Libreros y libros de texto. No apuntar al señuelo

Los libreros, de Canarias en este caso, protestan por la venta de libros de texto en los colegios. Piden a las administraciones que lo prohiban por considerar que ejercen una actividad ilegal, intrusismo y competencia desleal que provocará el cierre de decenas de establecimientos.

Es la cantinela que continúa y que en estos tiempos, además, va a ser difícil que cambie con la que está cayendo.

Más cuando los editores que venden a las Ampas parecen encontrar aquí una buena vía de negocio como parecen demostrarlos los propios datos de Comercio Interior ya que la cifra de facturación por parte de los editores aumenta porcentualmente en los últimos cinco años, del 2007 al 2011, más de ocho puntos.

canaleslibrotexto

Nadie podría hacer competencia desleal si no tuviera material para vender. Es decir: si las editoriales no les vendieran directamente.

La patronal de las editoriales de libros de enseñanza, ANELE, tiene en vigor un código de conducta para sus asociados en el que, por lo que he podido ver no se hace ninguna referencia a canales de comercialización, sino, sobre todo, al tema de incentivos en la promoción.

Así, en su artículo 8e dice:

A efectos de garantizar la independencia de las decisiones relacionadas con la prescripción de libros de texto y materiales de enseñanza,  se abstendrán  de  ofrecer  –directa  o  indirectamente‐  cualquier  tipo de incentivo, obsequios, libros de texto o materiales de enseñanza, regalos, primas o donaciones, en metálico o en bienes, a los centros o a cualquiermiembro de la comunidad educativa. No se será admisible la entrega de dispositivos electrónicos o digitales susceptibles de uso personal, aunque puedan tener uso profesional y/o educativo.

No todas las editoriales que comercializan libros de texto están asociadas a ANELE. Por ejemplo, Edelvives no lo está.

La discusión, si se considera de sector, como tantas otras veces, debe ser interna. Los padres, sobre todo en determinadas zonas y centros públicos estarán por la labor de conseguir el material lo más barato posible y creo que en estos momentos es comprensible. No digo que sea legal ni justo, pero en este terreno, el de la legalidad, la justicia y la coherencia de cara al mantenimiento del sector quizás los interlocutores deban ser otros.

Mala papeleta, sobre todo si se sigue apuntando al señuelo para que los señoritos que han salido de caza se vayan de rositas.

Elkar Baiona. Algunas hipótesis sobre lo sucedido

Laeía ayer que Elkar en Baiona se ha tenido que apoyar en una gran cadena francesa, Super U, para ‘superar la crisis‘.

Me permito lanzar algunas hipótesis o hacer algunas lecturas de la noticia para su posible discusión.

1. Parece que la crisis no afecta solo a España, sino también a Francia, por lo menos al sur de la misma.

2. Hablo de Francia y no de Euskadi norte porque el socio escogido por Elkar para ‘superarla’ es francés y no vasco.

3. A la hora por lo tanto de alianzas económicas parece que no se tienen tanto celo en el origen del dinero.

4. Se busca además un socio que poco o nada tiene que ver con el mundo del libro y que se acerca más a ese modelo antitético de ‘libros y salsa de tomate’ sobre el que ya avisaba hace unos cuanto años Paco Puche.

5. Será interesante ver qué derroteros toma a partir de ahora la estrategia de Elkar. No conviene olvidar que la base del grupo, aunque parezca mentira, es una Fundación y que su posición en Euskadi en lo que se refiere a la comercialización del libro en euskera es casi de monopolio.

6. Es probable que se haya escogido Francia para hacer una prueba, pero no sería de extrañar que según los resultados se buscase trasladar la experiencia a España.

7. Es curioso también que esta situación se genere probablemente no solo por la crsis real, sino también por el descenso importante que dicho grupo ha tenido en las ‘ayudas’ públicas.

Panorama, por lo tanto, interesante y que habrá que seguir con interés.

El Corte Inglés y el sector del libro. Comparando dimensiones

En medio de un agosto vacacional leo que El Corte Inglés refinancia parte de su deduda que asciende a 5.000 millones de euros.

La deuda comparada con los resultados del 2011 supone aproximadamente un 33% de los mismos.

Igualmente, la deuda reconocida supone, en números redondos, el equivalente casi a 2 años de cifra de facturación del sector del libro.

Desconozco cuál es el nivel de deuda de las empresas editoriales españolas, pero en el supuesto de que la misma fuera equivalente a la de El Corte Inglés nos encontaríamos con una deuda, también en número redondos de unos 1.600 millones de euros con el problema de que la misma estaría mucho más fragmentada entre casi un millar de pequeños agentes y con la diferencia, probablemente, de que la misma se vería enturbiada por ese peloteo de ida y vuelta que siguen siendo las novedades y las devoluciones y con la dificultad añadida a ese peloteo de la incapacidad de negociación en muchos casos por parte de las pequeñas editoriales.

Si El Corte Inglés parece necesitar por ahora de ocho años para devolver ese dinero, ¡de cuántos necesitaría el sector del libro en España para lo mismo?

Hay que reconocer, además, que el tamaño en cuanto a cifra de facturación de todo un sector parece rídículo en relación a lo que supone una sola empresa que también participa en el mismo.

Quizás deba ello llevar tambén a volver a pensar sobre cuál es el elemento de valor que el propio sector aporta a la sociedad y que no parece pasar fundamentalmente por ese intento de poner muchas veces en valor la cifra de negocio, sino más en el papel simbólico que puede y debe jugar.

Es más por lo tanto un tema de valor que de precio.

‘La lectura no debe ser apreciada solamente a partir del tiempo que se le dedica, o del número de libros leídos o recibidos. Algunas palabras, una frase o una historia pueden dar eco a toda una vida’ (Michèle Petiti; Lecturas: del espacio íntimo al espacio público; pag. 50)