Por la sostevidabilidad en la cultura y en las librerías

Poner la vida como centro.

Así debería ser en todas las facetas de nuestro quehacer. También en la cultura y en las librerías.

La experiencia cultural, como la vida, «se caracteriza por ser desinteresada, no utilitaria»

Hace ya algo un par de años, desde Colaborabora, lanzaron una propuesta y reflexión en torno al emprendimiento en la que se ‘ponga la vida en el centro’. En la medida en que muchos proyectos culturales tienen gran relación con la propia vida, ideales y expectativas creo que volver a acercar esta reflexión y propuesta de nuevos indicadores tiene todo el sentido ya que «Si no se integra el plan de vida en el plan de negocio es mucho más difícil emprender de manera sostenible y a largo plazo.»

Quizás estos deberían ser algunos de los nuevos criterios que marcasen realmente la calidad vital de los proyectos.

 

Cuando cierra una librería…

Escrito desde la tristeza…

El miércoles nos enteramos del cierre de Semuret tras 118 años de vida, trabajo y servicio en Zamora.

El jueves, con más alcance mediático, lo cual no indica que la importancia real para los ciudadanos sea mayor, nos informaban del cierre de Los Portadores de sueños.

El viernes, tras 20 años de existencia, la librería-papelería Ortiz de Jaén cierra también sus puertas.

En Almendralejo y en Cuenca, por poner dos ejemplos, también ha habido cierres recientes.

Es muy triste que los cierres, algunos, y no las aperturas sean el trending topic en twitter. Es reflejo o bien de un pesimismo aceptado, o de pensar que será una realidad cada vez más presente. Quizás creamos que por manifestar nuestro dolor y pesar en twitter vaya a cambiar.

La realidad sólo cambiará si compramos en las librerías

En principio, es sencillo, en los grandes números. Bastaría con que 5.000 zaragozanos, un 0,75% de la población, 5.000 jienenses, un 4,35% de la población o 5.000 zamoranos, un 0,09% de la población comprasen, cada uno de ellos 60 euros, cuatro libros al año.

Facilitaría el asunto, para que esto fuera posible que los editores, antes de pensar en las plataformas y demás, que también, dejaran de comercializar directamente casi un tercio del negocio del libro en el comercio interior. Los editores, unos más que otros, deben dejar de ponerse de perfil con este asunto.

Y facilitaría también el reconocimiento que con las actuales cifras de facturación, aunque todos compráramos en librerías, como bien señala Jorge Carrión, el número actual de librerías es, siento decirlo, económicamente insostenible y esto, no lo van a solucionar terceros.

Es una lástima sí, pero es todavía peor vivir ciegos y cegados ante la realidad generando un proceso en el que las propias librerías se canibalizan.

Nada volverá a ser lo que fue. La mirada debería ser creo que con menos prejuicios ante posibles nuevas fuentes de ingresos y modelos. Actividades y cobro por ellas, convivencia con otros productos, comercialización conjunta de libro nuevo y usado… cada uno sabrá.

Y, finalmente, quizás debamos de dejar de decir que ‘ las librerías mueren’. No. Las librerías cierran como tantos y tantos pequeños negocios. Las que cierran, lo hacen porque han dejado de ser rentables, porque hay quien ha llegado al final de su proceso vital y se jubilan, porque les resulta insatisfactoria la profesión o porque encuentran otro trabajo que les llene más.

La literatura no hará que abran. Los planteamientos económicos más serios quizás sí puedan hacer que luego, porque son sostenibles, sigan siendo focos de cultura, activadores de la vida ciudadana y dinamizadores del entorno.

La ecuación al revés, es difícil que funcione.

Paco Puche ya lo escribió hace años con claridad:

ha contribuido a la permanencia una doble visión de la librería como empresa
y como agente cultural, más de esto que de aquello, y siempre respetando los mínimos –
respetando la ecuación “ingresos mayores que gastos más amortizaciones”:
( I > G+A).
Como empresa:
A) Con una visión moderna:
– apostando por el papel como soporte
– llevando una correcta administración
– usando las nuevas tecnologías con precocidad
(fax, cd-rom, informática, etc.)
– cuidando la formación y atención humana
B) No siguiendo la lógica del beneficio sino la de:
– la perdurabilidad: I > G+A
– la atención al cliente
– la creación de un mercado fiel: clientes con cuentas de librerías
– la satisfacción en el trabajo y con el trabajo
– y la del mantenimiento riguroso del precio fijo
C) Fiel a sus principios fundacionales, adaptados a la conciencia de los tiempos, que concretamos en:
– atención a los trabajadores: en sueldos y consideración
– reparto del tiempo de trabajo: 36 horas semanales
– consideración de los socios capitalistas:
*dándoles oportunidades laborales (33% trabajadores)
*repartiendo algunos beneficios
*situándolos en su esfera de decisión: asamblea general
– preocupación ecológica:
*bajo consumo energético
*uso de papel reciclado
*separación en origen de las basuras
*no utilización de productos químicos clorados
* y promoción libros de ecología
– presencia en la ciudad:
*colaboraciones en actividades, publicaciones, etc.
*apoyo y fomento de causas justas
*edición libros locales, en colaboración
Como agentes culturales:
– Haciendo de la librería un lugar de encuentro.
– Colaborando con la ciudad, como hemos dicho.
– Respetando la arquitectura del lugar.
– Leyendo y recomendando libros.
– Haciéndonos, por ósmosis, parte de los libros: 25 años entre
libros no pasan en balde.
“Todo está en los libros, incluidos nosotros”(Francisco Puche; Un librero en apuros. Memorias de afanes y quebrantos; Genal; pag. 49-50)

¡Sigue habiendo muchas librerías abiertas!

Denis Mollat: tres líneas o ejes de trabajo para las librerías

En unas recientes declaraciones de Denis Mollat, propietario de la emblemática librería Mollat en Burdeos, recogidas por ActuaLitté, plantea tres ejes, o tres perspectivas con las que las librerías pueden hacer frente al futuro y que recojo porque me parecen interesantes.

  1. piensa en ti mismo como gerente y vendedor, y no solo como guardián del templo de la cultura  ». En otras palabras, negocia mejor, »  más firmemente con los editores los niveles de descuento ..  »  administra de manera más efectiva el stock afinando sus existencias a través del análisis de los datos de ventas  ».
  2. convertirse en «espacios culturales por derecho propio». Las librerías con certificación LIR han tenido el mejor rendimiento en los últimos años, cuando los establecimientos de segundo nivel son los más afectados. La animación es un valor esencial.
  3. desarrolla, »  una estrategia ambiciosa sobre la distribución en línea y el libro digital  ».

Quizás nada nuevo aparentemente, pero nunca está de más recordar aquellas líneas que pueden ser claves.

 

Tutores de la lectura. Guillermo Busutil

Bello y sugerente texto de Guillermo Busutil reflexionando tras el reciente Congreso de libreros celebrado en Sevilla y que se publicó ayer en La Opinión de Málaga.

Lo reproduzco en su totalidad. Me permitiré sólo dos detalles que me producen una satisfacción personal:

  1. La referencia a Javier Pascual como una de las voces más oportunas del Congreso.
  2. La postura reivindicativa con ‘lo de siempre’ de Antonio de Marco, el librero que llegó del lado oscuroAntonio de Marco reivindicó ofrecer lo de siempre, alma: trato personalizado, calidad, actividades variadas, y también debate y construcción política y social, tan necesarios actualmente.

Ser librero es una vocación abierta de par en par. A la pasión de leer, al arte de la conversación, al oficio de vender un mundo desconocido como una promesa que casi nunca se equivoca. La lectura de un libro empieza en la voz del librero que cuenta y enrola al lector. A veces pensamos con razón que la crisis, las nuevas tecnologías, los ocios sin recogimiento, y el híper encantamiento de la imagen, han ido desahuciando este perfil de los tutores de lectura. Que sólo quedan algunos náufragos en esos establecimientos de penumbra y madera, entre mapas, ediciones antiguas y volúmenes de segunda mano con dedicatoria extraviada. Los otros, los libreros de novedades semanales, se etiquetan desde la mirada de los amantes del libro como meros dependientes entre ordenadores, barras de cafetería y estanterías de diseño con wifi gratis; sin ninguna marca que delate su oficio ni sus preferencias. Los hay. De los unos, y de los otros. Sobreviven los lobos de mar que llevan tatuados en su memoria el anaquel donde duerme cada una de sus joyas con exlibris, y los que sólo atienden sin criterio alguno sobre el autor ni esa huella de tinta perenne en las yemas de los dedos. Pero son más los que disfrutan de su pasión. Unos mantienen la idea de su empresa como un ultramarino de barrio en el que se fían cuentas de clientes; otros la han convertido en la equis de un territorio alrededor de la que crecen otras formas de ocio compartido alrededor de la cultura de la vida.

Libreros, muchos, sin parecerse entre ellos, que sueñan con que las librerías sean nuestra tercera casa. Qué bonita definición de François Dubruille, directora de la Federación Europea e Internacional de Libreros en el Magazín que desliza con guante blanco por los hoteles el periodista cultural Winston Manrique. Él y yo hemos disfrutado a muchos de estos emprendedores de la lectura en su XXIII Congreso celebrado en Sevilla, los pasados 8, 9 y 10 de marzo. Trescientos en activo, herederos de saga como la homenajeada Concha Quirós al frente de la Cervantes de Oviedo, y Juancho Pons, presidente de la Confederación española de gremios y asociaciones de libreros (Cegal); profesionales de bonanzas y de crisis -entre las caídas de ventas y los libros de texto que se llevaron las grandes superficies-, emparejados algunos por dos amores hacia lo mismo –el otro, y los libros- igual que la vicepresidenta Eva Cosculluela y Félix, de Portadores de Sueños, o Diana y Antonio Rivero de Canaima, y positivos en su oficio y sus retos como su director técnico Javier López Yáñez. En sus labores cada uno, y pendiente de todos Lourdes García, en un Congreso fecundo de ideas y sin mácula alguna.

Cada vez que un gremio se junta en un congreso es fácil recordar aquellos ejercicios espirituales de encierro y reflexión, y pensar en el presente en el que todo lo que tiene que ver con la cultura es una acrobacia entre el alambre, la terapia y la extremaunción. No ha sido así bajo la lluvia de Sevilla y la participación animosa de distribuidores, editores y escritores proponiendo interesantes alternativas; decididos a mejorar la colaboración entre sectores; a exigir políticas inspiradas en las culturas del libro en Europa donde todo pasa por la educación, y tan ausentes en España aunque existan iniciativas como Mi libro favorito, desarrollada por la Fundación Lara de Sevilla en los institutos andaluces. Un apoyo fundamental en la formación, sobre la que Jesús Trueba propuso la introducción en los planes educativos de un tiempo de lectura. Iniciativas con las que hacer realidad que «la lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil; el escribir lo hace preciso» como escribió Francis Bacon.

No faltó inteligencia, humor ni crítica constructiva en el debate de las jornadas, en las que hubo muchos momentos de brillantez argumental en torno al ecosistema del libro. Se habló de agilizar el trabajo diario que los encadena al ordenador sin apenas tiempo para leer, que es lo suyo; del avance de sus redes en conexión con más de 690 librerías; de la labor del portal loslibrerosrecomiendan que lleva Juan Marqués o el potencial de todostuslibros.com, con un millón de consultas al mes y la posibilidad de convertirse en una plataforma de defensa frente a las grandes dentelladas de Amazon y las ventas online en torno al 15%. Se admitió el error de las campañas que metieron el libro en la caja de entretenimiento. Lo mismo que el de mantener vigente la sentencia del ensayista Samuel Johnson, la gente no lee si tiene otra gente con la que entretenerse, cuando los libros están llenos de tipos con los que irse de aventura, disfrutar de sus enseñanzas e imitar sus vidas. Igualmente se decidió acordar canales de comunicación más eficaces entre las editoriales y el gremio, y una colaboración más estrecha con los suplementos literarios, revistas o programas, algunos de los cuales como Arte y Letras del Heraldo con más de 600 números, el ABCD o Mercurio, de cumpleaños en abril con 200 números, que recomiendan librerías y su trabajo. Cada uno debe tener la suya o varias, a propuesta de Javier Pascual, una de las voces oportunas del congreso junto a las de Juan Miguel Salvador y Manuel Gil, director de la Feria del Libro de Madrid entre otras que destacaron el auge de las librerías de autor, centradas en ofrecer títulos de editoriales independientes, como las de Impedimenta o Libros del Asteroide que conforman el grupo Contexto, que contribuyen a segmentar público, a fidelizarlo y atraer clientes y un tiempo nuevo.

Una fórmula con la que Antonio de Marco reivindicó ofrecer lo de siempre, alma: trato personalizado, calidad, actividades variadas, y también debate y construcción política y social, tan necesarios actualmente. La bitácora de aquellos jóvenes militantes de la Transición que abrieron en 1969 la malagueña Prometeo-Proteo, dos nombres de rebeldía contra los dioses y estrategia de confusión contra la censura, y la sevillana Antonio Machado. Ágoras de literatura y de política de izquierdas encabezadas por Francisco Puche y Alfonso Guerra en un estupendo debate sobre utopías del 68; los ataques de los grupos fascistas; el reconocimiento a Ruedo Ibérico, a Losada y a Alianza bolsillo, imprescindibles en la educación sentimental del exilio, de la poesía y de la literatura europea. Oficio con olfato para saber empujar a cada libro hacia su lector, y recuerdos sobre el cuarto secreto de títulos prohibidos de Prometeo, que la Machado tuvo en un Dos Caballos aparcado en frente de su puerta, o de vacíos legales como el que llevó a la policía a detener a Guerra en la frontera francesa por el libro Marxismo y anti marxismo de Besteiro, que encontró a su regreso expuesto en su escaparate. Dos fabulosos conversadores y lectores que, al igual que Borges, podrían decir «me enorgullezco por lo que he leído». Ambos, al igual que muchos de los asistentes y de los que conozco como José Antonio Ruiz, Juan Manuel Cruz o Enrique del Río dejaron claro que ser librero también es un género.

Los verdaderos analfabetos son los que aprendieron a leer y no leen. Estaría bien recordar esta frase del poeta brasileño Mario Quintana en las escuelas, y también en la universidad tan de espaldas hoy a la lectura de libros y de prensa, para que los jóvenes aprendan con las palabras a tomar el pulso a la vida. A convertir con ellas la imaginación en una cometa, la realidad en una conciencia que interrogue, y el lenguaje en la voz de nuestra identidad. No olvidemos que, frente al trading topi de la banalidad, la manipulación y las posverdades que nos cercan, los libros nos refugian, nos cruzan fronteras y nos habitan la mirada, porque la literatura es el lugar más seguro del mundo como dice Muñoz Molina.

Sin la lectura los por qué difícilmente se abrirían paso. Y sin las librerías las ciudades serían urbanizaciones. Hay muchas, con magnéticos escaparates, con tantos mundos dentro y tan fantásticos, que dan ganas de entrar y quedarse a vivir en ellas. Seamos sus cómplices, nos necesitamos. Su futuro y el nuestro son de libro.

Aprendiendo con y de Antonio de Marco, el librero que llegó del ‘lado oscuro’

Antonio de Marco ha visto al final la luz y le ha llegado la ‘reconversión librera’. Aquellos trabajos de juventud que servían para ampliar el número de copas nocturnas se han convertido con el paso de los años y después de idas y venidas en su ‘hacer’ principal en la estupenda librerías Pasajes de Madrid.

Ha salido del ‘lado oscuro’ y esto ha permitido que algunas personas podamos disfrutar no sólo de su conocimiento, sino de él como persona que al final suele ser lo que acaba mereciendo la pena de verdad.

Hay por cierto algunas otras personas que se mueven en el ‘lado oscuro’ que son también gente estupenda. Ocurre a veces que la vida con sus recodos laborales es caprichosa y nos ubica a veces en sitios casi inesperados.

Con motivo del Congreso de libreros que acaba de terminar en Sevilla Francisco Camero le ha hecho una amplia entrevista a ADM para el Diario de Sevilla que, en mi opinión, no tiene desperdicio.

Os invito a leerla entera.

Yo, aquí, os ofrezco algunos de mis subrayados personales.

  • Hay algo que no se puede discutir: Amazon está siempre enfocada en el cliente y presta un servicio excelente. Eso es esencial, y lo hace muy bien.
  • Los libreros, y creo que el sector del libro en general, se dejaron engañar con la amenaza del libro digital, cuando lo que estaba haciendo Amazon era montar una colosal librería, on line, pero una librería. Y esto sí que era el problema. En muchos países Amazon domina el 60% del mercado de ventas por internet.
  • Cada librería tiene su alma… Se trata de reforzar la experiencia de visitar una librería y el servicio de cercanía, pero lo que no podemos hacer es competir con la venta on line, ninguna librería puede competir con Amazon en ese terreno, es imposible.
  • Las multinacionales tecnológicas llevan la ley al límite. Y al límite significa al límite más absoluto. En todos los sentidos. No sólo la tributación, también ciertos derechos.
  • Si los libreros son conscientes de dónde están sus 8.000 o 5.000 o 3.000 clientes y los cuidan y les prestan un servicio de calidad, si saben crear un lugar con alma y tienen una gestión financiera adecuada, esas librerías pueden sobrevivir lo que sea.
  • Negroponte dijo hace tiempo que pasados cinco años no habría ya libros en papel, y ya vemos… Con respecto a esta cuestión ha habido mucho gurú interesado, y también mucho gurú muy desinformado.
  • Tenemos ahora dos mercados paralelos, el de las librerías de siempre y el digital, y se dan casos curiosos y elocuentes. Conozco por ejemplo a gente que se autopublica, y algunos han vendido mucho, incluso ganando cantidades importantes de dinero, y han querido tener su libro también en papel, en una librería de prestigio, y ahí no han vendido nada de nada. El mercado se ha partido en dos, que van en paralelo y casi no se tocan.
  • Es evidente que no salen los números para tantísimo libro.
  • Creo que en el mundo editorial hay una burbuja importante, un exceso de títulos. Tiene que haber un revolcón en todo el sector. Pero seriamente. Nos tenemos que sentar todos, libreros, editores, distribuidores, y decir: «Oye, vamos a ver si lo podemos hacer de una forma más racional». Porque el mercado no crece.
  • Este sistema de comprar y devolver-comprar y devolver no funciona bien. Sentémonos todos y veamos de qué otro modo podríamos hacerlo… si el negocio fuera un supermercado en vez de una librería, no podría sobrevivir de este modo, todo el rato devolviendo cosas. Al final, el trabajo del librero no sólo no es estar ahí idílicamente con una tacita en el mostrador leyendo Guerra y paz, sino que es estar casi todo el tiempo tramitando las devoluciones.

Todo esto y más da para una buena conversación con él.

ANTI Liburudenda: la librería comisariada de Bilbao. Patricia Millán

Hay viernes, como el de hoy, que empiezan con buen pie.

Un desayuno en el barrio, con buena compañía y conversación, un problemilla relacionado con lo doméstico solucionado y una alegría mañanera al leer en facebook, en el perfil de Patricia Millán:

Y voy a decir dos cosas bonitas en lo que me toca: primero, el reconocimiento que hace Javi al trabajo de Txetxu Barandiarán y cómo gracias a él arrancaron la librería (se explayó más que lo que he puesto en el texto); y lo segundo, que en una de mis visitas fue a caer en mis manos Del Enebro deJekyll&Jill y así conocí, al menos en lo virtual a Víctor Gomollón. ¿Habéis visto qué bonitas son las librerías?

Esta alegría que viene por el hilo de Patricia Millán y con Anti liburudenda a quien ha entrevistado hace poco en su blog dentro de la serie que ha iniciado de visitas y/o entrevistas a libreros de Bilbao.

Cuenta Patricia…

En la Calle Dos de Mayo, prácticamente pegando a la ría, se encuentra ANTI, una librería que, como indico en el título y usando un adjetivo “robado” de uno de sus clientes, podría definir como una librería comisariada: un espacio muy limpio, con un catálogo pequeño pero especial, que aunque en un primer momento da cierta sensación de frialdad al entrar, la sensación desaparece en el momento en que te pierdes entre libros que no reconoces, y eso tiene mucho encanto. No es librería de Best Seller, no preguntéis por un bolígrafo o una libreta. Dedicad un tiempo a recorrer con la mirada las portadas y enamoraos de algo que no sabíais ni que existía. 

El pasado miércoles disfruté conversando con Javier Nevado, su propietario, sobre los orígenes de este espacio y su situación actual. Por primera vez es una transcripción de la conversación que mantuve con él, pero creo que el espíritu de la librería queda patente. 

¿Qué es la librería ANTI? ¿De dónde viene? ¿Quiénes la formáis?

ANTI es un proyecto que en su inicio montamos dos personas: Natalia, una compañera de la universidad y amiga mía y yo. Habíamos terminado la universidad en 2001 ó 2002 y cada uno había recorrido su camino. En mayo de 2004 me propuso montar una librería cultural, alternativa. Me gustó la idea y me uní. Nos pusimos a desarrollar el proyecto y en febrero de 2005 abrimos en esta misma ubicación.

Teníamos claro que queríamos hacerlo, por eso fue tan rápido, pero ninguno de los dos tenía experiencia previa como libreros. Por suerte estuvimos bien asesorados: además de de Bilbao Ekintza¹, contamos con la ayuda de Txetxu Barandiarán², consultor editorial, que nos dio muy buenas indicaciones e información para afrontar la apertura de la librería.

En el año 2011 dejamos de ser una cooperativa y me quedé yo, siempre con otra persona trabajando en la librería.

A día de hoy, casi trece años más tarde, seguimos con el mismo proyecto, exactamente con el mismo planteamiento, algo de lo que nos sentimos muy orgullosos, porque no hemos tenido que renunciar a nada. Al contrario, lo hemos mejorado. Queríamos estar centrados en nuestro objetivo: una librería de cultura contemporánea planteada desde una perspectiva crítica y alternativa.

Vuestra librería se sitúa en un espacio “a priori” conflictivo, o al menos así es visto todavía por buena parte de la población de Bilbao. ¿Por qué os decidisteis a abrir ahí? ¿Creéis que ha influido en vuestro proyecto?

Habíamos residido como estudiantes en el barrio, teníamos una conexión con él. La verdad es que no nos planteábamos abrir en otro sitio, porque sabíamos que no podíamos afrontarlo, bien por cuestiones económicas o porque el público al que nos orientábamos y queríamos no estaba en otras zonas.

Abrimos sin la seguridad de que fuera a funcionar, con un stock inicial que no llenaba ni la mitad de la librería. Pero lo hicimos con la ilusión de que la gente del barrio nos viera crecer y generar un vínculo y simpatía.

Cuando llegué al barrio como estudiante, en 2001, todos los días veía gente fumando heroína o pinchándose. Daba pena, pero en ningún momento me he sentido inseguro. Seguramente una mujer te respondería otra cosa. Pero el barrio ha mejorado sustancialmente: ya no se ve tanto consumo en la calle, hay muchos más comercios abiertos.. Esa es la mejora que yo percibo, pero quizás la precariedad es mayor ahora debido a la situación económica y se esconde de puertas para adentro, en la casa de cada uno.

Lo que remarco es que hay una falta de voluntad tremenda por parte del Ayuntamiento de Bilbao de ayudar a levantar un barrio que tiene una situación excepcional en cuanto a precariedad y pobreza, la exclusión social y los problemas económicos de la gente, pero no por la inseguridad. No se decide, desconozco el motivo, no pone la voluntad para que el barrio salga adelante. Aún así, somos la prueba de que si hay tesón y un proyecto serio en el que se cree y no te rindes, se puede salir adelante.

Seguir leyendo en el blog de Patricia Millán Relatos en construcción.

Lo dicho: qué buena sensación y qué gustirrinín. ¡Gracias Patricia y Javi!

Y ahí van mis subrayados particulares sobre lo que Javi ha dicho:

    • A día de hoy, casi trece años más tarde, seguimos con el mismo proyecto, exactamente con el mismo planteamiento, algo de lo que nos sentimos muy orgullosos, porque no hemos tenido que renunciar a nada. Al contrario, lo hemos mejorado. Queríamos estar centrados en nuestro objetivo: una librería de cultura contemporánea planteada desde una perspectiva crítica y alternativa.
    • Somos la prueba de que si hay tesón y un proyecto serio en el que se cree y no te rindes, se puede salir adelante.
    • Nunca vamos a buscar una dimensión mayor ni nos vamos a comparar con otros espacios. Intentamos hacer cosas, más lento de lo que nos gustaría. No sólo porque la economía no da para lo que nos gustaría, aunque tenemos unos sueldos coherentes con el esfuerzo que hacemos.
    • Complementario a nuestros proyectos vitales.
    • Cada año ha sido mejor que el anterior.
    • El catálogo lo seleccionamos nosotros mismos, no dejamos que nadie escoja por nosotros. Somos, en cierta manera, una librería de autor.
    • Me sorprende ver tanta gente menor de treinta en nuestro espacio, gente que tendría unos quince años cuando abrimos.
    • Para nosotros es fundamental esa labor de nodo cultural, de atraer a la gente y ayudar a que sucedan cosas.
    • La historia de Bilbao se cuenta viniendo a este barrio. Que no se dejen influir por los prejuicios.

Subrayados personales de la Guía para los libreros de hoy… hasta que llegue mañana de Antonio Marcos

Querido Antonio:

Ayer me hice eco rápido y hoy he disfrutado mucho con la lectura de esta Guía para acompañar el viaje en el presente, en el mientras tanto, de algunas librerías que con cariño y buena pluma has escrito.

Nada que objetar a lo planteado en ella. Sí creo que sería interesante conversar sin ningún afán de fijar posiciones, sino de enriquecer los puntos de vista y los planteamientos a través de la propia conversación que sería reflejo de la experiencia sobre cuál debería ser una posible nueva conceptualización o nominalización de los espacios. No me acaba de convencer el de librería-cafetería y me sigo inclinando, incluso con lo leído aquí y con el papel clave que sobre todo en los vídeos los libreros dan a los lectores, por el de lectorerías.

Según la iba leyendo iba tomando notas, subrayaba aquellas reflexiones que me han resultado más sugerentes.

Al final me han salido 20. 16 notas y los cuatro vídeos que creo merece la pena ver y escuchar ya que son la ‘ortopraxis’ en gran parte de lo escrito. Por respeto a la decisión del propietario que ha decidido mantener los vídeos ocultos no los insertaré aquí.

Aquí las dejo. Gracias por tu trabajo y por la experiencia de los cuatro libreros.

    • Pretende ser el resultado de la búsqueda de unos elementos comunes que están diferenciando a las librerías de nuevo cuño, la constatación de una serie de circunstancias y prácticas que están constituyendo un modelo tan válido como cualquier otro, pero que si se caracteriza por algo es por la consciencia evidente de su nacimiento en época de crisis. Crisis económica y crisis cultural.
    • El retrato robot de la hipotética librería que saldría de una aplicación práctica de estas páginas quedaría mas o menos así: un proyecto unipersonal o cooperativo con fines de autoempleo, centrado especialmente en lo literario (englobando aquí ensayo, poesía, teatro, cómic, infantil y juvenil…), con atención a sellos editoriales independientes, que practica un marketing de guerrilla e intenta construir a su alrededor una comunidad lectora asentada en una cuidada selección de títulos, en la prescripción y en su carácter de espacio cultural, abierto a encuentros con autores y lugar de referencia para colectivos afines de la ciudad. Suelen cuidar su estética y es probable que creen rincones para sentarse a leer e, incluso, los combinan con una pequeña barra de café-bar porque son conscientes de que la visita a la librería se está convirtiendo también en una forma de ocio.
    • Vivimos tiempos donde lo micro está tomando protagonismo: igual que ahora se hace más microteatro que montajes con compañías de veinte actores, las librerías que surgen están respondiendo a esquemas que tienen mucho que ver con el autoempleo y la recuperación de la propia fuerza de trabajo ante la precariedad laboral imperante.Desde lo pequeño y desde la independencia también se puede realizar una labor cultural de alto nivel. Tal vez, el sentido último de un lugar donde se venden libros sea hacernos llegar, facilitarnos el acceso, a las voces, a los puntos de vista que nunca vamos a escuchar por otros medios. La librería postcrisis parece consciente de ese papel tan necesario.
    • El criterio de selección es algo que forma parte del núcleo fuerte de tu negocio y lo encuentras respondiendo a la pregunta más importante (después de «¿cómo consigo el dinero?») que vas a hacerte: qué es lo que voy a vender.
    • Cada librería tiene su personalidad y siempre es un reflejo de la personalidad del librero, especialmente de sus gustos literarios. Podría decirse que el fondo de una librería es una mezcla entre dos necesidades: los títulos que el público necesita encontrar con los que tú necesitas tener para sentirte a gusto con lo que estás haciendo. Confía en tus puntos fuertes y no hagas algo en lo que no creas.El cliente debe tener dos sensaciones principales, que conoces y ofreces asuntos que él también conoce y domina, y que intuye que se le van a abrir otras puertas interesantes que no aprecia todavía. Ese es un lector que vuelve.
    • Revisa muy cuidadosamente las condiciones de venta y anota en rojo en el calendario las fechas en las que tienes que devolverlos. Podría parecer que la devolución es un hecho marginal de tus tareas, pero el volumen puede llegar a ser tan importante que, si no lo afrontas con la misma determinación y el mismo orden que pones en el cuidado de lo que está a la vista, se convertirá en un agujero por donde tu librería puede empezar a desaparecer.
    • Un almacén bien ordenado, bien organizado, es un seguro de vida para tu negocio, lo protege de lo inesperado y de los olvidos, da una buena imagen de ti aunque nadie lo vea. Debe tener, al menos, los siguientes espacios bien delimitados: los libros para devolver, los pedidos de los clientes, los libros a la espera de una presentación, un momento… y los libros de banquillo que siempre pueden dar la vuelta a un ‘partido’.
    • Debes tener un conocimiento mínimo de cómo funciona un comercio, desde hacer un plan de negocio realista y analítico que tenga en cuenta tanto tus virtudes como tus vulnerabilidades hasta saber dónde trazar una línea roja que diga: por debajo de esto, nos vamos al garete. Deja el trabajo administrativo en manos de un profesional. Será un dinero muy bien gastado.
    •  Ajusta tu programa informático de gestión para que te ofrezca alertas fiables sobre los vencimientos y devoluciones.
    •  Tal vez, el mejor diseño para una librería es aquel en el que los libros luzcan por encima del resto de elementos. Y el que propicie un espacio agradable y cómodo para que el lector conciba como agradable el tiempo que va a pasar allí, haciendo lo que más le gusta, que es mirar libros, darles la vuelta, echar un vistazo a las primeras páginas, deambular de un sitio a otro guiado por esos hilos invisibles que tú has dispuesto.
    • Si concebimos la librería como un artefacto cultural donde se pueden encontrar aquellas voces que el gran mercado no integra, las voces de los márgenes, parece que una de nuestras obligaciones será intentar parecernos lo menos posible, en el fondo y en la forma, a nuestros competidores invisibles.
    • Una de las únicas salidas para la supervivencia librera sea convertirse en el punto de referencia de una comunidad, el lugar de elección para aquellos que siguen comprando libros.
    • Si quieres estar seguro de tener una continuidad en tu estrategia online, construye tu propia página web. Si consigues que tus seguidores en redes confluyan en tu propio sitio estarás trabajando en la dirección correcta.
      Sobre todo, si tienes una tienda en línea. Valora crear una lista de correo. Es una manera mucho más cercana de comunicarte con un cliente, sin ningún tipo de intermediarios. Sé cuidadoso y aporta siempre valor en lo que
      envíes: no quieres hacer spam ni bombardear con mensajes publicitarios.
    •  Si decides crear un lugar agradable que invite al sosiego, estarás fomentando una práctica que siempre va a ser positiva. A cambio, eso te obliga a permanecer abierto en esos momentos de ocio: los sábados tarde ya son casi irrenunciables y no es difícil encontrar tiendas abiertas los domingos. Sopésalo con calma y busca los apoyosnecesarios para que este ritmo de vida no termine con tu salud.
    • El librero dirige su análisis para determinar, primero, si el título debe ocupar un espacio en su local y, segundo, a qué lector y de qué manera recomendárselo. Además del asesoramiento ocasional, de elaborar tu escaparate y tus expositores preferenciales, no dejes de mostrar los resultados de tus elecciones a un público que pueda apreciarlas.

Guía para los libreros de hoy… hasta que llegue mañana. Antonio Marcos

La Fundación Germán Sánchez Ruipérez, con la subvención de la Junta de Castilla y León ha editado esta guía escrita y coordinada por Antonio Marcos, librero y hacedor de uno de los mejores boletines semanales que funcionan por este rico y plural mundo de las librerías como es el que elaboran en Letras Corsarias.

Hoy sólo quiero dar razón de su existencia y sentirme también feliz de aparecer en ella y notar que a veces lo que uno hace y propone es recogido y parece útil.

Esa idea, además, del ‘mientras tanto’ entre el hoy y el mañana es algo que en Texturas nos gusta mucho.

En la página 22 se puede leer:

El consultor editorial Txetxu Barandiarán, uno de los actores del libro más atentos a la creación y cierre de librerías a través de su blog Cambiando
de tercio, publicaba recientemente unos números «con la cuenta de la vieja, escritos en una servilleta», que pudieran servir de orientación para conocer los gastos y los beneficios de una librería y cuántos libros hay que vender para conseguir los objetivos. Cada caso es particular: depende mucho del precio de los alquileres en tu ciudad o incluso en la zona donde vayas a abrir; de si es un proyecto individual o tienes socios; de si es un pequeño local donde exponer tus fetiches editoriales o si vas a tener todas las novedades; de si vas a solicitar una licencia de hostelería o no… Los casos son infinitos, pero resultan útiles los datos que ofrece Barandiarán: una librería con un tamaño medio, regentada por una sola persona, con un horario partido de siete horas y media de trabajo, debería vender unos noventa y cinco libros al día para ganar un sueldo de alrededor de mil quinientos euros, lo que implicaría una facturación de ciento cincuenta mil euros. Estas cifras, teniendo en cuenta un precio medio de los ejemplares e imaginando que solo vendes libros y no otro tipo de material asociado (papelería, tazas, pósteres, etc.), cuyo margen es mayor. Si trabajas con otra persona y mantienes las demás variables, suma ochenta mil más de facturación. Son datos orientativos, pero algo nos indican: hay que vender muchos libros para que todo vaya bien. Y, bueno, ya sabemos que la gente no compra libros. O eso dicen por ahí.

Leeré, con la calma que se merece la propuesta y reflexiones de Antonio y los libreros entrevistados que seguro que serán sugerentes y enriquecedoras y os presentaré en unos días mi síntesis personal.

#ApoyemosANuestrasLibrerías.

Babel de Castelló. 25 años

No me hubiera perdonado no acordarme en este 2017 de los 25 años que Babel lleva entre nosotros como librería.

Babel nace en 1992, en la calle Herrero, junto al hotel Mindoro, gracias al entusiasmo y esfuerzo de un grupo de personas de nuestra ciudad que se unen para crear un espacio comercial pero con objetivos claramente culturales.
Los primeros años de la librería sirvieron para ir conformando y poniendo los pilares imprescindibles para llegar a conformar un modelo de librería distinto al que se conocía en Castellón, e incluso en el resto del Estado español. Aprendizaje sobre la práctica, elaboración de las líneas teóricas necesarias, contactos con otros libreros españoles y europeos … nos han llevado a la Babel que conocemos hoy en día.
En el año 1998, nuestra librería abre en su nueva sede, donde en la actualidad se encuentra, en la calle Guitarrista Tárrega. Un espacio de más de 750 m2 y diseñado para poder aplicar los planteamientos y acciones que trazan como objetivos desde la creación de Babel.
La Babel actual cuenta con unos 100.000 libros de fondo editorial, organizados en más de 50 secciones temáticas. La gestión de la librería, en todas sus vertientes, está completamente informatizada, contando con los últimos avances en las nuevas tecnologías que permiten un trabajo más ágil y eficaz que revierte en un mejor servicio a los clientes. Babel utiliza los sistemas más eficaces en su trabajo con los proveedores. También contempla servicios para sus clientes, como el servicio de novedades y libros a examen, asesoramiento para grandes compras o para adquisiciones especializadas, aviso automático y personalizado de llegada de libros pedidos …

Personalmente a Pere y a Lledó les debo mucho y el conjunto de los libreros y del sector les deben las primeras reflexiones serias y estructuradas sobre el papel cultural de la librerías.

Más de una vez he hablado con Pere de nuestra ‘pipiolez’ hace años en medio de los ‘popes’ libreros y en las estructuras sectoriales y, al mismo tiempo, el cariño y la ‘bolilla’ que nos daban nuestros mayores para aportar nuestras a veces atrevidas opiniones y puntos de vista.

La compañía, el aprendizaje y la empatía que nos brindaron libreros y libreras históricas fue y es de un valor incalculable.

Quizás en estos 25 años alguien debería ser consciente del aporte teórico y práxico que ha supuesto el hacer de Babel.

¡Felicidades amigos!

Vaya como un pequeño homenaje estas fotos de principio o fin de siglo, año 2000,  con motivo del curso que hicimos en Babel sobre La vertiente cultural de la librería.

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Se decía ya allí:

Considerar que nuestros competidores son fuertes y potentes , es una buena estrategia empresarial para no dormirse en los laureles… Pero, cuando esa idea actúa como justificante de todos los males e impotencia de nuestra propia empresa, se convierte en un “tópico nocivo”. Nuestros rivales y competidores no todos son iguales. Su fuerza y peligro también es diverso. Con cada uno deberemos luchar con unas armas diferentes. La Librería Cultural tiene algunos puntos fuertes que no todos sus competidores tienen y, que debe explotar en su propio beneficio. Convertir la ibrería en un punto de encuentro, en una tribuna socio cultural, es un activo que no todos los competidores pueden conseguir. Hacerlo de “abajo arriba”, buscando la complicidad de la sociedad civil
es más eficaz, y no todos los competidores pueden hacerlo. La implicación personal del librero en el entramado socio cultural de su entorno, vuelve a ser un aspecto que no está al alcance de todos los competidores.

Pablo Bonet de Librería Muga en Madrid. Un refugio y lugar de encuentro para los lectores

Me llamo…Pablo Bonet Ayllón

Trabajo en Librería Muga situada en el barrio de Vallecas de Madrid que viene funcionando desde finales del año 2000.

La idea de montar/trabajar aquí vino motivada por la necesidad y la apuesta de montar una buena librería en una zona nueva del barrio de Vallecas, por medio de cuatro chicos jóvenes con pasión por los libros.

Considero que mi apuesta profesional es ser un buen librero y gestor cultural y se caracteriza fundamentalmente por seleccionar y fomentar las buenas lecturas y organizar actos culturales en torno al libro.

Me gusta  porque ya somos parte de este barrio y es muy gratificante el contacto con los lectores, el intercambio de lecturas y ser uno de los referentes culturales del barrio.

Cuando tenía doce años quería ser escritor y periodista. Hago reseñas literarias en la revista Los Diablos Azules de Infolibre, por lo que puedo aunar mi formación como periodista y librero.

Cuando me toca explicarle a una persona que no conozco por qué me gusta mi oficio le digo que cada día descubres algo nuevo en el contacto con la gente y con los autores y lectores de libros.

Más allá de las apariencias la realidad de mi día a día en el trabajo es pedir, descubrir, ingresar y leer libros. Hay también mucho trabajo administrativo y de devolución de la montaña de novedades que editan las editoriales.

Lo más raro que me ha sucedido nunca en el mismo ha sido cuando me han pedido algún libro muy extraño o imposible de conseguir porque no existía.

Y lo peor, cuando no has podido conseguir algún libro agotado o descatalogado y el lector que lo pidió se mosquea

La imagen que tienen las personas sobre el trabajo que realizo creo que se caracteriza porque creen que tenemos mucho tiempo para leer cuando no es cierto.

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Librerías, tomando ideas de las bibliotecas para adaptarse en la era digital

El blog Universo abierto,muy recomendable para quien no lo conozca, nos acerca algunas reflexiones sobre cómo las bibliotecas que viven en transformación permanente, al igual que las librerías, se están adaptando a la era digital.

Os recomiendo que leáis el artículo completo basado en la experiencia de algunas bibliotecas de Estados Unidos. Yo aquí voy a poner algunas ‘negritas’ a las ideas que me han parecido más sugerentes y que cada una de ellas puede convertirse en un interrogante de interés para las librerías. Soy un ferviente defensor del aprendizaje mutuo desde la experiencia y especificidad de cada una.

  1. A pesar de la llegada de internet, las visitas físicas a los espacios bibliotecarios se han incrementado.
  2. Ser relevantes es clave para la supervivencia.
  3. La mejor estrategia de la biblioteca del futuro es posibilitar aquello que no ofrece Internet.
  4. Convertirse en un espacio donde reunirse, convivir, compartir e inspirar nuevas experiencias.
  5. El bibliotecario tiene que mostrar una actitud abierta y dinámica a las propuestas  y sugerencias de su comunidad.

Ya sé, ya sé que el servicio público no es siempre coincidente con el modelo de funcionamiento privado, pero… sigo pensando que el espacio físico y la oferta relevante en el mismo, que no tiene que ser únicamente de libros, es parte de la ventaja competitiva de las librerías y además, lo que le da un claro sentido diferencial. Y, además, no es algo nuevo. Enlaza y sigue con la historia de muchas librerías que han sabido dar históricamente a sus espacios funciones distintas…

Y, en cualquier caso, quizás una de las ambiciones que ambas deben tener es la que señala Abel Cutillas en Informe de lectura.

La ambición de la gente del libro ha de ser tener la máxima presencia social y la mayor capacidad de incidencia, la cultura tiene la responsabilidad de beneficiar a la sociedad que la mantiene. (AC 69)

Amaia y Marta de Mara-Mara en Vitoria-Gasteiz. Es un lujo poder hacer lo que nos apasiona aunque esto implique vivir más modestamente

Somos Amaia Etxebarria y Marta Martínez, felices propietarias de Mara-Mara liburuak.

Hace algo más de dos años, después de haber trabajado durante mucho tiempo en el mundo del libro, sentimos la necesidad de crear un espacio donde apostar por la literatura de calidad tanto infantil como de adultos y realizar actividades en torno al libro. Todo ello en un ambiente tranquilo, agradable y cómodo.

Desde entonces, han sido muchos los momentos felices y los baches que hemos encontrado en el camino. Aunque, sin duda, el balance es positivo.

Lo mejor de nuestro trabajo es comprobar que los clientes grandes y pequeños disfrutan tanto como nosotras de los libros y poder pasar el tiempo con ellos charlando sobre literatura.

Otra cosa buena de este trabajo es, por supuesto, leer, leer y seguir leyendo.

Lo peor, sin duda, la falta de apoyo de instituciones.

Mucha gente nos tacha de imprudentes y soñadoras. Nuestra respuesta es siempre la misma: es un placer y un lujo poder hacer cada día lo que nos apasiona aunque esto implique vivir más modestamente.

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Informe de lectura. Lo local y la comunidad. Su importancia para las librerías

Ya adelanté en el primer acercamiento a Informe de lectura que iba a dar cierto juego. Es probable que en las próximas fechas algunos de los títulos de las entradas de este blog empiecen así: Informe de lectura… acompañado de un subtítulo que acerque algunas de las reflexiones, ideas y pistas propuestas que en ocasiones serán puestas en contraste o complementadas con otras.

Por qué le voy a dedicar tiempo.

Por lo que escribe Abel Cutillas. Aprovecho antes de citar que me tomo la libertad de traducir los textos en catalán al castellano y que todos los errores que puedan existir son de mi exclusiva responsabilidad.

Dice Abel:

Es importante que las historias de éxito se expliciten, se digan en voz alta. No por presumir y quererse dar importancia, sino por contrarrestar lentamente la dinámica negativa. (118 AC)

Creo que La Calders es una historia, en sus inicios de éxito. Éxito, tal y como ellos lo entienden y que yo comparto.

Un éxito compartido, o, dicho de otra manera, coordinado, coordinado con los aciertos y las vistorias del resto de los participantes en esta fiesta en la que nadie gana, porque nadie llega nunca primero hasta el final. De lo que se trata es de seguir, continuar, la santa continuidad que Eugenio d’Ors pregonaba. (117 AC)

Me adentro en una de las que para mí es de las primeras claves de ese éxito: su arraigo en lo local y la comunidad que aparece varias veces en el texto de maneras distintas.

Traigo, antes de entrar en ello, una cita de Ángel Arbonies

Hay un rescate de la importancia de lo local. Primero, porque en lo local las personas encuentran el anclaje que necesitan para vivir y no disolver su identidad en un mundo que algunos quieren uniformizado. Segundo, porque en las comunidades se encuentra el capital social de confianza y reciprocidad que genera lo que Storper ha llamado los intercambios no comerciales, que no son otros que los del aprendizaje y el conocimiento compartido. Son las comunidades locales las que mejor preservan las redes sociales por las que va a discurrir el conocimiento. 

Me interesa, el rescate de la importancia de lo local como preservador de las redes significativas y frente a esas tendencias uniformizadoras.

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En Katakrak son unos cracs

El martes a la mañana, al salir de Katakrak, pensaba en la importancia y el cuidado que hay que poner en el trato y que Eduardo había puesto conmigo.

Escaparate Katakrak

Suelo disfrutar y me gusta desenvolverme a mi aire, modo y manera en las librerías que visito. No negaré que en algunas puedo ser conocido o reconocido, pero me gusta, en principio el vagabundear por el espacio. Soy, de los clientes que prefieren preguntar que ser preguntados.

Y fui a buscar mi oxígeno a las bibliotecas y librerías. Bibliotecas, grandes y pequeñas librerías en las que entraba cada día, que exploraba una por una, intentando descubrir en cuál me sentiría más a gusto, durante los próximos meses, quizás años. (Pierre Péju; El librero Vollard; Tropismos, pag. 75)

Pasé un buen rato vagando, mirando, ojeando y hojeando, viendo qué me llamaba, que libro se me ponía a tiro o yo en su punto de mira.

Ya fue una buena señal encontrarme  Informe de lectura casi nada más entrar.

Subí a la segunda planta donde las veces anteriores que había estado estaba, y sigue estando, la sección que yo denomino de ‘libros sobre libros’.

Creo que en estos momentos es una de las más amplias, si no la más, que se puede encontrar en las librerías españolas. Multipliquen la foto por cuatro. ¡Espléndida!

Libros sobre libros en Katakrak

 

Al pagar y pedir factura, una forma al final de darse a conocer, Eduardo me preguntó con toda la delicadez por La tres catorce. Ahí pegamos la hebra y entre pedido, cobro, consulta, recomendación a las personas que entraban  fuimos llevando la conversación sobre libros, librerías, modelos, futuros, problemas, sueños…

A la tarde volví con Manolo a disfrutar, ahora los dos, e hilar de nuevo la conversación de la mañana. Aprovechamos además para conocer el increíble espacio que tienen para las presentaciones y actividades de ‘formato grande’.

Más compañeros se sumaron a la charleta y fue, mañana y tarde, un gusto en la atención, la normalidad y el reconocimiento mutuo.

Así que los dicho… Los de Katakrak son unos cracs y con las ideas, a su modo y manera que es como debe ser, bastante claritas.

Qué sugerente es ver crecer y cambiar los proyectos en el tiempo… y ver cómo siguen con vida e ilusión.

De bicis y libros. De tiendas de bicis y librerías. Julen Iturbe

Poco voy a añadir a lo que puedes leer a continuación que es réplica fiel de lo que Julen a reflejado en su blog.

Sólo añadiré tres reflexiones más. La primera vino relacionada con su última escapada en bici que aunque no la hablamos en el ámbito que a continuación se señala, tiene también todo su sentido. La importancia de la mirada y la acogida en un primer momento al que llega que a veces es mucho más importante que la apariencia externa del espacio.

La segunda, qué fácil es a veces ‘pegar la hebra’ e ir haciendo ‘ juegos cruzados y leyendo y aplicando posibles visiones de un campo a otro.

Una tercera, que quizás de manera directa o indirecta tenga reflejo en el número 33 de Texturas. ¿Sabíais que empresas que llevan ya años, muchos años dedicándose al big data, tienen cada vez más gente, sí personas no máquinas, leyendo?

Lo que viene a continuación es ‘corto y pego’ fiel de lo que Julen ha escrito y que comparto en todos los sentidos.

Entrada original en el blog que Julen Iturbe ha puesto en marcha con motivo de su tesis doctoral, mtbinnovation.

Hace unos días tuve una agradable reunión con Txetxu Barandiaran. Como no podía ser de otra forma, hablamos de libros y de bicis. Y tirando del hilo también lo hicimos de librerías y de tiendas de bicis. Pues bien, dándole vueltas al asunto, creo que hay cierto paralelismo entre ambos sectores, al menos en tanto puntos de venta y cómo deben evolucionar hacia nuevos territorios.

Comienzo por la diferencia más evidente: el libro  sufre la digitalización porque esta se convierte en un posible competidor a la hora de experimentar el producto. La bici, al margen de que los simuladores avancen lo que no está escrito, todavía se aferra a la experiencia de producto físico que no tiene comparación con ninguna experiencia digital. Quién sabe, tiempo al tiempo, pero no de momento no hay color: se disfruta pedaleando de verdad, no sentada/o en un simulador.

Pero a lo que íbamos: la tienda donde compramos las bicis y la librería. Me decía Txetxu que quería poner sobre la mesa las lectorerías frente a las librerías. El giro es evidente: ponemos el foco en la persona usuaria (quien lee) y no en el producto, que se entiende un medio para un fin. Y ahí la pregunta, sea en las actuales librerías o en las tiendas de bicis, es la misma: ¿cómo se diseña una experiencia de cliente que le aporte valor? Bufff, la pregunta del millón. Hay que echarle imaginación pero la clave está en salir del producto y codiseñar desde o con la persona usuaria. Lee este post de Txetxu y podemos extraer unas cuantas claves… ¡de aplicación también a las tiendas de bicis!

Orbea, por ejemplo, tiene en marcha en Barcelona desde hace tiempo Campus BCN, un espacio más allá de la tienda tradicional. Puede ser un ejemplo de por dónde avanzar. La tienda concebida como una especie de club social, un lugar donde la gente acude en tanto se siente perteneciendo a un determinado grupo social. Y allí, en aquel espacio, no se puede caer en la tentación de que todo sea vender. Sí, claro, hay que vender, pero deben incorporarse muchos matices para que las personas se sientan envueltas en unos valores, una forma de entender la relación con el producto, con lo que son y lo que hacen.

Desde luego que el reto es cada vez más relevante porque la experiencia de compra en Amazon, por poner un ejemplo, es brutal. Me lo llegó a decir una de las personas que entrevisté en Orbea. Si de compra pura y dura hablamos, esa experiencia en un portal de venta en Internet es fantástica, mucho mejor que la que obtenemos en la mayor parte de las tiendas físicas: localizar el producto, comparar precios, proceso de compra sencillo, envío asegurado, sin problemas si queremos ejercer el derecho a desestimiento…

En fin, librerías y tiendas de bicis tienen un reto por delante: repensarse desde lo que hoy en día son aspiraciones de las personas usuarias. Hay que ir más allá. Y conste que no descubrimos nada nuevo porque ya hay mucha librería y mucha tienda de bicis que está dando el paso de comprender que el producto y su venta son solo parte del negocio.

Nota aclaratoria.- En nuestra investigación para el doctorado no incluimos a la tienda en la recogida de datos por no añadir complicación pero queda como una línea a futuro que creemos merecería la pena fuera abordada como materia prima para ¿otra tesis doctoral? 😉

La foto es de Álvaro Ibáñez en Flickr.

Francisco, Gonzalo y Alfonso, los Tipos Infames de Madrid. Nuestra apuesta es el funambulismo, como todos los libreros y en general el mundo de la cultura.

Nos llamamos Francisco Llorca, Gonzalo Queipo y Alfonso Tordesillas y desde 2010 trabajamos en Tipos Infames.

Abrimos Tipos Infames en la creencia de que era necesario redefinir el concepto tradicional de librería para adaptarlo a los nuevos tiempos. Por ello además de estar especializados en narrativa literaria de carácter independiente hemos intentado diversificar la actividad articulando un espacio dinámico y abierto a la cultura. Para ello nuestro espacio cuenta con diferentes ámbitos en los que desarrollar sus actividades: librería, sala de exposiciones, cafetería, enoteca…

Nuestra apuesta es el funambulismo, como todos los libreros y en general el mundo de la cultura. Atravesamos constantemente la cuerda floja sin fin, felices por nuestro oficio pero con el riesgo y la fragilidad del entorno en el que estamos.

Nos gusta  porque es pasional y lo vivimos con intensidad. Tipos Infames nace de la pasión literaria y la amistad de Francisco, Gonzalo y Alfonso. Hacer lo que te gusta con la gente que quiere debería de ser obligatorio en la vida, así todo es más fácil.

Cuando teníamos doce cada uno quería ser una cosa. Creo que con esa edad deseas algo con éxito o reconocimiento social: futbolista, bombero…

Cuando nos toca explicarle a una persona que no conozco por qué nos gusta nuestro oficio le decimos que por los intangibles que nos aporta. Seguramente todos los trabajos se parecen, pero trabajar con algo que te apasiona va más allá. Poder seleccionar, recomendar, defender determinada literatura en la  que crees y  te entusiasma proporciona grandes satisfacciones. Además, aunque es un mundo en continua precarización, las relaciones personales que se establecen con los lectores son francamente bonitas, las recomendaciones bidireccionales, las conversaciones sobre libros…

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Mañana nace Caótica en Sevilla. Somos el resultado de los libros que leemos, los viajes que hacemos y las personas que amamos

Caótica nace oficialmente mañana 20 de abril en Sevilla.

Un artículo del ABC me puso sobre la pista del este nuevo espacio cultural con historia. Y digo con historia porque en La extravagante está su origen obligado a mutar por unos precios de alquiler que tienden a enviar en muchos casos a las librerías a espacios de menos tránsito y de segunda línea.

Algún día quizás merezca la pena reflexionar despacio sobre cómo las formas y modos del negocio ha creado una estructura de escaso margen bruto y que parece nadie quiere cambiar.

La noticia me trajo a la cabeza las siguientes palabras…

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Más recientemente Sonia Domínguez, con mimo y cariño, nos cuenta un poco más del proyecto en Letras anfibias.

Subrayo algunas de las ideas del artículo que me parecen más sugerentes:

  • Se trata de Caótica, un “espacio cultural y de intercambio humano”, vertebrado por el libro y que se basará en la conjugación de tres factores: espacio, fondo y vínculo. 

Diría que, como idea, se acerca mucho al concepto que ahora me gusta manejar de Lectorería.

Y también esos ejes de espacio, fondo y vínculo los había puesto de manifiesto ya hace un tiempo (2005) Gabriel Zaid: Lo competitivo de una librería está en el surtido (amplitud, foco), el lugar (agradable, de fácil acceso), el personal (conocedor, cumplidor, ayudador, sin ser metiche)

  • Establecer una librería de mediana dimensión, sin perder trato humano y vínculo emocional, fortaleciendo la selección y la prescripción.
  • La que gestiona, la que vertebra todo el espacio es la librería y, en torno a ella, van todos los compañeros de viaje. Nuestra intención es potenciar la cultura del libro. Vendemos libros y potenciamos la relación con el libro”.
  • Vamos a intentar dar un salto de calidad como libreros, como prescriptores y como lectores, incluso”, detalla Maite.“Nos queremos nutrir de la plataforma de lectores que mueve el proyecto. Las recomendaciones que se dan a pie de estantería queremos convertirlas en texto y potenciar la parte de los colaboradores para que haya un blog de prescripciones con mucho movimiento”.

Como tantas otras veces el deseo de ¡Larga vida! Ojala que esos vínculos se fortalezcan y que el espacio genere vida, proyectos y sueños a través de los libros y la acción cultural por largo tiempo…

Apología de las librerías. Xavier Antich

Disfruté y mucho de la intervención de Xavier Antich en Interacciò 2015.

Rescato dos de las reflexiones provocadas por su intervención:

  1. El cambiazo que hemos dado desde la crítica de Adorno a la industria cultural a las ‘happyflowers’ industrias culturales y creativas. Hemos pretendido que el simple paso del singular al plural nos ponga en movimiento de la pasividad y el consumismo a la maravilla de la acción y la innovación. Ni ha colado ni ha calado porque no deja de ser una involución tramposa neobohemia, neoliberal y alabada por el utopismo tecnológico. ¿Cómo es posible que la industria cultural estigmatizada llega a ser en su forma plural, Industrias culturales y creativas, un símbolo de esperanza en el postcapitalismo?
  2. De tanto hablar, influenciados por ‘lo digital’, de cómo será el futuro y cómo será la realidad nos hemos convertido en incapaces de saber cómo es realmente la realidad.

Hace unos pocos días, el 12 de abril para ser exactos, Antich publicó un amplio y espléndido texto de opinión en Ara con el título de Apologia de les llibreries que con, por qué no decirlo la ayuda de Googletranslator dejo aquí en castellano:

Ahora que se acerca San Jorge, vale la pena recordar que una librería no es sólo un almacén de libros, sino el lugar en que libreros y libreras hacen de oficiantes, y no sólo de intermediarios, de lo mejor de lo que colectivamente somos. Y, como tales, también, de lo mejor que colectivamente podemos aspirar a ser.

Apología de las librerías. Xavier Antich

En medio de la precariedad generalizada y el desánimo al que tantas cosas nos invitan, las librerías son una embajada de futuro.

Cada uno tiene sus manías. Desde hace mucho tiempo, no encuentro mejor manera de entrar en el misterio que siempre es esta extraña aglomeración de gente que es una ciudad que visitando sus librerías y su cementerio. En la manera que una comunidad tiene de tratar a sus muertos y sus libros me parece adivinar una carta de presentación sincera que no entiende de retóricas impostadas ni de eslóganes turísticos. Mis recuerdos de viajes están ligados a estos dos espacios, en los que se celebran, sin aspavientos y con continuidad, estos rituales a través de los cuales una comunidad define lo que es, en relación a su pasado y al legado del que es depositaria, y en relación al futuro y al que espera de esta transmisión que, en el fondo, no es sino una gestión del futuro de su recuerdo.

No puedo pensar en París sin recordar las horas pasadas en sus librerías, empezando por la mítica Vrin, en la plaza de la Sorbona, ni puedo recordar la primera visita a Berlín, antes del derribo del Muro, sin que vuelva a emocionarme recordando la vieja y ya desaparecida librería de Unter den Linden, en el que se alineaban, a montones, todos los volúmenes con las partituras de las cantatas de Bach mezclados con las obras completas de Bertold Brecht o Ernst Bloch. Nunca olvidaré las pilas de libros, desde el suelo hasta el techo, de la librería Desde Nourritures Terrestres, que dos hermanas habían abierto en Rennes en 1946 y que cerró cuando llegó el siglo XXI, y me dejó sin dealer (comerciante, intermediario) de confianza para los pedidos de libros franceses, en la era de antes de internet. Pero, como es fácil de adivinar, no son las librerías, por ellas mismas, lo que consigue hacerme estremecer, sino los libros que custodian, paradójicamente, para deshacerse de ellos y que lleguen, al final, a las manos de alguien que se los lleve. Por ello es difícil expresar la decepción que puede sentirse, dentro de una librería arquitectónicamente tan maravillosa como la Lello, de Oporto, al descubrir que su fondo parecía elegido por el responsable de un almacén más que por un librero consciente de lo que tiene entre manos.

Porque lo que hace de una librería un lugar prodigioso son los libros que tiene y que, en definitiva, la definen. Por fortuna, todavía hay librerías que eligen, sin contemplaciones, lo que quieren ofrecer y que, a partir de inequívocos juicios de lectura, establecen, de manera sutil, criterios de discernimiento entre lo que venden. Son estas las librerías que hacen honor a su digno nombre.

Barcelona en concreto y Cataluña en general son tierra de librerías extraordinarias. No mencionaré ninguna ya que cualquier lista sería injustamente incompleta. Sí que vale la pena recordar que, precisamente, cuando hace muy poco, y por razones diversas, se enconaban responsos, este peculiar y fascinante negocio está viviendo, por la tenacidad de gente socialmente imprescindible, un momento especialmente dulce que bien puede calificarse de auténtico renacimiento. Es un signo de esperanza y el indicio, también, de una necesidad inequívoca: no sabemos si los buenos libros nos hacen mejores, y por eso es tan necesaria la alerta de los pesimistas lúcidos, como George Steiner, que nos recuerda a menudo que las humanidades no nos humanizan necesariamente, de manera automática, pero no es menos cierto que, sin libros, la caída en la barbarie quizás sería inevitable. En medio de la precariedad generalizada y el desánimo al que tantas cosas nos invitan, las librerías son una embajada de futuro.

Es verdad que la perseverancia de las librerías, en nuestras ciudades, ha tenido que hacer frente a una mutación de los hábitos culturales de una trascendencia que rara vez se recuerda. En sólo unas décadas hemos visto cómo los escolares han dejado de ir a las librerías con normalidad y regularidad, desde el momento en que las editoriales se dedicaron a vender, en las mismas escuelas, los libros que los estudiantes debían comprar: se rompía así un pacto implícito respecto al reconocimiento de las librerías como el lugar del descubrimiento de los libros. Es desde esta falla, en el sistema de transmisión con los más jóvenes, que las librerías han tenido que reinventarse, como algún día deberán hacer las bibliotecas, que han sufrido una mutación análoga desde el momento en que prefirieron tener usuarios antes que lectores.

El valor de una comunidad se define por la valentía a la hora de hacer frente a la indignidad que no quiere tolerar y también por el lugar y la importancia que otorga a las estrategias de la transmisión de lo que ha sido y lo que es. En esta batalla, en la que se juega el pasado y el presente de una comunidad, pero también su futuro, las librerías tienen un papel capital de una magnitud inmensa y de una responsabilidad insustituible. Ahora que se acerca San Jorge, vale la pena recordar que una librería no es sólo un almacén de libros, sino el lugar en que libreros y libreras hacen de oficiantes, y no sólo de intermediarios, de lo mejor de lo que colectivamente somos. Y, como tales, también, de lo mejor que colectivamente podemos aspirar a ser.

Librerías-Lectorerías: 12 claves para estar preparados para lo que viene

Dialogando con Daniel Benchimol y Luismi Cencerrado

Hace cuatro años jugué, partiendo de una propuesta de Diego A. Manrique sobre las 12 mentiras del mundo de la música, proponiendo las doce mentiras del mundo del libro.

Hoy quiero aprovechar la sugerente propuesta de Luis Miguel Cencerrado, pensada para bibliotecas que se basa a su vez en una propuesta previa de Daniel Benchimol pensada para los editores.

Partiendo de la de Luismi y jugando con ella lanzo la siguiente propuesta para las librerías-lectorerías. Creo que hay muchos puntos coincidentes y de hecho podría servir de guión para una conversación sosegada.

1.- El rol de librero pasa por curar y amplificar, por aportar valor añadido y por llevar el contenido al lector que le interesa. .

2.- El modelo de negocio cambia el paso y el valor de la propuesta de la librería deja de estar solamente en los libros y los autores que se exponen. Ahora el valor nos lo dan los lectores, aquellos a los que somos capaces de cautivar. Es por ello que proponemos como adaptación a este nuevo momento el término lectorería ya que conviene nombrar las realidades para diferenciarlas.

3.- El nuevo modelo de negocio se construye con el usuario como centro, lo que requiere saber escuchar y disposición de atender. La acción de la lectorería se teje en torno a la órbita del lector, el usuario de unos servicios  y propuestas comerciales, que se definen y conforman contando con su participación activa.

4.- La ruptura de paradigmas y el desarrollo de una estrategia multicanal: ¿quién es mi lector-cliente, cuál es la mejor forma de llegar a él? En uno y otro caso, las funciones de la editorial, la biblioteca y la lectorería han de adaptarse a un nuevo contexto de necesidades y demandas, al cambio de hábitos de los destinatarios de su acción y a unas relaciones que se multiplican y diversifican en el plano analógico y digital.

5.- Pensar cuál es la mejor oferta para nuestros lectores-compradores. Cambian las formas de narrar, de ofrecer los contenidos y también las maneras y estrategias de acercarlos a los destinatarios, hecho que afecta a todos los ámbitos relacionados con la lectura y su promoción.

6.- El objetivo es poder llegar en cada lectorería al grupo de lectores- compradores en el que se ha especializado. En este sentido cobra importancia cómo y qué obras, materiales y oferta se selecciona para cada caso. El esfuerzo por adecuar la oferta al público objetivo y potencial requiere también un mayor empeño narrativo sobre la misma conn la finalidad de ofrecer así una visión de conjunto y un sentimiento de conformar un todo propositivo.

7.- Pasar de una lógica de producto a una lógica de servicio, de la idea del objeto al servicio que presta, una dinámica diferente. El objeto deja de tener valor en sí, también en la lectorería; el valor del documento reside en la dimensión de sentido y generación de satisfacción-solución que genera, en la capacidad de uso que encierra, en las respuestas que es capaz de dar al usuario.

8.- Cambiar de enfoque: exponer para dialogar. Nuevo papel del lector, activo, participación, conectarse con… Es lógico que si la conversación está en la médula del hecho de leer impregne a todas las organizaciones que se mueven en torno a ella propiciando múltiples diálogos y estableciendo relaciones dinámicas y participativas con los lectores, con los clientes y entre las propias obras propuestas para su venta y/o contemplación.

9.- Desarrollar acciones pequeñas, obervables y medibles bien cuantitativa o cualitativamente. Es este un buen consejo, especialmente en tiempos de incertidumbre, de cara a prevenir atracones y esquivar parálisis. Una buena forma de evitar colapsos y de afrontar la ansiedad es trazar un plan ambicioso y global y definir estrategias de acción realistas y asequibles que permitan avanzar de forma regular y constante, sea en el ámbito que sea.

10.- Pensar en estrategias comerciales dinámicas, predispuestas al cambio. La flexibilidad como respuesta al cambio para que la reacción no tenga un coste fuerte en el tiempo. El futuro de las entidades educativas y culturales, incluidas las lectorerías, pasa ciertamente por conseguir un equilibrio entre estructuras consistentes y dúctiles capaces de responder de forma rápida y eficaz a las demandas de los usuarios para así asegurar su sentido y sostebibilidad.

11.- Pensar en dinámico, que ningún producto sea el que imponga los ritmos y la organización de la empresa. El proceso que siguen las lectorerías apunta también a un cambio de polaridad, y el hecho de que las obras, en papel o en digital, dejen de ser el eje central del péndulo incide de pleno en la organización misma. Todo se hace híbrido y se mezclan las obras, las propuestas de experiencia, los entornos. Todo es movible buscando con una propuesta de sentido distinta en cada caso, la llamada de atención a nuestros clientes-lectores.

12.- Dialogar y relacionarse con otras empresas culturales: de la música, el videojuego, artes plásticas, teatro, audiovisual … Las fronteras entre las diversas entidades que pueblan el espacio cultural se difuminan y comparten la tendencia de transformarse poco a poco en espacios más abiertos, transparentes y participativos con muchos elementos comunes entre sí. Las lectorerías pueden ser un buen espacio, la casa de acogida, para el mestizaje con sentido.

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