En Madrid puede que el año que viene sólo queden 84 librerías

Parece que el nuevo modelo del programa ACCEDE que intenta implantar la Comunidad de Madrid para ‘servir’ el libro de texto a los alumnos causa preocupación entre algunas librerías e instituciones del sector.

Hoy leo en el periódico un titular relacionado en esta ocasión con los museos y los arquitectos en el que también algunos parecen sentir cierta preocupación.

Siempre parece que alguien se puede sentir marginado o dejado de lado ante un concurso público.

Ahora bien, ante esa realidad las reacciones pueden ser distintas y, en cualquier caso, conviene no caer en manifestaciones que pueden estar cercanas a la ‘noticia falsa’ o exagerada.

Los arquitectos vascos no creen que cierren. Quizás tienen el negocio más diversificado. Los arquitectos vascos, por lo menos algunos, se plantean la posibilidad de ‘buscar alianzas’.

El libro de texto ha funcionado siempre de una manera autónoma y distinta en su proceso de comercialización y en su modelo de negocio.

Es un material sobre el que el librero no tiene nada que decir, sólo lo ‘expende’ y de hecho históricamente sus condiciones comerciales, descuentos, devoluciones, modos de pago, proveedores, han sido y siguen siendo distintos. Hasta legalmente su tratamiento es diferente.

Es, al mismo tiempo, el que parece tener un mayor peso por volumen de facturación en las librerías y también el que más venden los editores directamente. Un 35% de la venta del libro de texto se viene desde hace años realizando directamente por los editores. Unos 290 millones de euros en números redondos que podrían dar para sustentar unos 2.000 puestos de trabajo en las librerías, si este fuera el canal escogido por los editores.

No he visto prácticamente nunca en mi larga historia, una rueda de prensa en la que los libreros saquen este tema a relucir.

Vayamos ahora a lo dicho que tiene su miga.

Se dice que la medida supondrá el cierre de 500 librerías . Si fuera así y por ahora no parece que el modelo vaya a cambiar, querría decir que el año que viene, según datos de CEGAL del año 2016, sólo quedarían 84 librerías en la Comunidad de Madrid. Algo, dicho con todo el respeto, difícilmente creíble.

Es cierto también que ahora en algunas de las declaraciones se habla de 1.000 librerías. Diferencia difícil de explicar o constatación de la riqueza polisémica de la palabra librería y de la cantidad de modelos que puede recoger. En cualquier caso, es algo que es imprescindible aclarar y delimitar de manera nítida.

Si hay alguien que pierde también con seguridad en este cambio de modelo es quien se dedica a »llevar y traer» los libros de aquí para allá. Ya lo decía André Schiffrin: En la década de 1920, Henri Bergson observaba que los que controlan la distribución controlan el mundo. Esto cada día es más válido en lo que se refiere a los productos culturales. (El control de la palabra; Anagrama pag. 64).

Una parte muy importante del negocio del libro en España se sigue sustentando en el libro de texto. El negocio en él generado, ha permitido en algunas ocasiones la creación y puesta en marcha de pequeños imperios editoriales y sigue siendo un bocado jugoso que funciona, siempre lo ha hecho, con códigos distintos.

Siempre he tenido la sensación, dicho de nuevo con todo el respeto, que las librerías tienen poco que decir en este ‘negocio’. Los editores de texto han pasado olímpicamente de ellas. Las administraciones también, pero ambas editoriales y administraciones son capaces de llegar a ‘ententes’ y acuerdos en los que las librerías no pintan nada.

¿Generará el modelo el desierto librero?

Creo que no.

¿Es recurrible el modelo planteado?

Probablemente, casi con seguridad, sí. ¿Lo han hecho los lbreros? Creo que no y es posible que hubiera sido más eficaz.

Si la dependencia de las librerías a la facturación del libro de texto es tan alta, entre el 40 y el 50%, el problema como modelo y discurso de librería cultural es más grande de lo que nos pensamos o, quizás, la polisemia de la palabra librería o libro nos siga llevando a engaño.

 

Bilbao: librerías que existieron y siguen en la memoria

La historia de las librerías es muy diferente de la historia de las bibliotecas. Aquéllas carecen de continuidad y de apoyo institucional. Son libres gracias a ser las respuestas mediante iniciativas privadas a problemas públicos, pero por la misma razón no son estudiadas, a menudo ni siquiera aparecen en las guías de turismo ni se les dedican tesis doctorales hasta que el tiempo ha acabado con ellas y se han convertido en mitos. (Jorge Carrión; Librerías; Anagrama; pag. 40)

Disfruté hace unos pocos días de una estupenda comida. Hablamos como muchas otras veces de libros, lectura, el barrio, la vida, los sueños vacacionales, la familia, intrascendencias varias relevantes de lo cotidiano….
Y, en el ir y venir de la conversación y vaya usted a saber el porqué, salieron a relucir las librerías de Bilbao que fueron y ya no son, pero que de alguna manera siguen siendo en nuestra emoria y en pequeñas parcelas de nuestra vida en tanto en cuanto que como usuarios que hayamos podido ser de las mismas han formado parte de nuestro imaginario de lugares y espacios referenciales.

Se me ocurrió trasladar a facebook algunas de las que me acordaba, había visitado y me venían a la memoria.

Os dejo aquí las que me han venido a la memoria y las aportaciones que otras personas han hecho. Seguro que se os ocurre alguna más y no deja de ser una forma de hacer memoria…
Verdes (calle Correo), Herriak (Licenciado Poza), Galería del libro (Ercilla esquina Lcdo. Poza), Aguirre 11 (Máximo Aguirre), Parsifal (Colón de Larreategui), Arriola (Berastegui), Arturo (Colón de Larreategui), Vagar (Alameda de Urquijo), Tango (Gregorio de la Revilla), Librópolis (General Concha), Arrilucea (Plaza Moyua), Alcalde (Licenciado Poza), Malumbres (Elcano esquina Lcdo. Poza), Miñambres (Buenos Aires), Librería del Niño Jesús (Alameda de Urquijo), Rivera (Doctor Areilza), Tótem (Alameda San Mamés), Albia (Gran Vía), Yorick (San Francisco), Internacional (Fernández del Campo), Geuk(San Francisco), Top Books(Gran Vía), Borda (Somera-Artekale)…
Seguro que se os ocurre alguna más.

Propuestas por aquí
Likiniano (Ronda) (gracias Txema García Crespo ); Nuestra Señora del Carmen (Ercilla);  La Bilbaina (Plaza Nueva) (gracias Teresa Laespada); Kirikiño (Colón de Larreategui), Flote (Autonomía), Litterae Mundi (Dos de Mayo), San Francisco (San Francisco), Paradiso (Deusto), Urquiza, Ortuondo, Azkategui, Guinea (Elcano) (gracias Alfonso Gomez ); Estornes (Rodríguez Arias) (gracias Txato Jose Angel Etxaniz Ortuñez ); Villar (Gran Vía) (gracias Iñaki Esteban ); Universal (Ledesma) (Gracias Antón L.)

 

20 citas de cara al XXIII Congreso de Libreros. 19. Las librerías son de los lectores

Reflexiones a modo de píldoras ante el XXIII Congreso de Libreros en Sevilla.

Un librero admirable de Monterrey, a mediados de siglo, hizo obra cultural y prosperó con un método imposible. Revisaba los catálogos con los ojos de cada uno de sus clientes. Sabía qué libro le iba a interesar a quién, y apostaba con una puntería casi infalible. Compraba el libro equis para el lector zeta, y cuando éste llegaba y se ponía a ver las novedades, hacía el descubrimiento feliz: un libro que le interesaba y se llevaba… De hecho, Alfredo Gracia funcionaba como una especie de agente de compras, por su cuenta y riesgo, para un conjunto de lectores. En vez de comprar por encargo de ellos, adivinaba sus deseos. (Gabriel Zaid; Los demasiados libros; Anagrama, 1996, pag. 75)

20 citas de cara al XXIII Congreso de Libreros. 18. Construir ciudad y memoria

 

Reflexiones a modo de píldoras ante el XXIII Congreso de Libreros en Sevilla.

Sostiene Roberto Casati que, siendo verdad que los libros en papel ocupan
espacio, lo que puede contemplarse como un engorro, lo cierto es que «el
espacio es un buen medio de controlar la memoria». Y continúa: «Una buena biblioteca es como un diagrama; nos permite pensar, porque visualmente nos reenvía de una sola ojeada a la multitud de cosas leídas, liberando de ese modo a la mente de la necesidad de guardarlo todo en la memoria». ¿Podemos decir algo similar de las librerías? Si el espacio que ocupan los libros en un hogar es el mejor medio de controlar la memoria, tal vez también el espacio que ocupan las librerías en la trama urbana sea el mejor modo de controlar nuestra memoria colectiva, de construir ciudad de una determinada manera. (Imanol Zubero; Revista Texturas 29, pag. 25)

20 citas de cara al XXIII Congreso de Libreros. 14. Trabajo en red

Reflexiones a modo de píldoras ante el XXIII Congreso de Libreros en Sevilla.

 

Una librería no puede ser el lugar en el que se exhiba todo lo que los productores son capaces de generar, si no queremos terminar convirtiéndonos en algo parecido a un almacén. Os animo a que entre los libreros fortalezcáis los mecanismos de comunicación que os permitan elaborar unos verdaderos criterios de selección de la oferta. Que consolidéis el trabajo de  red. Y que os sirváis de las nuevas tecnologías para diseñar sistemas de información y formación permanentes. Lo necesitan los libros y lo merecen cada uno de vuestros lectores. (Antonio Basanta; Congreso Ourense 2002)

20 citas de cara al XXIII Congreso de Libreros. 12. Negocio clave en la geopolítica cultural

Reflexiones a modo de píldoras ante el XXIII Congreso de Libreros en Sevilla.

Las librerías son negocio en un doble nivel, simultáneo e indesligable: económico y simbólico, venta de ejemplares y creación y destrucción de famas, reafirmación del gusto dominante o invención de uno nuevo, depósitos y créditos. Las librerías, desde siempre, han sido aquelarres del canon y por tanto puntos clave de la geopolítica cultural. (Jorge Carrión; Librerías; Anagrama; pag. 295)

20 citas de cara al XXIII Congreso de Libreros. 9. Bipolar entre lo ideal y lo práctico

Reflexiones a modo de píldoras ante el XXIII Congreso de Libreros en Sevilla.

Lo ideal y lo práctico. Cómo no pasarse de ideal, cómo no pasarse de práctico: esta es la causa del mal vivir de los libreros, el motivo de sus malas noches y del aire taciturno y gris de algunos a fin de mes. La pugna continua entre el espíritu romántico y la necesidad de vender para poder mantenerse en la ilusión de que vive en el mejor de los mundos posibles; un mundo cuyos límites son la cultura y el saber, un mundo que compartes con gentes que aman y respetan las mismas cosas. Sin embargo, para mantener este sueño, y no hay otra manera (para la librera, en este caso, independiente), hay que ponerse el mandil y salir a despachar: hay que vender. Y lo que para algunos podría considerarse un menoscabo de ese espíritu idealista o un desdoro o una mácula en un alma pura, la venta y no cualquier venta, la venta de un libro, es la expresión de un don raro, inusual, la manifestación de un arte que sólo los virtuosos están llamados a realizar, un puñado de escogidos, un puñado de santos: porque vender un libro, además de ser un arte, es un milagro.(Lola Larumbe; en AA.VV.; Pasión de papel. Cuentos sobre el mundo del libro; Páginas de espuma 2007;  155)

 

20 citas de cara al XXIII Congreso de Libreros. 8. Espacio de comunicación

Reflexiones a modo de píldoras ante el XXIII Congreso de Libreros en Sevilla.

La librería, además de un espacio comercial, es un agente de cultura. Y, por encima de todo, un lugar de comunicación…Ahí reside una de las razones que justificarán su pervivencia, siendo así que la librería soporta, como pocas, una arriesgada y fragilísima posición en el circuito empresarial del libro….O la librería es un recinto de comunicación ¿o en qué se convierte? Porque la librería es ese espacio único entre el tú y el yo, ese vínculo que los hombres necesitamos y al que el libro siempre apela (Antonio Basanta; Congreso de libreros celebrado en Ourense 2002)

20 citas de cara al XXIII Congreso de Libreros. 7. Punto de encuentro

Reflexiones a modo de píldoras ante el XXIII Congreso de Libreros en Sevilla.

Pepys pensaba que estos comercios eran lugares útiles para esperar entre una cita y otra, o para encontrase con su mujer o amigos, mientras ocupaba su tiempo leyendo o charlando con el librero o con otros clientes. Parece que incluso los libreros más eminentes solían estar casi siempre presentes en su negocio y, siendo hombres educados y juiciosos, su conversación se convertía en el modo más fácil de aprender lo que se cocía en el mundo de las letras, a falta de las reseñas sobre libros y teatro tal como las conocemos hoy día. (Henry Petroski; Mundolibro; Edhasa,  pag. 225-226)

20 citas de cara al XXIII Congreso de Libreros. 3. Librerías con cara y ojos

Reflexiones a modo de píldoras ante el XXIII Congreso de Libreros en Sevilla.

Hay librerías que son cementerios de palabras, con nichos hasta el techo, parvas en los rincones y paquetes sobre las mesas; hay librerías donde las palabras son gatos durmiendo en los sillones con moños rosas y una caja de bombones; hay librerías donde las palabras se avergüenzan y donde Shakespeare y Goethe —si los encuentras— están de espaldas para que no se les reconozca; en algunas parece que los libros dialogan, que formaron una peña literaria donde todos son bienvenidos; en otras, al sólo entrar ya estás seguro de que nada te va a interesar y mirás con cara de aburrido. Hay librerías donde los libros gritan: ¡sálveme, sáqueme de aquí!”; en otras ruegan: “no me toque que estoy en mi lugar”. Algunas crean la ilusión de que buscando vas a encontrar cualquier cosa; en otras, la sensación de que todos los libros son allí prescindibles. Alguna muy nouvelle vague, con sillones que no sirven para sentarse y libros aparentemente carísimos que no sirven para leer; otras donde entras rascándote y de donde, no hay duda, saldrás lleno de pulgas. Hay librerías donde entraría Balzac y otras que parecen disimular garitos. Hay en las que dan ganas de estar y aquellas de las que sólo dan ganas de salir, si es posible, sin haber entrado nunca. ¿Sabes dónde está la diferencia? En los dueños. Detrás de cada librería hay un hombre o una mujer responsable de su cara. (Héctor Yánover; Memorias de un librero; Trama Editorial; pag. 28)

¿Por qué ese empeño de algunas personas de comparar las librerías con los bares?

Leo en un artículo de Raquel Jiménez Jiménez en Zenda:

En el año 2014 había censadas 3.650 librerías en España (información procedente del mapa del sector encargado por CEGAL, Confederación de Gremios y Asociaciones de Libreros). Por hacernos una idea de qué significa esa cifra, me gustaría recordar que en España hay 244.088 bares (sumando bares de día, nocturnos y bares de hoteles y restaurantes) a los que hay que añadir 7.416 locales tipo franquicia.

No sé y me cuesta entender cuál es el interés que mueve a comparar la cifra de librerías con la de bares en la que, además, se entra en especificaciones y se tiene el cuidado de explicarnos cuáles son los tipos que se han tenido en cuenta: de día, nocturnos, de hoteles restaurantes, tipo franquicia…

Es decir, la autora parece tener más cuidado e interés con los bares que con las librerías.

¿Considera ella que los bares en su cantidad, en su finalidad y en su modo de negocio, es el modelo al que deben tender las librerías y en el que deben mirarse?

¿Considera que es el mejor ejemplo comparativo para intentar sacar no se sabe qué conclusiones?

Por qué no lo ha comparado, por ejemplo, con las tiendas de discos, con los teatros, con las salas de conciertos, con los cines, con las galerías de arte, con los espacios colaborativos, con las fábricas de creación, con los talleres de artesanos, con el número de bibliotecas, con los centros cívicos.

¿Qué diríamos de una comparación de centros de salud con bares o , por ir más cerca, peluquería con bares o tienda de ultramarinos con bares? ¿Tienen algún sentido?

Comparar dos lógicas de negocio y de respuesta a demandas distintas es como se suele decir confundir el tocino con la velocidad, que es una forma de hacer palpable que quizás se tiene poca idea del tema que se tiene entre manos o que se tienen otro tipo de intereses.

Voy a ver si tomándome una copa y leyendo un poco lo veo más claro.

La Slow Innovation, profunda más que lenta, se adapta bien al ritmo de las librerías

Las reflexiones ortopráxicas de Roberto Gómez de la Iglesia siempre me resultan sugerentes. No siempre estoy de acuerdo con ellas hasta los últimos extremos, pero tenemos, ambos, la ventaja de haber conversado bastante y con franqueza y de respetarnos, yo por lo menos, y apreciar el trabajo y las propuestas que realiza.

Digo ortopraxis porque sus reflexiones tienen por lo general una base importante de trabajo real que ayuda a retroalimentar, modificar y enriquecer el discurso.

Hace unos días, en c2+i, ha escrito una sugerente entrada que lleva por título Por una slow innovation.

Lleva  ya un tiempo dando vueltas y dándole la vuelta a todo lo relacionando con la innovación en las organizaciones, sobre todo las culturales. Incluso trasladó esta reflexión al ámbito de las librerías en el artículo que vio la luz en Texturas 29 que llevaba por título Innovar la librería: retorno a la esencia y en el que ya recogió algunso de los elementos que aquí plantea.

En Slow innovation dice:

Seguramente, ahora más que nunca, la verdadera innovación en el ámbito cultural vuelva a estar en su capacidad de construir comunidad, de articular ciudad, de servir de conector entre diferentes, de abrirse a mundos no habituales… Vuelva a estar en el contacto no jerárquico entre agente cultural y público, en el placer de la desexpertización desde un amplio conocimiento del oficio, en convertirse en verdaderos generadores de experiencias culturales. Hoy, quienes vivimos en la sociedad de la abundancia (evidentemente mal distribuida) volvemos la mirada a lo pequeño, a lo doméstico, a lo auténtico, a lo colaborativo, a lo comprometido, a lo próximo…al pensamiento, a la divergencia, al conflicto positivo, a la creatividad…a las ideas.

Las organizaciones culturales y fundamentalmente las personas que las crean y gestionan, tienen que volver a hacerse las preguntas básicas, aquellas que a veces “matan”, pero que son, por esenciales, las que nos abren las puertas al futuro: ¿por qué? y ¿para qué? Luego vienen las demás.

Leámoslo desde la óptica de librería cultural y ¿no creéis que cuadra y encaja?

Los imaginarios, siguen siendo importantes.

Roberto más adelante en el propio texto señala unos principios que deben conducir este trabajo:

  • Materia prima local.
  • Marco sostenible y de valores.
  • Experiencia de colaboración no estandarizada.
  • Relaciones que se cuidan y se alimentan.
  • Saboreando el proceso.

No es por lo tanto una innovación lenta sino profunda, cercana y relacional.

Hoy, mientras empiezo a escribir esta entrada, recibo la edición en la colección Compactos pero ampliada de Librerías de Jorge Carrión. ¡Gracias!

La pongo junto a la anterior que guarda todavía las notas y adhesivos que me acompañaron en la conversación que mantuvimos en Donosti

El índice onomástico me ayuda a encontrar con facilidad un texto nuevo que me conduce al recuerdo de un encuentro posterior con Carrión, también en Donosti, que me incitó a reflexionar e ‘inventar’ el término lectorería.

El texto, que creo tiene mucho que ver con la reflexión planteada por Roberto vista desde una óptica librera concreta dice así:

Como me dijo José Pinho, el alma mater de la lisbotea Ler Devagar, una librería es capaz de regenerar el tejido social y económico de la zona donde es abierta, porque es puro presente, acelerado motor de cambio. Por eso no es de extrañar que muchas librerías formen parte de proyectos sociales… Son librerías que tienden la mano para construir cadenas humanas. No hay mejor metáfora de la tradición libresca, porque leemos tanto con los ojos como con las manos. (pag. 72)

En esa línea de profundidad más que de lentitud aunque siempre es difícil acercarnos velozmente a lo que nos mueve y conmueve y pensando en las librerías planteo, por mi parte, cuatro dimensiones de trabajo:

Consumo responsable= Valor=Para qué

Pequeño= Dimensión=Dónde

Autenticidad=Actitud=Cómo racional

Amistoso=Aptitud=Cómo empático

 

Lo más visto en Cambiando de tercio en el mes de julio y en lo que va de año…

 

Los cinco más vistos en julio

Los cinco más vistos en lo que va de año

Librería y ciudad

ciudadaniamikelalonsoEn este blog he hablado en varias ocasiones sobre la relación existente entre ciudad y librerías.

Os recomiendo la lectura del artículo de Imanol Zubero, sociólogo, voraz lector y usuario asiduo de librerías, publicado en el número 29 de Texturas con el título de El libro como relación y la librería como nodo en la ciudad posmoderna.

Leo hoy unas declaraciones de Paco Goyanes al Periódico de Aragón con motivo de la concesión del premio Boixareu Ginesta al Librero del Año.

Quiero resaltar algunas reflexiones de las mismas que me parecen sugerentes e importantes:

  • Sentido grupal. No soy sólo yo. «Las librerías de Zaragoza han hecho una grandísima labor en crear tejido cultural en esta ciudad».
  • Fondo, personal, clientes. La triada sobre la que todo gira. «Me gustan las librerías que tengan una buen fondo bibliográfico, tenga libreras y libreros que sepan aconsejar, atender y que de alguna manera están al servicio del público que les visita».
  • Sentido en el contexto. Una buena librería tiene que participar en la vida social, cultural y política de su comunidad.

Termino con dos citas del artículo de Imanol Zubero que me permiten enlazar con lo que escribiré mañana.

  • Si el espacio que ocupan los libros en un hogar es el mejor medio de controlar la memoria, tal vez también el espacio que ocupan las librerías en la trama urbana sean el mejor modo de controlar nuestra memoria colectiva, de construir ciudad de una determinada manera.
  • Uno de los riesgos más importantes a los que se enfrenta la ciudad de hoy y, sobre todo, la de mañana, es que, al margen de nuestras intenciones y deseos, el espacio urbano realmente existente haga físicamente imposible la interacción social imprescindible para la construcción de la cultura ciudadana. Que se diseñe como un espacio para la rapidez, los flujos, la velocidad, y no para el detenimiento. Este espacio urbano donde la interacción social y el encuentro entre vecinos se vuelve crecientemente dificultoso es el que Pietro Barcellona denomina ciudad postmoderna, “una enorme superficie pulimentada en la que se puede patinar hasta el infinito”.

 

Editoriales y bibliotecas que quieren ser librerías. Lo palpable ‘mola’

Parece que lo de ‘montar librería’ se está poniendo de moda por estas tierras.

España no es Estados Unidos ni los modos, modas, costumbres y usos son coincidentes ni tienen necesariamente por qué serlos. Así que los movimientos y tendencias ni coinciden ni coincidirán. Editores-libreros y editores-analógicos.

Así que parece que por aquí, se le va cogiendo gusto a montar librerías e incluso la ‘enfermedad librera’ llega a contagiar a algunos editores.

Es estos últimos días he visto por lo menos tres noticias relacionadas con editores que amplían sus puntos de vista convirtiéndose en libreros. No nos debería extrañar si echamos la vista atrás y vemos que siempre ha habido aquí y allá esas dos funciones trabajando ‘bajo el mismo techo

  1. Gadir

Lino_Microlibreriamutante2. Lino, la microlibrería mutante de Blackie Books ubicada en un hotel

La oferta de Lino es, por así decirlo, una mezcla de libros de Blackie con «algunos infantiles, nuevos y antiguos, clásicos ilustrados, algunas recuperaciones de los 70 en ediciones preciosas, algunos libros de importación con ediciones de lujo, algunos libros de no ficción con temas curiosos, libros que nos hubiera gustado publicar, libros que están en la órbita de algunos de Blackie, etc…». Jan lo resume así: «Estaríamos contentísimos de tener esta misma selección en el salón de nuestra casa».

3. Malpaso abrirá librería

Malpaso, ultima los preparativos para la apertura, a la vuelta del verano, de una librería en el cruce de las calles Girona y Diputació. Tendrá unos 100 metros y habrá un poco de todo: fondo de narrativa, secciones temáticas y otras hechas en colaboración con prescriptores culturales. Desde la editorial prometen, además, «espacios sorpresa».

Finalmente, parece que también a las bibliotecas les están entrando ‘ansias libreras’.

Bienvenidos sigan siendo los mestizajes y las visiones más amplias y abiertas. Quizás es también momento de volver a pensar y reflexionar sobre los modelos asociativos, sobre el con quién y el para qué.

Librerías: las nuevas casas conspiradoras de los lectores.

Me tomo la licencia, que espero Eduardo Laporte me permita y perdone, de hacer un ‘dos en uno’ con los titulares que hoy me encuentro en el suplemento Territorios de El Correo y que estas dos imágenes reflejan.

Pocas veces en la historia del periodismo cultural en España las librerías abren a toda página un suplemento y reciben en su interior, en las dos primeras páginas, un tratamiento de tal amplitud.

Por parte de las librerías, es de agradecer  el tratamiento recibido con una centralidad en la periferia, que, aunque parezca una contradicción, es quizás poner con inteligencia el foco donde se mueve una parte importante de lo interesante y sugerente en este sector y, agradezco personalmente, el que se me pidiera opinión que en este esplédido artículo queda perfectamente recogida.

Opinion_artículoMe he permitido pues unir la ‘casa refugio-acogida‘ y el elemento conspirador en el título de la entrada.

Añadiré que creo además de interés constatar que con la red (como medio), pero fuera de ella, en el espacio físico real, es donde acaban pasando cosas y para esto las librerías y las bibliotecas siguen siendo, si se trabaja con sentido y ciertas dosis de militancia cultural, insuperables para ser la referencia cercana y empática con los lectores, aunque todo ello pueda tener algo de sanamente ‘quijotesco’.

Así que si tienes ocasión, lánzate a la búsqueda del periódico. Es posible, también, que salga reproducido en otros medios regionales del grupo Vocento.

 

Librerías con criterio. Guillermo Schavelzon

Algunas veces en Barcelona voy a una Fnac, y otras a una librería literaria como Laie o La Central, y me queda la sensación de haber estado en dos países diferentes. Todo es distinto: son otros libros, es otra la forma de exhibirlos, y la de atender al público también.

Guillermo Schavelzon ha publicado recientemente en su blog un sugerente artículo con el título de Dilema para escritores: ¿una editorial grande o pequeña? En el mismo, que merece una lectura reposada, hay unas cuantas referencias a las librerías que recojo a continuación y que creo son un guiño que cada uno puede entender como crea y quiera

Seguir leyendo «Librerías con criterio. Guillermo Schavelzon»

En el #8demarzo, una librería con librería dentro. Los márgenes siempre son interesantes

Hoy 8 de marzo, desde aquí un doble reconocimiento.

Por un lado a las Librerías donde el feminismo y la mujer tienen el espacio de la centralidad

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y, por otro, a las mujeres que tienen el espacio central en muchas librerías.

Librería tiene nombre de mujer.

Y, también, ocasión para contar una bella y extraña realidad en la periferia de la Provincia de Barcelona.

Como ellos mismos dicen,

Una rareza dentro de las rarezas. Por un lado somos una librería con una especialicación muy concreta… la cultura tradicional y popular (principalmente catalana, pero vamos abriendo y buscando libros de todo el mundo), nuestra propuesta intenta seleccionar que sean libros didácticos, con criterio, fruto de investigación o experiencias, y de buen leer (este último criterio siempre difícil de discernir).
También somos raros pues tenemos presencia física dentro de otra libreria de una pequeña población Catalana (Tona).
Por si fuera poco somos de los que creemos que el lector existe por lo que vamos en busca de ellos a pequeñas firas, fiestas, i festivales.
Eso sí, somos normales en el hecho de que también tenemos presencia en internet.

¿La madre que acoge?

Llibreria Calpoquet

¿La librería acogida?

Tradi Llibreria

Habrá todavía quien diga que las librerías no generan vida en su entorno.

Nota final.

No dejéis de leer el sugerente artículo de Antonio Ramírez de La Central publicado hoy en Hänsel i Gretel.

La diversidad de una ciudad es pues fruto del trabajo y la imaginación de sus habitantes y preservarla exige una resistencia activa. Ciertas retóricas en pro de una modernidad a ultranza y cierta entrega irreflexiva a las promesas de la tecnología, pueden ocultar la acción depredadora de la avaricia de siempre.

Lo más visto en 2015 en Cambiando de tercio

Un ligero vistazo hacia atrás para traer aquí de recuerdo aquello que, aparentemente, ha sido lo más visto de este blog.

Quizás convenga señalar que lo más visto no quiere decir necesariamente que sea lo más leído.

En cualquier caso ahí os lo dejo a poco más de 24 horas para terminar este año las 10 más vistas….