Parece que al otro lado del charco, en Colombia concretamente, ha vuelto a surgir la discusión entre librero y vendedor de libros.
Diego Aristizábal escribe, en mi opinión con acierto, sobre la responsabilidad del librero, que no es la del vendedor y señala entre otras las siguientes claves:
– La formación.
– La lectura que lleva a la recomendación. Nota: me gusta en este sentido y ahí sí es lo que parece La Central, su revista donde los libros vienen recomendados por librer@s que trabajan y leen.
– Depurar con criterio.
Yo sí creo que los buenos libreros tienen que ayudar a depurar con su criterio y el de los lectores lo que se debería ofrecer en las librerías…. En la red cada quién verá lo que se traga.
Junto a ello, y aplicando un principio de realidad, no está de más tener en cuenta lo que señala Ricardo Nudelman en Quehacer editorial 7, pag. 30.
Tendremos que hacer una sabia mezcla que nos permita pagar nuestros gastos y tener una pequeña ganancia, a la vez que mantenemos fiel a la clientela que supimos ganarnos a costa de esfuerzos por conseguir libros diferentes, al gusto de quienes aprecian la buena literatura o prefieren adentrarse en el pensamiento profundo que inquieta o sobresalta.