Poner la vida como centro.
Así debería ser en todas las facetas de nuestro quehacer. También en la cultura y en las librerías.
La experiencia cultural, como la vida, «se caracteriza por ser desinteresada, no utilitaria»
Hace ya algo un par de años, desde Colaborabora, lanzaron una propuesta y reflexión en torno al emprendimiento en la que se ‘ponga la vida en el centro’. En la medida en que muchos proyectos culturales tienen gran relación con la propia vida, ideales y expectativas creo que volver a acercar esta reflexión y propuesta de nuevos indicadores tiene todo el sentido ya que «Si no se integra el plan de vida en el plan de negocio es mucho más difícil emprender de manera sostenible y a largo plazo.»
Quizás estos deberían ser algunos de los nuevos criterios que marcasen realmente la calidad vital de los proyectos.