Dos, miradas y juventud

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Para ella…. que piensa, ¿estará equivocada?, que sigo siendo joven.

·         Todo es aburrido salvo el Dos. El Uno es uno mismo y todo en su conjunto; es decir, nada para empezar y nada después de todo. A partir de Tres no hay más que disputa o división, o democracia. Tres o Siete o Mil pueden converger en otra cosa. Pero solamente Dos pueden mirarse a los ojos… (Santiago Alba; Leer con niños; pag. 278)

Editores, autores y la trasparencia informacional

Parece que algunos autores, unos 100 por ahora, andan mosqueados con algunos editores. Aunque todavía no sabemos con quiénes exactamente quizás se pueda intuir por lo que los propios autores dicen entre líneas.

Hablan en un manifiesto que acaba de aparecer de

– Los pagos ojimétricos. Palabra que la RAE no recoge en su diccionario y que como viene de pluma autoral nadie pondrá en duda. ¿Ministras, ministros ya la pueden utilizar sin problema!

– Que el editor les paga lo que le da la gana

– Que aunque ésto es así parece exitir una ‘relación de confianza plena’

– Que el Nielsen va a ser la solución.

Da la sensación de que los autores no conocen cómo funciona el sector en el que ellos mismos están metidos ni, por supuesto, cómo funciona el Nielsen. Dejaré sólo una pregunta: ¿Cómo mide el Nielsen las ventas directas que los propios editores realizan y que en el comercio interior suponen aproximadamente el 30%? Para medir estas ventas qué proponen los autores. Tampoco es cierto que el Nielsen deje fuera a las librerías independientes ni que represente esos porcentajes de mercado. De hecho cada editor tiene que acabar aplicando su ‘coeficiente corrector’ a los datos de Nielsen en función de su tipología para tener una aproximación clara a los mismos.

Menos cierta es la afirmación que recoge El Correo cuando se dice que

Las librerías cuentan con una base de datos que registra las entradas y salidas de libros, y que está conectada con los almacenes de las distribuidoras. Éstas, a su vez, proporcionan los datos a los editores, tanto de las ventas como de las devoluciones de ejemplares realizadas por los libreros, cuando consideran que un título ya no tiene vida comercial.

Este sistema a fecha de hoy no está generalizado ni la información en cualquier caso fluye de manera automática.

Es curioso que en la primera lista que aparece lo que se señala de muchos de los autores es su calidad de ‘superventas’, criterio, por ejemplo, aplicado a Toti Martínez de Lezea o Luis Miguel Ariza, de ‘autor de bestseller’ como Pablo Núñez o Pedro de Paz. Quizás sea lógico porque de lo que hablamos exclusivamente es de la duda ante el número de ventas liquidadas y los que parece que más venden quizás estén más mosqueados. Esto tiene la ventaja de que deja fuera de la duda a muchas editoriales porque muchos de sus autores tienen unos niveles de venta reducidos.

Cuando en la cadena de valor de un sector se siembre la duda, no pondré en cuestión las posibles razones, pero sí son dudosas las justicicaciones y propuestas realizadas, suele ser complicada la vuelta atrás.

Todo ello además en un momento de cambio y de entrada de nuevos soportes sobre los cuales los autores no parecen atreverse ni a hacer un poquito de ficción y que no quedará resuelto desde luego con las medidas que ellos proponen.

Interesante la reflexión hoy en El Correo de José María Romera.

ARCE prepara un quiosco electrónico para sus revistas culturales

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La Asociación de Revistas Culturales de España (ARCE) prepara el lanzamiento de un quiosco electrónico en el que se comercializarán sus revistas en formato «eBook», cuya presentación se llevará a cabo próximamente. Con este nuevo paso en la línea emprendida hace años por la Asociación para la adecuación a los nuevos soportes y oportunidades de negocio, ARCE quiere afianzar, además, la visibilidad y difusión en el entorno digital de los contenidos culturales que representa.

Para la realización de este proyecto y su ejecución con garantías, la Asociación ha firmado un Convenio con Publidisa (www.publidisa.com), empresa española especializada en el sector de las nuevas tecnologías para la industria editorial y líder en España y América Latina.

Manuel Ortuño, presidente de ARCE ha valorado positivamente el acuerdo para la construcción del quiosco virtual «como inicio del camino que la Asociación quiere emprender para el encuentro con los lectores en los nuevos espacios y para la difusión de contenidos de calidad en soportes distintos del papel». Ortuño ha insistido en la idea de que «las revistas culturales constituyen un lugar privilegiado para la creación, el debate y el estímulo cultural en el mundo de la comunicación global inmediata».

Luis Francisco Rodríguez, director ejecutivo de Publidisa, ha manifestado su enorme satisfacción con el convenio, con el que «se trata de una unión de esfuerzos que mejora los servicios ofrecidos al público interesado por la cultura y las nuevas tendencias». «Esta relación con ARCE no hace más que demostrar el interés creciente que las empresas están manifestando por la revolución que ha supuesto el libro en soporte digital»

Feria del Libro de Madrid. Reflexionando sobre lo escrito

Más allá de los soportes hoy se pone en marcha en Madrid la, tienda de libros más grnade de España, sí tienda porque lo que interesa es vender por encima de todo.

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La tienda-feria que permite que se vendan DVD, no es por lo tanto 100% papel, pero no libros electrónico, la tienda-feria donde los libreros están al frente pero abundan más las editoriales que los primeros, la tienda-feria a medio camino o quizás en vía distinta a la de Francfurt o Guadalajara, la ftienda-eria donde se prohíbe la presencia de lo expreamente reconocido en Ley, la tienda-feria donde las declaraciones y la escasa claridad conceptual hace que se afirme por ejemplo lo siguiente: Un libro es diferente a un formato electrónico, cuando la ley dice:

Libro: obra científica, artística, literaria o de cualquier otra índole que  constituye una publicación unitaria en uno o varios volúmenes y que puede
aparecer impresa o en cualquier otro soporte susceptible de lectura. Se entienden incluidos en la definición de libro, a los efectos de esta Ley, los libros electrónicos y los libros que se publiquen o se difundan por Internet o en otro soporte que pueda aparecer en el futuro, los materiales complementarios de carácter impreso, visual, audiovisual o sonoro que sean editados conjuntamente con el libro y que participen del carácter unitario del mismo, así como cualquier otra manifestación editorial.

La tienda-feria donde se celebrarán unas jornadas sobre ‘Lo prohibido‘ con el título de ‘Del Sinodal al digital

Queda una pregunta: Ya sabemos lo que opina la dirección de la feria, pero qué dicen el resto de los participantes en la misma. Sabemos de alguno que tienen intención vender libros en el sentido legal del término. ¿Se lo prohibirá la Feria?

¡Feliz Feria a todos!

Esperamos ir a visitarla

Escritor en la sombra

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Escritor en la sombra de Orlando de Rudder editado por Trama editorial.

Sumario:

Una mujer necesita dar testimonio de su paso por este mundo, un hombre despechado ansía desahogarse, un estudiante se ve obligado a hacer legible el colofón de sus años universitarios; estos son algunos de los personajes a los que dará voz el negro protagonista de esta obra. Su labor consiste en escribir por encargo aquello que le soliciten: novelas, memorias, tesis, libros de autoayuda, de cocina o de artes marciales. ¿Un escritor se escribe a sí mismo? ¿Escribe para encontrarse, para encontrarse con los demás, para estar en el mundo? ¿Tiene voz propia o siempre habla por medio de otros, sean estos personajes ficticios o reales como es el caso de nuestro negro? ¿Existe alguna diferencia entre el autor, el escritor y el narrador? Esta pregunta esencial sobrevuela a lo largo de este magnífico y lúcido ensayo, escrito en un tono entre cínico y ponzoñoso, rebosante de humor y de la felicidad que proporciona saber utilizar en «estado de gracia» la mayor herramienta de la que hemos sido dotados los hombres: la palabra. Palabra que jamás es inocente y, por tanto, fiable. Orlando de Rudder, narrando su periplo profesional como negro, nos sumerge poco a poco en una reflexión que no por muchas veces planteada deja de ser inquietante ¿dónde está nuestra voz? Nacido en 1950 y doctor en historia de la Edad Media, lleva a cabo una prolífica actividad de creación y desarrollo de talleres de escritura, fundamentalmente dirigidos a los adultos y trabajadores por toda Francia. En 1983 publicó su primera novela, La Nuit des Barbares, y desde entonces ha editado más de 30 obras no sólo literarias, sino también ensayos literarios, diccionarios… Escritor en la sombra plasma su larga experiencia como «negro» en la industria editorial. Como él mismo afirma: «Sí, lo verdadero es mentira. Defensores de las transparencias aplicadas, de las realidades consumibles, todo un pueblo de ‘escritores en la sombra’ sirve de alimento a los lectores».

Tiempo y espera…

Parece que todo tiene que ocurrir en los ritmos y tiempos que a uno a cada uno nos parecen adecuados y precisos.

Nos intentan hacer vivir a menudo a un ritmo rápido y nos contagiamos con facilidad del mismo.

Lecturas de ayer y paseos de hoy me invitan a intentar vivir circunstancias y momentos concretos con ‘otros ritmos’ o por lo menos intentarlo.

Es curioso como algunas lecturas reciente y otras anteriores parecen hablarnme para encontrar algunas pistas.

Recupero un regalo que me hizo una amiga hace ya más de 20 años.

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Era una ‘tortuga Casiopea’ como la que aparece en Momo, el libro de Michael Ende.

Bajo su caparazón la tortuga-regalo lleva escrito ya desde entonces: ‘Aprende a esperar’.

Leo ayer en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo de Haruki Murakami  tres frases breves que me resuenan y me remueven:

– Las buenas noticias se dan en voz baja…

– «Yo, como mínimo, tenía algo que esperar, algo que buscar.»  Luego, conteniendo la respiración, agucé el oído. Intenté escuchar una voz tenue que debía estar allí. Al otro lado del chapoteo del agua, de la música, de las risas de la gente, mi oído captó un débil y mudo eco. una persona llamaba a otra persona. Una persona buscaba a otra persona. Una voz que no llega a ser voz. Con palabras que aún no eran palabras….

– No es que intente darme importancia, pero todo tiene su momento ¿no te parece?

Esperaremos el momento…

El libro a la cabeza de las nuevas tendencias

No nos equivoquemos. Dejemos ya pasar los discursos apocalípticos que sólo se dedican a destruir. Tomemos un poco de perspectiva.

Pensemos: qué es lo que marca tendencia ¿lo digital o la moda? ¿quién sale más en los papelines de colores y es conocido por más gente un diseñador o el propietario de Amazon?

¿Dónde debe por lo tanto el libro situarse para estar al frente de las nuevas tendencias entre la cacharrería electrónica o cerca de las pasarelas?

Las revistas culturales ya hicieron en su momento un primer guiño.

Ahora, gracias a ‘El enemigo‘ nos hemos encontrado con una apuesta más radical que puede ir directamente a las pasarelas y donde será difícil que lleguen los bits.

Contemplen, disfruten y si alguno les gusta ¡cómprenlo!

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¿Llegará a tener cabida en las Ferias del Libro?

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Lectura y amor

Leer es un acto real de amor entre el libro y el lector, si entendemos el amor como una forma de relacionarnos, en la cual el ser del otro es legítimo. Leer es un acto amoroso que nos permite mirar más allá de lo que ven los ojos. (Adelaida Nieto; Mañana es tarde para las niñas y para los niños; Conaculta; pag. 16)

¿Continente contenido? La falsa alternativa

Voy ya de vuelta a Bilbao en el ‘bus con wifi’ que por ahora va funcionando.

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Ayer a la noche estuvimos en la presentación del libro de Iñigo Lamarca, ‘Diario de un adolescente gay’ y disfrutamos después de una buena ‘cena conversacional’.

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Hoy se ha celebrado la asamblea de ARCE y antes de la misma he tenido tiempo holgado para desayunar tranquilo con prensa.

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Me he encontrado en El País un interesante artículo de José Luis Pardo que aborda de nuevo la importancia de los contenidos en los medios de comunicación más allá de los canales. Algo sobre lo que también se reflexionaba en la asamblea ahora que se andan abordando nuevos proyectos.

La pregunta clave es qué es lo que leeremos, más allá de dónde lo leeremos.

Reflexión parecida aunque traída desde otro hecho concreto se plantea César Coca que escribe sobre los ‘infumables’ en papel que se podrán comprar en la Feria del Libro de Madrid que prohibe expresamente la compra de contenidos, quizás no tan infumables, en digital.

Sobre este debate, sobre e de la calidad de los contenidos parece que nadie quiere entrar. Los ‘digitalistas’ parecen querer moverse en el todo vale y en la falacia del ‘todo accesible’. Los ‘papelistas’ veneran al árbol finamente laminado capaz de acoger cualquier bodrío.

Sigue faltando sentido y perspectiva.

Las revistas también saben lo difícil que es moverse en estas aguas y lo siguen intentando.

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La respuesta de la Feria del Libro de Madrid ha sido peregrina ya que una es la dimensión del sentido que puede tener o no la presencia del libro electrónico y otra, que es la que da el reglamento que es la prohibición expresa.

Mal camino es el prohibir y malo también el creer que todo da lo mismo.

Ya lo recogimos en su momento en un comentario cuando escribimos:

En relación a la Feria del Libro de Madrid el texto es meridianamente claro en su artículo 6.1.IV excluídos dice: Los libreros, editores, distribuidores y servicios de publicaciones de organismos oficiales e instituciones públicas que se dediquen principalmente a la venta, edición y distribución, respectivamente, de libros electrónicos o de libros que se publiquen por Internet o mediante cualquier otro soporte distinto de la tradicional edición impresa.

Y en el artículo 13.1 de derechos dice Vender libros, con excepción de libros de viejo, libros de saldo, libros electrónicos o libros que se publiquen en Internet o mediante cualquier otro soporte distinto de la tradicional edición impresa u otros objetos o producto comercial sin registro ISBN.

Sin comentarios.

 

¿Nuevas políticas del libro?

Escribíamos ayer que ‘La crisis ya ha llegado‘ haciendo referencia básicamente, al aspecto económico de la misma y nos desayunamos hoy con un artículo de opinión en El País de Federico Ibáñez que bajo el título Repensar la edición pone en solfa con criterio al sector no sólo de la edición sino a todo el sector del libro.

Este detalle, lo explico a continuación, sería mi crítica fundamental al artículo: hablar en clave de subsector (edición) y no de sector (libro) y hablar, quizás desde un viejo paradigma (libro) y no desde uno nuevo (lectura). Son detalles con importancia porque al final supone o puede suponerlo enfoques distintos.

Incluyo el texto completo que me permite incluir algunos enlaces que en la edición digital con óptica plana de papel,El País no incluye.

La edición no sabe si va o viene, sube o baja, a juzgar por las opiniones dispares, a menudo, contrapuestas, de sus protagonistas. Para unos, la edición de libros se encuentra al abrigo de la recesión protegida por el manto de una demanda estable o, aún mejor, creciente que busca en tiempos de dificultades llenar el ocio sin gastar demasiado. Desde esa perspectiva, el libro sería un «bien refugio», uno de esos pocos bienes inmunes a la nueva gripe de la crisis global.

Por el contrario, otros editores y casi todos los libreros opinan lo diametralmente opuesto: las ventas a particulares y a las instituciones, sobre todo a las bibliotecas, han sufrido recortes sensibles. Tampoco los exportadores están de buen humor. La nueva crisis alcanza a Iberoamérica, sumándose a anteriores crisis vividas en aquellos países. Además, los precios españoles, fijados en euros, no ayudan precisamente a mejorar las cosas.

Algunos anuncian incluso «el fin de la burbuja del libro», y aducen para ello que al alto número de novedades que se publican cada año se opone ahora el enorme índice de devoluciones de libros que llegan a los distribuidores. Los más pesimistas aseguran que alcanza en ocasiones el 50% de los libros servidos a los puntos de venta. De ser ello cierto, resultaría que uno de cada dos ejemplares, tras una breve estancia en las librerías, emprende el camino de regreso a los almacenes de distribuidores y editores.

A los problemas del momento se añade el mar de fondo que representa la aparición de la edición digital y de los nuevos soportes de lectura que cuestionan los perfiles del libro y hasta su misma identidad. Sin ir más lejos, nuestra Ley de la Lectura identifica libro y libro electrónico sin distinguir entre ellos. La solución resulta fácil, pero dudosamente eficiente. Cualquiera ve que el libro y los soportes de contenidos digitales se contratan, se producen, se comercializan y se leen de manera distinta; son productos diferentes. Todavía más: en estos tiempos, la pregunta segura en encuentros, reuniones o en los medios de comunicación es cuánto tiempo más durarán los libros antes de ser sustituidos por la edición digital, los nuevos soportes, los e-books o, estas últimas semanas, por las máquinas de impresión inmediata como las que la cadena de librerías Blackwell’s ha instalado en alguna de sus tiendas de Londres.

Por si fuera poco, la edición se siente acechada por nuevas empresas e instituciones que pretenden irrumpir en sus territorios tradicionales en busca de los contenidos que precisan y de los que carecen. Desde Google a Europeana, pasando por proyectos como Obidne-Pro o Arrow, por citar unos pocos, todos demandan, frecuentemente de la mano de las compañías de telecomunicación, que los editores les abran sus catálogos. La tensión entre los titulares de derechos y los abanderados de la «sociedad de la información» -centros de enseñanza, universidades y bibliotecas al frente- se traduce en una especie de juego de tira y afloja que parece resolverse claramente a favor de estos últimos.

Por suerte, los editores y, en general, la gente de los libros se caracterizan por su pluralidad y su creatividad. Tan es así que el fuerte componente vocacional de su profesión les dota de una energía y voluntad personales que impregna al sector. Y el momento lo vive cada uno como puede, alimentando el catálogo, la mirada puesta en las oportunidades y encaramado al palo de la propia experiencia.

Ahora bien, no sería malo, en opinión de muchos, que el conjunto de la edición y las autoridades culturales buscaran un momento, o los que hicieran falta, para juntos darle vueltas a los problemas y buscar un nuevo marco -nuevas políticas del libro- que aseguraran no sólo su continuidad, sino también el desarrollo de la importante industria cultural que lo hace posible. Debería ser ahora, piensan, cuando se tomara muy en serio a la industria cultural más importante de nuestro país y la más internacional gracias a su sobresaliente presencia en Iberoamérica.

Los nuevos tiempos parecen reclamar nuevas decisiones. Desde luego, sobre el libro y el universo digital, su impacto en el soporte, en la creación literaria y científica, en la enseñanza, en la propiedad intelectual, en los conceptos clásicos de distribución y comunicación. Nuestros vecinos franceses ya lo vieron, y su Ministère de la Culture encargó a un grupo de expertos un informe sobre la edición digital, el llamado Informe Patino, que, presentado en julio de 2008, constituye una aportación del máximo interés a esta cuestión.

La edición española, siempre con la mirada puesta en los países iberoamericanos, y, si se me apura, en nuestra lengua española, precisa de un instrumento análogo que junto con otros permita fijar nuevas pautas, alternativas e instrumentos de todo tipo que a medio plazo aseguren «mediante acciones políticas, un ambiente favorable a la producción intelectual de nuestros países, subrayando los acelerados cambios que producen las nuevas tecnologías en el entorno del libro» según se presenta el importante Documento Final del Foro iberoamericano sobre el libro organizado por CERLALC (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina, el Caribe, España y Portugal) en noviembre de 2008. Sin duda, en una sociedad tan descentralizada como es la española actual se impone el diálogo con las administraciones de las comunidades sobre los ámbitos de su competencia, por ejemplo, bibliotecas públicas y escolares, y cuanto se relaciona con la atención a la diversidad cultural, a la llamada «bibliodiversidad».

Sería un error considerar que la importancia de nuestra industria editorial es algo natural que funciona por sí solo. ¿Habrá que recordar que en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo la edición latinoamericana, especialmente la argentina y mexicana, lideraban la edición en lengua española?

Nadie duda a estas alturas de que fue la visión y el esfuerzo de algunos profesionales del libro y de las instituciones que lo promovían -INLE primero, Ministerio de Cultura después-, los que supieron crear los andamios sobre los que supo auparse la industria editorial. Y no estará de más recordar aquí a Juan Manuel Velasco, el director general del Libro y Bibliotecas, que a finales los años ochenta sentó las bases de las políticas del libro todavía vigentes: precio fijo de los libros, ayudas a la creación, traducción y edición, constitución del Centro Exportador de Libros Españoles (CELESA) y promoción de nuestros creadores en centros de enseñanza o en eventos especiales.

Transcurridos 25 años, sobrevenidos nuevos tiempos, se precisan nuevas políticas del libro y nuevos liderazgos atentos a la eclosión creativa de los nuevos y viejos editores para que, repensado el libro, lectores, creadores, editores, libreros, bibliotecarios, y el largo etcétera de oficios y profesiones que el libro convoca, recuperen el impulso que da la confianza en el futuro.

 

Hasta aquí el artículo. Es preocupante que una ley aprobada no hace todavía dos años quede en gran parte obsoleta o no haya sido capaz de tenr mínimamente en cuenta los nuevos escenarios.

Creo que en cualquier caso más que problema de nuevas políticas es problema de nuevas voluntades y esto siempre suele ser más complejo.

Los ‘intereses creados’ tiran mucho.

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