Cuando ocurre lo improbable… ¿en cultura también?

Así se titula el artículo que firma hoy domingo en El Correo Daniel Innerarity. Me ha parecido muy sugerente en un momento en que desde algunos sectores relacionados con la cultura se intenta medir, predecir y, quizás, indirectamente dirigir el futuro del gusto desde unos planteamientos reduccionistas y, en mi opinión, unidimensionales y equivocados.

Innearity centra su análisis en el ámbito de la política y la democracia, pero las actitudes y la reflexión sobre los fenómenos que formula creo que, como terreno para la reflexión y análisis de sus posibles consecuencias, son extrapolables a otros sectores como puede ser el de la cultura.

Me interesa de manera particular la dificultad que señala para intentar definir y/o adivinar el futuro de anticiparnos a lo que pueda suceder y quizás, ante este hecho, el interés que puedan tener algunos por decirnos, mirando al pasado, qué es lo que tiene que suceder y obviar el espacio de la incertidumbre y, también, el del error como espacio para el crecimiento y el cambio.

Señalo algunas frases recogidas en el articulo. Os invito a leerlas no sólo desde el punto de vista del análisis político, que también, sino desde el ámbito de la cultura, sus soportes y productos. Creo que no os resultará complicado encontrar algunas posibles equivalencias.

  • No tenemos ningún control sobre el mundo, ni en términos de anticipación teórica ni en lo que se refiere a su configuración práctica.
  • ¿Cómo hacer previsiones cuando no estamos en entornos de normalidad y nada se repite?
  • Estamos en una época cuya relación con el mañana alterna brutalmente entre lo previsible y lo imprevisible.
  • Hace no muchos años el debate era si los cambios se producían en nuestras sociedades mediante la revolución o la reforma. Actualmente el cambio no se produce ni por lo uno ni por lo otro, ese ya no es el debate, sino por un agravamiento catastrófico de factores en principio desconectados.
  • Lo que convierte a la política en algo tan inquietante es el hecho de que sea imprevisible cuál será la próxima sorpresa que la ciudadanía está preparando a sus políticos.
  • Estamos utilizando términos huecos («significantes vacíos» los llaman quienes aspiran a obtener alguna ventaja de esta resignificación) y esta vacuidad pone de manifiesto qué poco entendemos lo que está pasando. Necesitamos urgentemente nuevos conceptos para entender las transformaciones.. y no sucumbir en medio de la incertidumbre que provoca su desarrollo imprevisible.

Si estas dudas e incertidumbres se ciernen sobre la política qué no se cernirá sobre la cultura y la creación como reflejo además en ocasiones de la divergencia o o de nuevas propuestas de sentido y de lectura expresiva de la realidad.

 

No seamos ingenuos ante algunas de las propuestas de futuro para el sector

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Esta viñeta de El Roto creo que es un buen reflejo de las propuestas que algunas personas realizan sobre el futuro del sector del libro. Unas, alucinantes, y otras, quizás alucinatorias. Probablemente nos lleven al no-lugar o, lo que aún es peor, a ningún sitio.

Carlos A. Scolari señala con cierta claridad, en el reciente La lectura en España. Informe 2017 que resulta imposible realizar predicciones o visualizar escenarios más allá del corto plazo. Lo que sí se puede hacer es analizar con detenimiento otras transformaciones precedentes de ese ecosistema para comprender su dinámica. (185; Carlos A. Scolari).

Vivimos un momento, como señala Rüdiger Safranski, que es como si estuviésemos en un volcán en erupción porque está moviéndose todo. Es por ello quizás más sugerente intentar comprender el hoy y el corto plazo en relación a lo precedente que intentar, que siempre es posible, plantear un futuro sin pasado y, casi, sin presente.

Hay, quizás una pregunta importante a hacerse ya en el hoy, pero que da la sensación que genera miedo al abrir un vacío sin aparente respuesta.

Acerco la misma duda metódica, la pregunta quizás sin respuesta, que se plantea Evelio en La reinvención de la… ¿»biblioteca»? donde parece que queremos atisbar un futuro sin saber cómo nombrarlo y que nos vale lo mismo si pensamos en bibliotecas o en libros.

¿en qué momento podemos decir que la “reinvención” se ha convertido en una “redefinición”?

La duda sobre cómo y qué nombramos no es nueva y, se suele decir, que lo que no se nombra, no se conoce.

Quizás lo que ocurre en algunos de los planteamiento futuribles e interesados de algunas personas es que nos quieren imponer sus intereses. No está de más recordar el ‘aviso a navegantes’ de Alvin Toffler que recoge Lorezo Soccavo:

Si vous n’avez pas de stratégie, c’est que vous faites partie de la stratégie de quelqu’un d’autre.

Así que mientras unos se atreven a afirmar lo que vendrá, otros, quizás con más modestia, fruto del conocimiento, nos ofrecen con más humildad algunas ideas para ‘mirar el futuro’.

Termino con una cita de Sherry Turkle en su libro En defensa de la conversación, que me parece sugerente:

No hay que subestimar nunca el poder de un nuevo objeto evocativo. La historia del uso que hacemos de las tecnologías que nos permiten llevar un registro de nosotros mismos o un registro cuantificado para reflexionar sobre nosotros está todavía en sus albores. Utilizados intencionadamente, pueden dar lugar a una reflexión que nos acerque a nosotros mismos. Pero no pueden conseguirlo por sí solos. Las aplicaciones te pueden dar un número, sin embargo, solo las personas pueden aportar una narración. La tecnología puede exponer el mecanismo, pero es la gente quien tiene que encontrarle un significado. (101)

Esforcémonos pues por crear nuestras propias y múltiples narraciones que pueden también ser compartidas.

 

Lectura… quizás no todo es lo mismo

No voy a entrar en si es galgo o podenco, en si es papel o digital, pero sí que me parece que requiere una reflexión sosegada lo que afirma Emilio Lledó en una reciente entrevista en El Mundo cuando dice:

en este tiempo nuestro existe también una educación inmovilizadora cada vez más extendida. Es la que tiene que ver con el ámbito de las redes sociales y de los teléfonos móviles. Eso podría conducirnos a una sociedad inmovilizada. Los flashes momentáneos que generan las redes sociales impiden el pensamiento, lo anestesian. Pues pensar es una forma de dotar al individuo de fluidez, de agilidad, de amplitud. Lo opuesto al sedentarismo de los mensajes instantáneos. El mejor reflejo para representar esta idea es el libro y la lectura. Ellos, los libros, ofrecen siempre una posibilidad de diálogo. Pero cada vez hay menos interés por dialogar.

Quizás la doble afirmación de McLuhan: el medio es el mensaje y, también, el medio es el masaje reflejan con claridad la intencionalidad de la pantalla: sedentarizarnos y acomodarnos con el suave arrullo del masaje que relaja la mente. Quizás, y digo sólo quizás. Reflexionar sobre ello, sobre el hecho de que es probable que no sea lo mismo el dónde y el qué se lee si lo que queremos es más fluidez, agilidad y amplitud, no estaría de más.

El reflexionar, digo.

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A veces, la industria, tiene demasiada prisa, la tecnológica más que la cultural y parece no tener tiempo para lo que quizás sea lo importante.

Más cantidad no supone más diversidad

Me llama la atención empezar a escuchar con más frecuencia la reflexión, no nueva, sobre el exceso de datos e información y los problemas-consecuencias que ello trae. La infoxicación que se dice.

Quizás un país de obesos, como lo es Estados Unidos, lo único que sabe producir es ‘grasa’ en cantidades para luego ofrecer a su clientela ciudadana tratamientos adelgazantes vía dietistas o curators que nos dirán lo que tenemos o no que tomar y en qué cantidades.

Si luego el resto de países y de ciudadanos de los mismos lo tomamos como modelo tenderemos a replicar comportamientos y a tener después que aplicar las curas y dietas que correspondan.

Ya hace mucho que se escribe sobre el hecho de que no hay mejor modo de manipular o esconder la información que no interesa produciendo cantidades ingentes de contenido que esconden lo relevante ante la masa de irrelevancia. Vendrán ahora, también, los que nos digan qué tomar y qué no.

No es de extrañar que hasta los bibliotecarios estén ligeramente desorientados.

Escribe Fernando Juárez:

Dejarse llevar por vaticinios más o menos gratuitos, más o menos documentados, conduciría hacia un escenario de profecía autocumplida que nos resistimos a aceptar.  El futuro puede ser incierto -y no solo para las bibliotecas- pero «será» y se debe estar preparado para afrontarlo.  Lejos de claudicar y permanecer inactivos estamos intentando esquivar la obsolescencia imaginando el futuro deseado para acercarnos a él lo más posible. Ser imaginativo sin caer en la ciencia ficción exige método: construir esa visión deseada de forma consciente, utilizando y evaluando indicadores de gestión de datos sobre las necesidades de la ciudadanía de manera rigurosa. El ejercicio de aproximación al futuro puede ser aventurado (¿recuerdas cómo imaginábamos el año 2.000?) pero no inútil pues la identificación de escenarios de gran impacto y probabilidad de ocurrir obliga a tomar las medidas necesarias para asumirlas en nuestra (no siempre existente) planificación estratégica.

En los sectores de los mass-media y los contenidos esto es cada vez más claro.

Aunque claro, como cuesta tan poco, económicamente, en enredarnos en escribir y escribir…

Lo más visto en Cambiando de tercio en el mes de junio y en lo que va de año…

Los cinco más vistos en junio

Los cinco más vistos en lo que va de año

¡Engañiflas y derivados! Reflexionando con El Roto en torno al sector del libro

Ya que parece que la tendencia a lo que visualicemos en pantalla va a ir más hacia lo visual y audiovisual me he encontrado con tres recientes viñetas de El Roto que creo ofrecen desde la imagen con texto, casi más viñetas de novela gráfica, algunos interrogantes o constataciones.

Ahí las dejo para que cada uno las lea como considere más conveniente.

  1. Sobre el más allá que nunca llega

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2. Sobre el precio y el valor

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3. Sobre los datos y su lectura…

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¡Qué birria de libros!

Dijo Eduardo Mendoza:

«A mí me da lo mismo que la gente lea o no lea y si no lo han hecho hasta ahora no van a empezar porque yo se lo recomiende. Además, la mayoría de libros que nos rodean no sirven para nada. Son una birria.»

Twitea Gemma Lluch

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Me dicen que los editores y consultores adheridos andan como locos buscando argumentos de cierta solvencia para responder a la afirmación, pero que son incapaces de encontrarlos entre tanto libro.

Y ya para redondear, hoy El Roto

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¿Sirve el mantra digital como placebo ante las desigualdades económicas?

Cuando los discursos en torno a lo digital o a internet van acompañados de frases de cierto tinte unívoco y totalitario con cierto aire salvífico y/o de solución única modo religión monoteísta me suela agarrar la cartera y pensar que detrás de las mismas hay oscuros intereses.

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Un reciente estudio sobre la brecha digital en la ciudad de Barcelona vuelve a poner de manifiesto que nada iguala ni permite salvar la brecha la desigualdad económica. Lo digital tampoco. Es probable, incluso, que se convierta en ocasiones de un acelerador de la brecha existente como varias veces ha señalado Zygmunt Bauman.

Existen ya movimientos de voluntarios que trabajan para intentar superar o paliar esa brecha digital.

No parece que hasta la fecha el solucionismo tecnológico haya sido capaz de encontrar soluciones a las propias brechas que él genera.

Quizás, lo que de verdad se esté moviendo, se encuentre lejos de los discursos dominantes y dominadores. Esté todavía en los espacios menos iluminados y lejos de los focos. Sean todavía, como señala Antonio Rodríguez de las Heras, inciertos y, por lo tanto, sin final predecible.

Los grandes cambios son difusos y confusos y, por tanto, cargados de incertidumbre. No están hechos de fracturas ni ruidos, llegan como la niebla, penetran por todos los resquicios de lo establecido y lo reblandecen.

Claro que este aire de incertidumbre convive mal con los planteamientos dogmáticos y de solución única.

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Los Reyes parece que quieren traer como regalo librerías que abren

esde este domingo pasado al día de reyes han aparecido tres artículos en los medios que parecen, al modo de El Roto, señalar, quizás, un cierto cambio no tanto de tendencia, sino de visión de la jugada.

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Cuando los medios, la mayoría, repitieron como papagayos el número de librerías cerradas en un año mostré mis dudas razonadas sobre las mismas.

No voy a decir que el tiempo me haya dado la razón porque también mantengo que comparados con otros países, Francia y Alemania, por poner un ejemplo donde nos suele gustar mirarnos, en España existen más puntos de venta y más penetración en el total de negocio de la librería que en Francia por ejemplo.

En cualquier caso creo que los Reyes o Reinas, sean magos o magas, monárquicos o republicanos parlamentarios o asamblearios, que qué más da, nos han traído el regalo del cambio de discurso en algunos medios. Entiendo que el mismo viene provocado bien por el cambio de realidad o porque han sido capaces de mirar la realidad desde otro punto de vista.

Jorge Carrión, al que algún día las librerías deberán hacerle un reconocimiento y/o agradecimiento explícito, abrió-siguió el domingo pasado en El País con su discurso de puesta en valor en el artículo En defensa de las librerías. Puso en valor en el mismo de manera sutil ese elemento patrimonial que solamente se puede descubrir yendo a la librería.

Pero los viejos libreros nunca mueren. Son incontables los que toman el relevo. Hay que reivindicar esa figura, que ha permanecido en la sombra, mientras que las del autor, el editor y el agente se volvían totalmente visibles, incluso estelares. En la memoria de los libreros se conserva un patrimonio que casi nunca se puede descubrir en las paredes de sus librerías o en sus páginas web.

El Periódico se sumó a la fiesta epifánica en su ‘contra’ con una espléndida entrevista a Salvi Rosich de Llibreria PLéyade. Para Salvi la librería supuso el renacimiento, el inicio de una nueva vida. Nos deja una afirmación clave:

En realidad, estoy aprendiendo a ser librero sobre todo porque soy lector.

Y, para completar, se han sumado a la fiesta El Español que nos dice, en un artículo de Joana Rei, que después de siete años crece el número de librerías. Desfilan por el mismo librerías de las que ya hemos hablado por aquí en fechas recientes como Contrabandos, Cal Llibreter, Re-Read, Los editores, Nakama, Deborah libros, Libu, La Temerària.

No entraré yo si son muchas o pocas las que abren. Me interesa más el ‘espíritu kamikaze’ que a veces genera victorias y la idea con la que se cierra el artículo.

Quieren que la gente de sus barrios sepa que allí existe una librería distinta, de esas de antes, donde el librero conoce a cada uno de sus clientes y sus gustos. Una donde pueden pasar el tiempo sin mirar el reloj, tomando un café y disfrutando de las páginas de un libro sin prisa.

Y ya, para redondear, Anna María Iglesias en Llanuras nos ha puesto hoy en el zapato sus ‘Librerías que abren‘. Además de las ya señaladas en el anterior artículo nos acerca a On the Road, a la ‘refundación’ de NoLlegiu y a algunas de las históricas como La CaldersDocumenta en Barcelona o Tipos Infames y la Librería Alberti en Madrid.

Dejaré sólo dos notas finales como lazo para este regalo de optimismo.

  1. No olvidemos los movimientos que se dan también en la periferia, un poco más alejados de los focos mediáticos. Me refiero, por ejemplo a Al-Ándalus en San Fernando Cádiz o La librería en Tomelloso.
  2. Creo que es un buen momento también para recordar y traer de nuevo a la palestra a lo que he dado por llamar librerías y libreros enredadoras donde pretendo recoger todas aquellas librerías y personas que trabajan en ellas que andan moviéndose por twitter tanto en España como en América Latina.

Termino con la cita con la que Anna Maria abre el artículo:

“Por supuesto que el libro tiene futuro, y claro que seguirá habiendo librerías”, escribe sin atisbo de dudaPetra Hartlieh al final de Mi maravillosa librería (Periférica): “No puedo responder más que esto, pues es como si le preguntases a un ganadero que tiene el establo lleno de vacas lecheras si cree que en el futuro se seguirá bebiendo leche. No tenemos más remedio, tanto el librero como el ganadero, que creer en nuestro trabajo”. Diez años después de abandonar su acomodada vida en Alemania y abrir una pequeña librería en la histórica ciudad de Viena, Hartlieh no tiene dudas acerca del futuro de los libros. Su confianza, sin embargo, no hace de su libro una dulcificada e idealizada narración en torno al sueño de abrir una librería; Harlieh huye de toda condescendencia al romanticismo que rodea el trabajo del librero, no elude el temor, las dudas y el sacrificio de los primeros años que envuelven e, incluso, ennegrecen el proyecto libresco. Diez años después, Petra Harlieh comprueba el éxito de aquel proyecto que algunos tildaron de aventura, incluso de estrambótica locura.

Sigamos pues con el #ApoyemosANuestrasLibrerías y no dejéis de leer las historias navideñas de Sergio Sancor sobre lo bonito que puede ser trabajar en una librería.

El préstamo digital en Euskadi sólo atrae al 1 por ciento de los socios de las bibliotecas

Ayer se presentaron unos nuevos datos que no llegan a información de la situación del préstamo digital en Euskadi.

Digo datos y no información porque no se desea al parecer dar una información con cierta perspectiva.

Todo parece avanzar más lentamente de lo deseado o de lo programado en su momento por los responsables políticos.

La información no es consistente con la información de oleadas anteriores.

La variación de referencias que hace un año se planteo a finales de 2015 (15.000) paree que con suerte llegarán a finales de 2016.

Y no parece que la incorporación de Bilbao y Donostia haya supuesto un arreón real al impacto que la Biblioteca Digital tienen entre los usuarios. A Santurtzi parece que todavía se le sigue esperando.

En cualquiera de los casos el porcentaje de personas usuarias de la biblioteca digital de Euskadi sobre el total de los posibles usuarios es del 1 por ciento.

Es cierto, siguiendo el hilo de las reflexiones de Antonio Agustín Gómez, que no existe una información contrastada sobre cuántos de esos socios son usuarios activos y cuántos nuevos socios activos ha generado la posibilidad de préstamo digital.

En cualquier caso y ya con un año de experiencia, creo que en el caso de Euskadi las cifras son pobres, casi diría que rácanas y sería atrevido decir que se han cumplido las expectativas creadas.

¿Se habrá perdido la perspectiva?

No parece que hasta la fecha, los usuarios de la red de bibliotecas hayan hecho suya la propuesta.

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En Red mejor. Para que no te enreden

Fino como siempre el Roto.

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Andaba hoy a la mañana mientras paseaba dando vueltas a un proyecto. Andar y dejar que la mente y las ideas vayan a su bola es un auténtico placer.

Volvamos. El proyecto tiene en parte relación con las redes. Pensaba en lo que nos pueden distraer, pero también en cómo podemos distraer el tiempo de otros para que se entretengan en nuestra distracción y no en la de otros.

En cualquier caso al final el resultado es parecido. Mantener o que nos mantengan entretenidos generalmente en un maremágnun de superficialidades generalmente inconexas y descontextualizadas mientras nos seguimos preguntando sobre ¿quién maneja la barca y las redes?

Algunos ejemplos recientes en cultura de este entretenimiento.

Por ejemplo. Los museos nos enredan en sus redes de falsa modernidad. Mientras nos entretienen y nos enredan con sus primeros puestos a nivel mundial en el uso de las tecnologías, mantienen su opacidad y falta de transparencia.

¡Qué vamos a contar también de algunos punteros en el ámbito digital y, en general, del mercado digital de libros donde ver una cifra que relacione con seriedad producción y ventas sigue siendo un misterio imposible de descubrir!

Por cierto, y vaya solo como adelanto. Me comentan y me hacen llegar alguna información donde el gigante de gigantes anda pidiendo a las empresas españolas hasta la talla de ropa interior de las personas que en las empresas les sirven los productos. Transparencia quiero que a ti no te doy.

Y qué me cuentan del último enredo de cifras del señor Wert. Al aliento que parece querer buscar en las mismas le hace falta una espirometría. Mézclese producción, ventas, compañías, espectadores… y a saber lo que sale. Por ejemplo… los mantras del señor Lassalle como señala Manuel Gil.

Sí. Sí. Nos enredan. Y estas son cosas menores.

¿Soluciones? Por lo menos tener cuidado sobre en qué caladeros nos movemos y con qué banco de pesca navegamos a ciegas muchas veces.

Buscar los iguales y los divergentes nunca está de más.

Punto de vista y perspectiva. A veces conviene desconfiar…

Pensando tras el paseo en la vida y en el sector del libro…

Hay que desconfiar, pues, de quien trata de convencernos con argumentos distintos de la razón, es decir, de los jefes carismáticos: hemos de ser cautos en delegar en otros nuestro juicio y nuestra voluntad: puesto que es difícil distinguir los profetas verdaderos de los falsos, es mejor sospechar de todo profeta; es mejor renunciar a la verdad revelada, por mucho que exalten su simplicidad y esplendor, aunque las hallemos cómodas porque se adquieren gratis. Es mejor conformarte con otras verdades más modestas y menos entusiasmantes, las que se conquistan con mucho trabajo, poco a poco y sin atajos por el estudio, la discusión y el razonamiento, verdades que pueden ser demostradas y verificadas.(Primo Levi, Si esto es un hombre , El Aleph, pag. 219)

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En realidad, tu ubicación es la que determina tus conclusiones. Y ser conscientes de ello para poder variar el punto de vista es fundamental. (Nani Marquina en If 46, pag. 10-11)

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    El show puede repetirse, pero la vida claro que no. La vida necesita de nosotros al completo para ser real, pero el show, en cuanto ficción, sólo necesita el pulso infantil. Un yo en miniatura. (Vicente Verdú; El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción, Anagrama, pag. 60-61)

¿A dónde vamos?, o, ¿a dónde nos quieren llevar?

Algunas lecturas recientes hacen que encabece esta entrada con ese interrogante.

Lo aplico al sector del libro, aunque alguno de los textox o imágenes no tengan relación directa con el mismo.

La primera llamada de atención me la ha producido una viñeta de El Roto

VamosbienLa segunda, la entrevista que aparece hoy en la contra de El País a Alberto Corazón donde, entre otras cosas, afirma: Vivimos deslumbrados por la apoteosis de la mediocridad. Nunca ha sido tan brillante ni ha gozado de tanto éxito.

La tercera, una referencia de Luisa Etxenike en el libro Literatura y placer en el que dice: el placer de leer es algo a lo que nuestro tiempo está renunciando o en lo que va claramente a menos. Probablemente porque leer libros verdaderos (también los hay falsos) requiere esfuerzo, y nuestra época tiene alergia al esfuerzo, o si lo prefieren, adicción a la facilidad. Y resulta altamente significativo y paradójico que mientras en ciertos ámbitos se invita a la sociedad a sofisticar sus gustos, a apreciar la comida deconstruida, o el vino de autor, en lo literario, se le incita a todo lo contrario, a conformarse con un puré insípido o con vino de tetrabrik. Y la sociedad se conforma. (pag. 56)

La cuarta, viene de la relectura de Homo videns de Giovanni Sartori donde en la reflexión de fondo de un ‘ver sin entender’ avisaba ya con claridad de fenómenos que son el pan nuestro de cada día:

Disponer de demasiada oferta hace estallar la oferta; y si estamos inundados de mensajes, podemos llegar a ahogarnos en ellos. (pag. 57)

La facilidad de la era digital representa la facilidad de la droga (pag. 59)

La ‘hipermediatización’ nos priva de experiencias nuestras, experiencias de primera mano y nos deja a merced de experiencias de segunda mano. Lo cual tiene graves consecuencias. Pues cada uno de nosotros sólo comprende de verdad las cosas sobre las que tiene una experiencia directa, una experiencia personal. (pag. 135)

A dónde quiero ir con todo esto. En el fondo quiero ir caminando en una dirección que ya perfilé, en parte, en mi entrada anterior y, en la medida de lo posible tener como propósito para este año el reflexionay hablar sobre realidades y experiencias que desde lo pequeño, la superación de la mediocridad, la oferta de libros y lecturas verdaderas nos permitan seguir entendiendo lo que pasa.

Me parece interesante en esta línea lo que señala Marcelino Elosúa en el informe de Omniprom 2013: Pretender prever dónde estaremos dentro de quince años es menos útil que analizar lo que ya está pasando a nuestro alrededor porque eso nos marca los caminos por los que podemos avanzar. (Marcelino Elosua; Informe Omniprom 2013)

Y, en esta línea creo que hay experiencias y realidades que merece la pena poner en valor para dejar también ver que no todo es lo mismo, aunque algunos sigan intentar queriéndonos hacer creer que lo suyo es lo que todos quieren.

Sigue habiendo muchos presentes y habrá, por lo tanto, muchos futuros. No conviene en cualquier caso avanzar por caminos de mediocridad, fáciles, intrascendentes y autocomplacientes.

Partidos. Iglesias convertidas en sectas

Lo que ayer se vivió en Madrid no es una consecuencia directa de LOS MERCADOS y sus especuladores, sino de la respuesta de la clase política y de los partidos a la situación creada. Lo de ayer, fue lo de menos, aunque aparentemente sea visualmente trágico. Lo importante, lo que nos hace ser marionetas sigue estando, como en al caso de los icebergs, bajo el agua.

Me muevo en un estado mezcla de mala leche, rabia, tristeza, impotencia, hartazgo, incapacidad, excepticismo que supongo que alguien más compartirá.

Me siento engañado, quién lo diría con estos años, ninguneado, silenciado, por mucho que uno escriba y hable.

Hoy, al mismo tiempo vivimos aquí una convocatoria de Huelga General no unitaria, para no perder la costumbre.

En mi entorno más cercano saltan también las chispas hasta en sectores nada nacionalistas, pero que están ya asqueados de lo que se dice y no se hace.

Mientras tanto, los partidos se han convertido en auténticas sectas que guardan sus esencias divinas y anatematizan a los pobres feligreses-ciudadanos.

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Lecturas del día 4 de junio

  1. Los consejos sobre internet que tu abuela tenía que haberte dado
  2. Nuevo informe IFLA sobre préstamo de ebooks
  3. Feria del Libro de Madrid: se necesitan clientes
  4. De la música a los libros: aprendiendo de los errores de otros
  5. Por qué los libros de texto serán sigitales y se distribuirán desde una única plataforma