El jueves 22 ha abierto sus puertas en Valladolid una nueva librería-lectorería, La Otra librería café.
¡Ánimos y enhorabuena!
Es casi como un regalo de Navidad. Quizás sigue siendo el reflejo de una tendencia dentro del sector librero: la aparición de nuevos espacios que como característica general tienden a ser más mestizos, a poner en valor el propio lugar de encuentro de libros con personas, de personas con personas, de libros con otros libros y de todo ello con otros ambientes y ofertas que tienden a invitar al ritmo lento de la conversación, del mirar, del estar, del conversar…
Con ella queda también claro que el futuro es difuso en la medida en que la tendencia no la marca sólo la evolución del soporte sino que hay muchísimos más factores en juego y que, además, estas nuevas realidades no son copiables en la medida en que tienden a adaptarse, dar respuesta e integrarse en gran medida en sus entornos cercanos. Y ahí, en esa especificad encuentran probablemente una importante ventaja competitiva.
Se va ir abriendo, creo que de hecho lo está haciendo ya, un nuevo espacio de juego en nuevos entornos amables y cercanos y de dimensión humana. No digo que antes no existieran, pero creo que es una tendencia cada vez más clara y en gran medida reflejo de la constatación de dos realidades:
- La tendencia ‘Zaidiana’ de la apuesta por la tertulia-conversación
- El reconocimiento de que el libro ha perdido en gran parte su cetralidad transmisora y conviene irlo colocando en nuevos contextos de diálogos humanos.
Insisto en que nada es nuevo. Es una inteligente relectura y adaptación a los tiempos de algunos elementos innovadores que las librerías de verdad han llevado siempre consigo.
Ahora toca todavía en muchos casos esperar a ver su sostenibilidad y mantenimiento como actividad que permite generar unos recursos suficientes para la subsistencia del proyecto y de las personas que en el mismo se han implicado.
En gran medida, es una decisión de todos ya que en cada acto de compra que hacemos apostamos por un modelo.