Ya he hablado por aquí con anterioridad de la reactivación que se está produciendo en el mercado del libro de segunda mano.
Elena Sierra escribía este fin de semana un amplio artículo en El Correo, Libros a 3 euros con los que salen las cuentas, en el que leemos al principio:
No es habitual que la gente acuda a la librería con el carrito de la compra. A mirar y adquirir libros se suele ir con las manos en los bolsillos. O al menos eso era lo ‘normal’ hasta hace poco, hasta que comenzaron a abrirse locales que compran o aceptan donaciones de libros para después volverlos a poner en la cadena. La idea es que tengan una nueva vida; una que, por cierto, escapa de las estadísticas del sector, que contabilizan los volúmenes editados cada año y las ventas de primera mano. Pero hay todo un mercado para los que ya han sido leídos y sus dueños no quieren guardar. Es un negocio en ascenso…
En España, que yo sepa, no disponemos de cifras fiables y reales de cuánto supone este ‘mercado de la lectura’. Seguimos sin tenerlas, pero, nuestro vecinos franceses nos dan algunas pistas de por dónde pueden moverse los números.
Os puedo asegurar que en el país vecino no son nada despreciablesy bastante superiores al mercado digital sabiendo que en ambos casos nos movemos sobre apreciaciones.
La Agence Régionale du livre Provence-Alpes-Côte d’Azur acaba de publicar una guía que lleva por título Le Livre d’occasson en librairie con el clara convencimiento de que existe, ya existía pero parece que ahora con la crisis más, un importante nicho de negocio que en el país vecino lo sitúan en el año 2014, ¡atención! en 800 millones de euros, según una estimación del sociólogo Vicent Chabault. En ese año, el mercado del libro electrónico se situaba en Francia en 64 millones de euros.
Las dimensiones de comercio interior en Francia y España no están tan alejadas como para no poder sacar algunos aprendizajes o genrar algunas reflexiones.
Que el fenómeno de la venta de segunda mano es creciente es un hecho claro.
Que el mismo ha cambiado de aires lo es también.
Que todavía son pocos los espacios libreros donde se da una convivencia entre el libro nuevo y el de segunda mano también es claro y creo que en algunos casos, merece la pena pensárselo.
Me gustaría, en cualquier caso, que este ‘globo sonda’ fuese leído desde algunas de las claves reflexivas e interrogativas que Jorge Carrión plantea en su texto Librerías: desapariciones, permanencias, metamorfosis que forma parte de La lectura en España. informe 2017.
1. Las librerías deben dialogar con las prácticas contemporáneas y deben enfrentarse a sus propias verdades. Las verdades pueden ser incómodas.
2. El itinerario del consumo cultural en el siglo XXI es necesariamente bastardo. Fluctúa entre espacios muy diversos. Y entre el papel y el píxel.
3. Las librerías, concretamente, son embajadas que no tienen otra razón de ser que tender puentes, superar límites. Experimentar.
4. La clave es la convivencia. Esa palabra define nuestra época en la que confluyen todas las épocas… Los objetos culturales también son textos.
Dicho todo lo anterior… esos posibles 800 millones mejor no dejarlos pasar de largo ¿no?

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