Sobre algoritmos, precio fijo y otras banalidades

Cuando leo titulares como éste:

La inteligencia editorial en manos de una startup mexicana

ya soy consciente de que no hay noticia real, sino que todo lleva hacia una banalidad o insustancialidad que es lo que tiende a llevarse en muchas ocasiones como titular.

Cuando se va después al texto de la noticia vemos que la ‘inteligencia’ sigue siendo cuestión de ‘elites temporales’, 22.000 en estos momentos que, lógicamente será distinta a otra ‘inteligencia colectiva’ de otros 22.000 y así podríamos seguir sumando sucesivas inteligencias colectivas en grupos de 22.00 que probablemente, además nos darían distintos resultados en función del algoritmo, otro mantra estúpido tan en boga con el que analizáramos los comportamientos lectores.

Ya se sabe el futuro del negocio, está en los nuevos mediadores, los

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Precio fijo, libros y yogures

Los encuentros permiten a veces recuperar discusiones sosegadas y volver a contrastar puntos de vista.

La semana pasada estuve por Madrid. Entre otras personas, quedé con Juan Torres una de las noches en el Hotel de las Letras a compartir conversación y unas cervezas.

Nos pusimos al día, hablamos de proyectos y salió en la charla un tema sobre el que ya habíamos hablado en otras ocasiones: el precio fijo de los libros.

Hace ya unos meses Juan escribió un artículo que termina así:

Pero, puestos a llevar el procedimiento hasta sus últimas consecuencias, hay que salir del terreno de la cultura y entrar en el de los productos y servicios de primera necesidad. Porque no parece justo que «cualquier libro llegue en las mismas condiciones a todos los ciudadanos de todo el territorio» y, sin embargo, los yogures, por poner un ejemplo de alimento básico, los pague a precio diferente un habitante de Lanzarote que otro de Huesca o de Vinaroz. O un ciudadano que compre en un low cost pague por él menos que otro que vaya a un supermercado de proximidad. ¿Y el chorizo de cantimpalos? , ¿no es un producto básico que merece estar al alcance de todos por el mismo precio? ¿Y el pan?, ¿cómo se justifica que en unos sitios valga treinta céntimos y se vaya por encima del euro, y hasta más, en sitios especialmente sofisticados? Podríamos seguir con muchos más productos y servicios, pero no es cosa de ponerse pesados. Lo que quería decir, dicho queda: puesto que el dogma del precio fijo de los libros no puede discutirse, aceptemos su bondad y en consecuencia elevémoslo a dogma de carácter universal: precio fijo para todo y se acabó la discusión.

Recientemente Manuel Gil planteaba también una revisión de algunos de los artículos de la Ley del Libro que ya en su momento planteaba distintos puntos de vista.

Volviendo a Bilbao en autobús leía el libro de Paul Desalmand Las aventuras de un libo vagabundo que refleja en algunos de sus capítulos la purita realidad del mundo empresarial que se mueve en torno al libro.

En la página 36 dice:

Pierre no creía que las grandes superficies como la FNAC fueran un peligro para los buenos libreros, ya que no son exactamente lo mismo. Pensaba que el precio único del libro había beneficiado, sobre todo, a los grandes distribuidores. Si se abandonara por completo supondría una verdadera catástrofe, cosa que no significaba que un librero con oficio, coherente, no pudiera vivir perfectamente a la sombra de una tienda FNAC e, incluso, beneficiarse de ella. Incluso llevaba la paradoja hasta el extremo de defender que la liberalización del precio del libro no perjudicaría en abosluto a los libreros que practicaban la alta costura. Más de una vez le escuché decir que no faltaban lectores, sino buenos libreros.

El Comercio exterior del libro en España en cifras de 2011 mueve 482 millones de euros que quedan libres del precio fijo. De los 2.772 millones del comercio interior de 2011 (pag. 47), los 868 millones del libro de texto no universitario, un 31%, quedan al margen del precio fijo. A estos, habrá que sumar casi con seguridad las ventas directas de los editores o, por lo menos, habría que ponerlo en cuestión ya que indirectamente supone o un debilitamiento de la cadena de distribución o una competencia asumible, pero discutible con el canal librero.

La cifra de venta directa de los editores asciende a casi 411 millones de euros.

ventas_editores_comercio_interior_2011

Lo cual, en grandes números, quiere decir lo siguiente:

– Si el mercado del libro español es fruto de la suma del comercio interior y exterior el volumen global del mismo es de 3.254 millones de euros.

– De los cuales 1.761 millones (comercio exterior, libro de texto y ventas directas) funcionan al margen del sistema de precio fijo. Es decir: el 54% del comercio del libro español queda al margen de dicha norma, sin contar además las ventas directas a bibliotecas y demás.

La situación, según reflejan las grnades cifras es para darle una pensada y, por lo menos, para no tragar con ruedas de molino.

Yo, por si acaso, me voy a tomar un yogur para asentar el estómago por si tengo que seguir tragando con este discurso aparente en la forma pero flojo en los números y el contenido.

La volatilidad del IVA

El sector del libro de creación, literatura, ensayo, infantil-juvenil… está en una profunda situación de crisis.

Te empiezas a encontrar ya alrededor tuyo de personas y empresas que lo empiezan a pasar francamente mal por la caída de las ventas que se producen además en una situación de decrecimiento claro del sonsumo cultural y de no encontrar todavía modelos nuevos y nítidos de negocio en los nuevos entornos.

En esta situación, además, parece que no todos juegan con las mismas cartas.

En la trampa de los mercados globales, pero con normas locales, algunos grandes se aprovechan con claridad.

El caso de Amazon, sirva como ejemplo, es sangrante en ese poder hacer negocio aquí, pero pagando los impuestos de allí lo cual le genera automáticamente un diferencial de benficio del 15% que vuelve a poner en solfa de una manera u otra el artículo 9 de la Ley del Libro.

Si como parece el Iva del libro va a subir la ganancia de Amazon aumentará y los impuestos recaudados aquí disminuirán proporcionalmente a las gancias que Amazon tenga.

Nos encontramos por lo tanto no ya con un problema de dimensión cultural, sino económica.

Esta reflexión me la había trasladado ya hace tiempo un librero.

No sé cuál es el camino más sensato para abordarla, pero es claro que no se puede mirar para el otro lado aunque me temo que el sector en su conjunto dará, tristemente, la callada por respuesta.

Lecturas del día 4 de junio

  1. Los consejos sobre internet que tu abuela tenía que haberte dado
  2. Nuevo informe IFLA sobre préstamo de ebooks
  3. Feria del Libro de Madrid: se necesitan clientes
  4. De la música a los libros: aprendiendo de los errores de otros
  5. Por qué los libros de texto serán sigitales y se distribuirán desde una única plataforma

La librería ambulante

Una tarde como la de ayer en lo que hay que hacer es sólo estar, acompañar con un ojo listo fue una buena ocasión para disfrutar de La librería ambulante de Cristopher Morley que Javi me recomendó el sábado.

Me suelo fiar de los libreros, no de los vendedores de libros y más cuando no me meten gato por libere o bestseller de rápida ranciedad por longseller reposado.

Me encanta encontrarme en el leer apacible de textos escritos ya hace unos años ecos o adelantos de temas que siguen, quizá en algunos casos porque lo han estado siempre, de gran actualidad en el trasfondo de un libro amable, sencillo que no simple, con una gran ternura que poco a poco va aflorando y que deja un estupendo sabor de boca. Más, en algunas situaciones.

Ahí van algunas pinceladas no de la historia sino de pequeñas entresacas en un libro escrito en 1917.

Sobre el sector del libro, para que veamos que algunas cosas casi no han cambiado nada o, quizás, van a peor:

– Resulta casi increíble ver las bajas estratagemas que los editores están dispuestos a emplear para convencer a un autor. (pag. 14)

– «¿Sabes una cosa? Es cómico», dijo. «Incluso los editores, los tipos que imprimen los libros, no se dan cuenta de lo que estoy haciendo por ellos. Algunos se resisten a darme crédito porque vendo los libros por lo que valen y no por los precios que ellos les ponen. Me escriben cartas sobre la política de los precios fijos y yo les respondo hablándoles de mi política del mérito fijo. Que publiquen un buen libro y ya verán cómo lo vendo a buen precio. ¡Eso les digo! (pag. 43)

Sobre la vida misma..

– ¡Qué absurdas vístimas de deseos contradictorios somos las personas! El hombre que se ha establecido en un sitio anhela la vida del vagabundo. El hombre que viaja anhela tener un hogar. ¡Y, aun así, cuán bestial es el conformismo! Todas las grandes cosas de la vida fueron hechas por gente que no estaba conforme. (pag. 132-133)

– La buena vida tiene tres ingredientes: aprendizaje, satisfacción y deseo. Un hombre debería aprender sin cesar sobre la marcha, también debería ganarse el pan para él y los suyos; y debería desear también, desear conocer lo incognoscible. (pag. 133)

Para ella…

– A pesar de mis modales campechanos y sentimentales, en los momentos difíciles soy más reservada que una ostra. (pag. 155)

Sobre librerías, revistas culturales y precio fijo

Todo cambio supone movimiento del que unos salen más contentos que otros.

En el sector del libro ya está pasando y como siempre nunca llueve a gusto de todos.

Me llama la atención, en primer lugar, los datos aportados por Nielsen en relación a canales de comercialización. Teniendo en cuenta lo que algunos editores pagan por tenerlos fresquitos y de primera mano tendrán algún valor. Parece que las librerías independientes son de las que mejor se bandean en estos tiempos de recesión. Son las que más siguen vendiendo, las que menos bajan y, encima, las que más rentables parecen salir como canal en su conjunto a los editores ya que son las que reciben menos descuentos por parte de los mismos. Probablemente, además, sean las que mueven más variedad y diversidad de producto.

En un planteamiento integral de cadena de valor, ahora que los editores parecen estar contentos por estar ya pegaditos a la Dirección de Industrias culturales, debería ser un elemento a tener en cuenta más cuando además parece que son capaces de ofertar algunas herramientas de interés que podría tener su contrapartida por parte de los editores y del contraste conseguir análisis más finos.

Es curioso, sólo como mera constatación irónica que dos de los libros más vendidos hayan sido el método Dukan e Indignaos. Quizás podamos llegar a denominar el año como el de los ‘Indignados delgados’ porque poco a poco todo se va quedando en menos y no está tan claro en este caso que menos vaya a ser más.

Otra dimensión distinta tiene la medida que parece que se va a adoptar en relación a la compra por parte del Ministerio de Revistas Culturales para las bibliotecas que puede tener unos efectos perversos a medio y largo plazo.

Vuelvo a citar a Herrero:

El problema principal en este punto radica esencialmente en la asignación de valor al concepto de capital cultural, puesto que pueden distinguirse dos acepciones mensurables: el valor cultural y el valor económico (Throsby, 1999). El valor cultural es susceptible tan sólo de rango ordinal, pues tiene un carácter cualitativo y multiatributo, ya que se refiere al contenido de creación artística, esencia de inteligencia o significado de identidad social de los objetos que lo integran. Lógicamente, con esta noción surgen dificultades también en la forma de ordenación de las preferencias,
sobre todo en el terreno de las elecciones individuales, pues dependen de factores personales como los gustos, el grado de conocimiento técnico y las experiencias acumuladas; mientras que en el campo de las elecciones colectivas el asunto podría estar más o menos resuelto a través de la potestad administrativa del Estado en las funciones de regulación y preservación de la cultura.

Y lo uno a la línea abierta para su discusión en relación a la Ley de Mecenazgo que puede tener también efectos no deseados. El Consejo Valenciano de Cultura ya ha adelantado una reflexión sobre alguna posible ‘agenda encubierta’. Así, Santiago Grisolía a afirmado que en un periodo de crisis y de recortes presupuestarios, no debe confundirse la necesaria modificación de la ley y sus beneficios con la sustitución de los presupuestos institucionales en cultura, que a primera vista es por donde parece que van a ir los tiros.

Por si fuera poco parece que Anagrama ha abierto de la mano de Paul Auster la caja de los truenos en relación al precio fijo. En esta línea no comparto algunos puntos del análisis de mi amigo Manuel Gil en relación a la interpretación de la Ley de la Lectura, del libro y de las bibliotecas en lo que hace referencia al precio fijo.

En ningún sitio creo que aparece cuánto tiempo tiene que durar ese precio y quizás uno de los grandes errores haya sido el de seguir hablando de precio fijo y no de precio único. El precio nunca es fijo ya que tiene sus subidas en función del criterio editorial. Sí es cierto que la propuesta de Anagrama rompe en gran medida la dinámica habitual de funcionamiento, lo cual es interesante por un doble motivo: por venir de donde viene y por apostar, en principio, por la dinamización de la venta del libro electrónico.

Probablemente no sea la solución final, pero siempre está bien que el que no es más grande sea más ágil en los planteamientos. Habrá que ver si la base de datos del ISBN gestionada por los editores tiene también esa agilidad para recoger fiel y puntualmente los cambios de precio.

En cualquier caso, llega el momento de la publicidad, recomiendo leer algunos de los artículos del número 15 de Trama y Texturas donde parte de esta problemática se abordaba de manea más sosegada.

Todo parece moverse, pero visto lo visto en las costas italianas habrá que ver hacia donde nos lleva el rumbo. Alguno estará encantado de encontrar alguna roca y además será el primero en abandonar el barco.

 

Pour le livre

Parte de la sociedad francesa parece tener claro el tema del precio fijo. En poco más de 10 días han recogido casi 6.000 firmas.

Detrás de ello parece haber una postura de contestación, tal y como se puede entresacar del manifiesto, ante la postura de lobby de algunas multinacionales del comercio cultural.

¿En España qué ocurriría ante una situación semejante?

La página oficial de la campaña: Pour le livre

Precio único. Movimientos también en Francia

La cuna del precio único del libro, Francia, tiene también su rum-rum sobre el mismo.

Da la sensación de que hay movimiento en torno al modelo y empiezan a llegar algunas llamadas de atención.

En España ya hemos señalado que nos da también la sensación de que algo se está moviendo y se van buscando posiciones, curiosamente francesas, para el posible cambio del sistema.

Hasta ahora y desde las estructuras sectoriales lo único que hemos escuchado ha sido el silencio.

Carrefour se alinea con Planeta

En fechas recientes recogíamos la postura del propietario de Planeta en relación al precio fijo.

Hoy podemos conocer la de Carrefour a través de La Vanguardia: si hasta ahora, libreros y editores coincidían en defender el precio fijo de los libros, Carrefour mantiene una postura diferente: «Creemos que el precio libre siempre beneficia al bolsillo del cliente».

Hay personas e instituciones que tienen mecanismos y poder para conseguir que sus profecías se cumplan.

Lara, el precio fijo y la distribución

Muy interesante la entrevista con José Manuel Lara presidente de Planeta que el suplemento Negocios de El País recogía ayer.

Destaco dos afirmaciones que estoy seguro van a amarcar parte de el futuro del sector:

1. Sobre la distribución.

es el tema clave y el mayor servicio que podemos hacer los grandes editores a los pequeños. Lo que me gustaría llegar a hacer en la etapa profesional que me queda es convencer al sector de crear una gran distribuidora de apoyo y servicio a los editores medios. Tienen que meterse en la cabeza que su problema son la eficacia y el coste de la comercialización del libro.

2. Sobre el precio fijo o,mejor, sobre su fin anunciado.

el precio fijo del libro caerá, no podemos mantenernos en una isla: el comercio será cada vez más de servicios y menos de productos, y el libro no va a ser una excepción.

Actualización 

Añadimos al propio post la sugerencia que Marc mos hace en el comentario remitiéndonos a una entrevista reciente a José Manuel Lara en TV3 (pinchar en la imagen).

lara_planeta.JPG

Libro de texto y mercado de segunda mano

Los editores pertenecientes a Anele, en función de algunas de las declaraciones últimas, no parecen encontrarse excesivamente cómodos en la nueva situación o panorama.

Por un lado en Aragón hacen declaraciones en la línea de que en dicha Comunidad parecen tener el «sistema más perjudicial para la industria editorial » , pero, al mismo tiempo constatan que el sistema que se va a imponer en el País Vasco les puede obligar a retirarse del mismo.

No estaría de más, en todo caso, que La Razón no nos cambiase el sexo del Consejero. Ello, indica, casi con seguridad, que va a ser peor que el de Aragón donde los editores, hasta la fecha, no han lanzado advertencias de este tipo.

Será interesante saber en este línea si Elkar, socio de ANELE comparte esta afirmación.

Junto a ello nos encontramos en este paisito con datos que sitúan las expectativas de penetración de las grandes superficies en el mercado del libro de texto en alreredor del 25%. Ello supondría 10,8 puntos más que en el año 2005 (no disponemos todavía de datos del 2006). Sería interesante cuánto va a suponer la venta directa por parte de los editores y la variación de la misma que se situaba en el 23,7% en el mismo año. Es decir: robaban más cuota de mercado a las librerías que las grandes superficies. Dicho de otra manera: si los editores no vendieran directamente, quizás hubiera espacio para todos los vendedores finales.

Por otro lado, el artículo de César Coca me deja, básicamente, dos interrogantes encima de la mesa.

1. Si lo reseñado en relación a la compra es cierto y legal, asunto sobre el que tengo mis dudas, ¿qué sentido tiene el precio fijo?

2. Cada vez me resulta más sospechoso el discurso del rechazo al libro usado por poco higiénico. Es claro que en otros países, probablemente con otros ámbitos y ambientes educativos este hecho existe y no sólo con el libro de texto, sino con muchos otros libros.

Hay muchas cosas a las que seguir dando vueltas, pero intentando que no nos mareen.

Abacus y los llibreters. Las trampas de los «grandes cooperativos»

 

Interesantes declaraciones de Inma Bellafont  (aquí más ), presidenta del Gremi de llibreters    sobre una situación que legalmente ha cambiado, pero, parece, que en el día a día se cumple la máxima de que todo cambie para que todo siga igual. Suena a tomadura de pelo en la que probablemente cueste mantener el «seny» catalán.

¿Volverá a funcionar el silencio administrativo para favorecer a algunos?

El precio único no es suficiente

“El precio único no tiene como finalidad desarrollar la rentabilidad del medio profesional, sino más bien el desarrollo del mercado, tanto del número de títulos y, con ello, la diversificación del campo de la lectura.” Sin embargo, la estrategia debe  acompañarse de la profesionalización de los servicios, como puede ser el mejoramiento de la logística o la creación de bases de datos, pero también puede ser el transporte del libro o la coordinación de la promoción de la lectura. (Jean-Guy Boin )

Aquí en España estamos todavía lejos de un precio único con sentido. La ley tampoco ha sido, hasta ahora, capaz de contextualizarlo adecuadamente.

Amazon y precio fijo

Así se titula el artículo de opinión que en Libertad Digital escribe Daniel Rodríguez.

Lo leo y releo y no acabo de encontrarle la ligazón y unión entre párrafo y párrafo o hacia dónde quieren apuntar las opiniones que en é desgrana, aunque me parece un buen contrapunto, también, para aclarar o resituar algunas de las afirmaciones o sugerencias que en el mismo se hacen.

Parece situar, si yo no entiendo mal, el posible triunfo de Amazon en los descuentos ya que a ello se refiere tanto en el primer párrafo, donde por cierto el comparativo lo realiza con el Corte Inglés y con Casa del Libro, dejando de lado otras muchas librerías, algunas con más volumen de negocio  que las citadas y que, quizás, lo están haciendo mejor que  las citadas. Dejando de lado este tema, habría que recordar que Amazon trabaja en países con estructura de precio fijo como es el caso de nuestro vecino galo, adalid, precisamente de las políticas de precio único y de la excepcionalidad cultural o en Alemania mercado más maduro que el español y donde tampoco parece que haya encontrado problemas. No parece que ahí le vaya mal a Amazon. Quizás no sea, por lo tanto, un análisis de los modelos de precio lo que impida o dificulte la entrada del «supermercado americano«.

La economía básica del libro nos enseña hasta la fecha que la rebaja del precio no genera más lectores ni más compradores, la rebaja del tabaco tampoco genera más fumadores, amén de que el precio libre y la rebaja son dos conceptos distintos que la economía básica debería enseñar a diversificar. Puede ser que la economía del libro no respete o sea una excepción a la norma de la economía básica señalada por el autor.

La economía del libro tampoco nos enseña con claridad que sólo se lee por compra. Los ratios de uso de bibliotecas públicas, quizás más cercano en lo referente al préstamo al posible uso del soporte para finalidad lectora no tiene nada que ver con la liberalización del precio.

Sí que comparto la opinión del juego de intereses y quién puede ganar. Ahora bien, caer a estas alturas en la separación de editores y libreros es hacer análisis desde una visión ya superada por la propia realidad empresarial del sector en la que no existe con tanta claridad y nitidez la separación empresarial en función del lugar que se juega en la cadena de valor y habiendo ya innumerables ejemplos de empresas del sector de contenidos que juegan, al mismo tiempo papel de
editores-libreros, editores-distribuidores, autores-editores, editores multisoporte, distribudiores de multisoporte……

Es, quizás más un tema de tamaños y de lobbys, per esto ya lo verbalizó con mucha claridad y así lo reconoció el propio director ejecutivo de la Federación de Editores cuando compartió mesa con Marco Marinucci de Google en el marco del Liber.

Se hace un análisis dela estructura de costo del libro con base a un informe de hace diez años, momento en el que todavía no estaba implantado y desarrollados modelos de impresión bajo demanda. La negación de valor, por ejemplo, que aporta la cadena de distribución alimentaria es menor, probablemente, que la que aporta la cadena de distribución del libro y aún con ello, el efecto de la primera sobre el precio del producto, aunque éste sea libre es muy superior multiplicando por una cifra mayor el costo inicial del producto o el   precio que se ha pagado al proveedor. Son por lo tanto fenónemos distintos el costo del producto, cuyo cálculo en estos momentos no tiene nada o poco que ver con los de hace 10 años y el valor y costo que supone la cadena de distribución. Elemento que, al mismo, tiempo, no guarda una relación directa con el modelo de precio elegido para el funcionamiento del sector.

Es curioso, finalmente, e interesante la referencia a un artículo relacionado y publicado como libro por un Instituto que ha desaparecido.

Y, al final, uno se pregunta ¿y todo esto que tiene que ver con Amazon?  y qué tiene que ver la ley con el precio fijo cuando casi el 50% funciona con otra estructura de precio.

El libro de texto las librerías y el precio libre

Ha caído en mis manos, y en las de una persona a las que aprecio y quiero mucho, este otro libro de Juan Domingo Argüelles que ya el título los pone calentito: «Ustedes que leen . Controversias y mandatos, equívocos y mentiras sobre el libro y la lectura». Si alguna librería española dispone de ejemplares prometo hacerle un monumento. El título anterior ya ha tenido aquí un pequemo momento de gloria, que también le llegará a éste.

Aprovecho los viajes Bilbao-Madrid-Bilbao, con presencia en Madrid en estos momentos, para leer. Entre la ida y la vuelta querdan ocho horas estupendas para disfrutar de ritmo de lectura lento.

Y con lo que está cayendo y caerá con el precio libre y los descuentos del libro de texto, donde todos parecen adecuarse a «lo menos malo», me encuentro con una reflexión que, aunque venga del otro lado del charco y con una estructura educativa distinta creo que aporta un punto de vista interesante en relación a la posible posición a mantener por el librero.

Juan Domingo Argüelles recoge un texto de Gabriel Zaid que dejo aquí tal cual:

«La animación de las librerías no la hacen los libros escolares, sino las novedades literarias, intelectuales, políticas. Los libros de texto, por definición, expresan la cultura obligatoria que se transmite de arriba hacia abajo: de los que saben a los que deben aprender. Los otros libros expresan la cultura libre, abirta, sin credenciales ni horarios, que no educa desde arriba y por obligación, sino entre iguales y por gusto, desde la plática sabrosa entre lectores que se animan leyendo y se platican unos aotros las maravillas o decepciones que han encontrado» (pag. 90)

Me acuerdo de Julen a quien escucharé mañana e itentaré grabar aunque Lorena no confíe mucho y me doy cuenta de que la «desconferencia» ya existía hace tiempo alrededor del libro e incluso en el día.

Vengo de hecho de una desconferencia cara a cara que son las mejores en un espacio que, aunque es clasificado en algunos casos de «pijo», a mí me trae muy buenos recuerdos, lo comentábamos hoy en el «cara a cara» desconferenciado, por un aperitivo maravilloso y por una comida en buena compañía.

Me refiero a La Vaquería situado en Blanca de Navarra 8.

Todavía algunos creen oler las vacas.

Ya ven lo que es la vida. Allí mi acompañante se ha comprado cigarrillos a precio fijo y es que «los cigarrillos tienen precio fijo y este esquema no ha desalentado nunca a ningún fumador» (pag. 85)