Mi amigo Marc me recomendó un librito, Pequeña teología de la lentitud, de José Tolentino Mendonça y editado por Fragmenta editorial que terminé ayer de leer.
Lentitud, espera, cuidado, compasión, alegría, gratitud, contemplación, muerte, deseo, encuentro… van siendo desgranados en breves capítulos, no más de cuatro páginas, a lo largo del libro.
Ideal para una lectura reposada y después de cada capítulo parar y darle una vuelta quizás incluso mientras paseamos.
No me resisto a dejaros aquí algunos párrafos de las tres últimas páginas.
Bendito el futuro que se ría de nosotros por haberlo confundido todo: el desplazamiento con el viaje, la aproximación con el encuentro, la propiedad de las cosas con su uso, la acumulación de bienes con su sano disfrute… Bendito el futuro en que las tecnologías dejen de ser un fetiche en manos del mercado… Bendito el futuro que nos inspire modos de existencia más auténticos, más atentos con el ser humano, pero también con el resto de criaturas…
Aún anhelo algo más: que la humanidad… se deje desconcertar por el inefable esplendor de cada amanecer; que se quede sin palabras ante el mar, como aquellos que lo vieron por primera vez; que se sienta irresistiblemente atraída por la variedad de colores, volúmenes y fragancias del paisaje diurno y nocturno;… que mantenga la capacidad de asombro ante la manera que el viento arrastra nuestrs voces felices en la distancia… Deseo fervientemente que la humanidad del futuro saboree la turbación por lo que permanece abierto no por escasez, sino por exceso, y no se apresure a catalogar, describir o apresar. Que su forma de comprensión sea una nueva manera de mantener intacto (o de aumentar incluso) el asombro.