, no ha sido todavía solicitado en préstamo.
Datos que por lo menos deben hacernos ver que es un terreno en el que se debe avanzar con cautela en cuanto a inversiones y política se refiere.
Queda, por lo tanto, mucho por ver y analizar. En cualquier caso, los datos ayudan y son los que sitúan a los teóricos discursos en su dimensión real, económica y de sentido.
Todo lo demás es fuego de artificio interesado de algunos y/o quizás un intento de subvertir la prioridad de los derechos.
