Mina. Un agradable (re)encuentro

Hacía tiempo, mucho tiempo que no volvía por el Restaurante Mina.

La última vez fue antes de que recibieran la estrella Michelín.

El motivo, muy del norte, ha sido el haber ganado una apuesta. Me la debían de hacía tiempo y el pago ha merecido la pena tanto para el perdedor, que era la primera vez que iba, como para un servidor.

La oferta permanece inalterable y me explico.

Un menú cerrado de siete platos más un aperitivo y dos detalles que acompañan el momento del café que facilitan y ayudan a poder alargar la conversación. (Nota: perdón por la calidad de las fotos).

Foto0135

Si se desea, se puede alargar el mismo con tres propuestas más, pero creo que es suficiente.

El sitio lo conocí hace años por recomendación de un buen amigo. He disfrutado siempre que me he acercado allí y hoy también.

La apuesta, arriesgada en su momento, de Álvaro, Lara y todo su equipo sigue funcionando.

Hoy el comedor estaba alegre y además de la comida he disfrutado de la larga conversación. Siempre he tenido buenas conversaciones en este lugar.

Foto0128 Foto0129 Foto0130 Foto0131 Foto0132 Foto0133 Foto0134Una nota final. Los proyectos modestos en apariencia, pero con ganas, ilusión y corazón acaban haciéndose un hueco en su sector, en los imaginarios de algunos y generan trabajo estable y creativo más allá de las dificultades que el día a día presenta.

Siempre me ha parecido interesante comparar la gastronomía, donde no hay posibilidad si es seria de depósito y devolución, con el mundo del libro.

Cómo asumir el riesgo de la permanente compra en firme del producto con los vaivenes que vivimos me parece de diez.

Queda en lo privado el disfrute de la conversación, el rato largo disfrutado y la vida que sigue.

Librería preferida

Estoy todavía con el buen regusto de una larga conversación mantenida ayer casi ininterrumpida de 11 de la mañana a algo más de las 6 de la tarde.
Con tiempo para una comida sosegada en el Mina, para disfrutar de la Plaza Nueva desde la terraza del Café Bilbao, visitar la Alhóndiga que a casi todos embelesa hasta que les explicamos lo que nos va a costar al año a los bilbainitios, y para pasarnos también por la Librería Cámara que el jueves fue galardonada entre los premios de emprendedores con el de ‘Empresa de toda una vida’ lo que ha permitido que acompañe en su estar las vidas o trozos de vida de muchos entre otros por ahí andan algunos retales de la mía.
Me viene de perillas la referencia que Marco Cassini hace en Erratas, libro que vio la luz gracias a una editorial (Trama) que al mismo tiempo publica una revista panfletaria,  cuando hablando de Strand Book Store dice como de pasada: …donde nunca he dejado de encontrar el libro que buscaba y donde casi siempre he hallado algún libro que no estaba buscando. (pag. 43).
Algo así me ocurre a mí en Cámara y en algunos otros sitios, pero hoy tocaba éste.
Me permito finalmente una nostalgia de hace más de 12 años con Santi, Conchita, Josep María y Jesús.
Alguno ya no está, pero aun así estará siempre.

Restaurante Mina Jatetxea

Restaurante_mina¡Qué sería de nosotros sin el boca a boca!

Útil para el amor, las confidencias, el cuchicheo, las recomendaciones, el qué diran, la respiración asistida….

Me quedo hoy sábado con sus dos primeras posibilidades.

El boca a boca de Mikel Alonso en este caso, un bilbaíno que también triunfa en los «oscars» de la cocina, excelente persona, creo que mejor que fotógrafo hizo posible que ayer a la noche aterrizáramos por «el Mina» previa reserva que hicimos con antelación y que amablemente ayer al mediodía ellos reconfirmaron.

Hecho, además, perfectamente entendible ya que el coqueto espacio, aunque indica que el local tiene capacidad para 60 personas calculo que estaríamos, con todas las mesas llenas unas 35 personas cenando.

Personal joven. Por lo que me comentó Mikel la empresa minimalista, preciosa y arriesgada tiene a su cabeza una pareja de cocineros, él y ella acompañados para el tute diario de joven, atento y nada empalagoso personal de sala.

Con una mesa sobre la ría oscura a la noche, bonita vista tiene que tenerse al mediodía, nos apuntamos a degustar la sorpresa que nos esperaba y que, quizás, es una de las características del local: un único menú, que varía a diario en función de mercado, a precio cerrado: 45 euros más IVA, bebidas aparte.

Menú largo compuesto por un aperitivo, dos primeros, dos segundo y dos postres. Todo en cantidades justas que permiten ir avanzando en la degustación, la charla y los recuerdos, estupendos ayer con Mabel y Maite y que lo teníamos pendiente desde mi cumpleaños aunque nos vemos con frecuencia para otros menesteres, pero hay momentos que requieren su tiempo y sus espacios.

Ahí les va lo que fuimos degustando mientras recordábamos y pasábamos revista a nuestros 25 años de amistad (de plata) que fueron pasando con un Remelluri del 2003.

– Foie al vermouth con arenque y pera.

– Salmón ahumado casero con txangurro y caldo de hojas de lima.

– Vieira sobre crema de patata y frutos secos.

– Merluza asada con bullabesa y verdutiras

– Lechón confitado con crema de manzana.

Sabayón de azúcar moscovado con mandarina.

– Merengue de piña con sorbete de hierba luisa y mascarpone.

Dale que te dale a la boca para degustar, probar, nos dieron la 1:30, tiempo justo para terminar en un sitio de toda la vida: el Lamiak.

Si pueden permitírselo dense un homenaje.

Merece la pena.

Eso sí: merece hacerlo en buena compañía para que todo fluya con una cadencia lenta.